Contigo
Capítulo
Tres.
En
la mira
Neville
estaba acostado boca-abajo en su cama, se sentía mal por haberse hecho ilusión
de que aquel moreno Slytherin algún día lo quisiera, pero cuando se acercó a él
hace un año atrás, el moreno parecía quererlo sino es que hasta amarlo, más sin
embargo, cada vez que estaba cerca de ellos Theodore, pareciera que el moreno
se transformara. Los comentarios que hacía dejaban mucho qué pensar, incluso
creyó que los hacía con el afán de hacerle sentir celos… pero dirigidos hacia
aquel chico, que se hacía el desentendido pero evidentemente se le veía incomodo.
Hasta la fecha Neville se preguntaba el por qué Zabini no se le declaró a su
amigo Theodore en lugar de a él.
-Neville
¿todo bien? – le preguntó Ron sacándolo
de su ensimismamiento.
-El
amor apesta – fue lo único que le dijo, en esos momentos Harry llegó con cara
de pocos amigos.
-¡Harry!
-Ahora
no, Ron – dijo desilusionado y Ron no
entendía nada.
-¿También
te fue mal? – le preguntó Neville al
ojiverde.
-¿También?
– repitió Harry perplejo.
-Blaise
terminó conmigo.
-Lo
siento, Neville – dijo Harry triste sospechando lo que le seguiría.
-Solo
era cuestión de tiempo, Blaise… - pero Neville no completó la frase, no estaba
preparado porque sabía que solo era cuestión de tiempo para que Blaise y Theodore
estuvieron juntos.
*****
En
la hora libre, Harry se plantó frente a Terry, era ahora o nunca, pues el
Ravenclaw siempre se las ingeniaba para esquivarlo.
-Terry
tenemos que hablar.
-Ahora
no Harry, ya que cumpla mi amenaza ya veremos – Terry ya se iba pero Harry se interpuso
en su camino.
-¡No
dejaré que le hagas algo! – soltó protector.
-Escucha
Harry, no me hagas enfadar ¿quieres?
-¡Deja
a Theodore en paz! El asunto es entre tú y yo.
-Lo
era hasta que ese imbécil se puso en mi camino.
-Si
regreso contigo… ¿lo dejarás en paz? – dijo como último recurso.
-Oferta
tentadora, pero no, no quiero tu lastima Potter – y sin más Terry se alejó
dispuesto a planear su segunda jugada.
*****
Theodore
se encontraba sentado contemplando el cielo, en la torre de astronomía, le
agradaba esa tranquilidad que le ofrecía ese lugar, de hecho lo extrañaba, con
sus amigos que estaban últimamente encima de él, no lo dejaban disfrutar de
eso. Se alegraba de haber aclarado las cosas con ellos, sobre todo con Blaise.
Estaba
atento contemplando las nubes, cuando escuchó pasos detrás de él, aferró su
varita, esta vez no lo agarrarían desprevenido, se volteó bruscamente alzando su varita sorprendiendo a
su atacante que resultó ser…
-Soy
yo, Theo, no quería asustarte – se disculpó Blaise y Theodore bajó la varita
sentándose nuevamente – solo quería venir a disculparme si te hice pensar que
eras un débil, esa no era mi intención – se disculpaba el italiano mientras se
sentaba a su lado.
-Está
bien Blaise, tu discúlpame a mí por haberte tratado tan mal, pero la verdad es
que estaba asustado – le confesó murmurando – esos idiotas me agarraron
desprevenido.
-Así
son ellos, son unos malditos cobardes – dejó salir con rencor el moreno – yo también me asusté al no encontrarte por ningún
lado, creí que te habían hecho algo – le confesó mientras lo veía directamente a los ojos, sus miradas se
conectaron dejando surgir sentimientos reprimidos, Zabini se acercó más al rostro de Theodore con la intensión de buscar su boca, pero éste al
percatarse de las intenciones de su amigo se alejó bruscamente, carraspeando.
-Neville
debe estar buscándote – le soltó de repente.
-Él
y yo… decidimos darnos un tiempo – confesó Blaise.
-¿Qué?
-Eso,
le pedí a Neville tiempo.
-¿Tiempo
para qué? O ¿Por qué? – le preguntó confundido, si ellos estaban muy bien hasta
hace apenas tres días.
-Bueno,
es que… - Blaise no sabía cómo decirle a su amigo lo que en la mañana le había
dicho a su ex novio.
-¡Demonios!
– exclamó Theodore levantándose del lugar al llegar a la conclusión que
esperaba no fuera cierta – Blaise, dime que lo de la amenaza de Boot no tiene
que ver, ¡dime que yo no tuve nada que ver con esa decisión! – Preguntó enfadado
y buscó la verdad en los ojos de su amigo, quien se mordió el labio inferior,
confirmándole el hecho - ¡Maldición! – murmuró para sus adentros mientas le
daba la espalda.
-Fue
decisión mía Theo.
-Deberías
volver con él.
-No
puedo, sabes que no lo amo. Al que amo en verdad es…
-No
lo digas – lo atajó el castaño volteándose hacia con él – solo no lo digas.
-¿Por
qué no? Es la verdad. Te amo a ti Theo. Nunca dejé de hacerlo – le respondió el
moreno levantándose.
-No
me hagas esto Blaise, sabes bien que yo…
-También
me amas, ¿por qué no lo intentamos?
-Te
lo dije hace tiempo, ¿no lo recuerdas?
-Sí,
pero me importa una calabaza.
-Pero
a mí sí, Blaise – le respondió mirándolo a la cara – nuestra amistad es muy
importante para mí, no soportaría perderte por una estúpida pelea por un amor
que según creemos tener.
-Jamás
pelearía contigo Theo – le dijo Blaise acercándose a él nuevamente – eres muy
importante para mí. Te amo – le dijo al oído mientras lo abrazaba.
-Blaise,
por favor… no – el italiano no le dio tiempo de terminar la oración, unió sus
labios con los de él, teniendo cuidado de no lastimar su labio herido, esos
malditos Ravenclaw ya se las pagarían por haberlo lastimado.
Zabini
volvió a unir sus labios con cuidado, esta vez duró más tiempo, a pesar que Theodore
al principio se resistía. No pudo seguir reprimiendo sus sentimientos hacia su
amigo italiano y también correspondió al beso, esta vez pasó sus brazos por el
cuello del moreno, estando así de juntos el italiano era más alto que él por
unos escasos cinco centímetros.
Se
unieron en un beso dulce, apasionado, ambos habían cerrado los ojos para que
aquellos sentimientos se hicieran cada vez más fuertes, el italiano pidió
permiso para poder recorrer aquella dulce boca con la que en muchas ocasiones
había soñado. Sí, una vez compartieron un beso, pero no como en esta ocasión;
el castaño concedió el paso a la lengua de su amigo y segundos después ambos luchaban
por tener el control.
Blaise
comenzó con caricias alrededor de la
espalda y sus besos los fue descendiendo hasta llegar al cuello sacando débiles
gemidos de su Theo. Le quitó el
suéter del uniforme para encontrarse con la camisa, que de antemano se la
esperaba, pero no le importó este hecho y siguió con los besos en el cuello.
Theodore comenzó a desabrocharle la camisa descubriendo su esbelto cuerpo,
después de todo, tantas veces entrenando con Draco el Quidditch tenía sus
ventajas. El italiano dejó salir un gemido de placer al sentir a su amigo
besarle el hombro derecho y la parte del cuello.
El
moreno comenzó también a desabrochar la camisa su amigo, para encontrarse con
una camiseta interior ¿qué manía la de su amigo por traer tanta prenda encima?
-Es
la última, lo juro – le dijo sonriente Theodore al ver la cara de desilusión de
su amigo al encontrarse con la prenda en cuestión y no con su torso desnudo.
Blaise
dejó salir una sonrisita pícara y comenzó a besarlo de nuevo en la boca,
acariciando sus brazos. Sí, se encontró con una pequeña imperfección en su
piel, era esa vieja cicatriz que se la ganó dos años atrás cuando le confesó a
su padre que le gustaban los chicos, el señor Nott lo comenzó atacar con crucios pero Theodore era muy hábil y los esquivaba, eso hizo
perder el control de su padre y le lanzó un diffindo
que le alcanzó su brazo. Estúpido Avaros
Nott, pero de ahí en fuera Theodore tenía una piel muy suave y apetecible a la
cual Blaise no se resistía por tenerla entre sus labios, así que le quitó la
ultima prenda y descubrió el cuerpo perfecto de su amado amigo. El chico era
más delgado que él, pero estaba apetecible, muy
apetecible, ¿Eso habría visto Potter de él?
Mientras
Blaise recorría con exquisitos besos todo el torso de su amigo, con un
movimiento de mano hizo que su varita apareciera una frazada, a la cual condujo
a Theodore y lo recostó bajó él, mientras seguía besando ahora sus pezones que
ya estaban erectos y a la vez sacándole gemidos de placer.
Los
chicos cada vez se excitaban más o al menos Blaise que como pudo se desprendió
de sus prendas restantes al igual que lo hacía con su amigo, mientras seguía
besándolo apasionadamente en los labios. Llevó un dedo a la entrada de su
amigo, el cual se quejó por la incomodidad, cosa que advirtió el italiano, así
que besó nuevamente el cuello, que era el punto débil del chico, para que
olvidara la incomodidad, después de todo no lo quería lastimar pues de ante
mano sabía que su Theo nunca había
estado abajo, así que lo preparó lo más
que pudo para hacer lo menos doloroso para su amigo.
Blaise
se acomodó entre sus piernas y con cuidado lo penetró, haciendo que su amigo
reprimiera el gemido mordiendo sus labios y cerrando los ojos con fuerza.
-Lo
siento – le murmuró al oído mientras con más sensualidad le mordía y besaba el
cuello para que se olvidara del dolor y
así relajarlo un poco.
Lo
cual consiguió, Blaise pudo sentir que el miembro de su amigo se erguía cada
vez más entre sus estómagos. Comenzó a embestirlo lentamente, el chico se
sentía demasiado bien, Theo era, como lo supuso muchas veces, muy estrecho,
trayendo como consecuencias un montón de sensaciones exquisitas en su miembro.
Ambos
gemían llenos de placer amortiguándolos con besos un poco sádicos, aunque
Blaise trataba por todos los medios no lastimarlos más. Las embestidas también
se tornaban un poco más salvajes, haciendo que el castaño sintiera también
miles de sensaciones excitantes cuando el miembro de su amigo tocaba aquel
punto que lo complacía. Ambos comenzaban a sudar por tanta actividad física,
Blaise adoraba ver a su amigo Nott en esas condiciones, su castaño cabello se
adhería a su cara y eso lo encontraba sexy, pues ahora también sus cabellos
estaban revueltos por tantas caricias; pero él tampoco se quedaba atrás a Theodore
le fascinaba ver a su amigo tan exquisito en esa situación.
Bastó
unos cuantos minutos más para que Blaise llegara a su límite al igual que Theodore,
finalizando con un gran gemido que ya no se molestaron en reprimir. El italiano
salió con cuidado de su amigo y éste, que ya estaba un poco adormecido por
tanto esfuerzo en todo el día, con un hechizo no verbal apareció otra frazada
para cubrirlos a ambos.
Theodore
se acurrucó en su pecho y se quedó dormido al instante, pero antes de eso le
murmuró un:
-Te
amo Blaise – aunque el castaño ya no estuvo consciente si en verdad se lo dijo
o solo lo pensó.
Sin
embargo, Blaise sí lo escuchó perfectamente y acariciando su rostro con la yema
de los dedos, le dijo quedamente:
-Yo
también te amo Theo – para él también dormir apaciblemente. Ya la noche los
había alcanzado.
*****
Apenas
habían transcurrido unas cuantas horas desde que Blaise y Theodore habían estado juntos, pero ninguno habló sobre
ello y siguieron como si eso no hubiera pasado y eso era precisamente lo que el
chico Nott no quería que pasara.
Pero
ya habría tiempo para eso, ahora tanto Blaise como él se dirigían hacia la enfermería.
Acababa de terminar el partido de Quidditch: Ravenclaw vs Slytherin. Y
sospechosamente el equipo contrario ganó y Draco resultó herido, sin ninguna
sospecha de artimaña sucia. Aunque obviamente Blaise sabía que el responsable
era Terry Boot, el chico es el capitán del equipo.
Cuando
llegaron a la enfermería la medimaga les informó que su amigo permanecería ahí
durante tres días, eso alivió un poco a los Slytherin, pero no estaban del todo
tranquilos pues ese maldito Boot seguía saliéndose con la suya, ese mismo día
en la tarde, el Ravenclaw de alguna manera misteriosa logró incriminar a Pansy
y Astoria de una broma con bombas fétidas,
y por lo tanto las chicas tendrían que cumplir un castigo por las tardes
durante una semana con la profesora Trelawney.
*****
En
la sala común de los Ravenclaw, se encontraba un Terry Boot muy sonriente por el triunfo y no precisamente
por el partido de Quidditch.
-Bien
chicos. Malfoy está fuera junto con Parkinson y Greengrass, solo falta Zabini y
la dulce venganza para Nott llegará.
-Oye
Terry – comentó precavido Marcus - ¿no crees que esto ya es mucho para una
simple venganza?
-¿Qué
dices Belby?
-No
sé tú, pero yo me siento como una vieja
despechada que quiere venganza por
que le han quitado a su hombre – Terry lo miró con odio.
-¡No
somos viejas despechadas! Y no solo es una venganza. Esto es algo más
personal.
-¿Desde
cuándo? – quiso saber Anthony.
-Desde
que “El-ejército-de-guardaespaldas-de-
Nott” nos venció en aquella ocasión.
-Eso
es verdad Marcus – le dijo Michael – yo también les traigo ganas a esos idiotas
Slytherin.
-Entonces
– propuso Marcus más animado – hay que demostrar a esos Slytherin que los
Ravenclaw también podemos ser malvados.
-Eso
que ni quede en duda. Ya pudimos una vez acorralar a Nott y casi lograr nuestro
objetivo, es hora de quitar el casi.
*****
Era
la hora de la clase de Pociones y ese día no prometía nada bueno, Draco aún
seguía en la enfermería, Astoria y Pansy estaban cumpliendo su castigo en la
Torre de Astronomía junto con la profesora Trelawney, quedando libres de
castigo del quinteto plateado, Blaise y Theodore.
La
clase no podía ser peor o al menos eso creía Blaise, cuando el profesor Snape
los acomodó en parejas y los cambió de lugar.
En
una esquina estaba Terry junto con Blaise y en el otro lado Theodore junto con
Michael, el primer Ravenclaw adoraba descontrolar a su compañero de al lado.
-Oye
Zabini, esta clase no será tan aburrida después de todo.
-¡Cállate
Boot! Sé lo que le hiciste a mis amigos y eso lo vas a pagar muy caro, sobre
todo lo de Draco.
-Yo
no me preocuparía por él, total ya dentro de dos días saldrá de la enfermería. En
cambio tu otro amiguito… - y con la
cabeza señaló a Theodore – no sé cuánto tiempo tarde en salir…
-¿Qué
tramas idiota? Deja en paz a Theo, si Potter no te quiere es tu problema no de
él.
-Vamos
Blaise, yo no tramo nada – sonrió maliciosamente – solo espera a que tu noviecito ponga el último ingrediente a
la poción – Blaise buscó con la mirada a su amigo y lo vio cerca del armario
buscando algunos ingredientes y luego su vista se posó en su caldero y
observó a Corner agregarle algo a la
poción y cómo éste le reía triunfante a su amigo Terry.
-¿Qué
le puso a la poción? – exigió.
-Tranquilo
Zabini, espera a que Nott ponga el último ingrediente, ¡ah mira ya lo va hacer!
-¡NO!
– gritó Zabini y en dos zancadas llegó con su amigo y le detuvo la mano antes
de que echara el último ingrediente.
-¿Qué
cree que hace Señor Zabini? – le recriminó Snape.
-Señor,
he visto como Corner le ha echado algunos ingredientes al caldero de Theo,
mientras él estaba lejos.
-¿Señor
Corner?
-No
sé de qué habla profesor – se defendía el Ravenclaw con aire de inocencia –
puede revisar mis ingredientes y verificar que no he traído ningún otro ingrediente
que no fuera los que ocupamos… o si tengo menos cantidad que mi compañero.
-¡Es
mentira! Di la verdad ¡yo te vi! – se defendía el moreno Slytherin, Theodore
estaba sorprendido pero no encontraba la manera de apoyar la versión de su
amigo.
-Solo
hay una forma de saberlo – dijo al fin Snape – Señor Nott agregue el ultimo
ingrediente.
-¡¿Qué?!
– Gritó perplejo Blaise – no le acabo de decir que…
-Silencio,
Señor Zabini.
-Lo
estoy esperando Señor Nott – Theodore no sabía qué hacer por primera vez, pero
ante la mirada amenazante de Snape y la desafiante de Boot y Corner accedió y
echó el último ingrediente, ante la mirada afligida de Blaise.
Su
poción burbujeó un poco, pero solo eso, no hizo explosión ni otra cosa fuera de
lo normal.
-Señor
Zabini se queda castigado después de clases – sentenció Snape.
-¡¿Qué?!
-Ahora
regresen a terminar de hacer la poción – Blaise estaba rojo del coraje, al
regresar a su lugar se encontró con un Boot satisfecho.
-Bien
hecho Zabini.
-Voy
a desenmascararte Boot, ya lo veras, ¡me las vas a pagar todas juntas!
-Sí,
pero hasta entonces, van cuatro y solo queda uno – le dijo en tono amenazante.
Blaise
se acababa de dar cuenta del terrible ERROR que acababa de tener, había hecho
exactamente lo que aquel Ravenclaw quería que hiciera. Esa sin duda era una
trampa, pero no para Theo sino para él.
Y
ahora había dejado el terreno libre y ellos llegarían a su amigo. Sonó la
campana que anunciaba el término de la clase y los alumnos comenzaron a salir.
Theodore que al igual que Blaise se percató de los sucios planes de los
Ravenclaw hacia ellos, salió dispuesto a enfrentar a Michael.
Blaise
vio cómo su amigo iba en busca de aquel Ravenclaw y temió lo peor, ya iba
encaminado hacia fuera, no lo alcanzaría, así que solo optó por gritarle.
-¡Theo!
-Señor
Zabini – le habló Snape – usted y yo tenemos un castigo pendiente.
El
Slytherin estaba entre la espada y la pared. Con todo el esfuerzo que pudo se
dirigió hacia su profesor, pidiendo por dentro que no le pasara nada malo a su Theo.
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