No me olvides…
Capitulo Siete:
Ginny Weasley.
Ginny observaba con atención la fotografía que tenía
en sus manos. Estaban ella y Harry, sonriendo. Esa fotografía la tomaron el día
de su boda… o como ella lo llama “El día del engaño”. Sabía las consecuencias que
traería ese matrimonio: los momentos difíciles, los días agridulces, las horas incómodas.
Y sobre todo, la soledad.
Había aceptado ser parte de ese engaño por el bien de
Scorpius, de Harry e incluso de ella misma. Aunque las consecuencias fueran
horribles. Aún recordaba ese día…
—Tienes
que hacerlo, Ginny — le dijo Hermione — Harry te necesita, Scorpius te
necesita.
Se
encontraban en el departamento de la pelirroja, Hermione y Ron habían ido para
hablar de algo importante. Ella ni siquiera se había imaginado que sus amigos
irían para hablarle de Harry cuando estaban al tanto de su asunto con Thomas.
—No
lo sé. Sé que en algún momento amé a Harry, pero desde que supe que estaba
enamorado de Malfoy… simplemente decidí ser feliz y dejar de encapricharme con
él — explicó Ginny — Harry ama a Malfoy. Y no puedo hacer nada al respecto.
—Te aseguro que en estos momentos ya no lo ama — dejó salir el pelirrojo
— Hace unas horas que se llevó a cabo el juicio en contra de Malfoy, lo
hallaron culpable. Harry ha pedido el divorcio y la custodia de Scorpius.
—¡Es
horrible!
—Ginny,
Malfoy ha engañado a Harry. Es un hecho — Hermione la miró a los ojos — Ellos
te necesitan, Harry esta vulnerable, no podrá solo con esta carga. Necesita
ayuda. Tú ayuda.
—Exacto,
Hermione — Ginny se levantó de su asiento — Harry necesita a sus amigos, no una
esposa.
—Scorpius
necesitará una madre — aclaró Hermione — Ginny, eres la única que los puede
ayudar. Harry confía en ti. Sabes que si estuviera en mis manos yo misma lo
ayudaría.
Ginny enarcó una ceja, ¿Hermione era capaz de hacer algo así? Si Hugo,
el hijo de su hermano y ella, no estuviera de por medio, ¿se hubiera separado
de Ron para irse con Harry? La pelirroja tenía la sospecha que había algo más
en ese asunto.
—¿Por
qué? Sé que quieren mucho a Harry, pero… ¿Por qué tanto interés en que me case
con él?
—Harry
ya cometió el error de enredarse con Malfoy, no podemos dejar que lo cometa dos
veces. Si llega a perdonarlo lo dejará entrar en su vida nuevamente, pero si
Harry está contigo no pensará en esa posibilidad — explicó rápidamente
Hermione.
—Malfoy
estaba con Harry para que el Mundo Mágico olvidara lo que hizo él y su familia
en el pasado — expresó el pelirrojo — Solo lo utilizó para su beneficio, de no
ser así, no se hubiera enredado con Zabini.
—Harry
perdió muchas cosas al enlazarse con Malfoy, pero podría recuperarlas al
hacerlo contigo. El Mundo Mágico volvería a confiar en él y no lo considerarían
un traidor o una amenaza. Volvería a ser el Harry de siempre o el que debió
haber sido si no se hubiera liado con Malfoy — concluyó la castaña.
La
pelirroja se mordió el labio inferior. No estaba muy segura de lo que querían
que ella hiciera. Era cierto que podría ayudar a Harry y a su hijo por un
tiempo, pero ¿y después? Y si Harry si consideraba esa posibilidad y perdonaba
a Malfoy, ¿pediría el divorcio para estar nuevamente con el rubio? y ¿qué le
dirían a Scorpius cuando preguntara de dónde sacó el cabello rubio y los ojos
grises? No, definitivamente ella no podría con esa carga.
—
No lo sé.
—Es
tu oportunidad, Ginny — presionó Hermione — Serás la salvadora de la familia Potter,
el Mundo Mágico te alabará y…
—¿Quién
demonios crees que soy, Hermione? — Le envió una mirada de incredulidad — No me
interesa nada de gloria y más si eso se debe por aprovecharme de la
vulnerabilidad de Harry. Se han equivocado, no soy más esa chica de Hogwarts,
estaré enamorada de Harry, pero no estoy tan desesperada como para hacer algo
tan… sucio.
Hermione
suspiró largamente, ya se esperaba esa respuesta de la pelirroja.
—Ginny,
yo solo sé que quieres a Harry y que lo ayudarías si estuviera en tus manos.
Este es el momento.
—Lo
pensaré — respondió al fin, más para quitárselos de encima que por considerar
la oferta — Y si hablo con Harry y él acepta, entonces lo haré. Si él rechaza
la oportunidad, no lo volveré a intentar.
Hermione
y Ron sonrieron abiertamente.
—Con
eso bastará, ya verás que te dirá que sí — la castaña aseguró.
A estas alturas, Ginny veía las cosas de otra manera.
Hermione y Ron se habían aprovechado de la vulnerabilidad de ella. Cuando
tuvieron esa conversación, ella estaba saliendo de una relación. El muchacho,
Thomas de Ravenclaw, la había engañado con otra. Ginny había decidido olvidar a
Harry y esa relación era la ideal, estuvieron saliendo juntos alrededor de dos
años y después ella descubrió el engaño del chico.
El engaño del muchacho coincidió con la infidelidad de
Malfoy hacia Harry. “Dos corazones rotos
se sabrán reconocer”. Y con ese pensamiento Ginny había ido hablar con Harry
después de haber tenido la conversación con Hermione y Ron.
Así había nacido su relación y funcionó los primeros
meses. Tanto Harry como ella se anclaron el uno del otro, ambos se dieron
ánimos, cariño, comprensión, amor fraternal. Scorpius era el motor que los
impulsaba salir adelante y por él ninguno desistió. Sobre todo ella, a pesar que
el pequeño no era su hijo, lo quería como tal, le ayudaba a distraerse y cada
vez pensaba menos en el idiota del ex Ravenclaw. Sin embargo; conforme pasaba
el tiempo, Scorpius se parecía cada vez más al verdadero padre, y con eso a
Ginny le recordaba cuál era su lugar en esa familia. Una intrusa.
Scorpius era lo único que los mantenía juntos, el
pequeño creía que ella era su mamá y Harry su papá, en cuanto se descubriera la
verdad, todo se iría al demonio.
*****
Harry observó la otra fotografía que sobresalía, en
donde estaba con Draco. Scorpius siguió la mirada de su padre.
—¿Quién es él, papi?
El ojiverde pensó que no sería justo que Scorpius no
supiera nada sobre su otro padre y menos en esos momentos en los cuales, Malfoy
estaba entre la vida y la muerte.
—Scorpius, tengo algo importante que decirte sobre
mamá.
El pequeño rubio lo observó fijamente.
Harry sintió un nudo enorme en la boca del estómago,
no había vuelta atrás, le diría la verdad a Scorpius. No podía seguir fingiendo
que todo iba de maravilla porque no lo era. Draco podría morir y con él la
verdad. La verdad de Scorpius.
Comenzó a hablarle a su hijo de una manera que le
entendiera, para Harry era importante dejarle en claro a Scorpius que era un
niño especial por ser hijo de dos papás que se amaron mucho. Que a pesar que
Ginny no era su madre biológica, aún seguía siendo su madre, de crianza, pero
era su madre. Que su otro papá lo amaba mucho a pesar que no estuviera con él. Harry
se aseguró que Scorpius no le guardara rencor a Malfoy.
El ojiverde fue sincero con su hijo o al menos en todo
lo que pudo.
—¿Y dónde está papá, papi? — preguntó Scorpius.
—Él aún está de viaje. Está buscando a la persona que
lo curará de su enfermedad.
Harry se sintió mal por mentirle en eso último, pero
no vio otra manera. No podía decirle a su hijo que su papá se había alejado de
ellos por haberlo engañado con otro hombre, también le ocultó la existencia de
su medio hermano. Era mejor esa media verdad a la verdad completa.
Harry limpió el rastro de lágrimas que había en el
rostro de su pequeño. Sabía que le había hecho daño al contarle la verdad, pero
era necesario. Scorpius debía saber de dónde venía. El pequeño rubio abrazó a Harry
y se quedaron así por varios minutos más, en silencio. Al final, Scorpius terminó
durmiéndose en los brazos de su padre.
El ojiverde llevó a su hijo hasta su habitación. Lo
dejó en su cama. El pequeñito se removió en su lugar.
—Papi… — le llamó Scorpius, semidormido — ¿papá se
acordará de mí? — Harry sintió un escalofrío recorrerlo por todo el cuerpo.
Tragó saliva. ¿Qué si Draco se acordaba de él? Harry sabía que si por el rubio
fuera, éste lo visitaría todos los días.
—Todo el tiempo, Scorpius — le respondió Harry,
dándole un beso en la frente.
Scorpius sonrió, con los ojos cerrados.
—Descansa — murmuró Harry, apagó la luz de la lámpara.
Harry se detuvo en la puerta de la habitación, volteó
a ver a Scorpius. El pequeño dormía.
—Papá, no me olvides… — dijo entre sueños.
Una lágrima resbaló por la mejilla de Harry.
—Perdóname por no decirte que Draco Malfoy es tu padre.
Salió de la habitación.
*****
La noche se la pasó en vela en el área de emergencias.
Hermione había entrado a cirugía en cuanto llegaron a San Mungo. Ron creía que
la situación no era tan crítica, pero a esas alturas ya no estaba tan seguro. Hermione
tenía seis meses de embarazo, no podía tener aún al bebé, pero las cosas
estaban complicadas. El bebé tenía que nacer o ambos morirían.
El pelirrojo caminaba de un lado a otro en aquel largo
pasillo. La ansiedad y la desesperación lo carcomían por dentro.
—¡Ron! — Ginny llegó a su lado — ¿Cómo están?
—Aún no sale de cirugía — El pelirrojo frunció el ceño
al ver a su hermana con unas enormes ojeras y los ojos hinchados — ¿Qué te ha pasado?
—No importa — le restó importancia.
El medimago que atendió a Hermione se les acercó
lentamente. Traía la bata llena de sangre, al pelirrojo le dieron ganas de
vomitar.
—¿Señor Weasley?
—Soy yo.
—Lamento ser portador de malas noticias…
*****
Leyó el reporte por quinta vez, pero aún así no entendió
nada. Harry lo dejó de lado. Suspiró largamente antes de levantarse de su lugar
y comenzar a caminar de un lado a otro.
En esos momentos su prioridad era encontrar a los
responsables del ataque hacia Draco pero su mente divagaba de un lado a otro por
lo ocurrido la noche anterior. Después de haber dejado a Scorpius en su
habitación, Harry se dirigió hacia la suya en donde encontró a su esposa.
El ojiverde sabía que vivía en una mentira al lado de
ella, que muy egoístamente había aceptado casarse con ella para poder quitarse
un peso de encima y a la vez anclarse de ella y salvar a su familia… o lo que
quedaba de ésta. Scorpius necesitaba una madre y Ginny se había ofrecido serla.
Él no necesitaba una esposa pero sí una compañera y una madre para su hijo. Había
jugado con fuego y ahora estaba más que frito, atrapado en su propia mentira y
ahogado en su propio dolor.
A Ginny, por supuesto, le molestó que le contara toda
la verdad, o al menos lo esencial, a Scorpius. La clave de la mentira era que
el pequeño creyera que la pelirroja era su madre. Descubierto esto, todo se iría
al demonio. Y así se lo hizo saber.
—¿Qué
haremos ahora, Harry? Scorpius está al tanto de una verdad que apenas nosotros
sabemos manejar, ¿Cómo hará él que apenas es un niño? — le reclamó la
pelirroja.
—No
le conté toda la verdad.
—Le
has dicho lo suficiente para que aquello que tanto le has ocultado lo descubra
de un momento a otro — Ginny estaba enojada.
—Draco
es su padre, siempre lo será. Jamás dije que no se lo diría — aclaró el
ojiverde.
La
pelirroja entornó los ojos.
—¿Le
dijiste?
—No
seré el culpable de destrozar su inocencia. Es mejor que recuerde que tiene un
padre moribundo y que está buscando la cura de su enfermedad en algún lugar de
este planeta a que sepa que su padre es un… — Harry se abstuvo de decir aquello
que aún le costaba a él aceptar — Scorpius no sabrá la verdad de su padre, le
lastimaría mucho. No lo quiero ver sufrir.
Ginny
no dijo nada, se limitó a sentarse nuevamente en la cama.
—Ginny,
ayúdame una vez más, por favor. No le digas que Draco Malfoy es su padre. Y
mucho menos que tiene un hermano por ahí. Es demasiado para él saber lo que
sabe ahora. Está sufriendo, lo sé. Y no quiero que sufra más.
—¿Y
hasta cuando crees que se tragará la mentira de su padre moribundo? — La
muchacha lo fulminó con la mirada — sabía que en cualquier momento le diríamos
la verdad a Scorpius sobre su procedencia, es decir, él es rubio y yo
pelirroja, demasiadas obviedades para darse cuenta que no soy su madre
biológica. Pero creí que esa decisión la tomaríamos juntos y dentro de muchos
años después y no tú solo y justo ahora cuando casualmente la vida de Malfoy está
en peligro.
Harry
frunció el ceño.
—¿Cómo
sabes lo de Draco?
—No
importa cómo lo supe, solo sé que en el fondo Malfoy te importa y mucho más de
lo que quieres admitir y lo que acabas de hacer con respecto a Scorpius no es más
que una afirmación a tus sentimientos hacia con él y un claro acto de arrepentimiento por todas
las decisiones que has tomado.
—Ginny…
—No
te justifiques, te entiendo Harry. Sé que Scorpius es tu hijo y que tienes
muchos más derechos que yo sobre él, solo te pido que si quieres que te siga
ayudando no me dejes fuera sobre las decisiones con respecto a Scorpius.
Después
de esa pequeña conversación, cada uno se fue a una habitación diferente como solía
suceder cada vez que salía a relucir el tema de Draco, Scorpius o Severus.
Sabiendo que sería una pérdida de tiempo el quedarse
ahí, pues no se podía concentrar al leer los reportes, se dirigió hacia San
Mungo para visitar Draco y de paso averiguar si Hermione se había reportado a
su trabajo ya que aún no podía localizarla.
Harry había movido sus influencias, y con mucha persuasión,
había logrado que el medimago que había atendido a Draco desde el momento en
que había llegado a san Mungo, aún lo estuviera tratando. Aunque sabía que no
por mucho tiempo lograría retenerlo.
*****
—No tan rápido, Severus — le pidió Lucius al pequeño
que llevaba a su lado tomado de la mano.
Al rubio mayor le habían dado el alta un par de horas
atrás. Severus, el cual había llegado a san Mungo con la ayuda de Theodore, lo había
convencido de llevarlo a ver a su papá. Y ahí se encontraban, de camino a la
habitación del rubio menor.
—Quiero ver a mi papi, abuelo Lu — le explicó el
pequeño, casi arrastrando al mayor hacia la ansiada habitación — tal vez ya
despertó.
Lucius no quería matar las esperanzas de su nieto así
que se mordió la lengua para no contradecir al pequeño ojiverde.
—Me duele la pierna, Severus — se quejó al no aguantar
el dolor — Descansaré un rato aquí, la habitación de tu papá es esa de allá de
la esquina, ve. De aquí te veré — le prometió.
Severus le sonrió abiertamente, esa sonrisa que a
Lucius se le hacía vagamente familiar, estaba seguro de haberla visto en algún
lugar, pero el dolor de la pierna hizo que no pensara más en ese asunto.
El pequeñito llegó a la habitación de su papá, entró
con sigilo para no asustar a su papi por si éste estaba despierto. Era una
suerte que el medimago lo hubiera dejado entrar, aunque no fue difícil de
convencerlo, solo le bastó ponerle esa carita que en muchas ocasiones le había puesto
a su papi para conseguir alguna golosina.
Se acercó a la cama, lentamente. Su papi dormía, tal
como le había advertido el medimago. Severus hizo un mohín con la nariz.
—Papi… ¿me escuchas? — susurró, su papi no respondió.
Severus se puso de puntitas para poder estar a la
altura del oído de su padre, como solía hacerlo en casa por las mañanas, para
hablarle y así despertarlo.
—Papi… despierta…
Nada, el mismo resultado. Tal vez si le recordaba esos
compromisos…
—En dos días iremos al zoológico mágico y en una
semana iré al colegio — Severus sonrió, ansioso — ¿lo recuerdas?
Nada. A Severus se le borró la sonrisa. ¿Por qué su
papi no despertaba?, ¿no despertaría?, ¿no lo llevaría al colegio como se lo
prometió?, ¿no irían a comprar los útiles escolares en el callejón Diagon?, ¿se
le habían olvidado esas promesas?
—Papi, no me olvides… — le susurró.
Severus lo observó anhelantemente, como esperando que
en el último momento su papi despertara y le dijera que estaba bromeando.
Pero Draco Malfoy no estaba bromeando, sino todo lo
contrario. Estaba muriendo. Y eso lo sabía perfectamente la persona que
observaba a ambos Malfoys desde la puerta de la habitación.
Un trabajo estupendo, estoy deseando ver como continua. Animo!
ResponderEliminarHolas :D
EliminarGracias por pasar a leer y por comentar n.n
Me alegra que te vaya gustando *0*
Saludos
PISLIB n_n