El error
El
error
I.
Michael se quedó frente a
la puerta de madera. ¿Cuántas veces había estado en ese departamento?
Demasiadas como para perder la cuenta. Sabía que al entrar todo se iría al
demonio. ¿Qué más podía hacer? No sería la primera vez que se sentiría como una
mierda.
El, ahora, pelirrojo aún
estaba con la mano levantada sin atreverse a presionar el timbre.
Un muchacho de lindos
cabellos rubios y mirada azul, le sonrió al descubrirlo cuando abrió la puerta.
-¡Gatito! – llamó el dueño
del departamento. Mike detestaba ese apodo pero no le dijo nada al de mirada
azul.
-Hola, pingüi – le sonrió
de lado.
Después se arrepentiría de
lo que haría.
II.
Michael lloraba.
Luke lo consolaba.
Michael seguía llorando
sin control alguno.
Luke lo abrazaba y le decía
cosas bonitas para que dejara de llorar.
Nada de lo que le dijera
servía. Se sentía sucio.
III.
-No debería estar aquí –
Michael musitó.
Luke descansaba a su lado,
abrazándolo posesivamente. No escuchó o tal vez fingió estar dormido, no le
gustaba el Michael nostálgico. El Michael nostálgico no lo quería. Siempre
decía que se iría. Que no se lo merecía. Que ardería en el infierno.
Luke, por supuesto, no
creía una palabra. Michael siempre se sentía culpable después de haber tenido
intimidad.
IV.
Ese día Michael estaba
feliz y por ende, Luke también.
Michael le confesó en una
ocasión que en los tiempos del colegio estuvo enamorado de él. Luke se sonrojó,
no sabía que eso fuera posible. En esos tiempos ni él mismo se quería.
-Fuiste, es decir, eres mi
crush – Mike le sonrió, acariciándole la mejilla izquierda. Luke le sonrió,
resaltando su único hoyuelo.
Mike borró la sonrisa
cuando se percató de ese detalle.
V.
-Te amo, gatito – Luke le
acarició la mejilla derecha.
Mike sonrió de lado, sin
responderle. Luke no se enojó. Michael nunca le respondía de vuelta. A pesar de
estar juntos desde hace seis meses. Aun cuando el pelirrojo solo lo visitara
los fines de semanas. Sin importar que el de mirada verde no le gustara salir
con él. Para Luke era suficiente el poco tiempo que compartían.
VI.
-Tenemos que hablar – Luke
entró en pánico ante tales palabras.
Frente a él estaba el Mike
nostálgico. Lo podía ver en la mirada de dolor que le enviaba. Michael lloraba.
-Soy una horrible persona.
-No lo eres – Luke se
apresuró a aclarar.
-Soy un maldito mentiroso.
-Todos tenemos secretos –
recordó.
-No te amo – Mike bajó la
mirada – solo… ni siquiera sé por qué aún sigo viniendo los fines de semanas.
El de mirada azul no dijo
nada. Simplemente se quedó ahí, en silencio.
-Lo lamento.
-No me dejes – Luke pidió,
lágrimas recorriendo sus mejillas.
VII.
Luke logró retener a
Michael. No sabía cuánto podría durarle. El rubio sabía que tarde o temprano
Mike se iría. Luke no quería que llegara ese momento.
-Gatito – el pelirrojo
arrugó la nariz, detestaba ese apodo – he conseguido una beca para la
Universidad en Los Ángeles.
-¿Qué? – Mike agrandó los
ojos, después recordó que mientras él había dejado sus estudios por una muy
buena oferta de trabajo, Luke siguió estudiando.
-Me iré dentro de dos
semanas – Mike lo miró fijamente - ¿quisieras venir conmigo?
-Yo…
-Sé que no habrá problemas
con tu trabajo. Hay una franquicia de la disquera donde trabajas, así que…
podrías pedir el cambio y…
Luke se mordió el labio,
esperando con ansias la respuesta de Mike.
-Tengo que pensarlo.
Eso le dio esperanzas.
VIII.
Ashton dormía
tranquilamente hasta que su celular hizo un sonido de notificación. Se talló el
ojo izquierdo mientras su mano derecha buscaba su aparato a tientas.
Te amo, ricitos.
Era un mensaje de su
novio. Sonrió de lado, resaltando sus hoyuelos.
Su novio suele ser muy
cariñoso con él. Sobre todo los fines de semanas que es cuando sale de viaje.
Cada hora, sin falta, le envía mensajes de textos recordándole lo mucho que lo
ama.
Yo te amo más
Le respondió el mensaje,
levantándose. Ese día era su descanso, lo aprovecharía para ir al parque a
hacer un poco de ejercicio. Su novio llegaría hasta en la tarde así que
aprovecharía la mañana para dedicarse a él.
IX.
Después de la tercera
vuelta, Ashton decidió descansar en una de las bancas.
-Hola – saludó un muchacho
de ojos rasgados.
-Calum – Ashton le sonrió.
-¿Descansando? – jugueteó
con sus cejas.
-Tres vueltas es mi limite
– restó importancia.
-No es por presumir, pero
mi limite son cinco vueltas completas al parque – sonrió.
Ashton se encogió de
hombros.
-¿Dónde has dejado a don
celostino? – el rizado sonrió de lado, le causaba gracia la forma en cómo Calum
llamaba a su novio.
-Trabajando.
Se quedaron en silencio
unos momentos.
-Seguiré con mis dos vueltas restantes.
Ashton asintió, haciéndole
una señal de despedida con la mano.
-Y yo… iré por un helado
de vainilla – sonrió de lado.
X.
-¡Gatito! – Mike se sintió
nervioso. No quería estar con Luke en la calle. Donde la gente lo viera y lo
reconociera. Guardó su celular después de enviar un mensaje de texto.
-No es día de visita.
-Lo sé – el de mirada azul
le sonrió, en sus manos traía cargando a un gatito blanco con manchas amarillas
– he traído al señor bigotes a sus vacunas.
Mike gruñó.
-¿Quieres un helado?
-Emh…
Luke no le dio tiempo de
responder, lo condujo hasta la heladería que estaba frente al parque.
-Me encanta el helado de
chocolate – exclamó el rubio.
En su mano izquierda
cargaba al señor bigotes. Su brazo derecho estaba enlazado con el izquierdo de
Mike. El pelirrojo también comía un delicioso helado de fresa.
Por un momento dejó de
atormentarse. De no pensar que lo que estaba haciendo era incorrecto.
Todo estaba bien hasta que
lo vio frente a él…
XI.
A Luke le gusta vestirse
con camisas mangas largas y de cuadros.
Le gustan los gatos porque
le recuerdan a Mike.
Le encanta el helado de
chocolate.
Al sonreír se le forma un
solo hoyuelo en la mejilla.
Tiene los ojos de color
azul.
Ama jugar el FIFA.
Es el hijo menor.
Es alto.
Todo lo contrario de
Ashton.
Quien le gusta recortar
sus playeras porque al hacer ejercicio o cualquier otra actividad suda
demasiado. Así que le gustan las playeras o camisas sin mangas.
Es alérgico a los gatos.
Detesta el helado de
chocolate.
Al sonreír se le forman
dos hoyuelos, uno en cada mejilla.
Su mirada es de color
hazel, entre marrón y verde. Resalta más un color dependiendo la ropa que se
ponga. Odia ese detalle. ¿Acaso no pueden ponerse de acuerdo y ser de un solo
color?
Odia el FIFA, no le gusta.
Prefiere jugar futbol. No verlo.
Es el hijo mayor.
Es bajito para su edad. Es
mayor que su novio, quien es alto hablando de estatura.
Luke y Ashton. Ambos son
tan contrarios. Y sin embargo; ambos tienen
algo en común.
-¿Mike? – Ashton miraba de
hito en hito a los dos jóvenes que se había encontrado caminando por el parque.
Observó al rubio. Quien
tenía cargando a un gato en una mano y la otra estaba entrelazada con la de su
novio.
Novio de él. No de Luke.
XII.
-¡Ashton! – Mike agrandó
los ojos, alejándose inmediatamente de Luke, quien frunció el ceño. No entendía
nada.
Ashton. Ya no era Ricitos.
Era Ashton.
El rizado retrocedió
lentamente. Corrió. Mike corrió detrás de él.
-¡Ashton!
Y Luke se quedó ahí de
pie, solo, mientras veía a Mike correr muy lejos de él.
A lo lejos se escuchó el
rechinar de unas llantas y un grito desgarrador.
XIII.
-Lo lamento - Ashton lloraba, estaba sentado, frente a él
estaba Mike. Más o menos.
-Siempre fuiste tú,
¿cierto? – ese era Luke, quien había ido por una respuesta, aunque ya se la
esperaba. Sabía lo que le diría – Él te amaba.
Ashton no dijo nada. Su
mirada estaba en el que es el amor de su vida.
Luke merecía respuestas
también. Tal vez para Mike él fue un juego, pero para Luke todo fue real.
-¿Qué fui para ti, Mike? –
susurró.
-Un error – Ashton
respondió, sin mirarlo.
El rubio lloró en
silencio.
-Lo siento, Ashton – se
disculpó antes de levantarse e irse de ahí. A la mañana siguiente se iría a Los
Ángeles.
-Yo lo lamento más –
Ashton susurró, rozando con la yema de sus dedos el nombre de Mike que estaba escrito sobre la lápida –
Perdóname. Si no te hubieras puesto entre el auto y yo, aún estarías vivo.
FIN
Junio
2016
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