La mujer
de mi padre
Esa tarde Kevin llegó sacando humo hasta por las orejas. James, el
novio, sabía lo que vendría a continuación: una sarta de insultos dirigida
hacia la mujer del padre de Kevin.
-¡No la soporto! – anunció, azotando la puerta.
-Kevin, te he dicho muchas veces que por más que azotes la puerta, tu
madrastra no cambiará.
-Ni me la recuerdes – gruñó el aludido.
-¿Qué pasó esta vez? – le preguntó, invitándolo con una seña a que se
sentara a su lado.
-Está loca, en serio, deberían internarla en un manicomio.
-Tranquilo, no deberías preocuparte – James le dio un casto beso en los
labios.
-¿No debería preocuparme? Mi padre le va a dar el anillo en una semana.
¡Se casará con esa bruja!
James volvió a besarlo.
-Deja de pensar en esa señora, en nuestros últimos encuentros ella es el
tema de conversación mientras hacemos el amor y eso me está preocupando.
-No puedo evitar hablar de ella – dejó salir, apesadumbrado - ¡Será mi
nueva mamá! ¡Es horrible!
James comenzó a desabotonar la camisa de su novio, mientras éste seguía
despotricando a los cuatro vientos sobre su madrastra.
-¿Cuándo será la fiesta del compromiso? – preguntó James mientras
acariciaba el torso desnudo de su novio.
-El próximo sábado, deberías acompañarme – respondió – Ese sería un buen
regalo de compromiso. Ya me imagino la ahh… cara de… ahhhh…
Kevin comenzó a retorcerse y gemir de placer en cuanto James atrapó su
erección.
-¿Quieres matarla de un infarto?
-¡Oh, sí! Eso es genial – gimió el aludido. James frunció el ceño.
Detuvo la felación.
-¿“Genial”? – repitió,
confuso.
-Sí, lo que haces, no el matarla – aclaró el castaño - ¿podrías…?
James no necesitó más aclaración, volvió a atrapar la erección de su
novio, succionando cada vez más fuerte.
-Oh, sí…
Bastó con otro par de succionadas para que llegara al clímax.
-Perdón – murmuró, sonrojado – no te avisé.
-No te preocupes – le respondió, limpiando la comisura de sus labios.
James se acurrucó a su lado.
-¿Qué podría regalarle a la bruja?
-¿Algo creativo? – le propuso James.
-¿Alguna sugerencia?
-No lo sé.
-¿Me ayudarás?
-Por supuesto, pero no me pidas que te acompañe. Ese día tengo que ir a
la casa de mi madre a una comida, según ella, muy importante.
-¿Junta con los socios?
-Creo que me presentará a su nuevo novio, últimamente me habla mucho de
un “nuevo amigo”.
-Deberías presentármela – sugirió seriamente Kevin.
-¿Quieres conocer a mi madre? – James entornó los ojos.
-Claro.
-Emh…
-Para presentársela a mi padre y así se olvide de esa bruja.
-¿Y cómo sabes que mi madre no es igual?
-Porque conozco a su hijo y eso me dice que ella es un ángel – Kevin le
sonrió. James tenía un gesto indescriptible.
-Por aquí tengo una foto y…
-Olvida la foto, ven acá – Kevin lo sometió en la cama – es hora de
regresarte el favor.
Kevin comenzó a besar el torso desnudo de James, luego bajó lentamente
hasta llegar a la entrepierna…
*0*0*0*
El sonido de la puerta anunció a James la llegada de su novio.
-¡Te lo juro, no la soporto! – saludó a su novio.
James suspiró largamente, se estaba preocupando por la puerta, si Kevin
seguía azotándola muy pronto se despegaría. De pronto la idea de haberle dado
una copia de la llave de su departamento no le pareció tan buena.
-Pronto tendrá su merecido – le sonrió de lado.
-¿Qué le piensas hacer?
-Una canción.
-¿Disculpa?
-Le he escrito una canción – sonrió de lado.
-Me imaginaba algo como… ¿Qué haces? – Kevin tomó la guitarra que había
traído consigo y comenzó a tocarla.
-La mujer de mi padre es
diferente, es diferente al resto de la gente… y molesta con pavadas que aquí no
tienen mucama, que está abierta la nevera, ve y cierra la ventana…
James soltó una carcajada, de pronto se acordó de su propia madre,
después de todo, la madrastra de Kevin sí tenía algo de parecido con su madre.
Se sacudió la cabeza para olvidarse de esa idea tan extraña.
-Yo vivo una situación muy
estresante, no sé si voy para atrás, para atrás o para adelante… pero ella me
empuja, es como una bruja que quiere tener todo bajo su control – Kevin
siguió cantando.
James volvió a carcajearse.
-Nada más mírenla si se
parece a la Olivia de Popeye el marinero.
El dueño del departamento se agarraba la barriga al imaginarse a la
‘bruja’ escuchando la linda canción de su futuro hijo.
-Esta mujer está loca deberíamos
callarla con seis medias en la boca, oye ‘hermano’ si tú sabes que me enfermo
con solo de mirarle su cara de perro. Crazy woman… - Kevin finalizó la
canción con una nota larga - ¿Qué tal?
-A tu nueva madre le va a dar un infarto al escucharla.
-Esa es la idea. ¿Seguro que no quieres venir?
-Nah, mi madre ya me la
sentenció sino voy a su aburrida comida.
-Temo que después de esto me castigarán por un tiempo – dejó salir con
fingida tristeza.
-No te preocupes, sabré cómo escabullirme hasta tu dormitorio sin que
nadie me vea.
-Sería algo embarazoso que eso sucediera, si tomamos en cuenta que lo
vienes haciendo desde hace seis meses.
-Quiero que me cuentes todo con lujo de detalles – le advirtió.
-Lo tendrás en vivo y en directo – Kevin le sonrió malicioso – lo voy a grabar.
*0*0*0*
El días más esperado para Kevin había llegado. No, no era por el
compromiso, sino por lo que venía después del compromiso, el regalo.
Bajó las escaleras en donde al final de ésta lo esperaba la “bruja”.
-Kevin, cariño… ¡Llegas tarde! – gritó, histérica.
-Estaba cambiándome…
-¿Y por qué no lo has hecho? – le preguntó observándolo de arriba abajo.
Kevin la fulminó con la mirada.
-No hay tiempo para cambiarse, tendrás que recibir así a los invitados.
-Relájate, Luisa – Kevin le dio unas palmaditas en la espalda a forma de
consuelo – todo saldrá bien. Además, te tengo una sorpresa para el final.
-Qué dulce… – le sonrió - ¡¿Dónde demonios está?! – volvió a gritar.
-Mi padre está…
-Él no, tu hermano.
-¿Mi herma…? Luisa has tomado mucho, ya no más vino para ti.
-¡Kevin!
-No grites, no estoy sordo.
-Estoy hablando de mi hijo, tu nuevo hermano.
-¿Tienes un hijo?
-Por supuesto, a no ser que no llegue porque…
Luisa se dirigió hacia la entrada para hacer patente su amenaza sino
llegaba su hijo.
-Definitivamente está loca – dejó salir Kevin.
Una hora más tarde, todos los invitados estaban en sus respectivos
lugares a excepción del hijo de Luisa. Kevin estaba ansioso por dar a conocer
su regalo, se imaginó muchas veces ese momento: en la reacción de los invitados,
de su padre, pero sobre todo, en la de su nueva mamá.
-Luisa es la mujer de mi vida – su padre comenzó con su discurso, Kevin
esperaba que no tardara demasiado.
-¿Kevin? – el aludido se dio la vuelta rápidamente.
-¿James?, ¿Cómo…?
-Esto no es bueno – murmuró el recién llegado.
-¿La comida de tu madre se canceló?
-Eso quisiera – susurró.
-¿Qué pasa aquí? – quiso saber Kevin en cuanto vio a James observar a
los anfitriones y quedarse más quieto que una estatua.
-¿A qué hora cantarás?
-No lo haré, está en un CD que se pondrá en automático en cuanto dejen
de aplaudir.
-¿Aplaudir?
-Sí, en cuanto mi padre termine su discurso, los invitados aplaudirán y…
-Debes de quitar ese CD, Kevin – ordenó James.
-¿Por qué? – gruñó el aludido.
-Y entonces… seremos una
familia completa, ejemplar… - Jeremy, el padre de Kevin, seguía con el discurso.
-Porque ella es…
-¡Tengo una idea, bésame!
-¿Estás loco?
-Luisa, yo…
Kevin tomó a James de las solapas y lo besó.
-… mi hijo y su hijo… - Jeremy señaló hacia los aludidos.
Todos los presentes desviaron sus miradas hacia los muchachos, se
escuchó un ‘oh’ por todos los invitados.
-¡Kevin!
-¡James!
Ambos muchachos se despegaron rápidamente.
-¿Conoces a la bruja?
-¡Es mi madre!
Un buen samaritano comenzó a aplaudir para ‘salvar’ la embarazosa
situación, los demás le siguieron.
-Esto no es bueno – musitó Kevin
en cuanto los aplausos comenzaron a cesar. Una música de fondo llamó la
atención de todos los presentes.
La mujer de mi padre es
diferente,
es diferente al resto de
la gente…
-¿Corremos? – propuso Kevin. James observó la situación, no le tomó
mucho tiempo tomar la decisión de correr, su madre lo fulminaba con la mirada
de una manera que sabía que no presagiaba nada bueno.
-Corremos.
*0*0*0*
-¿Viste sus caras? – Kevin se carcajeaba.
-Me preocupaban más sus miradas amenazantes – aclaró James.
Se dejaron caer en el césped del jardín trasero. Kevin dejó de sonreír.
-He metido la pata, ¿cierto? – James no le respondió – no creí que fuera
tu madre. Yo… lo siento.
Kevin lamentó haberse expresado de esa manera de la madre de su novio.
-No sabías que era mi madre. Y para serte sincero no sabía que ella
salía con tu padre.
-Este matrimonio nos convierte en hermanos – dejó salir.
James sintió escalofríos.
-No digas eso, ni de broma.
Ambos muchachos suspiraron largamente.
-¿Qué haremos? – quiso saber Kevin.
-Tarde o temprano hablaríamos con ellos – musitó James.
Tres horas después, ambos muchachos se encontraban sentados frente a sus
padres. Luisa aún seguía enfadada con Kevin por la canción, y con su hijo por
semejante espectáculo.
-Kevin, cuando me dijiste que salías con alguien especial… no me
esperaba… esto – confesó Jeremy.
-Porque te estaba preparando, además te di muchas pistas.
-Obviamente no fueron suficientes – expresó, ceñudo.
-¿Mamá? – llamó James.
-Estoy muy enojada con los dos, ¡me arruinaron el compromiso!
-¿Luisa?
-Emh… ¿no estás enojada porque tu hijo sea mi novio? – tentó Kevin.
-Les advierto una cosa, jovencitos – Luisa se veía amenazante – si me
arruinan la boda no vivirán para contarlo.
En el sentido más dramático de la palabra, Luisa se dio la vuelta y se
fue derecho a su habitación, seguida de Jeremy.
-¡Ya escucharon a su madre! – sentenció Jeremy antes de desaparecer del
campo visual de los aludidos.
-¿Qué significa eso? – preguntó Kevin.
-Nuestros padres han aceptado nuestra relación – James respondió,
sonriente.
-¿Así de fácil? – Kevin seguía sin poder creerlo.
-Mi madre sabía que salía con un chico, supongo que le ha contado a tu
padre.
-Pero no sabía que salía contigo.
-No le des más vuelta Kevin, contamos con la aprobación de nuestros
padres.
-Y eso es lo importante – aceptó el aludido.
Se sonrieron y tomados de la mano se dirigieron hacia el jardín.
-Espera a que se llegue el día de la boda, les he preparado una canción
que…
-¡Kevin! – advirtió james – no más canciones, si queremos envejecer
juntos es mejor que dejes tu carrera de solista.
-¡Solo bromeaba, James!
El aludido frunció el ceño, internamente sospechaba que Kevin no
bromeaba en nada.
FIN
Marzo 2013
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N/A
Aclaraciones:
*La canción se llama “La mujer de mi padre” del programa Argentino
Atracción x4.
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