jueves, 2 de febrero de 2012

Capitulo Treinta: Arrepentimiento

El muchacho de ojos tristes


Capitulo Treinta: Arrepentimiento


[Teddy]

Jack y yo nos dirigimos hasta su auto, un convertible color negro. Nos subimos en éste y nos marchamos del colegio.
-Oye, tienes bonitos ojos – me dice guiñándome un ojo.
-Gracias.
Sonrío. Es la primera persona que me lo dice sin recordarme que los de mi hermano son igual o mucho mejor que los míos.
Quizás Jack no sea tan mala persona. Aunque algo muy dentro de mí dice que no debo juzgar a las personas inmediatamente, sin embargo el chico que está a un lado de mí parece muy fiable, además de que no “adora” a mi hermano, eso ya es ganancia.
Hacemos una parada en un establecimiento de pizzas. Nos dirigimos hacia el mostrador, Jack le dice al cajero que las quiere a domicilio y mientras anota los respectivos datos, me da la carta del menú de pizzas. No estoy muy seguro de querer comer algo así. Es decir, no debo de romper la dieta. El nutriólogo nos advirtió a mi hermano y a mí lo importante de llevarla al pie de la letra, ya que algún cambio repentino en la comida podría ocasionarme nuevamente los vómitos o el dolor de estomago. Sin embargo, una vez ya “rompí la dieta” y Konny fue el que me lo autorizó (1), recuerdo muy bien que no ocurrió nada malo, así que dudo mucho que vuelva a ocurrir, probablemente mi estomago ya resiste cualquier tipo de comida.
-Serán dos, una de pepperoni con… - Jack comienza a ordenar, mientras yo observo el menú sin siquiera realmente en leerlo – Ted,  ¿Qué ingredientes quieres la tuya?
-Emh, yo no sé si deba… – me muerdo el labio inferior.
-¡Vamos, están deliciosas! Yo invito – me dice guiñándome un ojo. Embelesado le murmuro que la quiero con piña y jamón.

Debo confesar que el departamento de Jack me ha sorprendido en demasía. Con ojos curiosos recorro el lugar, mientras lentamente me adentro. Las paredes son de color blanco elegante y no me sorprende puesto que el edificio se encuentra en una zona residencial, así que todo lo de adentro tiene su toque sofisticado. Una mega pantalla es lo que abarca la sala y lo que más llama mi atención.
-¡Esto es grandioso! – Dejo salir alucinado, mientras llego hasta la consola de videojuego que tiene controles con sensores de movimiento - ¡Esto es lo último en videojuegos! ¿Cómo lo has conseguido?
-En realidad no es lo último – me confiesa Jack, con una enorme sonrisa – Sebastián me ha dicho que ya hay consolas con controles inalámbricos.
-¿Sebastián? – Dejo salir sorprendido - ¿él ha venido por aquí?
-Por supuesto, le gusta mucho practicar con el videojuego “Esgrima extremo”, aunque no entiendo qué es lo que tiene de extremo. Pero no me importa en realidad, me agrada más lo que hacemos después… - una sonrisa maliciosa se asoma de sus labios.
-¿Después? – pregunto, mientras enarco una ceja, algo dentro de mi sabe a lo que se refiere Jack… o eso creo.
-Besos, caricias. Ya sabes, cosas de adultos – me dice mientras me revuelve el cabello con su mano derecha, cosa que me recuerda a mi hermano.
-No hagas eso – gruño, él me ve interrogante – Konny lo hace y no me agrada demasiado.
-Eso me recuerda el motivo al que hemos venido hasta acá.
Frunzo el ceño. El timbre suena, mientras que la voz del repartidor de pizzas comienza a llamar del otro lado de la puerta.
-¡Genial la comida! – anuncia el chico que esta frente a mí.
Mientras lo veo dirigirse hacia la puerta me entran unas enormes ganas de largarme de este lugar. Todo este día ha sido realmente agotador y revelador. Primero con Dennis y su insoportable amiga de sonrisa estúpida. Segundo con este Jack, que me ha dado a entender que entre él y Sebastián ha habido más que besos. ¿Jack me estará mintiendo? Se supone que Sebastián está enamorado de mi hermano, no puede decir eso y después venir a besuquear y hacer cochinadas con Jack. ¿O sí?
-¿Todo bien? – me pregunta Jack, frunciendo el ceño.
Asiento con la cabeza torpemente. Nos sentamos en la sala de estar, uno frente al otro, mientras nos devoramos nuestras respectivas pizzas.
-Así que te has enojado con tu hermano – deja salir - ¿Qué cosa tan grave pudo haberte hecho para que te enojaras y no entraras a clases?
Entorno los ojos al oír esto último.
-Venías de afuera cuando nos encontramos en el estacionamiento ¿cierto?
-Fue por una buena causa – me justifico de inmediato – mi mejor amigo no fue a clases y quise…
-Asegurarte  que él estuviera bien – termina por mí, asiento con la cabeza – es lo mismo que me dice Sebastián cada vez que no ve a Konny cerca de él.
-Al parecer Konny es el mundo de Sebastián, no sé qué demonios le ven a mi hermano – comienzo a sacar mi “vomito de envidia” – todo el mundo al pendiente de él como si fuera la gran cosa ¿y yo qué? ¿Estoy de adorno? – sin darme cuenta comienzo hablar y a hablar, o mejor dicho a escupir todo aquello que me molesta, lo sorprendente de todo es con quién lo estoy haciendo – a veces me gustaría ser hijo único…
Termino dejando esa frase en el aire.
-No creí que odiaras tanto a tu hermano – expresa Jack.
-No lo odio – digo rápidamente – solo…
-¡Claro que lo odias! – me afirma Jack – odias que él sea mucho mejor que tu.
-¡Él no es mejor que yo!
-Odias que él sea más querible por los demás – le envío una mirada de incredulidad, mientras él se recarga más del sillón llevándose sus manos tras la nuca – odias que tu hermano siempre esté llamando la atención vistiéndose de una manera tan lamentable, apuesto que quiere causar lastima y…
-¡Cállate! – le grito levantándome de un salto del sillón.
-Es la verdad Ted, tu hermano es un maldito raro que solo quiere follarse a su mejor amigo.
-¡Que te calles! – Le grito furioso tirándole el pedazo de pizza que tengo en mis manos - ¡No hables así de mi hermano!
-Tú has iniciado con insultarlo y hace menos de cinco minutos has dicho que él no hubiera existido – me confiesa mientras se pone en una apostura desafiante.
-Yo no dije eso – gruño.
-Has dicho que preferías ser hijo único, para el caso es lo mismo ¿no?
-Estas volteando las palabras – musito.
Mi respiración comienza a agitarse lentamente.
-Como sea – se exaspera alzando las manos – tu hermano es un idiota que no vale la pena.
Aprieto los dientes fuertemente, mientras le envío una mirada furiosa. ¿Qué mi hermano no vale la pena? Claro que lo vale. Soportó las violaciones de Spencer por tres largos años, se ha hecho cargo de mí, también de la empresa, lleva la administración de la casa y ha hecho muchas cosas que ni siquiera me puedo imaginar.
-Y Sebastián siempre tras de él para saber si todo va bien con él – continúa hablando.
-¡Es porque son muy buenos amigos! – expreso.
-Konny es el típico chico que se hace el sufrible por la pérdida de sus padres y que por eso ahora se tiene que poner al frente de la familia.
-¡Se tuvo que hacer cargo porque mis padres murieron! – lo defiendo.
-Se da sus aires de “chico interesante” para poder conquistar a cualquiera que se le cruce. Seguramente les dice lo mucho que hace por su hermanito, cuando la realidad es que ni siquiera te presta atención.
-Eso no es verdad – le digo entre dientes.
-¿Y por qué no ha venido por ti a la hora de la salida? Eso dice mucho de él ¿no crees?
-¡Tú no conoces a mi hermano, no sabes todo lo que él ha hecho por mí! – le grito furioso.
-¿Y tú, sí? – Abro la boca para responder, pero de pronto me siento vacio de palabras – Lárgate de aquí – me dice viéndome a los ojos, parpadeo sorprendido – no quiero perder más tiempo con ñoñerías. Lárgate.
Su tono de voz es amenazante, sin embargo no me muevo.
-No te llevaré a tu casa – me declara seriamente. Lo fulmino con la mirada. Agarro mis cosas y con un portazo bien merecido, salgo de su departamento.

Las lágrimas comienzan a descender desde los ojos hasta mis mejillas, mientras bajo por las escaleras. En cuanto llego al primer piso comienzo a correr sin rumbo fijo.
Una sensación extraña en mi pecho me ha invadido. Mi cabeza ha comenzado ser un verdadero revoltijo  de pensamientos. Esto es realmente frustrante. Y lo único que se me ocurre es culpar a Konny. Si no me hubiera hecho enojar esta mañana jamás habría aceptado la invitación de Jack. Y este dolor de pecho que ahora estoy sintiendo no dolería tanto.
Llego a una calle desconocida. Esto era lo último que me faltaba. ¡Genial Theodore, te has perdido!
Idiota.
Me siento en una banca sucia que se encuentra en una esquina. Busco en mi mochila algunas monedas para tomar el autobús e irme a casa. No hay suficientes.
Sollozo en son de impotencia. Con desesperación recorro el lugar con mi mirada.
¡Un teléfono público!
Jadeo al reconocerlo al otro lado de la calle. Corro hasta éste. Marco desesperadamente el número de celular de Sebastián. A estas alturas mi hermano ya se habrá enterado de mi fuga del colegio y seguramente ha de estar enfadado conmigo.
-¿Diga?
-Sebastián, soy Ted.

Recuerdo que después de que Spencer había sido encerrado en la cárcel, Sebastián me había dicho que Konny se había puesto al frente inmediatamente de todo para que cuando yo saliera del hospital no hubiera problemas con lo de la tutoría, pues solo en unos cuantos días él sería mayor de edad. (2)
Estuve internado en el hospital dos días, en el tercero ya estaba en casa y mi hermano me explicaba el cómo le haría para quedarse con mi tutoría con la ayuda del señor Cooper. En el cuarto día, sin embargo, algo le ocurrió a Konny, lo que le llevó al ataque de pánico mientras cerraba un contrato en el Lemus Cinema con Sebastián.  
Mi hermano no reaccionaba a nada, así que la doctora Helen sugirió internarlo en su clínica. Ya llevaba diez días en ese lugar cuando me despedí de él. Le había confesado que los Trabajadores Sociales de la Estancia Infantil irían por mí al día siguiente.
-¿Cómo está? – me preguntó Sebastián en cuanto salí de la habitación.
-No me ha hablado – le dije, mientras me aguantaba las enormes ganas de llorar. Había albergado la esperanza que si le decía mi situación, él volvería en sí. Pero no fue así – ¿Qué va a ser de mi, Sebastián? – Le pregunté angustiado – ¿Me llevarán a la Estancia Infantil? ¿No volveré a ver a mi hermano? ¿Ni a ti, ni a mis amigos?
-No te van a llevar a ningún lado, te lo prometo – me dijo viéndome a los ojos. Lo abracé fuertemente, mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas. (3)

Mientras espero a Sebastián, la ansiedad me invade. Algo muy dentro de mi quiere salir a flote para darme de lleno en  la cara y hacerme sentir mal por mis insolencias hacia Konny. Y no estoy seguro de querer hacerlo. Sé que he sido duro con mi hermano y sé que le hice daño al decirle aquello sobre Spencer. Pero fue algo que… ni siquiera yo mismo me sé explicar. Pareciera ser, que tengo esa necesidad de gritarle, de hacerle sentir mal para poder estar bien conmigo mismo. Como si estar en calma con Konny no fuera suficiente, porque por alguna extraña razón, en ocasiones quisiera ser castigado, regañado, incluso golpeado. Esta  vida de “paz y tranquilidad” que me ofrece mi hermano me asfixia y pareciera ser algo anormal. Y no lo entiendo. Por tres largos años, en los que estuve bajo la tutoría de Spencer, añoraba este estilo de vida. Y sin embargo, con mis acciones y mis palabras perturbo todo eso.
¿Qué demonios me pasa?
El sonido de un auto demasiado conocido me saca de mi ensimismamiento. Jadeo al reconocerlo. Es el auto de mi hermano. Se estaciona frente a mí.
¿Qué hace aquí? Llamé a Sebastián para que él viniera por mí, no Konny.
Me levanto de un salto con el corazón acelerado. Lo veo acercarse hacia mí con una expresión que jamás le había visto en su rostro. Probablemente sea enfado con una mezcla de odio. Esta vez me he pasado. Y seguramente me he ganado esos gritos y golpes que en algunas ocasiones anhelé con demasía.
No estoy seguro de quererlos ahora. Retrocedo lentamente.
-Konny… – le llamo en son de suplica.
Quizás no sea demasiado tarde para pedir perdón. 
Mi hermano no me responde, sigue avanzando hasta llegar frente a mí. Cierro los ojos fuertemente cuando levanta su mano hacia mí rostro. El golpe no llega. En lugar de eso, me llega un abrazo de alivio.
Abro los ojos sorprendido. Spencer me hubiera golpeado, es mas ni siquiera habría venido por mí si hubiera estado en su lugar.
-¿Estás bien? – pregunta mi hermano viéndome a los ojos.
Asiento con la cabeza aún aturdido, mientras mis lágrimas resbalan hasta perderse en mi barbilla.
-Vamos a casa – me dice sonriendo tristemente.
Hay algo distinto en mi hermano. Y eso me asusta.    
“Tú no conoces a mi hermano, no sabes todo lo que él ha hecho por mí”
“¿Y tú, sí?”

Tenía las maletas listas, en un par de horas irían por mí y llevarme hasta aquel horrible lugar. Sebastián trataba de calmarme, pero era inútil, yo seguía caminando de un lado a otro, con los nervios de punta, en aquella sala. Cuando el timbre de la casa sonó anunciando la llegada de alguien, me detuve en seco.
-¡Aún no es la hora! – exclamé horrorizado, mientras el mejor amigo de mi hermano abría la puerta.
Abrí los ojos de manera alarmante al ver a Konny en la puerta. Parpadeé un par de veces, pues creía que estaba soñando despierto. Pero no fue así.
-¡Konny, volviste! – le grité mientras corría a su lado. Lo abracé efusivamente, que casi nos hice caer. Unos carraspeos a mi lado, me indicaron que no había venido solo. Eran los Trabajadores Sociales.
Minutos después, los señores nos explicaban cómo iba el asunto de la tutoría. Las condiciones incluían muchas cosas, pero lo que recalcaron más fueron las visitas periódicas, ya que éstas serían más veces de lo que solían ser normalmente y esto debido a los antecedentes de la salud mi hermano. Si él demostraba ser apto de hacerse cargo de mí satisfactoriamente en un periodo de un mes, le darían mi tutoría definitivamente. Y las visitas periódicas volverían a su normalidad.
Y Konny lo logró.     

Aclaraciones:
(1)Ocurrió en el Capitulo 24: Sin mentiras.
(3)Recuerden que lo que desencadenó todo lo del encierro de Spencer fue cuando Konny lo vio golpeando a Teddy en la cocina.
(3)Este recuerdo sigue después del último recuerdo que sale en el capítulo 18: En blanco. Cuando Konny está internado en la clínica de la doctora Helen.

Muy bien, pues decirles que el final se acerca y a pasos gigantescos U.U
Los próximos tres capítulos estarán verdaderamente llenos de todo, habrá reclamos, perdón, lagrimas, muchas lagrimas, arrepentimientos, aclaraciones del porqué de la actitud de ambos, un accidente demasiado fuerte, reconciliaciones, dolor, besos… y después calma… o eso creo :S
Hay un final, ¿feliz? A mi manera de ver, sí ^^ 
Habrá dos Epílogos, siempre siendo fiel, uno de la perspectiva de Teddy y la otra de Konny.
En fin, conforme avancen los capítulos les adelantaré más cosas jeje.
Gracias por seguir el fic y por sus lindos comentarios *-*
Besitos
PISLIB n_n




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2 comentarios:

  1. hasta que llegue hasta aqui, no pense ller este fic peor me dio mucha curiosidad y si que me sorpredio como me engancho la historia... ay ya quiero mas.... Siq ue te esmeras con tus fics me gustan mucho y como son las tramas.. esoeor que no atrde con la actulizacion ...que mtiene cada vez mas enganchada ahhhh..
    nos vemos..

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    1. *o*
      Hola Kasumi :)
      Me alegra leerte también por acá
      Gracias ^//^
      Muy pronto tendrás la actu de este fic ^^
      Saluditos
      PISLIB n_n

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