domingo, 11 de agosto de 2019

Acosador

Acosador



Acosador



Ella

Caminaba tranquilamente por los pasillos de ese nuevo y horrible colegio.
La sensación a lo desconocido nunca se va por más que tu madre te diga que “todo estará bien”. Porque no lo es.
Ella no fue la que tuvo que decir adiós a su mejor amigo.
Ella no abandonó el anterior colegio.
Ella no salió de su zona de confort.
A ella no la molestan por ser el nuevo.
Ella no siente lo que estoy sintiendo.

Su sonrisa

Una semana. Es lo que tengo en este horrible colegio y nada parece mejorar. Todo lo contrario, empeora. Me molestan y no tiene sentido. Ayer fui yo y hoy también. En verdad este colegio es horrible.
Voy tarde a clases. Mis pies van de prisa mientras mis manos sostienen una maqueta del sistema solar para la clase de Ciencias.
Alguien me pone el pie y caigo. Los planetas salen, literalmente, rodando por todo el pasillo.
Y entonces, así de la nada hay alguien ayudándome.
-¿Estás bien?
Sólo pienso en su hermosa sonrisa acompañada de hoyuelos.

Antonio

El chico bonito de ojos multicolor (porque son entre verdes y marrones) y de hermosa sonrisa me ha invitado a comer a su mesa junto a sus amigos. La verdad es que no me importan los demás. Solo él y su hermosa sonrisa.
Él me ha visto y me ha ayudado cuando nadie más lo hizo. Puedo decirlo sin titubeos. Es mi amigo. Tal vez algún día sea algo más.
Todos quedan en ir a su casa a ver películas de Harry Potter y me ha invitado, brindándome una hermosa sonrisa. Internamente deseé que en el último momento nadie pudiera ir, solo yo.
Todo en él es hermoso y perfecto, incluso su nombre.
Antonio.

Carlos

Antonio solo tiene que ser mi amigo y de nadie más. Ese chico de apariencia asiática el otro día le gritó, Antonio estuvo deprimido por tres días. Deseé que ese tal Carlos lo arrollara un camión, con suerte Antonio se olvida de él y me preste atención, pero no fue así. Al cuarto día de ese grito, ellos parecían tan amigos como siempre.
Estábamos en la cafetería, desayunando, era mi turno de ir por la comida de todos. Escupí la comida del asiático cuando nadie me vio. Qué bonita es la venganza.

Cereza

Antonio me ayuda en matemáticas. La verdad es que soy muy bueno en eso, pero quiero pasar más tiempo con él. No es suficiente el tiempo en el colegio, así que fingí ser un asno para que me ayude.
Estoy en su habitación, él habla y habla. Me pregunto si sus labios saben a cerezas, ya que esa es su fruta favorita y siempre anda comiéndolas.
Ya es tarde, pero no quiero irme. Él me ofreció quedarme a dormir. No me niego.

Sonrisa

Esa maldita rubia, que últimamente anda rondándolo, ha pasado por él a su casa para ir al colegio. Antonio le sonríe, no es la sonrisa que a mí me da cuando me ve. Es una distinta. Una de amor.
Yo tengo que ser dueño de esa sonrisa.

En todos lados

Antonio me ha dicho que paso mucho tiempo con él, que me ve en todos lados incluso hasta en la sopa. No sé si lo dijo en broma o con enojo porque al final sonrió.
Y lo cierto es que sí estoy en todos los lugares. Lo he estado siguiendo. No quiero que nadie me robe su amistad. Él es mi mejor amigo. Desde que llegue él fue el único que me ayudó. Lo menos que puedo hacer es cuidarlo.

Problemas

La maldita rubia está de vuelta otra vez. Todo el día estuvo con él. Lo estuvo tocando más de la cuenta. Los amigos no se ven de esa manera. Un amigo no te acaricia la mejilla, un amigo no te agarra de la mano y la entrelaza contigo solo porque sí. Un amigo no se despide de ti con un beso cerca de la comisura de tus labios.
Esa rubia no quiere ser amiga de Antonio.
Esa rubia quiere algo más.
Esa rubia está en problemas.

Media noche

Tenía que asegurarme que Antonio estuviera bien. Ayer le grité. Él no quiso comer conmigo y yo me enojé y le dije hasta de lo que se iba a morir. Y si se lo preguntan de cómo moriría, le dije que le lanzaría un cuchillo directo al corazón.
La rubia salió en su defensa. Odio a esa maldita chica. Ojalá un rayo le cayera y la partiera en dos.
Llegué a la casa de Antonio a media noche, me trepé por el árbol y así llegué hasta su habitación.
El parece un ángel mientras duerme.
Un dulce e inocente ángel que puede perder las alas si me hace daño.

Ropa

Antonio y yo ya somos amigos de nuevo, me ha prestado ropa porque la mía la han escondido mientras estábamos en clase de Natación y eso ha molestado a la rubia, pero no me importa.
Tengo ropa de Antonio abrazando a mi cuerpo y jamás se la devolveré. Probablemente hoy me masturbe pensado en Antonio.

La rubia

Antonio está enamorado. Lo confesó mientras almorzamos. El asiático le preguntó si era de la rubia.
Mi sonrisa desapareció cuando lo confirmó.
Esa chica debe desaparecer.

 Desastre

Antonio es novio de la rubia. Hice todo lo que pude para que esa resbalosa no se le acercara pero no lo logré.
Utilizaré el arma de los celos para separar a la rubia de lo que es mío.

Un mes

Los celos no parecen funcionar. Llevan un mes saliendo. Antonio parece más feliz que nunca. Le dedica esa hermosa sonrisa a cada momento.
Tengo que quitar a esa chica de mi camino.

Secuestro

Tengo a la rubia escondida en el sótano de mi casa. Fue fácil engañarla y hacerla venir a lo que ahora es su prisión. Ella sabe que amo a Antonio. Y aun así no le importó. Ella declaró sus sentimientos a Antonio.
La rubia ha venido por una disculpa que le prometí. Yo siempre cumplo mis promesas. Me disculpé por el golpe que le di en la cabeza. Ahora ella está atada y a punto de ser enterrada viva.
El plan es sencillo. Ella muere lenta y tortuosamente asfixiada dentro de un ataúd. Antonio se pondrá triste y yo lo consolaré. Él se olvidará de la resbalosa y, como siempre estuve a su lado, se enamorará de mí. Y al fin me brindará esa hermosa sonrisa.

Descubierto

Cuando llegué a casa de Antonio comenzó a gritarme. El asiático le dijo que estuvo en mi habitación y que encontró muchas fotografías y algunas de sus pertenencias por todas partes. Ese maldito asiático le contó de mi colección privada.
Era inevitable no tomarle fotos mientras duerme, parece un ángel. Y decidí que todo lo suyo es mío, así que cada vez que venía en las noches a contemplarlo dormir me llevaba algo suyo, al principio eran fotografías después fueron objetos. El último, su trofeo de natación.
Maldito Carlos. Tendrá su merecido también.

Por favor...

Antonio me pregunta sobre su novia. Al parecer el entrometido de Carlos llegó a la conclusión que soy el responsable de la desaparición de la rubia. La verdad es que sí lo soy, pero aun no es tiempo que lo sepan.
Antonio está desesperándose, lo veo en sus ojos multicolor.
Intenté calmarlo, no lo logré.
Intenté abrazarlo, él me rechazó.
Intenté besarlo, él gritó.
Intenté hacerle el amor a la fuerza, él me golpeó.
Enojado, le devolví el golpe.
Antonio se ve asustado, sin embargo, yo sonrío de lado.
-Lucas, por favor, dime en dónde está Melanie...

 Un ángel sin alas

-La pequeña Melanie... será devorada por los gusanos.
Sonrío complacido.
Jamás la encontrarán a tiempo. Tiene dos días enterrada en aquel bosque de las afueras de la ciudad.
Y ahora es tiempo que el ángel se quede sin alas.
-¿Recuerdas ese día en la cafetería cuando no quisiste comer conmigo? Yo sí, también recuerdo haberte dicho cómo morirías...
Sonrío de lado, sacando un cuchillo y dirigiéndome hacia Antonio.
Él se ve tan asustado… y sexy.

Epilogo

Nueva ciudad, nuevo colegio.
Nuevamente a hacer amigos. Es una lástima que Antonio no me haya valorado, en estos momentos estaría a mi lado… y con vida.
Aquí es reconfortante. Nadie me molesta. De hecho nadie nota mi presencia.
Todos me ignoran. Tengo dos semanas y nadie parece interesarse en mí.
-Hola, ¿puedo sentarme a tu lado? 
Una chica de cabellera rizada, ojos miel y hoyuelos en las mejillas me sonríe.
-Por supuesto.
-Me llamo Luna.
Tiene una sonrisa encantadora.
Por fin, mi primer amiga… y tal vez algo más.

FIN
Agosto 2019



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