CELOS
El súper agente Jethro Leroy Gibbs se encontraba en su escritorio
repasando algunos archivos del apodado “El terrorista”, sujeto que había tenido
la osadía de entrar al departamento y salir de éste ileso. Gibbs simplemente
estaba molesto consigo mismo por haber permitido semejante cosa.
Resopló enfadado.
Frunció ligeramente el ceño al ver a Tony y Kate conversar
tranquilamente, ¿Que no tenían trabajo qué hacer?
-¡DiNozzo! ¡Kate! – Llamó, los aludidos dieron un respingo desde sus
respectivos lugares – un caso nuevo.
Ambos agentes se dirigieron hacia su jefe. Les explicó rápidamente el
caso. El asesinato de un general de la armada.
-Kate, investiga todo sobre el sargento Sanders. Es el principal
sospechoso.
-Yo podría ir al último lugar en el que se le vio por última vez, jefe –
se ofreció Tony – El bar “Una noche candente”, se escucha interesante y…
-Kate, tú y yo vamos a la escena del crimen. DiNozzo tú investigarás al
sargento – sentenció el mayor.
La cara de Tony hablaba por sí sola. Kate sonrió antes de salir tras
Gibbs.
Dos horas más tarde, tras una nueva pista, Gibbs se dirigía con el jefe
de la víctima. Tony estaba al teléfono.
-Eso es todo jefe – Jethro casi podía ver la sonrisa de Tony del otro
lado del teléfono - ¡Hey!
-¿Qué?
-Umm, nada, jefe. Kate se ha vuelto a robar mis barras energéticas – se
quejó el agente.
-Da igual Tony, no cumples con la dieta – se burló la muchacha.
-¿Qué hace ella ahí? – Gibbs frunció el ceño.
-Conseguí nueva información, Gibbs – la aludida le había rebatado el
celular a su compañero – estoy tras una nueva pista, al parecer la dueña del
bar estuvo involucrada y…
-Ve a investigarla.
-Ese es el problema, jefe – Tony volvía a tener el control de su celular
– ha desaparecido, pero…
Kate se acercó al celular.
-Le he dicho a Abby que la rastree por medio del celular y…
-En cuanto tengan información me avisan, mientras tanto ve nuevamente a
la casa de la victima por más pistas. Pistas que no hayamos visto la primera
vez.
-Entendido, me llevo a Tony.
-¡NO! – Kate frunció el ceño – DiNozzo.
-¿Sí, jefe?
-Tengo una tarea para ti…
Dos horas más tarde habían cerrado el caso satisfactoriamente. El
asesino del general resultó ser la dueña del bar, quien había sido contratada
por la primera esposa de éste.
Mientras Gibbs terminaba con los informes, Tony y Kate despejaban sus
áreas de trabajo.
-¡Tony! – llamó bajito, Kate - ¿no crees que Gibbs ha estado muy extraño
estos últimos días?
-¿Gibbs? Nah – dejó salir
tranquilamente – es el mismo de siempre.
La muchacha hizo un mohín con su nariz, clara señal de desacuerdo. Tony
se acercó a ella, comenzando a hurgar en su escritorio.
-¿Qué crees que haces, DiNozzo? – gruñó la agente.
-Mis barras energéticas – fue su respuesta, comenzó a buscar entre los
cajones.
-¿Y qué te hace pensar que las tengo guardadas?
-No te gustan – aclaró el muchacho – asumo que no te las has comido.
-Buen punto – reconoció ella – no las encontrarás aquí, las he tirado.
-¿Qué?
La aludida le sonrió, burlonamente. Tony se acercó a ella y justo cuando
se disponía a buscar en el bolso de su compañera, Gibbs le dio un zape.
-Deja de lloriquear, DiNozzo – la mirada fulminante del mayor hizo que
el menor se alejara de su compañera.
*****
Cuando Tony entró a su departamento, encontró compañía sentado en su
sofá.
-¿Me lo dirás? – le preguntó, dejando su saco y demás pertenencias en el
lugar más cercano que encontró.
-¿Qué cosa? – frunció el ceño el aludido.
-El porqué estás actuando más gruñón de lo normal.
-Soy tu jefe, Tony. Debo compórtame así – aclaró el mayor.
-Nah, ocurre algo más – Tony
entrecerró los ojos – te has ensañado con la pobre de Kate y…
DiNozzo sonríe ampliamente, Gibbs lo escudriña con la mirada.
-Es por el comentario que hice hace
dos semanas – no era una pregunta, era una confirmación - ¡No lo creo,
Gibbs! ¡Estás celoso!
-No – gruñó el mayor.
Tony se sentó a un lado de su jefe.
-Por alguna extraña razón, Kate quiere salir con McGee, por eso dije que
ella se veía sexy en esa foto, para que McGee escuchara y…
-¿Desde cuándo eres Cupido? – fue el comentario del mayor y Tony supo
que su novio parecía más tranquilo.
-Yo solo pienso en ti – Tony le dio un casto beso en los labios.
-Idiota – susurró Gibbs.
-Y aún así, con mi idiotez me amas – Tony sonrió, mientras se encaminaba
hacia la cocina.
Gibbs sonrió de lado. Ese asunto de Kate y Tony ya estaba aclarado. Ya
podría dejar tranquila, por el momento, a la agente y disfrutar de Tony sin
pensar en que éste consideraba sexy a la agente Todd.
FIN
Diciembre del 2012
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