Tu corazón ya no es mío.
Parte
Tres.
El lugar
favorito de los dos
-¡NO! – Grito con desesperación y dolor, dejo a nuestra hija en la cuna
que estaba a un lado de la cama y me acerqué a él - ¡Dragón! ¡No me dejes por
favor! ¡Te necesito! ¡TE AMO!
-Ya no hay nada qué hacer, señor Potter – el medimago se acerca hacia
con nosotros, seguramente quiere separarme de él así que por reflejo lanzo un
“Protego” no verbal, encerrándonos en un escudo a nuestra hija a mi dragón y a
mí.
Escucho a lo lejos los reclamos de otros
medimagos que llegaron al cuarto y también los gritos de los amigos de
mi dragón, pero no me importa. Solo quiero que él, mi dragón hermoso, regrese.
Recién lo he encontrado y no volveré a perderlo.
-Dragón – me duele verlo así. Lo tomo de la mano, su pulso es muy débil,
no debo perder tiempo, sé lo que tengo que hacer.
Observo a nuestra hija que duerme apaciblemente, me acerco a ella.
-Lo siento pequeña. Te quiero mucho. Recuérdalo siempre… - me despido,
le doy un beso cariñoso en su pequeña frente blanquecina.
Tomo la mano izquierda de mi dragón hermoso y la llevo hasta mi pecho a
la altura del corazón, hago lo mismo con mi mano izquierda, la dirijo hacia su
corazón. Cierro los ojos para centrar toda mi magia a mi alrededor, formando un
aura mágica. Miro por última vez a mi hija y luego a mi dragón. Centro toda mi
magia en mi mano izquierda y dejo que avance más allá, llegando al corazón de
mi dragón…
Lentamente mi magia me abandona para irse al corazón de mi dragón
hermoso, veo cómo se esparce por todo su cuerpo, el aura ahora nos envuelve a
los dos.
Escucho, vagamente, algunas protestas y advertencias de los testigos
aislados del escudo, algo así como:
-Eso es inútil…
-Ya es tarde…
-No lo lograrás…
No me importan esas palabras, lo único que tengo en mi mente y corazón
es regresar a la vida a mi dragón hermoso, a mi amor. Y si eso implica secarme
de magia. No me importa. Lo que sí es importante es que mi dragón hermoso esté
bien, con vida. Con nuestra hija.
Comienzo a sentirme débil, de un momento a otro el “protego” que nos
sirve de escudo dejará de surtir efecto, se debilita a cada momento, al igual
que yo. Mi cuerpo cada vez pesa más…
La visión se hace borrosa, oscura…
Solo veo oscuridad…
*******
Harry abrió los ojos lentamente, se sintió desorientado y, por unos
momentos, el miedo lo invadió. Luego recordó lo que había hecho minutos antes y
entonces se tranquilizó. Había dado su vida por la de su dragón hermoso y eso
para él era suficiente, la pregunta aquí era:
“¿Dónde estoy?” – Pensó -
“esperen, conozco este lugar, es… es…”
El ojiverde se encontraba en los jardines de Hogwarts, específicamente
en el lugar favorito de ellos dos.
-¿Dragón? – Harry llamó cuando se percató que su rubio se
encontraba a su lado. Había algo extraño
en él, su dragón hermoso lucía distinto.
Se encontraba como la última vez que lo había visto en ese lugar, aunque ya no
tenía ese semblante triste, sino todo lo contrario, estaba feliz, muy feliz.
-¡Hola, Harry! – Draco le respondió
sonriente.
-¿Qué haces aquí? – preguntó preocupado, creía que su plan no había
resultado y por su imprudencia, no solo había dejado morir a su dragón sino a
él también dejando a su hija huérfana.
-A mí también me da gusto verte –
ironizó el Slytherin, sonriente.
-A mi también – dijo Harry abrazándolo fuertemente – pero no me refería a eso, se supone que tú
deberías estar a salvo, no… no aquí – dejó salir, desilusionado.
-Según tú, ¿Que se supone qué es aquí? – preguntó curioso su dragón.
-¿El otro lado? – Le propuso
Harry, dubitativo mientras se separaba lentamente de él – tú deberías estar allá con
nuestra hija, no aquí.
-Harry, yo estoy bien. Tú me salvaste, ambos estamos bien – le
tranquilizó Draco.
-Draco, mi dragón hermoso,
perdóname. No era mi intensión
lastimarte, ni engañarte. La fama se me subió a la cabeza y solo me convirtió
en un idiota.
-Mi Gryffindor, eso ya quedó olvidado. Ya pasó.
-Pero…
-Acudiste a nosotros cuando más
te necesitábamos y eso demuestra que en verdad te importamos y que nos amas.
-Yo no… No sabía lo de nuestra
hija – confesó, sinceramente.
-Ella fue la que te llamó, ella pidió tu ayuda al sentirme tan
vulnerable. Fue así como llegaste hasta aquí.
-El presentimiento – susurró Harry.
-Así es, ella te llamó con más ímpetu antes de nacer y tú lo
interpretaste como un “presentimiento”. No fue la única vez, creo que ella
siempre te llamaba desde el momento en que nos separamos, porque cada día me
agotaba mucho por el exceso de energía.
-Los sueños… - murmuró,
analizando.
-Harry, te iba a decir de nuestra hija en la cita de aquella noche.
Madame Pomfrey me había dado la noticia en la mañana, al parecer tenía dos
meses de gestación, pero…
-Dragón, te amo, siempre lo haré y
esta vez no dudaré, no quiero separarme nunca de ti ni de nuestra hija, nunca.
-Entonces regresa. Te estamos esperando – propuso el rubio.
-No me he ido – le respondió
Harry, Draco echó un vistazo al lugar tratando de darle una pista al ojiverde –
entiendo,
tengo una duda… ¿estoy muerto? Se supone que ya no tengo las reliquias y…
-No estás muerto, Harry – le sonrió Draco, esa sonrisa que al ojiverde
le fascinaba y disfrutaba contemplar, pues hacía lucir a su dragón muy hermoso
– mejor despierta de una vez que ya estoy impaciente por besarte.
-¿En serio?
-En serio – Harry abrió los ojos al escuchar la voz de su dragón muy
cerca, se encontró con una mirada plateada llena de vida y de amor.
-Hola, dormilón – le saludó un Draco sonriente mientras acariciaba su
cabellera azabache – ya me estaba preocupando por ti, llevas tres días
durmiendo.
-¡Mi Dragón hermoso! – exclamó el ojiverde, se incorporó de golpe
abalanzándose sobre su rubio y lo atacó con besos furtivos en todo su rostro
para terminar con uno apasionado en sus labios, que sin duda eran únicos.
-Hay una bebé y una chica presente por si no se habían dado cuenta, ¡eh!
– se quejó Pansy en son de broma mientras le entregaba a Draco su hija.
-Gracias, Pansy – le agradeció el rubio con un ligero rojo en sus
mejillas y el moreno se sentó en la cama para hacerle espacio a su dragón, el
cual entendió el mensaje y se recostó en el torso de Harry y éste los envolvió
en un abrazo, de tal manera que su cabeza descansaba en uno de los hombros de
Draco, mientras que con su mano derecha acariciaba la cabecita de su hija y con
la otra, sus pequeñas manitas.
Pansy se enterneció ante esta escena y los dejó solos, tratando de no
ser vista y así interrumpirlos.
-Es hermosa – le murmuró Harry al oído a su dragón – nuestra pequeña…
-Kimi – completó Draco.
-Nuestra pequeña Kimi.
-Harry… te amo – le dijo Draco mientras lo veía directamente a los ojos.
-Yo también te amo mi dragón hermoso, te amo a ti y nuestra pequeña
Kimi. Te prometo que jamás les haré daño
– Harry buscó la boca de su dragón hermoso, unió sus labios con los de él y
comenzó a besarlo apasionadamente,
sellando así esa promesa.
“Sabía que estabas cerca,
lo sentía en carne viva, cuando hoy me desperté llorando, sabía que hoy te
encontraría”. (1)
FIN
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N/A
Aclaraciones:
Esta pequeña frase: “Sabía que
estabas cerca, lo sentía en carne viva, cuando hoy me desperté llorando, sabía
que hoy te encontraría”. Esta modificada para el fic, pero pertenece a una
canción de Floricienta, llamada “Te siento”.
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