Confía en mí.
~Capitulo
Ocho~
Abrió los ojos de golpe en cuanto sintió un cuerpo pegado al suyo, se
apartó bruscamente. Blaise se removió en su lugar.
—No, no, no, no… — murmuró Theodore, levantándose.
—mmmué pasa? — preguntó adormilado el moreno.
Theo comenzó a buscar su ropa, enredándose en el proceso con las
cortinas que estaban corridas, al menos con la poca cordura que mantuvieron la
noche anterior tuvieron la decencia de hechizar y correr las cortinas de la cama.
Blaise se sentó de golpe, fue cuestión de segundos para darse cuenta lo
que había ocurrido la noche anterior.
Por suerte, sus compañeros de habitación ya se habían ido a desayunar.
—¡Hola! — saludó a Theodore, sonriendo.
—¡Esto no debió haber pasado! — le dijo, enojado.
Al moreno se le borró la sonrisa al instante. Al parecer las cosas entre
ellos seguían igual, o tal vez, peor que antes.
—Lo siento — se disculpó el moreno, comenzando a vestirse también. Theo
lo observó en silencio, incapaz de darle una explicación. Supuso que las
próximas horas iban hacer realmente asfixiantes.
*0*0*0*
—No está en tu cama, ni en el velador y tampoco en el baúl, eso
significa que la traes contigo — Ginny lo veía fijamente.
Neville sabía que ese era el momento de dar las explicaciones.
—No te la daré — le dijo.
—¿Cuándo piensas deshacerte de ella? — quiso saber.
—Nunca.
—Entonces lo chantajearás con ella.
—No.
—¿Se la mostrarás y después la arrojarás al lago para que el calamar
gigante o alguna criatura de ahí se la coma? Si es así, es un plan realmente
brillante y macabro, aunque no muy tu estilo — admitió.
—No haré tal cosa.
Ginny frunció el ceño.
—¿Entonces?
—En realidad, pensaba hacer todo lo contrario — el Gryffindor se encogió
de hombros — se la devolveré sin pedir o hacer nada a cambio.
—¿Qué?
—Lo que has escuchado.
—Estas bromeando, ¿cierto? — Ginny se estaba enojando.
—No.
—Prometimos vengarnos de él — siseó.
—Ginny, sé lo que prometí y lo que dije — admitió Neville — la verdad es que estaba dolido y resentido por
la muerte de mi abuela. Theodore no merece nada de lo que pensaba hacerle.
—¿Theodore? ¿Ahora lo llamas por su nombre?
—Ginny…
—No lo digas, Neville. Él merece ser castigado por todo lo que sus amiguitos hicieron.
—El vengarnos de él no le devolverá la vida a Fred ni a mi abuela.
—Él merece sufrir.
—Es suficiente el dolor que estamos sintiendo por las perdidas, Ginny.
No agreguemos más.
—¡No! ¡Quiero que él sufra, Neville! – Chilló Ginny — ¡Quiero que él
pague por todo!
—Eso no quitará tu dolor.
—Pero me dará paz, mi corazón descansará y ya no lloraré por las noches,
Neville — la pelirroja se acercó a él — ¡Por favor!
—No, Ginny. No está bien, no es correcto.
La muchacha se dejó caer al suelo, llorando. Neville corrió a su
encuentro, abrazándola.
—Llora Ginny, es mejor sacar el dolor de esta manera — le consoló — te
sentirás mejor después de hacerlo. Lo prometo.
*0*0*0*
La mañana fue un infierno para Theodore, las clases resultaron no tan
llevaderas: obtuvo un par de ‘D’ en los trabajos de DCAO y Pociones. Aunque en
el fondo no le preocupaban tanto sus calificaciones como el que en realidad lo
tenia de esa manera. Blaise no se le había acercado en todo el día, lo evitaba
a toda costa. Y eso le dolía. Incluso más que la pérdida de la cadenita que le
perteneció a su madre.
En cuanto terminó la clase de Transformaciones se escondió en el aula de
enseguida. Cuando visualizó a Blaise, lo jaló metiéndolo en el aula.
—¡Qué demonios…! — se quejó el moreno.
—Lo siento — se disculpó Theo — tengo que hablar contigo.
Blaise le envió una mirada fría, ese gesto no detuvo al ojiazul.
—Te pido disculpas por lo de esta mañana — el muchacho buscó la mirada
de su amigo moreno — No era mi intensión hacerte sentir de esa manera. Yo solo…
no quiero que algo malo te pase.
Blaise frunció el ceño ante las palabras de su amigo.
—¿Por qué habría de pasarme algo malo?
Theodore se abstuvo de responderle con la verdad.
—Solo te he traído para disculparme — y sin más, el castaño salió del
aula.
*0*0*0*
Neville estaba satisfecho. Había convencido a Ginny de no llevar a cabo
su venganza contra el Slytherin. Lo único que faltaba era entregar la cadenita
a su dueño y las cosas tomarían el rumbo que debían de tomar. Sonrió
complacido.
Desvió su mirada hacia la mesa de las serpientes y pudo visualizar a
Theodore en ésta. Todo terminaría al día siguiente cuando le entregara la joya.
Volvió a sonreír.
Blaise se detuvo en la puerta del Gran Comedor, con la mirada buscó a su
amigo ojiazul. En cuanto lo localizó se dirigió hacia con él.
—Te prometí encontrar la cadenita y pienso cumplir con mi promesa —
Blaise le sonrió mientras le mostraba el gran mapa enrollado y el libro que
había sacado de la biblioteca el día anterior.
Theodore lo miró fijamente. Al ver sonreír a su amigo, supo que éste
había aceptado sus disculpas.
—¿Cómo va ese hechizo? — preguntó mientras le devolvía la sonrisa.
*0*0*0*
Ese día era sábado. Neville estaba de buen humor, en unas horas más
entregaría la cadenita y estaba seguro que el Slytherin también se pondría de
buen humor. Y con suerte, volvería a sonreír, como en la noche anterior.
Esa era la primera sonrisa que presenciaba del muchacho y le pareció que
era la sonrisa más linda que había visto en su vida. Embobado con la imagen
mental de Theodore, comenzó a vestirse.
Mientras caminaba hacia los jardines traseros buscaba la cadenita en la
túnica, no la encontró en el bolsillo donde solía estar.
Frunció el ceño.
Volvió a buscarla, esta vez calmadamente, obteniendo el mismo resultado.
Asustado, repasó en su mente dónde más podría haberla dejado. Cayó en cuenta
que no la había cambiado de lugar, es más ni siquiera la había sacado de la
túnica. Eso significaba una cosa, alguien se la había robado. Pero, ¿quién?
Entornó los ojos, alarmado.
—¡Ginny!
_____________________________________________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario