viernes, 10 de junio de 2016

El error



 El error


El error



I.
Michael se quedó frente a la puerta de madera. ¿Cuántas veces había estado en ese departamento? Demasiadas como para perder la cuenta. Sabía que al entrar todo se iría al demonio. ¿Qué más podía hacer? No sería la primera vez que se sentiría como una mierda.
El, ahora, pelirrojo aún estaba con la mano levantada sin atreverse a presionar el timbre.
Un muchacho de lindos cabellos rubios y mirada azul, le sonrió al descubrirlo cuando abrió la puerta.
-¡Gatito! – llamó el dueño del departamento. Mike detestaba ese apodo pero no le dijo nada al de mirada azul.
-Hola, pingüi – le sonrió de lado.
Después se arrepentiría de lo que haría.


II.

Michael lloraba.
Luke lo consolaba.
Michael seguía llorando sin control alguno.
Luke lo abrazaba y le decía cosas bonitas para que dejara de llorar.
Nada de lo que le dijera servía. Se sentía sucio.


III.

-No debería estar aquí – Michael musitó.
Luke descansaba a su lado, abrazándolo posesivamente. No escuchó o tal vez fingió estar dormido, no le gustaba el Michael nostálgico. El Michael nostálgico no lo quería. Siempre decía que se iría. Que no se lo merecía. Que ardería en el infierno.
Luke, por supuesto, no creía una palabra. Michael siempre se sentía culpable después de haber tenido intimidad.


IV.

Ese día Michael estaba feliz y por ende, Luke también.
Michael le confesó en una ocasión que en los tiempos del colegio estuvo enamorado de él. Luke se sonrojó, no sabía que eso fuera posible. En esos tiempos ni él mismo se quería.
-Fuiste, es decir, eres mi crush – Mike le sonrió, acariciándole la mejilla izquierda. Luke le sonrió, resaltando su único hoyuelo.
Mike borró la sonrisa cuando se percató de ese detalle.


V.

-Te amo, gatito – Luke le acarició la mejilla derecha.
Mike sonrió de lado, sin responderle. Luke no se enojó. Michael nunca le respondía de vuelta. A pesar de estar juntos desde hace seis meses. Aun cuando el pelirrojo solo lo visitara los fines de semanas. Sin importar que el de mirada verde no le gustara salir con él. Para Luke era suficiente el poco tiempo que compartían.


VI.

-Tenemos que hablar – Luke entró en pánico ante tales palabras.
Frente a él estaba el Mike nostálgico. Lo podía ver en la mirada de dolor que le enviaba. Michael lloraba.
-Soy una horrible persona.
-No lo eres – Luke se apresuró a aclarar.
-Soy un maldito mentiroso.
-Todos tenemos secretos – recordó.
-No te amo – Mike bajó la mirada – solo… ni siquiera sé por qué aún sigo viniendo los fines de semanas.
El de mirada azul no dijo nada. Simplemente se quedó ahí, en silencio.
-Lo lamento.
-No me dejes – Luke pidió, lágrimas recorriendo sus mejillas.


VII.

Luke logró retener a Michael. No sabía cuánto podría durarle. El rubio sabía que tarde o temprano Mike se iría. Luke no quería que llegara ese momento.
-Gatito – el pelirrojo arrugó la nariz, detestaba ese apodo – he conseguido una beca para la Universidad en Los Ángeles.
-¿Qué? – Mike agrandó los ojos, después recordó que mientras él había dejado sus estudios por una muy buena oferta de trabajo, Luke siguió estudiando.
-Me iré dentro de dos semanas – Mike lo miró fijamente - ¿quisieras venir conmigo?
-Yo…
-Sé que no habrá problemas con tu trabajo. Hay una franquicia de la disquera donde trabajas, así que… podrías pedir el cambio y…
Luke se mordió el labio, esperando con ansias la respuesta de Mike.
-Tengo que pensarlo.
Eso le dio esperanzas.


VIII.

Ashton dormía tranquilamente hasta que su celular hizo un sonido de notificación. Se talló el ojo izquierdo mientras su mano derecha buscaba su aparato a tientas.
Te amo, ricitos.
Era un mensaje de su novio. Sonrió de lado, resaltando sus hoyuelos.
Su novio suele ser muy cariñoso con él. Sobre todo los fines de semanas que es cuando sale de viaje. Cada hora, sin falta, le envía mensajes de textos recordándole lo mucho que lo ama.
Yo te amo más
Le respondió el mensaje, levantándose. Ese día era su descanso, lo aprovecharía para ir al parque a hacer un poco de ejercicio. Su novio llegaría hasta en la tarde así que aprovecharía la mañana para dedicarse a él.



IX.

Después de la tercera vuelta, Ashton decidió descansar en una de las bancas.
-Hola – saludó un muchacho de ojos rasgados.
-Calum – Ashton le sonrió.
-¿Descansando? – jugueteó con sus cejas.
-Tres vueltas es mi limite – restó importancia.
-No es por presumir, pero mi limite son cinco vueltas completas al parque – sonrió.
Ashton se encogió de hombros.
-¿Dónde has dejado a don celostino? – el rizado sonrió de lado, le causaba gracia la forma en cómo Calum llamaba a su novio.
-Trabajando.
Se quedaron en silencio unos momentos.
-Seguiré  con mis dos vueltas restantes.
Ashton asintió, haciéndole una señal de despedida con la mano.
-Y yo… iré por un helado de vainilla – sonrió de lado.



X.

-¡Gatito! – Mike se sintió nervioso. No quería estar con Luke en la calle. Donde la gente lo viera y lo reconociera. Guardó su celular después de enviar un mensaje de texto.
-No es día de visita.
-Lo sé – el de mirada azul le sonrió, en sus manos traía cargando a un gatito blanco con manchas amarillas – he traído al señor bigotes a sus vacunas.
Mike gruñó.
-¿Quieres un helado?
-Emh…
Luke no le dio tiempo de responder, lo condujo hasta la heladería que estaba frente al parque.
-Me encanta el helado de chocolate – exclamó el rubio.
En su mano izquierda cargaba al señor bigotes. Su brazo derecho estaba enlazado con el izquierdo de Mike. El pelirrojo también comía un delicioso helado de fresa.
Por un momento dejó de atormentarse. De no pensar que lo que estaba haciendo era incorrecto.
Todo estaba bien hasta que lo vio frente a él…


XI.

A Luke le gusta vestirse con camisas mangas largas y de cuadros.
Le gustan los gatos porque le recuerdan a Mike.
Le encanta el helado de chocolate.
Al sonreír se le forma un solo hoyuelo en la mejilla.
Tiene los ojos de color azul.
Ama jugar el FIFA.
Es el hijo menor.
Es alto.
Todo lo contrario de Ashton.
Quien le gusta recortar sus playeras porque al hacer ejercicio o cualquier otra actividad suda demasiado. Así que le gustan las playeras o camisas sin mangas.
Es alérgico a los gatos.
Detesta el helado de chocolate.
Al sonreír se le forman dos hoyuelos, uno en cada mejilla.
Su mirada es de color hazel, entre marrón y verde. Resalta más un color dependiendo la ropa que se ponga. Odia ese detalle. ¿Acaso no pueden ponerse de acuerdo y ser de un solo color?
Odia el FIFA, no le gusta. Prefiere jugar futbol. No verlo.
Es el hijo mayor.
Es bajito para su edad. Es mayor que su novio, quien es alto hablando de estatura.
Luke y Ashton. Ambos son tan contrarios. Y sin embargo; ambos tienen  algo en común.
-¿Mike? – Ashton miraba de hito en hito a los dos jóvenes que se había encontrado caminando por el parque.
Observó al rubio. Quien tenía cargando a un gato en una mano y la otra estaba entrelazada con la de su novio.
Novio de él. No de Luke.


XII.

-¡Ashton! – Mike agrandó los ojos, alejándose inmediatamente de Luke, quien frunció el ceño. No entendía nada.
Ashton. Ya no era Ricitos. Era Ashton.
El rizado retrocedió lentamente. Corrió. Mike corrió detrás de él.
-¡Ashton!
Y Luke se quedó ahí de pie, solo, mientras veía a Mike correr muy lejos de él.
A lo lejos se escuchó el rechinar de unas llantas y un grito desgarrador.


XIII.

-Lo lamento -  Ashton lloraba, estaba sentado, frente a él estaba Mike. Más o menos.
-Siempre fuiste tú, ¿cierto? – ese era Luke, quien había ido por una respuesta, aunque ya se la esperaba. Sabía lo que le diría – Él te amaba.
Ashton no dijo nada. Su mirada estaba en el que es el amor de su vida.
Luke merecía respuestas también. Tal vez para Mike él fue un juego, pero para Luke todo fue real.
-¿Qué fui para ti, Mike? – susurró.
-Un error – Ashton respondió, sin mirarlo.
El rubio lloró en silencio.
-Lo siento, Ashton – se disculpó antes de levantarse e irse de ahí. A la mañana siguiente se iría a Los Ángeles.
-Yo lo lamento más – Ashton susurró, rozando con la yema de sus dedos el nombre de Mike  que estaba escrito sobre la lápida – Perdóname. Si no te hubieras puesto entre el auto y yo, aún estarías vivo.


FIN
Junio 2016




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