miércoles, 8 de mayo de 2013

Capitulo Cuatro: 20% Gay

FF Bésame, Malfoy



~4~
20% gay.




Las lenguas se entrelazaban, luchaban para dominar sobre la otra. Algo era seguro, uno de ellos dominaría la situación y Ronald Weasley sabía que para dejar de soñar con Malfoy tenía que ser él quien dominara. Y así lo haría.
Acorraló a Malfoy sobre la pared cercana, el rubio se quejó por el golpe pero aún así no dejó de besar al pelirrojo, si el Gryffindor quería saber que tan seguro estaba de su heterosexualidad, pues bien, ya lo sabría.
El rubio atrajo hacia sí al pelirrojo, sus manos prácticamente le arrebataron la túnica y parte de los botones de la camisa, sus labios bajaron al cuello y al hombro, dejando marcas rojas sobre la piel blanca del pelirrojo. Por otro lado, Ron masajeaba las nalgas del rubio a través de las ropas, sus manos ascendieron por debajo de la camisa del Slytherin, el hurón parecía tener todo en buen estado.
De acuerdo a los sueños del pelirrojo, no había tantos preliminares. Nada de caricias, solo besos salvajes y embestidas frenéticas.
Y así será” – pensó el león.
Aventó al Slytherin al suelo, ganándose la mirada fulminada del susodicho.
-¿Qué demonios te ocurre? – era lo único que se le ocurría preguntar. En definitiva ese Weasley tenía serios problemas.
El pelirrojo hizo caso omiso, se acomodó sobre el rubio y en cuestión de segundos le arrebató la poca ropa que le quedaba e hizo lo mismo consigo.
-Weasley… - Draco gruñó, cuando sintió al pelirrojo morderle el cuello con más fuerza de la necesaria. 
Sus erecciones se rozaban una y otra vez al compás de los movimientos del pelirrojo, quien subía y bajaba para hacerlo posible.
-Oh… - Malfoy gimió al sentir un dedo intruso en su entrada y a la vez unas lamidas en sus pezones.
No le agradaba como la situación iba tomando curso. El idiota pelirrojo quería follárselo a él y no al revés. Y estaba más que claro que no cambiaría de opinión. El rubio trató de moverse para cambiar de posición pero solo consiguió que el Gryffindor insertara otro dedo en su entrada. Dolía. Eso dolía horrores, pero la mezcla de dolor y gusto era jodidamente placentera.
Se olvidó de los porcentajes, del reto que lo había sometido el león, incluso de su propia cordura. Y sin más se dejó hacer por el estúpido pelirrojo.
Besos salvajes, caricias parecidas más a rasguños, embestidas frenéticas, gemidos y más gemidos. Era lo único que se escuchaba en aquel solitario pasillo.
-¡Por Merlín! ¡Por Merlín! – gemía el pelirrojo.
En sus sueños el sexo con Malfoy era lo mejor del mundo, sin embargo; en esos momentos, en la realidad, no sabía cómo describirlo. Sin duda era mejor, mucho mejor, quizás el doble o triple de mejor que en sus sueños.
El maldito hurón era tan estrecho, tan caliente, tan jodidamente virgen. Tenía que hacer algunos ajustes a sus estadísticas.
Un par de embestidas más y el pelirrojo llegó al orgasmo, seguido del rubio. Se dejó caer sobre el Slytherin, quien aún jadeaba por los últimos espasmos.
Ambos estaban pegajosos por el sudor, pero no pareció incomodarlos, ya que ninguno se movió de su lugar.
-Tenías razón – susurró el pelirrojo – no tenías 20% gay.
-¿Qué?

-Pero ahora sí lo tienes – el pelirrojo le sonrió. El rubio enrojeció violentamente.



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