viernes, 4 de mayo de 2012

Capitulo Treinta y Cuatro: Confesiones.

El muchacho de ojos tristes

Capitulo Treinta y Cuatro: Confesiones.

[Teddy]

Puedo sentir el contacto de alguien sobre mi mejilla, trato de abrir los ojos pero es inútil es como si fueran de plomo. Intento gruñir y hacer una señal a la persona que esta acariciándome de estar despierto, sin embargo mi cuerpo no responde.
-Me has dado el susto de mi vida, Teddy – Esa sin duda es la voz de mi mejor amigo, Dennis. Aunque noto algo extraño en él, ¿desde cuándo me dice ‘Teddy’? – Anda, abre tus ojitos.
“Créeme Dennis, intento hacerlo pero una ‘fuerza misteriosa’, entiéndase sedante, no me lo permite”.
Creí que mi mejor amigo estaría aún enojado por todo aquello que pasó la última vez en su casa, pero al parecer no es así. Me gustaría saber la cara que puso Sally, alias “la bruja rompecorazones”, al saber que Dennis ha preferido visitarme a quedarse con ella y...
-Con el simple deseo no lo hará, ¿sabías? Tendremos que esperar, ya lo ha dicho la doctora.
¡¿Pero qué demonios hace esa aquí?!
-Lo sé, Sally. Pero no pierdo nada con intentarlo – hasta me puedo imaginar la dulce sonrisa que seguramente le estará enviando mi mejor amigo a esa chica. Grr.
Esto está mal, Dennis ha retrocedido cien puntos a su favor en nuestra amistad. ¿Cómo se le ocurre traerla acá? Sabe que no la soporto o al menos eso creo. Ni siquiera sé la razón del porqué me molesta su presencia. Esperen, sí lo sé. Ella lastimó a mi mejor amigo yéndose lejos sin despedirse y dejándolo solo. Persona que lastima a los que yo quiero merecen mi odio. Sally es una de ellas. Dennis también la debería de odiar, pero no lo hace.
-Deberías decirle la verdad – Un momento, ¿Qué fue lo que dijo la ‘bruja rompecorazones’? ¿De qué ‘verdad’ hablan?
-Jamás – se apresura a decir mi amigo pelirrojo – ¡Imagínate si se entera! Valoro mucho su amistad. No permitiré que algo como eso la eche a perder.
-¿Y si la mejora? – inquiere ella.
-¿Cómo podría hacerlo? Probablemente me odie – la voz de Dennis es de angustia – Además, no sé si yo le… o a él le…
Esto es estresante, ¿de qué verdad hablan?, ¿Por qué Dennis no termina sus oraciones?, ¿al caso son novios nuevamente? Espero que, no. Con el solo pensarlo siento algo raro dentro de mí, probablemente miedo a que mi mejor amigo vuelva a sufrir en manos de la ‘bruja rompecorazones’.
-Te dejaré a solas - ¡Hasta que se te ocurrió algo sensato! – tal vez solo así puedas decírselo, aunque para serte sincera esa no es la forma – antes de admitirlo delante de ella me corto la lengua, pero le doy la razón. Sea lo que sea que me vaya a decir mi mejor amigo, me lo tiene que decir cuando esté consciente y no bajo el efecto de algún sedante.
Se escuchan unos pasos alejarse, seguramente son de la ‘bruja rompecorazones’ que va directo a la puerta, después de eso solo hay tranquilidad, demasiada. Un enorme silencio invade a la habitación. Grr, ¡Cómo quisiera abrir los ojos y saber qué está pasando frente mí!
-Teddy, si tan solo supieras…
No ha sido su mano acariciando mi mejilla, ni tampoco sus palabras las que me han hecho erizar la piel y hacerme sentir cosas raras en mi estomago, ha sido su respiración tan cerca de la mía, ¿Qué está haciendo Dennis? ¿Por qué de pronto siento que sus caricias en mi mejilla y cabello hacen que me estremezca ligeramente? ¿Por qué me sigue llamando ‘Teddy’?
-Mi ‘osito Teddy’…
De acuerdo, esto es lo más incomodo que me he sentido en toda mi vida, ¿“osito Teddy”?, debo estar en un sueño muy extraño porque Dennis jamás me llamaría de esa manera tan… tan… ni siquiera sé cómo describirla.
Su respiración la siento cada vez más cerca de mí y yo me siento cada vez más nervioso. Esto no es normal.
-Te quiero, Teddy – Si estuviera conectado a unas maquinas, de seguro que en estos momentos las lecturas estarían al tope. La actitud de Dennis ha hecho que mi ritmo cardiaco aumente considerablemente – Te quiero… - cada vez más cerca, incluso puedo sentir sus labios rozar los míos. Espero que no esté por hacer lo que creo que hará.
Oh, no, no, no, noo…
¡Me está besando!
Abro los ojos rápidamente, mi respiración es agitada. Estoy seguro que mi expresión en la cara refleja el repentino dolor que me ha invadido en todo el cuerpo al incorporarme rápidamente. Observo a mí alrededor y me veo rodeado de enfermeras, un momento ¿enfermeras?, ¿y Dennis? Inconscientemente dirijo la yema de mis dedos a mis labios, ¿Qué esta pasando?
-Hola – la voz de Sebastián me llama la atención. Debo admitir que estoy un tanto confundido. Observo a mi alrededor mientras que una enfermera informa que avisará a la doctora Helen, un momento, ¿la doctora Helen?
-¿Estoy en el hospital? – el mejor amigo de mi hermano asiente. Lentamente los recuerdos de una discusión con Konny me vienen a la mente - ¡Konny!
-Tranquilo, Teddy.
-¿Dónde está?, ¿se encuentra bien? Sebastián, quiero verlo – le pido impacientemente.
-Él se encuentra bien, aún sigue durmiendo por los sedantes así que no tiene caso que vayas a verlo y…
Sebastián sigue hablando, yo me he desconectado por unos momentos al recordar todas esas cosas horribles que le dije a Konny antes del accidente. Aún resuenan en mí esas dos últimas palabras que me dijo: “Eres cruel”. Siento resbalar una lágrima por mi mejilla izquierda.
-¿Konny se encuentra bien?
-Sí.
-¿Me estas mintiendo?
-No.
Observo detenidamente a Sebastián mientras busco un indicio de alguna mentira, sin embargo no lo hay.
-Quiero verlo – vuelvo a insistir.
-Ya te he expliqué el porqué no puedes verlo. Además, tienes que recuperarte un poco, no dejarás que Konny te vea así, ¿cierto? – la mano de Sebastián me acaricia la mejilla.
Me imagino que debo estar lleno de moretones, cortes y con algunas vendas, aunque por el momento solo me he percatado que mi mano izquierda es la que esta vendada. La observo detenidamente.
-¿Te duele mucho?
A mi mente viene la imagen de un Konny tratando de salir del auto después de haberme dado esa merecida bofetada.
-Lo detuve, Sebastián – murmuro sin despegar la mirada de mi mano vendada – Konny iba a salir del auto y lo detuve – lo veo a los ojos directamente.
-No fue tu culpa Teddy – me dice mirándome a los ojos – Fue un accidente.
Niego con la cabeza.
-Le dije cosas horribles antes de eso – le confieso – le dije que era igual a Spencer y…
Desvío mi mirada, no puedo soportar la culpa. Además eso no es lo más importante hay algo más. Si mal no lo recuerdo, mi hermano estaba hablando de suicidarse, no lo ha dicho directamente. Sin embargo eso planea hacer. Y estoy seguro que mis palabras han contribuido enormemente a la causa.
-Tengo que verlo, Sebastián – me aferro a su brazo – tienes que llevarme con Konny, tengo que pedirlo perdón, no quiero que se suicide, ¡ayúdame Sebastián!
-¿Cómo dices?
-Konny, él…
-Es suficiente Ted, estas alterado – la voz de la doctora Helen invade la habitación – Sebastián, podrías esperar afuera, por favor.
-Claro.
-Necesitas tranquilizarte – me vuelve a insistir.
-¡No, espere doctora! – llamo la atención, pero es inútil.
-Lo siento, Ted – me dice mientras comienza a preparar algunas jeringas – Es necesario, estas muy alterado y no es bueno para tu salud.
Sebastián sale de la habitación, mientras que la doctora Helen me pide que me tranquilice y a la vez comienza a inyectarme un sedante. Sé que es un sedante porque he comenzado a sentirme de pronto relajado y con mucho sueño.
-Quiero… quiero ver a… ver a…

Aprovechando que Sebastián ha ido por algo a la cafetería y que no hay enfermeras a la vista, salgo de la habitación. Han transcurrido tres días desde que tuvimos el accidente y desde ese entonces no me han dejado ver a mi hermano. Sospecho que algo anda mal. Temo por Konny.
Encontrar su habitación ha sido toda una aventura, debí de suponer que no nos colocarían en habitaciones vecinas. Entro lentamente al reconocerlo tras abrir la quinta puerta.
Trago saliva trabajosamente cuando llego a su lado. Mi hermano tiene vendado su brazo derecho y algunos parches en el brazo izquierdo, también trae algunas raspaduras en su rostro. Me muerdo el labio inferior.
-Konny… - susurro mientas lo veo dormir tranquilamente.
Puedo sentir un gran alivio al ver que aparentemente él estará bien. Sin embargo, no es así. Yo le herí, con mis palabras, con mis acciones. No he hecho otra cosa más que fallarle. Desde que Spencer salió de nuestras vidas todo debía de ser “paz”, pero no fue así. Me encargué que no lo fuera y no entiendo el porqué lo hice.
Llevo mi mano temblorosa a la mejilla de mi hermano con la intensión de acariciarla un poco, sin embargo apenas le he tocado unos instantes cuando la mano de Konny atrapa la mía fuertemente. Me quejo del dolor. Mi hermano un tanto confundido logra soltar mi mano. 
Nos observamos mutuamente en silencio.
-Hola – Le saludo después de unos instantes.
Konny parece salir de su confusión momentánea.
-Hola – me responde - ¿Cómo te sientes?
Y ahí está Konny. En su papel de hermano mayor. Siempre preocupándose por mí antes que de él mismo. Siempre admiraré su fortaleza, sea la circunstancias que sean, Konny siempre me ha demostrado que le importo mucho y que primero estoy yo antes que todo. Y yo… yo nunca he valorado eso. Al contrario, me aprovecho de ese acto para hacerlo sentir mal. Para dañarlo. Todo tiene su límite y el de él ya ha llegado. Por primera vez en mi vida debo de aprender de él y hacer reciproco ese sentimiento. Sobre todo, si con eso puedo evitar que él se vaya.
-Bien – le respondo.
-Y, ¿Qué haces aquí? ¿Ya te han dado de alta? – Primera prueba que debo superar. No más mentiras.
Niego con la cabeza lentamente
–Déjame adivinar, te has escapado de tu habitación.
De acuerdo, técnicamente lo que me ha dicho es cierto, pero he tenido una buena razón.
-Necesito hablar contigo – le confieso.
-Después lo haremos. Regresa a tu habitación, la doctora Helen se enfadará si no te ve ahí.
-Es importante – insisto desviando instantáneamente mi mirada hacia sus manos. Frunzo ligeramente el ceño al ver que sus muñecas están vendadas.
Muchas imágenes vienen a mi mente, todas ellas con un Konny vistiendo con camisas de mangas largas, ¿coincidencia?
“Estoy cansado, Teddy” Entorno los ojos. No, no es coincidencia.
Lo veo a los ojos. En su mirada hay tristeza a pesar que trata de ocultarla. Sebastián tenía razón, Dennis también. Hace tiempo, cada uno por su lado, me comentaron sobre eso. No les creí.
Comienzo a estrujarme las manos con nerviosismo. ¿De qué otras cosas no me he dado cuenta por mi egoísmo? Me duele saber que no hecho otra cosa más que empeorar las cosas. Y lo peor de todo es que tenía que haber un accidente de esta magnitud para caer en cuenta de lo mal que están las cosas. No debió haber pasado así, no tenía que haberle dicho esas palabras horribles, en ningún momento debí compararlo con Spencer, nunca…
-Te lastimarás, no hagas eso – mi hermano detiene el movimiento de manos que hasta en este momento no sabía que hacía.
Lo veo a los ojos de manera implorante.
-Perdóname – suelto de pronto – Tienes razón, fui muy cruel contigo.
Konny parece estar un poco confundido porque ha fruncido el ceño.
-Sé que con un “perdón” no borraré mis palabras, pero lo haré con mis acciones – le doy mi palabra – Konny, me ganaré tu perdón. Te lo prometo.
Tengo miedo. Miedo a que mi hermano me odie, a que nunca me perdone por todo el daño que le he hecho. Sé que no será fácil ganarme su perdón y lo confirmo en el momento en que Konny se queda en silencio mientras me observa detenidamente.
“Eres cruel” – sus últimas dos palabras antes del accidente vienen a mi mente una y otra vez. No lo volveré hacer más. Esta vez es en serio, Konny no volverá a escuchar de mí palabras que le lastimen.
-Te quiero mucho – le digo mientras lo abrazo cariñosamente. Y por primera vez, no me responde el abrazo.

Las cosas no están saliendo como se supone deben de salir. Hace un par de horas atrás hemos dejado el hospital mi hermano y yo. Y pareciera que en lugar de haber hecho las paces hemos discutido de nuevo… o tal vez se deba a que mi hermano no me ha perdonado y que solo en mi cabecita he hecho las paces por los dos. Eso debe de ser, ahora que he repasado muy bien aquel momento que me colé a su habitación para pedirle perdón, Konny no respondió a mi abrazo. Es decir, mi hermano aún sigue enojado conmigo.
Iría en estos momentos a hablar con él y volver a intentar hacer las paces, sin embargo estoy muy agotado a pesar que lo único que he hecho es dormir en los últimos días. Supongo que mañana estaré mejor y si corro con suerte, Konny me habrá perdonado.
    
Los días transcurren lentamente, sin embargo la relación con mi hermano ha mejorado. Me he estado portando ‘bien’, no mas insultos, no más quejas, nada. Incluso veo a Konny mucho mejor, parece estar mejorando. Nuestra rutina ha comenzado a parecerse a lo que antes era, excluyendo las discusiones iniciadas por mí. Todo marcha como se supone debe de ser. Al colegio regresaré la próxima semana por orden de la doctora Helen. Nuevamente me retrasaré con los deberes ya que esta vez no cuento con la ayuda de Dennis, lo que me lleva a ese sueño extraño…
¿En realidad fue un sueño?, ¿y por qué demonios soñaría con algo así? Dennis es mi mejor amigo, no podría gustarme, con la sola idea yo… brrr, es escalofriante. No es que Dennis sea feo, de hecho no está nada mal, pero eso no deja de lado que es mi mejor amigo, es algo absurdo que yo piense en él como algo más. Es… es… no sé como describirlo.
Sacudo la cabeza para olvidarme de esas “ideas raras”.
Me dejo caer en el sofá mientras comienzo a pasar de canal a la televisión. Telenovelas, series, comerciales, nuevamente telenovelas…
¿Qué estará haciendo Dennis? ¿Estará con la Sally esa? ¿Ya estará enterado que estoy en casa nuevamente? ¿Aún se acordará de mí? ¿Se habrá dado cuenta que he ido a clases? Cuando Dennis faltó yo fui a buscarlo a su casa y él ni siquiera ha llamado por teléfono para saber cómo estoy…
-¡Además el muy ingrato no me fue a visitar al hospital, bien pude haber muerto o caer en coma y él ni enterado por estar con esa “bruja rompecorazones”!
-¿Todo bien, Teddy? – la voz de mi hermano me saca de mi ensimismamiento.
-¿Qué?
-Llevas un buen rato maltratando al pobre control remoto de la televisión, ¿Qué te ha hecho?
Parpadeo en son de duda.
-¿Y bien?
-Se le han acabado las baterías, seguramente se las debió haber prestado a su “amiguita” la calculadora – refunfuño. Konny enarca una ceja de manera graciosa.
-Has dicho, ¿su “amiguita”?
-¿Eh?
Mi hermano sonríe, y debo de admitir que es una de las tantas sonrisas que solía hacer desde antes de que mis padres murieran.
-Ya me estaba preocupando, pero tal parece que ya llegó ese momento – el que se está preocupando ahora, soy yo, ¿de qué habla, Konny? – Y tienes razón, no es Sebastián.
¿Sebastián? ¿Qué tiene que ver su mejor amigo en todo esto?

Los días de permiso pasan rápidamente y nuevamente me veo en el colegio. Me alegra saber que todo marcha bien en casa, así por lo menos tendré una cosa menos que me preocupe.
-¡Ted! – Esa sin duda es la voz de Dennis, hasta que se acordó que tiene un mejor amigo – Hola, ¿Cómo has estado?, ¿todo mejor?
Entrecierro los ojos para verlo detenidamente.
-¿Piensas preguntarme todas las cosas que debiste haberme preguntado en esta última semana? – las mejillas de mi mejor amigo se ponen del mismo color de su cabello.
-No pude ir a tu casa antes a visitarte porque…
-Sí, sí ya lo sé – le interrumpo mientras nos encaminamos hacia el aula de clases – No tienes que recordarme que prefieres estar con la bru… emh Sally que conmigo.
-¡Yo no prefiero estar con Sally que contigo! Es solo que… ¡Oye, espera! ¿A dónde vas?
-A la biblioteca, tengo que ponerme al corriente.
-Te puedo ayudar, como antes – se pone frente a mí.
-No, gracias – le digo cortante pasando de largo – seguramente ya tienes un plan con tu amiguita, ve con ella.
Ni siquiera sé porque estoy tan malhumorado. No, esperen. Sí lo sé. A primera hora, el profesor presentó frente a la clase a la nueva alumna. Sí, a la “bruja rompecorazones” se le ocurrió la brillante idea de estudiar en el mismo colegio de nosotros.
-¡No tengo planes con nadie! ¿Cómo se supone que haría planes si estaría castigado hasta nuevo aviso?
Me detengo frente a la puerta de la biblioteca.
-¿Castigado?
-Sí, mi tío me ha castigado por… desobedecerlo – Dennis me observa detenidamente – En la mañana me ha levantado el castigo. Deja que te ayude a ponerte al corriente.
-No lo sé – musito.
¿Qué demonios estoy haciendo?, ¿me arreglo con mi hermano pero ahora le hago la ‘guerra’ a mi mejor amigo?, ¿qué me pasa?
-Lo siento – suelta de pronto Dennis. Frunzo el ceño – Debí decirte que Sally ha regresado y que terminaría sus estudios aquí y…
-Está bien, no tenías que decírmelo – le interrumpo – Discúlpame tu a mí, es solo que… el regreso de tu… - ‘ex novia’ – amiga me ha pillado por sorpresa, eso es todo. Antes pasabas más tiempo conmigo pero ahora…
-Lo sé, lo siento – Dennis me envía una mirada de súplica – Prometo no volver a descuidarte.
Lo observo detenidamente.
-Entonces… ¿todo bien entre nosotros?
-Seguro – le sonrío de lado.

Y todo parece mejorar más, creo. Los días transcurren rápidamente. Dennis ha estado viniendo a ayudarme con los deberes, es una suerte que el tema de su amiguita no salga en nuestras conversaciones. Y en el colegio trato de soportarla lo más que pueda, a veces es inútil, sobre todo cuando le lanza miradas de complicidad a Dennis cuando cree que no los veo (como en estos momentos), es más que obvio que algo me ocultan. Sin embargo, dejo eso de lado. Si prefieren mantener su romance en secreto, allá ellos.
Lo que me preocupa más es Sebastián, desde hace días que no ha ido a la casa a visitar a Konny. Esta mañana le he preguntado a mi hermano por él, pero me ha confesado que no han discutido. Probablemente el mejor amigo de mi hermano lo visite por las mañanas, cuando yo no estoy en casa. Espero no equivocarme.
-¿Estás escondiéndote? – me sobresalto al escuchar la voz de ella.
-¡Estás loca! ¿Quieres matarme de un susto?
-¿Siempre eres así de gruñón? – la fulmino con la mirada.
-¿Qué quieres, Sally? – le digo en un tono de lo más amable posible.
-Darte las gracias.
-¿Eh? ¿Gracias, por qué?
-Has hecho las paces con Dennis y desde ese día ya no anda como “perrito apaleado” – me dice con una enorme sonrisa y yo la observo anonado – Así que, gracias.
-Es mi amigo, tengo que perdonarle sus… decisiones.
-Claro.
-Y ya que estamos hablando de Dennis, te advertiré algunas cosas – la chica enarca una ceja y se cruza de brazos – Él es mi mejor amigo y lo quiero mucho, así que si vuelves a hacerle daño, te la verás conmigo.
-Pierde cuidado azulito – frunzo el ceño en cuanto me dice ‘azulito’, ¿azulito? ¿Lo dirá por el color de mis ojos? – Jamás le haría daño a Dennis, yo también lo quiero mucho y como verás me preocupo por él, así que la advertencia también va para ti.
-No es necesario, nunca le haría nada malo a Dennis.
-¿En serio? – de acuerdo, esa mirada extraña que me está enviando no me agrada en lo más mínimo – De acuerdo, creeré en ti.
Ambos mantenemos una lucha de miradas en silencio hasta el momento en que ella la desvía.
-¿Y a quién observabas minutos atrás? – lanza su mirada hacia donde yo la tenía antes de que me interrumpiera – Ahh, ya veo…
El tono que ha usado no me ha agradado mucho.
-¿Vigilas a Dennis desde los lavabos, eh?
-No – suelto rápidamente con cierto calor en mis mejillas – Estaba viendo a… a… - técnicamente si estaba viendo a Dennis, pero en realidad no lo estaba viendo. Mi mirada se quedó estancada en él mientras que yo pensaba en el asunto de Sebastián y Konny. Eso es todo.
-Más te vale que te des prisa.
-Aún no termina el descanso – le informo.
-No me refería a eso – sonríe - ¿aún no te das cuenta?
-¿De qué?
-Yo no te lo diré – vuelve a sonreír - ¿Sabes, Teddy? Tu y yo seremos muy buenos amigos muy pronto.
-Si me sigues llamando ‘Teddy’ o ‘azulito’ lo dudo mucho – musito. Ella se encoge de hombros, se da la vuelta y se marcha.

¡Qué estúpido soy! Mas idiota no podría ser, puede que sea resultado de mi egoísmo o de mi ignorancia. ¿Cuántas señales no he recibido durante el pasado para no percatarme de ello ahora? Esto solo indica una cosa: Sigo siendo el mismo ingenuo de antes. Debí suponerlo, nada debí dar por sentado. Estúpido, estúpido, estúpido.
Me odio. Me duele el no saber leer las señales, el no darme cuenta de las cosas, el no poder ver más allá de las apariencias. Me detesto por no conocer totalmente a mi hermano. Por no poder ayudarlo como se debe…
Minutos atrás lo he escuchado gritar, al principio creí que era el televisor, pero no fue así. Era Konny gritando en sueños o mejor dicho en sus pesadillas. Esas malditas pesadillas que desde hace años lo atormentan noche tras noche. En los últimos días, en los cuales simulaba que todo iba bien, no había tenido alguna y yo creía que era porque todo marchaba ‘bien’, pero nuevamente me he equivocado. Las noches anteriores el volumen del televisor disimulaban sus murmullos, sin embargo minutos atrás ni siquiera eso pudo ocultarlo. Esta vez sus gritos superaron el sonido del engaño.
¡No, por favor!” – mi hermano gritaba - “¡Ya no!” – Decía una y otra vez - “Por favor, Spencer” – fue el detonante para darme cuenta que Konny tenía pesadillas. Que en realidad nada iba ‘’bien’’.
En estos momentos me encuentro abrazándolo por la espalda, dándole ese consuelo que temo no le llegará. Él está llorando. Sé que está sufriendo. Me duele el saber que a él le duele toda esta situación. Me siento tan impotente, tan inútil a su lado. No sé qué decirle para tranquilizarlo. En estos momentos es cuando envidio su fortaleza, cuando a pesar que él no está bien siempre tiene las palabras correctas para hacerme sentir mejor. Y sin embargo, a mi no me salen.
Lentamente mis mejillas se humedecen.
-Todo va a estar bien – murmuro lentamente – ya verás que sí…
 
Suspiro por tercera vez. Estamos en la cocina desayunando. Pero todo ha cambiado nuevamente, esta vez para mal. Mi hermano esta ensimismado en sus pensamientos que hace que todo a su alrededor se inunde en un silencio aterrador, trato de animarlo un poco pero es inútil. Incluso hasta el clima parece coincidir con el estado de ánimo de Konny, ya que desde que amaneció el cielo está nublado y amenaza con dejarnos caer un tormentón.
En todo el transcurso hacia la oficina del señor Olsen lo hacemos en absoluto silencio. Tengo el presentimiento que este día solo va a empeorar más las cosas. Espero equivocarme.   
-Hola chicos, pasen – el licenciado Olsen nos invita a pasar a su oficina – Veo que se han recuperado casi del todo sus heridas – nos dice una vez que estamos dentro.
-Sí, la semana pasada de hecho – le respondo con una sonrisa mientras le muestro mi brazo que ya no está vendado.
-Konstantin me ha informado que ya estas nuevamente al día con los deberes del colegio.
-Así es, Dennis me ha ayudado mucho – le informo sonriente.
-Me da gusto, así no habrá más inconvenientes con el juez – me aclara – después de la ausencia de ambos en la última visita con los trabajadores sociales, cualquier cosa que hagan y no le parezca al juez podría costar tu tutoría.
-Lo sé, no lo volveré hacer – le aclaro.
-Lo que me lleva a esta reunión y…
El señor Olsen comienza observa atentamente a mi hermano, el cual desde hace rato no ha dicho ni media palabra, solo es cuestión de segundos para que el licenciado se dé cuenta que algo ocurre con Konny.
-¿Konny? – mi hermano se sobresalta al escuchar la voz del señor Olsen. Parpadea desconcertado - ¿Estás bien?
Konny asiente con la cabeza.
-Le decía a Theodore que los cité para hablar sobre los últimos acontecimientos.
-De acuerdo – murmura.
-Me he dado cuenta de algunas cosas – comienza a hablar el señor Olsen – La más importante es que ambos se han perdido el respeto mutuo.
Lentamente me hundo en mi asiento. ¿El señor Cooper estará al tanto de lo que discutimos Konny y yo ese día del accidente?
-No está nada bien. Ya no debe seguir esta situación así.
-No lo haremos – le aclaro rápidamente – le he prometido a Konny que ya me portaré mejor y no causaré más problemas. Sé que antes ya había dicho lo mismo, pero…
Suspiro largamente y tratando de calmar a mi corazón que parece que quiere salirse de su lugar. Es momento de decir la verdad, tarde o temprano la diríamos. Solo espero darme a entender y exponer muy bien aquello que ni siquiera me puedo explicar a mí mismo. Ojalá no me malinterpreten. 
-Es algo extraño ¿sabe? Es como si necesitara que alguien me esté castigando, de alguien que me esté regañando o incluso golpeando…
Debí suponer que no me daría a entender bien, el señor Olsen me observa con interés y mi hermano con intriga. Así que trato de enmendar mi error.
-Yo odiaba eso de Spencer... y no entiendo, no sé porqué… - trato de buscar las palabras exactas desesperadamente pero ninguna me viene a la mente.
-Creo saber el porqué te sientes así Ted – observo al señor Olsen anhelantemente, ¿De verdad sabe lo que me ocurre? – Tanto tú como tu hermano vivieron en una situación muy delicada al lado de  Spencer. Por ejemplo tú, Ted. Spencer solía tratarte muy mal, te castigaba, regañaba, incluso te golpeaba, estuviste alrededor de tres años viviendo de esa manera que te acostumbraste a esa rutina.
En algo tiene razón, le tenía miedo a Spencer todo el tiempo. Y a cada instante esperaba algún castigo, hiciera o no algo malo a los ojos de mi ex tutor. Y es verdad, con el tiempo ya estaba acostumbrado a estar castigado. Pero, ¿Qué tiene eso que ver? 
-Y de la noche a la mañana todo cambió. Ya no más castigos, ni golpes o insultos – continúa el señor Olsen – Ted, es normal que sientas esa ‘necesidad’ de ser maltratado, porque en los últimos años solo había eso en tu vida.
Entorno los ojos de la sorpresa. Eso quiere decir que… que…
-Es por eso… ¿es por eso que siempre buscaba la manera de provocar a Konny? ¿Por eso lo lastimaba? ¿Para buscar la manera que me castigara o golpeara? – ¡Esto es horrible!
-Probablemente – afirma el licenciado Olsen.
-¡Soy un enfermo! – ¡Un monstruo!
Comienzo a llorar.
-No, no lo eres – me contradice el licenciado, pero nada de lo que me diga me hará cambiar de opinión – Spencer se aseguró que tanto tú como tu hermano se acostumbraran a su manera de vivir, para que de algún modo esa rutina fuera algo ‘normal’ en sus vidas.
Claro, Spencer tenía algo que ver en todo esto, pero eso no me deja exento de lo que hago o digo. Solo un monstruo es capaz de hacerle daño a su propio hermano solo para “sentirse vivo”. ¡Estúpido Spencer!
-Necesitamos que ambos aclaren de una vez algunas cosas – nos dice el señor Olsen – Konny, Ted, ambos necesitan hacer las paces. Necesitan perdonarse mutuamente, pero sobretodo a sí mismos. Si esto no se hace ahora, no lograrán dar el segundo paso. El dejar a Spencer atrás.
Dejar a Spencer atrás…
¡Qué hermosas se escuchan esas palabras!                                                                     
-Necesito que ambos hablen de lo que más les lastima, de aquello que aún no se han dicho. Es mejor ahora, antes de que suceda algo peor que ese accidente.
-Yo… - Debo admitir que estoy nervioso – ya no quiero lastimar a mi hermano, ya le he dicho muchas cosas de las que me he arrepentido decirle. Y… tengo miedo que me odie y no me perdone nunca…
El señor Olsen me anima a continuar. Tal vez sea lo mejor, hablar ahora y no guardar todo eso que pueda decir en el momento equivocado y hacerle más daño a mi hermano.
-Me dolía mucho que Konny no estuviera conmigo cuando más lo necesitaba. Llegué a odiarlo por no defenderme de Spencer – mi voz es temblorosa – Se supone que es el hermano mayor, el que me debe de proteger… - puedo sentir la mirada penetrante de Konny sobre mí, así que aclaro rápidamente: – Pero yo no sabía lo que él pasaba con Spencer. No lo sabía… – busco la mirada de mi hermano – Perdóname, Konny.
Mi hermano me observa detenidamente. Me levanto de mi lugar y antes de que yo lo abrace él lo hace.
-Te quiero mucho, Teddy.
Jadeo ante la acción, en estas dos últimas semanas desde que comencé a buscar su perdón por medio de mis abrazos y palabras, esta es la primera vez que Konny lo hace. Mi hermano es el que ha comenzado el abrazo y no yo. Eso significa que me ha perdonado.
-Yo también te quiero, hermano – le susurro. Este es el momento de hacerle saber que sé lo que tiene planeado hacer – No te olvides de mí, por favor.
Nos quedamos en silencio observándonos atentamente. Es el turno de Konny.
-Yo… - Mi hermano titubea, comienza a retroceder mientras niega con la cabeza.
-Konny… - Trato de detenerlo antes de que llegue a la puerta pero es inútil.
-No puedo…
-¿Por qué? – Le pregunto en un intento desesperado de retenerlo. Me lanza una mirada de culpa.
-Lo siento, no puedo…
Sale de la oficina corriendo. Trato de seguirlo, pero el licenciado Olsen me detiene.
-Es mejor dejarlo a solas, Ted.
-Ya estuvo mucho tiempo solo – le confieso.
-Lo sé, pero esta será una soledad… ‘distinta’ – Frunzo el ceño – A Konny le ha llegado el momento de confesarse, sí. Pero al parecer no tiene nada que decirnos a nosotros.
Hago un repaso de los hechos anteriores. Meses atrás, Konny me confesó sobre los abusos sexuales de Spencer, sobre la muerte de nuestros padres, lo de Sebastián y de otras cosas más. Es verdad, Konny ya ha dicho todo lo que tenía que decirme e incluso ya hemos hecho las paces minutos atrás. Si tiene algo que decir, definitivamente no es a mí.
-Entonces, ¿a quién, sí? – le pregunto desconcertado al señor Olsen.
-Solo él lo sabe.
Pienso en el nombre de la persona con la cual Konny quiere hablar, pero el único que se me viene a la mente es Sebastián o tal vez es con él mismo. Quizás Konny no ha hecho las paces con él mismo tal como yo lo he hecho conmigo mismo.
-¿Tienes cómo regresar a tu casa? – el señor Olsen me saca de mis pensamientos.
Niego con la cabeza, mientras que afuera la lluvia comienza a caer.

-Gracias por traerme a casa – le digo a Sebastián, mientras entramos en ésta.
-No hay problema – me responde con un atisbo de sonrisa.
Lo observo atentamente. Ahora que puedo observar mejor las cosas, me he percatado de muchas cosas, entre ellas: Sebastián. En las últimas horas me he preocupado por el sufrimiento de mi hermano, en los últimos años solo me he preocupado por el mío, sin embargo en ningún momento me he preguntado sobre el sufrimiento de Sebastián. Él también ha salido afectado en esto.
-¿Estás bien? – me saca de mi ensimismamiento.
-¡Qué curioso! – Exclamo – eso mismo te iba a preguntar, ¿tú estás bien?
El mejor amigo de mi hermano frunce el ceño en son de desconcierto.
-Sí – deja salir. Sabía que no me iba a responder tan fácilmente. Suspiro lentamente.
-¿Sabes? Todo este tiempo he dicho muchas cosas que han lastimado a mucha gente, en especial a ti. Quizás no de manera directa, pero indirecta sí. Todo este tiempo culpando a Spencer de todo. Sé que no lo consideras como tu padre, pero…
-Es difícil – confiesa – Duele saber que la persona que te ha dado de alguna manera la vida, sea la misma que ha lastimado a las personas que más quieres. Me da tanta vergüenza que a veces siento que no me merezco el amor que me tienen – Sebastián baja la mirada, al final termina susurrando algunas palabras apenas audibles para mí – Konny tiene razón, les hago daño.
-¿Qué? ¿Konny? – Entorno los ojos – No… ¿Te has alejado de Konny? – Le pregunto horrorizado – Sebastián tu eres el único que puede detenerlo. No te alejes de él. Ambos se merecen.
Sebastián parpadea sorprendido. Siento sonrojarme unos momentos.
-Sí, tal como lo has escuchado, no has ‘alucinado’ – le aclaro – Me he equivocado y siento ‘romperte’ el corazón pero… no me gustas.
-wow, no sé qué decir.
-Yo sí. Sé feliz con mi hermano. Él te buscará, lo sé.
-No lo sé, Teddy – me confiesa – Konny fue el que me pidió alejarme de él.
-¿Sabías que él… se iba a suicidar hace tiempo? – Sebastián frunce el ceño – Pues sí, lo iba hacer, pero no lo hizo y la razón es sencilla. Fue tu regreso de la capital cuando te hiciste expulsar del colegio. Tú impediste que lo hiciera, estoy seguro que nuevamente eres tú el motivo el cual lo retiene el estar aquí.
 -Yo no lo soy, eres tú el motivo. Tú eres su hermano.
-Y tu su mejor amigo y su ‘amor’ debo agregar. Así que, probablemente somos ambos – confirmo – Pero él no tiene nada pendiente conmigo, al menos en estos momentos, sin embargo contigo si, ¿cierto?
Sebastián parece meditar la información.
-Probablemente.
-Él te buscará y cuando lo haga... ayúdalo, Sebastián – le pido de manera angustiante – Ayúdalo a que se perdone, a que tenga un motivo por el cual vivir. Por favor…
-No tienes que pedirlo Teddy, ambos queremos que Konny esté siempre con nosotros. Así que, lo haré.
Asiento furtivamente con la cabeza, mientras que lagrimas caen por mis mejillas. Lo abrazo fuertemente.
-Cuídalo, Sebastián. Cuida a mi hermano – le susurro al oído.
-Lo haré.
-Gracias.
-Siento mucho que Spencer les haya causado todo este dolor – Un enorme nudo en la garganta me impide responderle. Ambos nos quedamos en silencio.

Minutos después, ambos nos encontramos sumergidos en una conversación muy agradable. Reímos mucho sin un asomo que tan solo minutos atrás ambos llorábamos.
-Eres un gran amigo Sebastián, no como Dennis que ningún día fue a visitarme al hospital y seguramente por estar con… - no termino la oración.
-¿Dennis? ¿El chico pelirrojo? – Asiento con la cabeza – ¡Pero si él no salía del hospital!
-¿Qué?
-Te visitó los tres primeros días, de hecho él estuvo contigo minutos antes de que recobraras el conocimiento.
De pronto a la mente se me viene aquel extraño sueño.
-¿Cómo dices?
-¡Hola, Dennis! – exclama Sebastián de pronto, al darme la vuelta me encuentro con mi mejor amigo - ¡Justo hablábamos de ti!
-¿Si?
-Yo me tengo que ir – se excusó rápidamente el mejor amigo de mi hermano – nos vemos pronto – y así como se disculpó también se despidió.
En cuestión de segundos me encontré a solas con mi mejor amigo. A mi mente nuevamente viaja aquel extraño sueño que tuve antes de despertar por completo en aquel hospital. Aquel sueño donde Dennis…
Me llevo una mano a mi boca y luego sacudo la cabeza.
-Y… ¿de qué hablaban de mi? – me pregunta mientras se sienta a mi lado.
-De nada importante – lo observo detenidamente – de hecho, le estaba comentando a Sebastián un ‘sueño’ extraño que tuve.
-¿Un sueño?
-Sí, y de hecho… tú salías en él – le confieso.
-¿En serio? ¿Y qué hacía? – me pregunta curioso.
-Estábamos en el hospital, en realidad yo estaba en el hospital y tú me visitabas mientras yo dormía aún – Dennis entorna los ojos y hasta podría jurar que se está poniendo nervioso – y esto es lo que más convierte en ‘extraño’ el sueño.
-¿Qu-qué cosa?
-Me llamabas ‘’Osito Teddy’’ – le digo entre risas, ¿Por qué Dennis se ha sonrojado de pronto? – pero aún hay más, tú me…
-¡Me tengo que ir! – se levanta rápidamente del sofá.
-¿Qué? ¿Por qué? Acabas de llegar – frunzo el ceño.
-Tengo… tengo algo… algo importante que hacer - ¿Por qué tartamudea? ¿Por qué de pronto esta tan nervioso?
-¿Ahora?
-Lo acabo de recordar – y sale corriendo de la sala.
-¡Dennis, espera!
Lo persigo mientras lo llamo, a tan solo unos cuantos metros de la puerta de la salida lo detengo… en realidad mis pies se enredan con los suyos haciéndonos caer en el frio piso. Dennis queda debajo de mí.
-Lo siento yo…
Comienzo a observarlo detenidamente, no me había dado cuenta que Dennis tiene los ojos muy brillosos haciendo resaltar el color miel de sus iris, ni que sus labios son delgados, o que sus pestañas sean largas, ni mucho menos que su corazón pueda palpitar demasiado rápido y… ¡Esperen! No es solo su corazón, también es el mio. ¿Qué ocurre? Quizás sea la cercanía, jamás habíamos estado tan juntos como hasta ahora, sin embargo se siente bien esa sensación del estomago y…
-Tienes muchas pecas diminutas en tu nariz – le susurro.
-Sí… tú también me gustas…
-¿Qué?
En cuestión de segundos me vi rodando por el piso porque a Dennis se le ha ocurrido empujarme.
-¡Dennis, espera!
¡Oh, demonios! No fue un sueño…

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2 comentarios:

  1. me gustan mas los capitulos desde el punto de vista de teddy desde el pnto de vista de konny es mas "deprimente"

    y por que carajos lo cortas precisamente en esa parte??????

    me vas a matar de las ansias

    ojala que konny aclare sus ideas

    espero con ansias la actu

    Att:Taeko-kun

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    1. jajaja, sip, los capis de Konny son así, aunque en el último habrá de todo *0* ,,, bueno No todo XD
      si le seguía me quedaba sin material para el siguiente XD
      De eso puedes estar seguro ^^
      mmm, si yo también la espero ._.u jajaja XD

      Besitos
      PISLIB n_n

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