Inspirada por la canción “Yo no te pido la Luna” que interpreta Daniela Romo.
No te pido la Luna
Todo empezó mal y lógicamente terminaría peor. Y así fue. Un día se odiaban, al otro se insultaban… o al menos el rubio lo hacía. Un día se gritaron y a los segundos se estaban besando. Nadie sabía la lógica de eso, pero así fueron los días posteriores. Ese era el motivo para que Draco pudiera sobrellevar toda esa presión que tenía por parte del que no debía ser nombrado.
Ambos tenían un acuerdo silencioso. Ese pasillo del 3° piso era el testigo de eso todos los días, sin importar qué, debían estar ahí a la media noche. Se verían a distancia. Se acercarían lentamente, hasta estar frente a frente.
Hermione acomodaría un mechón de su cabello rubio detrás de la oreja.
Draco la tomaría de la mano derecha.
Ella le sonreiría.
Él la miraría fijamente.
La gryffindor cerraría los ojos.
El slytherin la acariciaría la mejilla.
Granger suspiraría lentamente.
Malfoy la besaría.
Solo dura instantes. Un momento. Su momento.
Después de eso. Ella regresaría, continuaría con su rutina, asistiendo a clases, a las reuniones de Slughorn, insitiendo a Harry que deje a Malfoy en paz, porque bueno, es Harry y quiere ver algo que claramente no está. Porque obviamente Draco no es mortífago y no trató de envenenar a nadie con un collar.
Y él. Draco, continuaría buscando la manera de matar a Dumbledore sin morir en el intento. Y al mismo tiempo tratando de vivir lo más normal que se pueda.
Todo iba relativamente bien, hasta el momento que Draco vio su realidad. Jamás podría cumplir la misión que el desquiciado de Voldemort le encomendó. Todo estaba mal… pero aún estaba ella. Aún iba a su encuentro de media noche en el 3° piso y su momento era lo único que lo mantenía cuerdo, pero sabía que tarde o temprano caería en la locura.
Recibió una nota. Cuatro letras, una decisión.
Era la media noche, ahí estaban ambos, acercándose lentamente. Hermione se dio cuenta de algo. Él estaba diferente. No necesitó que Draco hablara. Ella sabía que ese era su último día con él.
-Draco – susurró – No te pido la Luna, solo el momento – acomodó el mechón de cabello tras la oreja.
Él le tomó la mano derecha.
-Correr en contra del viento – le sonrió.
Draco la miró fijamente.
-Quiero tenerte muy cerca de mí – cerró los ojos al sentir la mano del rubio en su mejilla – tan solo… quiero amarte – suspiró.
“Yo también”, retumbó en la mente del rubio mientras la besaba. Era su momento. Su último momento con ella.
Déjala ir o mátala. Eran las cuatro palabras de aquella nota que recibió por parte de su padre. Si Lucius ya sabía del momento que compartía con Granger, ¿Cuánto tardaría en saberlo el Señor Oscuro? ¿Ya lo sabría? Draco no quería averiguarlo.
Se separó de la castaña. Draco sonreía de lado mientras apuntaba con su varita a la castaña. Ella lloraba, confusa, por la acción del rubio. Él, él sonreía, pero su sonrisa contrastaba con la mirada de dolor que enviaba a la gryffindor.
-¿Draco? – Hermione suspiró.
-Obliviate… - susurró.
[…]
Una semana había transcurrido y Draco no avanzaba en su misión, Snape estaba sobre él y ella… ella ya no recordaba su momento. El slytherin llegó a su límite. Se bloqueó, no sabía más qué hacer. Comenzó a llorar, se sentía estúpido la verdad, ¿Quién llora en los baños? Solo él. La situación empeoró cuando Potter apareció en su campo visual. Nada salió muy bien, el gryffindor le lanzó un hechizo que dolía peor que el cruciatus y por un momento Draco creyó que ese sería su fin. Y se lo tenía merecido, sus malas decisiones lo orillaron a eso. No, Draco creía que eso no era suficiente, que debía de sufrir más…
Su deseo se cumplió. No murió. Ayudó a los mortífagos a entrar al castillo, Dumbledore murió (no lo mató él, pero igual contribuyó), tenía la marca tenebrosa en su antebrazo. Parecía que todo iba en viento en popa, salvo un pequeño detalle: ella. Hermione estaba con Weasley. Tal vez… ellos tenían un nuevo momento. Su momento.
[…]
Hermione se levantó exaltada, algo oprimió su pecho. Era extraña esa sensación. Algo no estaba bien. Esa era su última noche en el castillo. Al día siguiente regresaban a casa y ella no volvería. Ayudaría a Harry a conseguir los horrocrux y destruirlos.
Impulsada por una extraña sensación, se encaminó al 3° piso, no estaba segura qué encontraría, pero algo le pedía a gritos silenciosos que fuera a ese lugar. Y así lo hizo. Llegó al pasillo, pero no había nada, salvo un hechizo ilusionador que mostraba la Luna acompañada de estrellas. Y sin ninguna razón en particular, comenzó a llorar.
Del otro del pasillo, Draco la observó en silencio. No le podía dar el momento, así que le dio la Luna.
FIN
Abril 2018
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