Cómo llegar a tu corazón
Capitulo Cuatro:
Una larga noche
Una larga noche
Ron andaba que no cabía, se paseaba de un lado a otro por toda la sala común, inquieto aún por lo que le había ocurrido con su atrevido compañero de deberes.
“¿Pero qué demonios le pasa a esa serpiente?”
Se dejó caer derrotado en el sillón que estaba frente a la chimenea y se dejó llevar por el cansancio y el tremendo susto llevado minutos antes, segundos al instante solo recordaba una mirada pícara, un guiño de ojo, una mano tocándolo, hasta que un ruido sordo lo sacó de sus sueños, en un sobresalto.
-Pero qué demo… — gritó disgustado por la interrupción — ¿Harry? — Se levantó al instante a ayudar a su amigo ojiverde, el cual se encontraba nuevamente en el suelo con todas sus cosas — ¿Por qué sacaste todos estos libros?
-Goyle… — lo dijo en un gruñido.
-Lo siento colega, creo que a ti no te fue mejor que a mi ¿verdad?
-¿Por qué lo dices? — Ron enrojeció notablemente.
-Emh… por nada — dijo volteando hacia otro lado mientras se rascaba la cabeza — ¿acabaron la redacción?
-Solo el titulo — Volvió a gruñir el ojiverde — pero ¿sabes qué? En la mañana tú querías cambiar de compañero, así que…
-¡No, ya no! — Soltó Ron casi en un grito, Harry alzó las cejas sorprendido – Bueno… es que ya casi acabamos los deberes y bueno, tu sabes… no sería justo – Decía Ron aun colorado, sin saber porque le mintió a su amigo.
-Está bien, se lo pediré a alguien más.
-Oye Harry – Ron le preguntó mientras señalaba su mochila — ¿qué no era nueva?
-Lo era, ni un mes me duró, en fin terminaré hoy mismo la redacción o al menos la iniciaré, no quiero tener un cero por culpa de Goyle.
-Te acompaño, yo haré el ensayo de Snape y… — Ron se quedó callado enseguida, había recordado que todas sus cosas las dejó abandonadas con aquel abusivo Slytherin ¿y ahora que haría? Tendría que ir a buscarlo en ese momento para pedirle sus cosas… o tendría que esperar al siguiente día para ir a buscarlo y pedirle sus cosas. Cualquiera de las dos opciones era lo mismo ¡tendría que ir a buscarlo para pedirle sus cosas! Ya sea en ese momento o al siguiente día, eso no le agradaba, pero una parte de él si quería ir a buscarlo y cuanto antes mejor.
-¿Ron?
-¿eh?
-¿Cómo piensas hacer tus deberes si te quedas ahí parado?
-Yo, emh… creo que olvidé mi libro de pociones en el Gran Comedor, vuelvo enseguida.
-¿Vas a ir a buscarlo ahora? — Ron palideció ante la pregunta de su amigo.
-Bueno, emh sí, ¿qué tiene de malo? — Harry se encogió de hombros.
-Ten cuidado que no te vea el Señor Filch o Snape, hoy le toca guardia.
-Lo tendré en mente y más si me ve cerca de su territorio – Harry frunció el ceño desconcertado.
-¿Qué no ibas al Gran Comedor? — Ron por poco se desmaya por la metida de pata.
-Emh sí… en un minuto vuelvo – y salió disparado por el retrato antes de que Harry lo volviera a interrogar.
*****
Neville iba sonriente por los pasillos directo a su sala común, pero al toparse con el profesor Snape, se le borró instantáneamente esa sonrisa.
-Longbottom a mi despacho ahora – ordenó Snape.
El Gryffindor lo siguió cabizbajo, hasta que llegaron al lugar en cuestión.
-¿Y bien? — preguntó Snape sin rodeos.
-No lo sé, señor – murmuró Neville, pues en realidad no tenía ni idea a que se refería su profesor.
-Te estoy preguntando sobre el Señor Malfoy, Longbottom – el Gryffindor se puso nervioso ante esa pregunta ¿En verdad le leyó la mente? El profesor Snape ya lo sabía y ahora ¿qué haría? Ni modo, no había marcha atrás… se lo tendría que confesar, dejó salir un suspiro de resignación – No tengo toda la noche Longbottom ¿Qué le dijo madame Pomfrey sobre el brazo del Señor Malfoy?
-¡Ahh! ¿Sobre eso preguntaba? — soltó aliviado Neville y Snape alzó una ceja con signo de sospecha.
-Pues claro ¿de qué más le preguntaría? ¿Pociones?
-Madame Pomfrey ya lo revisó y dijo que estaba bien, que dentro de un mes ya estaría lista la poción reparahuesos.
-Bien… ya puedes retirarte a tu sala común – y cuando Neville estaba por salir agregó – y son cinco puntos menos para Gryffindor.
A Neville no le importó eso ultimo, qué más daba que le quitara cinco puntos a su casa, total se salvó de confesarle a su profesor que estaba enamorado de su alumno estrella, así que mejor decidió irse cuanto antes a su sala común no vaya a ser que se encuentre con otra sorpresa a medio camino o que su profesor se arrepintiera y en lugar de restarle puntos a su casa lo castigara.
En cambio Snape tenía una gran sonrisa en su rostro de satisfacción, que pronto se convirtió en preocupación.
-Longbottom, así que está enamorado de mí ahijado. Eso no es bueno… y no lo digo por ti ni por Draco.
*****
Ron iba en camino a la sala común de las serpientes, mientras lo hacía su corazón le latía con mucha aceleración y las piernas le flaqueaban con cada paso que daba
“¡Merlín! ¿Pero qué demonios me pasa? Solo voy por mis cosas ¿no? Y porque demonios no dejo de pensar en esa maldita serpiente, si solo es eso, un maldito Slytherin que tiene una mirada desagradable que solo incomoda y es un feo presumido que solo se hace el galán ¿qué piensa que con un guiño de ojo ya voy a pensar en él? Y qué fue esa caricia de la mano, cómo si yo fuera parte de esa moda ridícula…”
El Gryffindor ya estaba plantado en la entrada de los Slytherin pero ¿cómo demonios haría para entrar? ¿Y si mejor lo esperaba a que saliera? Pero si hacía esto último corría el peligro de ser descubierto por Snape, mejor lo buscaría en la mañana, suspiró con resignación.
“Esta será una larga noche…”
*****
Mientras tanto en la sala común de Slytherin dos chicos conversaban.
-¿Cómo sigue el brazo? — preguntó el primero señalando el brazo de su compañero.
Malfoy solo se encogió de hombros no dándole importancia.
- Tiene sus ventajas – fue lo único que dijo por comentario con aquella voz de arrogancia.
-¿Cómo no hacer los deberes?
-Veras Nott – le comenzó a explicar el rubio – esos son unos de los privilegios que se tiene.
-Sí, claro – le dijo su compañero, sin embargo no lo escuchaba, la voz de Malfoy era como mosquito zumbándole en los oídos. No era que lo odiara o le cayera mal, de hecho fueron muy grandes amigos en un tiempo pasado, pero Theo aun no le perdonaba al rubio lo que hizo un tiempo atrás.
-¿Qué tal tu compañero de deberes en Herbología? — le preguntó Malfoy y Theo solo se encogió de hombros dándole a entender al rubio que no se quejaba.
-Tú corriste con suerte, te tocó de compañero el mejor de esa clase – le dijo Nott con un dejo de sinceridad que no fue percibida por el rubio.
-Aunque no lo creas Nott, en verdad ese Gryffindor sabe lo que hace.
-No me estaba burlando de él, como sea, me voy a dormir – dijo para dar por terminada la pequeña charla.
Theo se dirigía al cuarto, mientras planeaba su segundo paso hacia su querido Harry, sabía que su Gryffindor no se quedaría conforme con su compañero, no después de lo que tuvo que pasar toooda esa tarde con Goyle. Hablando de su robusto compañero, le debía un favor por lo que hizo, sí que era un gran actor, mira que sacar de quicio a Potter en poco tiempo eso era un record; así que, ahora tenía que hablar con la profesora Sprout para que le cambiara a su compañero Finnigan por alguien más y seguramente ese sería Harry Potter.
*****
Mientras tanto en las habitaciones de los leones, Harry por fin después de varias horas de desvelo pudo terminar su redacción para la clase de Snape y por lo menos hacer una cuarta parte de la de Herbología ya se ocuparía el Harry de la mañana preocuparse por el resto, sí y también de degollar a su compañero de deberes, porque sinceramente no se puede ser muy bruto en eso o ¿sí?, como sea por su culpa pasó toda la tarde en la biblioteca y para colmo salir de ella con una torre de libros que por si fuera poco lo hicieron caer y para cerrar con broche de oro fue ayudado por un Slytherin.
Hablando del castaño Slytherin, para Harry este chico era todo un enigma a pesar de que lo tenía en la mira desde el año pasado, después de que pasó una desagradable experiencia gracias a su amiguito Draco Malfoy, él fue el objeto de burlas y humillaciones de todo el colegio, a excepción de sus compañeros de casa obviamente… y también del castaño Slytherin y eso fue una sorpresa para él, puesto que Theodore Nott es una serpiente.
En lo que pensaba en eso, se acomodaba en su cama, cuando sintió cómo su amigo pelirrojo se metía sigilosamente en la suya
-¿Lo encontraste? — le preguntó Harry a su amigo y éste se sobresaltó tanto que se golpeó la cabeza con uno de los barrotes de la cama.
-¡Merlín Harry! — Le reclamó mientras se sobaba la cabeza-entre tú y Neville me mataran de un susto.
-Lo siento ¿y entonces?
-¿Entonces, qué?
-Qué si lo encontraste – Ron se quedó pasmado – tu libro.
-Ahh… emh… no, mañana les voy a preguntar a los elfos domésticos si lo han encontrado.
-Claro.
-Y tú ¿Terminaste la redacción de Herbología?
-No, le voy a pedir mañana a la profesora Sprout que me cambie de compañero.
-Yo te lo cambiaría Harry pero… — nuevamente al pelirrojo lo invadieron los recuerdos de un moreno Slytherin.
-Si ya me lo dijiste.
-Harry por un momento creí que te tocaría de compañero Malfoy – le dijo su amigo muy cautelosamente.
-Sí, yo también.
-¿Ya no te gusta?
-No – le dijo cortante.
-¿Por lo que te hizo? — Harry dio un bufido como respuesta.
-Buenas noches, Ron.
-Emh… sí, buenas noches, Harry.
Ron se quedó pensativo, si a su amigo ojiverde le gustaban los chicos, entonces cabía la posibilidad que a él también le gustaran ¿no?, porque eso de estar pensando en un chico por más que se resistiera a hacerlo, lo hacía y además el maldito Slytherin estaba como quería. Se sacudió la cabeza ante este pensamiento, sin embargo, si a su amigo Harry le tomó año y medio darse cuenta de eso, a lo mejor a él también.
-¿No puedes dormir verdad? — le preguntó Harry.
-No…
-¿Pensado en Hermione?
-Emh claro… — mintió nervioso – oye Harry ¿cómo te diste cuenta que te gustaban los chicos?
-No lo sé, Ron. Solo se dio, un día estaba pensando en Cho y al siguiente Malfoy ocupaba todos mis pensamientos… ¿Por qué la pregunta?
-Por nada en especial – Harry dio un bostezo de cansancio.
-Buenas noches, Ron.
-Buenas noches, Harry…
Sin embargo ninguno de los dos leones pudo conciliar el sueño tan rápido, los leones estaban envueltos en una especie de insomnio colectivo, porque también cierto Gryffindor estaba despierto. Neville solo recordaba haber estado encima de su rubio Slytherin y su cara tan cerca de la de él, esos ojos… esa boca. Un poco más y pudo haber tocado esos labios… ¡Merlín!
*****
A la mañana siguiente Ron fue el primero en levantarse, aunque en realidad apenas y pudo pegar un ojo en toda la noche. Después de tanto pensar y reflexionar, llegó a la conclusión de que le gustaba el maldito Slytherin, que para colmo tenía que ir a buscarlo para pedirle sus cosas.
Se vistió y bajó hacia la sala común, la cual estaba vacía, como el debió suponer ¿Quién en su sano juicio se levantaría a las cinco de la mañana para preparase e ir a la clase que más odiaban por los malditos Slytherin? Nadie, bueno quizás salvo Hermione, pero bueno es Hermione.
El corazón del pelirrojo palpitaba alarmadamente “¿pero qué demonios me pasa?”, salió del retrato y en un ¡PAF! apareció un elfo doméstico frente a él, el cual le entregó una carta y con un segundo ¡PAF! desapareció. Ron no comprendía nada hasta que leyó la nota.
Si quieres recuperar tus cosas, baja a las mazmorras hasta el aula numero 18… procura venir sin compañía.
Blaise Zabini
P. D.: Te estaré esperando
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