domingo, 3 de junio de 2012

Capitulo Seis: Intentos de una propuesta

Tu historia fue conmigo


Capitulo Seis: Intentos de una propuesta


Harry estaba desesperado, todo no estaba saliendo conforme al plan. Se supone que él y Draco estarían juntos hasta el final de sus días, ambos formarían una familia. Mientras él se convertiría en el mejor auror, Draco sería el mejor fabricante de pociones. Sin embargo; nada estaba saliendo así, todo se había desmoronado. Harry sabía que el culpable de todo aquello era él mismo, pero también compartía la culpa con Michael Corner, el idiota ese de Ravenclaw tenía que pagar por su traición. Por lastimar a su rubio de esa manera.
El Gryffindor tenía que buscarlo para reclamarle, castigarlo y, si era posible, torturarlo, ¿Cómo se atrevía a hacerle algo así a su Draco? Personas como esas no deberían de existir, el ojiverde lo sabía y solo tenía eso en mente mientras apretaba fuertemente el pedazo de pergamino en el cual estaban escritas aquellas palabras que durante Hogwarts hicieron de la vida de Draco difícil.
El ojiverde solo pensaba en venganza, estaba cegado por la furia y toda ésta recaía en Corner. Ese chico era el único culpable del sufrimiento de Draco y tenía que pagar. Lo había buscado varias veces en su departamento, pero Michael tenía días sin aparecer en éste, así que Harry se vio obligado a usar aquello que no le agrada tanto, después de todo se trataba de un asunto de importancia, de su Draco. El ser el chico que venció tenía ciertas ventajas, había conseguido la dirección de trabajo de Corner, al parecer el Ravenclaw administraba un pub popular en Hogsmeade.
Solo fue cuestión de segundos para aparecerse en el lugar. Y tal como se lo esperaba, Corner no estaba en su pequeña oficina, comenzó a llamarlo de manera escandalosa llevándose con ello sus últimas gotas de paciencia.
-¡CORNER, SAL DE UNA VEZ!
Dos magos, que le hacían de guardia al pub, llegaron a su encuentro amenazándolo con sus respectivas varitas.
-Es mejor que se vaya – advirtió el primero.
Sin embargo, el ojiverde hizo caso omiso y siguió llamando al Ravenclaw.
-Entonces será por las malas – masculló el segundo guardia con voz de circunstancias, no le agradaba ir sacando personas del pub y mucho menos cuando éstas se trataban del gran Harry Potter.
Harry estaba tan enfrascado buscando a su ex amante que no se dio cuenta cuando los dos guardias lo sostuvieron de los brazos arrastrándolo hacia la salida más cercana. El ojiverde se tambaleaba al caminar puesto que sus captores al parecer tenían prisa de sacarlo del lugar y no dejaban que el chico se sostuviera por sus propios pies.
-¡SUELTENME! – Gritó frustrado al verse en plena avenida del pub - ¡REGRESARÉ A ESTE LUGAR HASTA QUE LO ENCUENTRE!
-Aléjese Potter, no me haga hechizarlo – lo amenazó el primer guardia apuntándole con la varita, Harry iba protestar, sin embargo una voz bastante familiar lo interrumpió.
-No es necesario – Harry se vio arrastrado por segunda vez por dos personas mientras hacía patente su amenaza con una fulminante mirada.
Theodore no dijo nada, dejó todo el asunto de ‘Potter’ en manos de su novio. Así que mientras el ojiverde le lanzaba una mirada penetrante con los brazos cruzados a Neville, éste le interrogaba.
-¿Ahora peleas en los pub, Harry? – el aludido gruñó.

[...]

Hermione preparaba un poco de té mientras su amigo pelirrojo se dejaba caer en el sofá de su departamento. Después de haber llegado a un acuerdo con los chicos de la clase extra, Hermione invitó a Ron a almorzar y de paso investigaría un poco sobre la vida de sus amigos, después de todo habían estado separados por más de un año y sin duda un enorme muro invisible se había levantado entre ellos. Era hora de apartarlo.
No fue una sorpresa enterarse que Ron se había enamorado de un chico y menos cuando se enteró que era de Blaise Zabini, un Slytherin. En las reuniones de la orden del Fénix a ambos chicos se les veía muy unidos, sobre todo cuando la guerra estaba por culminar. Se les veía feliz en su relación, al menos eso le daba entender toda la familia Weasley, Harry y algunos de sus otros amigos de Hogwarts. Era por ello que le impresionó mucho el enterarse que habían terminado su relación por un simple mal entendido, porque eso era, ¿Cómo se le podía ocurrir a Blaise Zabini que Ron robaría algo de su profesor? Eso era, a su punto de vista, ridículo. Una excusa sin sentido. Y Hermione descubriría lo que había detrás de todo aquello.
Sin embargo, ahora las cosas se complicaban un tanto, la chica castaña tenía la sensación que el hecho que Francis Morseferth estuviera en Azkaban y el rompimiento de su amigo con el Slytherin había una conexión, o quizás todo era una simple coincidencia…
-Está un poco caliente – le informó al pelirrojo en cuanto le alcanzó la taza con té.
-Gracias – murmuró.
-Ron… - Hermione se mordió el labio inferior, no sabía cómo comenzar esa conversación sin sonar tan insensible.
-Terry está en San Mungo y puede morir… - sollozó - ¿Cómo fue que él llegó ahí? Por Harry. Aunque al parecer él no fue el único responsable, alguien le lanzó un Obliviate hace años y eso está complicando más las cosas.
La chica se llevó una mano hacia el pecho, en realidad no se esperaba que las cosas estuvieran tan mal. Definitivamente debía de profundizar más esa conversación y tener otra con Harry, ese chico la escucharía. Y otra muy importante, ¿Cómo fue que Ron terminó viviendo con Terry? Ella estaba al tanto de algunas cosas de sus amigos, sin embargo la relación tan repentina de su amigo pelirrojo con el Ravenclaw y el que ya vivían juntos no le daba muy buena señal a todo aquel enredo.
Se sacudió la cabeza para concentrarse en lo que le estaba confesando su amigo.  
-De alguna manera siento que esto es mi culpa – Ron se desmoronó.
Comenzó hablarle de cómo terminó todo con Blaise, del inicio de su relación con Terry, del hijo de Blaise que no era suyo sino de Francis, de lo culpable que se siente cada vez que tiene intimidad con su novio, del porqué decidió mudarse con su pareja, de lo incómodo que se siente al asistir a la clase extra cuando el tema principal es precisamente la misma persona que dio por terminada su relación con Blaise.
Hermione se limitó a darle consuelo en un abrazo cálido mientras se desahogaba en su regazo. La chica tenía más o menos idea de cómo fue que había ocurrido el rompimiento del romance de su amigo pelirrojo, había supuesto que Morseferth tenía algo que ver, pero sin duda jamás se le había cruzado que el verdadero motivo había sido precisamente que Blaise Zabini tuviera un hijo con Francis. Definitivamente esa clase extra sería una tortura para Ron. Y  por supuesto que Francis Morseferth ocultaba mucho más de lo que le habían dicho el jefe de aurores y el ministro de magia. Ella encontraría toda la verdad a ese asunto.

[...]

En cuanto se aparecieron en Grimmauld Place, Harry fue directamente hacia la cocina a servirse un poco de whisky de fuego, necesitaba un trago con urgencia o explotaría.
-Eso no te llevará a ningún lado, Harry – le advirtió Neville mientras lo fulminaba con la mirada.
-Lo necesito o no sé qué más haré – gruñó al dar un buen trago a la bebida – Ese Corner me ha arruinado mis planes.
-Técnicamente no fue él – la voz de Theodore los sorprendió a ambos al entrar a la cocina – Tú fuiste el que le dio rienda suelta a Corner, así que no trates de desviar la culpa a otros, Potter.
El aludido lo fulminaba con la mirada mientras se servía más whisky.
-Si tanto te importa Draco, deberías de hacer algo al respecto con él y no perder el tiempo con tus infantiles venganzas – siguió.
-Él no me quiere más – dejó salir con impotencia – no responde mis cartas, ni siquiera sé en dónde se encuentra realmente y…
-¿Desde cuándo eso es un impedimento para el gran Harry Potter? – Esta vez fue Neville el que habló – ve a buscarlo, ve a reconocer tu error y así como tuviste las agallas de engañarlo, ten las mismas para ir a pedirle perdón.
-¿Y si no me perdona?, no podré vivir con ello – sollozó – Sé lo que sufrió y está sufriendo Ron, no quiero pasar por lo mismo.
-Son cosas distintas – algo en el tono de voz del chico Nott hizo que Harry se detuviera a pensar en ello, muy dentro de él sabía que algo había escondido en eso, pero no le dio mucha importancia. En esos momentos le importaba más su dolor, el estar lejos de Draco.
-Iré por él – sentenció – me ganaré el perdón de Draco – dejó salir seguro.
Neville asintió con la cabeza, se sintió más aliviado al ver que Harry se dirigía hacia la ducha, temía que su amigo ojiverde se diera por vencido tan fácilmente y se refugiara en el alcohol.

[…]

Neville y Theo decidieron seguir celebrando su aniversario, aún faltaban un par de horas para irse a comer, así que ambos optaron por continuar caminando por Hogsmeade. Sin embargo el ambiente estaba un poco tenso, Neville podía sentir que su novio estaba un tanto molesto por la pequeña charla que había mantenido con Harry, las manos que mantenía dentro de los bolsillos se lo confirmaron.
-Podemos parar a comprar un delicioso helado de chocolate, ¿qué dices? – tentó el Gryffindor mientras sutilmente le sacaba una de las manos del bolsillo. El chico Nott le sonrió de lado.
-Me parece bien – le dio un casto beso en los labios, dejando de lado su molestia. No podía echar a perder su celebración por culpa de los errores de Potter después de todo.
Recorrían las calles de Hogsmeade lentamente mientras degustaban sus conos de helados, Neville se percató que su novio lo conducía hacia un lugar específico pero no se lo dio a saber.
-¿Cómo van tus planes con el negocio que quieres abrir? – quiso saber el chico Nott, aunque de antemano ya sabía cuál era el estatus de ello.
-Detenido, por el momento – dejó salir Neville – primero debo trabajar para tener el oro suficiente y así comprar el local en donde quiero poner el Boticario, después contactar a Luna, ya sabes ya que ella ha comenzado a viajar para descubrir nuevas especies de criaturas mágicas y también de hierbas, podríamos ser buenos socios.
-Esa crisis nos ha pegado duro – musitó – pero por el oro no te preocupes, te puedo ayudar y…
-No, Theo. Te lo agradezco, pero estás pagando tu carrera y además…
El Slytherin lo hizo callar con un suave beso.
-No se hable más. Llegó la hora de mi sorpresa – le sonrió mientras lo conducía hacia un local cerrado.
-¿Comeremos aquí?
-Este es mi regalo – le confesó – es el local para tu boticaria.
-Pero…
-Nada de ‘peros’, es tuyo – Neville estaba sorprendido.
-No debiste…
-Te lo mereces, Neville – lo tomó de la mano y en ésta depositó la llave. El Gryffindor lo miró de frente con una enorme sonrisa.
-Gracias – su novio le devolvió la sonrisa, Longbottom no se pudo resistir más, se abalanzó sobre  él y comenzó a besarlo.
Minutos después ambos entraron en el local, Neville estaba maravillado con el lugar, comenzó a planearlo mentalmente mientras lo recorría, por otro lado, Theo lo observaba desde una esquina con una sonrisa en su rostro, disfrutaba ver feliz a su novio.
-Y aquí puede ir la caja registradora… por acá la bodega… ah, también las reservas y los pedidos, las demostraciones y…
Neville seguía fascinado con el local, incluso de camino hacia las Tres Escobas seguía hablando sobre ello y Theo no lo interrumpió, lo escuchó por todo el camino hasta que de pronto Neville no dijo ni una palabra más.
-¿Qué sucede? – preguntó alarmado Theo deteniéndose cuando su novio lo hizo.
-Lo he hecho de nuevo – se sonrojó el moreno – no he parado de hablar, lo siento yo…
-No te preocupes – Theo lo rodeó por la espalda – me encanta escucharte – le dio un beso en la nuca, lo cual hizo estremecer a Neville.

[...]

Ron suspiró por tercera vez, ya se había calmado un poco. Después de haberse desahogado con su amiga el dolor pesaba menos.
-Ron…
-Lo que menos necesito ahora es un sermón, Hermione – se adelantó el pelirrojo, la chica parpadeó en son de sorpresa – Sé que me precipité en entablar una relación con Terry justo después de enterarme del embarazo de Blaise y también en venirme a vivir a su lado… pero Hermione… soy feliz.
La chica lo observó detenidamente.
-Le quiero – murmuró – No es Blaise, cierto, pero lo que siento por Terry también es amor.
-Ron, ¿Estás seguro que es amor y no agradecimiento?
El aludido frunció ligeramente el ceño.
-Por lo que me has contado, Terry llegó a tu lado cuando más necesitabas ayuda – comenzó a explicarle – Él te brindo apoyó, comprensión, compañía… No te engañes, Ron. En realidad no lo amas.
-¡Claro que lo amo! – Replicó – Tú no sabes qué es lo que siento por él – se levantó y comenzó a caminar de un lado a otro – Te fuiste Hermione, estuviste lejos de nosotros por mucho tiempo, quizás antes sabías interpretar nuestras emociones, pero ya no puedes. He cambiado. Y si digo que amo a Terry es porque así es.
-Ron, no es así. Sé que…
-¡No! No sabes nada – gritó, se encaminó hacia la puerta – Necesito aire – salió del departamento dejando sola a la castaña.

[...]

La comida parecía tener un buen rumbo. Al menos esta vez no había nadie viéndolo de manera acusadora, así que eso tranquilizó a Theodore. Mientras comían sus alimentos Neville inició una conversación sobre sus tiempos de Hogwarts, en aquellos tiempos donde la vida parecía ser más sencilla pero sin duda muy placentera y no era que en esos momentos no lo era, sino que en aquellos tiempos sus responsabilidades eran menos al igual que sus errores, ésos que no pasaban más que de un examen reprobado o un castigo.
-Odiaba los castigos, sobre todo los del profesor Snape – confesó Neville – aunque tuve suerte, al parecer su odio era más grande hacia Harry que hacia mí. Pero los míos eran más seguidos que los de él. Aunque debo confesar que eso fue culpa tuya.
-¿Mía? – parpadeó en son de desconcierto.
-Te doy una pista, mis castigos dejaron de ser tan frecuentes cuando nos hicimos novios.
-Ahora yo soy el culpable – Theodore sonrió mientras movía la cabeza de un lado a otro.
-¡Claro! Tenía que llamar tu atención…
-Y la conseguiste ese día cuando parte de tu poción se derramó encima de mí y pasé toda una semana bajo tu supervisión  en la enfermería – confesó.
-Eso no era parte del plan – musitó sonrojado. Theo le sonrió de lado.
La conversación siguió con el tema de sus encuentros entre las clases, su primera cita, la segunda, sus amigos, los exámenes, las peleas, sus aniversarios… Era increíble que ambos, a pesar de la guerra y de la supuesta enemistad entre las casas, hubieran podido mantener el amor que los unía durante esos cuatro años. Y estaban seguros que esos años aumentarían al igual que su amor. 
Sin embargo, Theodore Nott quería llevar su relación más allá de solo compartir casa con el amor de su vida. Quería unir su vida con la de su novio, quería que su noviazgo pasara a otro nivel. Y ese era el momento de proponérselo.
-Neville…  - le llamó mientras agarraba su mano izquierda. Su corazón comenzó a latir demasiado fuerte, quizás era por causa de los nervios o tal vez era la comida. Nott no lo sabía, lo que sí sabía era que amaba tanto a ese chico que tenía frente a él - ¿Te gustaría…?
Papi! – la voz de Bilius los desconcertó en demasía.
Blaise había llegado al lugar junto con un Bilius demasiado alterado. El pequeño no paraba de llorar y de extender los brazos hacia Theodore desde el momento en que lo pudo localizar. El chico Nott se levantó rápidamente para cargarlo y así tranquilizarlo un poco. Como no lograba hacerlo, tuvo que salir del lugar antes de que los demás clientes se molestaran.
El recién llegado se dejó caer en la mesa, Neville pudo ver la tristeza de Blaise en su rostro. El Slytherin dejó salir un suspiro mientras negaba con la cabeza.
-Todo iba tan bien, Neville – le confesó – Pero de pronto todo se volvió un caos, no quiso que le diera su comida y comenzó a buscarlos y…
-Tranquilo, Blaise – le dio unas palmaditas en la espalda.
La verdad era que el asunto de Bilius cada vez se les escapa de las manos, habían hablado con él, le había explicado quién era su ‘papá’, sin embargo Bilius era muy pequeño para poder diferenciar las cosas, él solo sabía que tanto Theo como Neville habían pasado mucho tiempo con él, así que a ellos comenzó a llamarlos ‘papá’ o ‘papi’ y Blaise era un extraño que de pronto quería pasar todo el tiempo con él y también era un ‘papá’ más.
-Mi hijo me odia y me lo merezco – dejó salir – quizás…
-Quizás nada, Blaise – dejó salir ceñudo Neville – no te darás por vencido a estas alturas, ¿cierto? Bilius te necesita y tú a él. Es cuestión de tiempo para que él también se acostumbre a ti. Aún no tires la toalla – le sonrió de lado. El moreno se la devolvió.
-Iré a buscarlo.
-Te acompaño – Neville dejó unas cuantas monedas para saldar la cuenta. Blaise entornó los ojos y antes de que dijera algo, el Gryffindor se le adelantó – ya habíamos terminado, no te preocupes.
Ambos salieron del pub y encontraron a Theo cargando a Bilius, al parecer el pequeño ya estaba más tranquilo.
-Hola – saludó tímidamente Blaise en cuanto estuvo frente a Theo.
-Hola – Theo les devolvió el saludo tranquilamente, Bilius dio un hipido mientras se aferraba en los brazos de Theo. Blaise sintió una punzada de celos, pero la ocultó muy bien.
-Caminemos – propuso Neville para calmar el ambiente de tensión que inesperadamente había invadido.
Caminaron por un rato por las calles de Hogsmeade hasta detenerse en un parquecito. Bilius dormía plácidamente en los brazos del chico Nott.
-Chicos, siento haberlos interrumpido – se disculpó Blaise en cuanto se sentaron Neville y Theo en una banca. El moreno permaneció de pie.
-No te preocupes – tranquilizó Theo – Siempre estaremos para ti y para Bilius.
-Procura no decir eso delante de Draco – inquirió Neville. Los tres rieron. Bilius se removió en su lugar.
-Lo extraño – dejó salir Blaise unos segundos después con cierta nostalgia
-Nosotros también – coincidió Neville.
-El muy ingrato no me ha escrito, pero he de asumir que tiene miedo por lo que le voy hacer después de haber caído en su trampa de cachivaches – gruñó Theo. Blaise sonrió después de que Neville le hubo contado cómo había sucedido eso.
-Para estos momentos Narcisa ya debe estar con él, así que no estará solo – dejó salir Neville.
En esos momentos el pequeño Bilius despertó, con sus manitas se talló sus ojitos, luego comenzó a recorrer el lugar con su mirada, reconoció enseguida a Theo y a Neville, después su mirada se posó en la de Blaise al cual le sonrió ampliamente…

[...]

Ron caminaba lentamente por un parquecito de Hogsmeade. Al parecer el aire fresco le había despejado un poco la mente. Ahora que ya podía pensar con claridad decidió sentarse y reflexionar un poco de lo que le había comentado Hermione minutos atrás.
Agradecimiento. Su amiga había dicho que eso sentía por Terry, era cierto que estaba agradecido con el chico por todo lo que había hecho por él, sin embargo también le tenía cariño, incluso hasta amor. Quizás no amaba a Terry como lo había hecho por Blaise en su momento, pero era amor al final de cuentas.
Terry y él tenían su propia historia y ésta no terminaría en ninguna desgracia. Por supuesto que no. Su chico aceptaría el tratamiento para deshacer el hechizo y se recuperaría. Ambos serian felices y quizás más adelante formarían una familia. Sí, ese era su destino. Él pasaría el resto de su vida al lado de Terry Boot. 
Se auto convenció que lo que sentía por Terry era amor y no agradecimiento. Estando más tranquilo se dispuso a ir a visitar a su novio hasta San Mungo. Lanzó una mirada hacia el parquecito con ojos más relajados antes de partir. Si tan solo hubiera prestado más atención a lo que el parquecito le mostraba se habría percatado que en una de las bancas había dos chicos sentados y frente a éstos había un chico con un pequeño en brazos, Blaise Zabini y el pequeño Bilius.

[...]

[Blaise Zabini]

Es doloroso ver a Bilius tan tranquilamente en los brazos de Theo, lo es más el escuchar llamarlo ‘papi’. No es la primera vez que se lo dice, pero eso no significa que deje de doler.
Sin embargo, esto que ha ocurrido segundos atrás es lo más maravilloso que encuentro. Mi hijo acababa de despertar, enseguida reconoció a Theo y a Neville, pero al único al que sonrió fue a mí. Me observó, me reconoció y me sonrió…
Una hermosa sonrisa. Una cálida y sincera sonrisa. Me ofreció sus bracitos y yo gustoso los acepté.
Una gran calidez me invade el corazón al sentir los bracitos de mi hijo rodear mi cuello y aferrarse a mí. Algo me dice que de ahora en adelante, las cosas mejorarán entre Bilius y yo.
-Bilius está más tranquilo, lo llevaré a casa – le informo a mis amigos.
-De acuerdo – acepta Theo – Estaremos en el ‘Goblet of Fire’ por cualquier cosa.
-Tengo la sensación que no volveré a interrumpirlos el resto del día – les confieso – Bilius los extrañaba, eso era todo.
Mientras Neville se despide de Bilius, me dirijo hacia Theo de manera confidente.
-Tengo la sensación que interrumpí algo importante, espero no haberte arruinado “eso”.
-Aún nos falta la cena – me guiña un ojo. Le sonrío – Hasta pronto, Bilius.
Ambos se retiran para continuar con su aniversario y a mí de pronto me invade el nerviosismo. Esta es la primera vez después de mi auto aislamiento que estoy fuera de la casa de mis amigos.
Cuando salimos de Hogwarts de inmediato comenzamos con la mudanza, Draco, Neville y Theo estuvieron la mayor parte del tiempo a mi lado, jamás me dejaron solo. Supongo que principalmente por miedo a que me hiciera daño ya que en ese tiempo aún estaba embarazado. Después del parto todo fue aislamiento y odio hacia todo el mundo, pero sobre todo a Bilius, solo me permitía pensar en él cuando revisaba los posibles orfanatos tanto muggles como mágicos para deshacerme de él.
Al mundo lo comencé a odiar y sinceramente no quería saber nada. Sin mi lindo Bilius ya nada valía la pena. Ahora por supuesto ya no pienso lo mismo, tengo a mi hijo pero eso no significa que he dejado de añorar a mi lindo pelirrojo. Por lo que sé o mejor dicho lo último que supe de él es que, como me lo esperaba, inició una relación con Terry desde que estábamos en el colegio, que está en la academia de aurores… y si ha leído o no mi pequeña nota, ambos no estaremos juntos. Él es feliz con Terry.
Duele reconocerlo. Pero me alegra saber que es feliz. Y yo soy feliz si él lo es.
-Vamos a casa, Bilius.
Mi pequeño aplaude feliz.

[...]

Theodore respiró profundamente, las cosas se le estaban complicando y sinceramente estaba perdiendo la paciencia, cosa rara en él, pero si en la cena tuviera otra interrupción ya no estaba tan seguro de reaccionar tan tranquilamente. Era como si de pronto todo estuviera en su contra y conspiraran para no dar ese gran paso en su relación. ¡Por Salazar! Ya ni cuando hizo el amor por primera vez con su novio hubo tanta Ley Murphy en su contra, teniendo en cuenta que también era una gran decisión para su relación como novios.
Esta vez el Slytherin no quiso arriesgarse, se lo preguntaría sin rodeos. En cuanto estuvieran sentados se lo propondrían, si no llegaban al postre, como en la comida, al menos ya habría cumplido con su objetivo. Sonrió de lado.
-¿Y esa sonrisa? – quiso saber Neville en cuanto llegaron a su mesa.
-Estoy feliz – declaró Theodore ocupando su lugar en la mesa.
-Igual yo – confesó con una dulce sonrisa, sentándose.
Era ahora o nunca.
-Neville, ¿te gustaría…?
-¡Pero qué gran sorpresa encontrarlos!
-¡Por la brujas de Macbeth! – maldijo Theodore por lo bajo, Neville se sorprendió en sobremanera al escucharlo pero lo disimuló muy bien.
Christopher Burbage, su profesor de la Universidad Mágica, los saludaba con una enorme sonrisa.
-Hola, profesor – devolvió el saludo Neville, mientras Theodore fulminaba con la mirada al mayor cuando ocupó un lugar entre ellos en la mesa.
-Espero no interrumpir nada – antes que el chico Nott reclamara, el mayor continuó – Los he visto desde la barra y vine a saludarlos y de paso para darles una… ¿Están celebrando algo? – preguntó al ver que frente a ambos chicos tenían dos copas listas para ser servidas de algún vino o whisky.
-Nuestro aniversario – declaró Theodore en un tono que le diera a entender al mayor que necesitaban estar a solas, sin embargo algo en la mirada de aquel profesor le dio mala espina. Su sentimiento ya olvidado de no confiar en nadie de sus tiempos de Hogwarts volvió nuevamente.
-¡Felicidades! – Dejó salir Christopher con la mejor de sus sonrisas, aunque a Neville le dio la impresión que fue algo forzada – Como les iba diciendo hace unos momentos, les tengo una invitación. Como saben, soy el director del hospital mágico San Mungo – ambos chicos asintieron levemente – la Universidad Mágica y San Mungo tienen un convenio muy provechoso con respecto a los alumnos que están estudiando Medimagia.
Al ver que ninguno de los dos chicos no mostraban interés alguno en lo que decía, Christopher se dirigió específicamente hacia Theo.
-Los alumnos de segundo año en adelante pueden realizar prácticas en san Mungo y no solo eso, dependiendo de su desempeño pueden obtener empleo – el mayor le sonreía ampliamente, Neville frunció ligeramente el ceño al percatarse de ello – Entonces, ¿Cuándo recibo tu solicitud, Theodore? – esta vez Neville enarcó una ceja.
-Theo está en primer año – le aclaró.
-Por supuesto, pero es mejor prepararse desde antes, ¿cierto? – inquirió el mayor sonriéndoles a ambos.
-Lo pensaré, primero debo organizarme. Aún no sé qué materias llevaré el próximo año – dejó salir Theo rápidamente, lo cierto era que la sonrisa de su profesor no le agradaba mucho – Tengo un amigo que probablemente le gustaría hacer sus prácticas en San Mungo, además es muy inteligente y estoy seguro que hasta podría contratarlo, solo que hay un pequeño detalle, él ingresará hasta el próximo semestre a la universidad.
-No te preocupes, sé que se podrá hacer algo al respecto – Christopher se veía realmente feliz, Neville se cruzó de brazos y frunció más el ceño cuando nuevamente se vio ignorado por el profesor – probablemente por parte de la universidad no pueda hacer nada, pero por parte de San Mungo no habrá problemas.
-Excelente, en cuanto lo vea le daré la noticia – sonrió también el chico Nott pero solo por cortesía – Profesor, fue un gusto saludarlo, ya tenemos que irnos – se despidió repentinamente Theodore, Neville incluso dejó de cruzar los brazos – Aún tenemos planes para toda la noche – le anunció al mayor mientras se levantaba de la mesa, el chico Longbottom lo imitó.
-Espero verlos pronto – deseó el mayor, esta vez viendo a ambos. En su mirada había un atisbo de decepción por la repentina despedida de los muchachos.
Ambos chicos asintieron con la cabeza y con suave apretón de manos se despidieron del mayor.
Minutos después, ambos se encontraban en su casa. Estaban agotados después de todo el vaivén de ese día, sin duda ese aniversario había sido muy diferente a los anteriores.
-¿Estás bien? – interrogó Theo a su novio al notarlo tan serio – No has dicho nada desde que hemos salido del restaurante.
-Estoy cansado eso es todo – dejó salir mientras se dirigía hacia su habitación, Theodore lo detuvo antes de que llegara siquiera a las escaleras que conducían al segundo piso.
-Neville, dime, ¿Qué pasa? – insistió.
-Christopher Burbage – confesó – Ese profesor tiene fama de salir con sus alumnas, pero últimamente ha cambiado sus preferencias – el chico castaño enarcó una ceja – No se acercó a nosotros solo para ofrecernos la supuesta invitación, ésta nos la da la universidad. Todo el tiempo estuvo atento contigo, no soy tonto Theo y tú tampoco. Le gustas a ese profesor y encima le pides un favor que…
Antes de que Neville comenzara una discusión el chico Nott lo silenció sutilmente al ponerle dos dedos sobre sus labios.
-El favor era para Blaise – le aclaró el Slytherin – y por mí ese profesor puede hacer lo que se le dé la gana con sus demás alumnos, porque a mí solo me interesa solo una persona, tú – le rodeó la espalda con sus brazos – ¿Por qué crees que me deshice luego de él? Neville, solo me interesas tú – le dio un beso en la mejilla.
-Lo sé – dejó salir abrumado el aludido – Pero no me agradó su descaro. Puede ser el profesor pero eso no le da derecho a estar coqueteando con mi novio y menos frente a mí – refunfuñó.
-Eres tan sexy cuando te pones celoso – el chico Nott le ronroneó al oído haciendo que el Gryffindor se estremeciera ligeramente.
-Yo defiendo lo mío, sino te hubieras despedido pronto de él me le hubiera aventado encima – declaró satisfecho. Theo sonrió levemente.
-Ya que en la cena no nos dejaron ni siquiera probar bocado alguno, te prepararé algo.
-Oh, señor Nott, ¿sabe cocinar?
-Por supuesto. Y he decidido que usted, señor Longbottom, será mi asistente.
Ambos chicos se dirigieron hacia la cocina en donde rápidamente fue manipulada por el chico Nott. Comenzó a sacar los utensilios y buscar los ingredientes que ocuparía.
-¿Qué me prepararás? – preguntó curioso Neville mientras veía a su novio a rebanar algunas papas y zanahorias.
-Ya lo verás – no le quiso arruinar la sorpresa.
Mientras tanto Neville comenzó a husmear entre los cajones de la alacena hasta que chocó con una pequeña cajita agujereada que tenía una tarjetita con una pequeña dedicatoria “Feliz aniversario. Theo.”. Sonrió.
-Veo que has encontrado tu regalo sorpresa – Theo caminó hasta su lado.
-¿Otra?
-Ábrela – le instó – te encantará.
-¿Seguro? – preguntó dudoso ya que al abrir la caja, ésta se encontraba vacía.
-¡Genial! Mi sorpresa me ha sorprendido a mí – murmuró al ver la caja vacía - ¿En dónde se habrá metido? – comenzó a buscar.
-Te ayudo – se ofreció Neville sumándose a la búsqueda - ¿Qué se supone estoy buscando? – preguntó después de un rato, rascándose la cabeza.
-Emh… un sapo azul.
-¿En serio? – sus ojos brillaron de la emoción. Theo le sonrió, sabía que le gustaría el regalo - ¿Cómo se llama?
-Ese honor te lo dejo a ti, es tuyo.
-De acuerdo.
Comenzaron a buscar en los cajones, dentro de los calderos, debajo de algunas mesas, pero no había señales del anfibio.
-Vamos, blue, déjate ver – pidió Neville.
-¿Blue? – preguntó un tanto desconcertado el chico Nott.
-Se tiene que llamar de alguna manera – confesó – A los sapos le gustan los lugares fríos y oscuros… o al menos eso le gustaba a Trevor – reflexionó.
-Apaguemos las luces – propuso, con su varita se guiaba con un Lumos.
Comenzaron a buscar debajo de los muebles.
-¿Sabes, Neville? Este aniversario sin duda ha sido el más divertido de todos – declaró.
-No podría negar eso – coincidió con una leve sonrisa.
Un croar se escuchó por debajo de la mesa, ambos chicos se lanzaron miradas sorprendidas. En cuestión de segundos, ambos se encontraban debajo de la mesa pero sin signos del sapo azul.
-Nos ha engañado – dejó salir sonriente Neville.
Theo observaba a su novio, ambos aún seguían debajo de la mesa.
-Esto me recuerda mucho a nuestra primera cita – confesó el Slytherin – cuando Trevor hizo de las suyas y se escondió por un buen rato.
-Sí – dejó salir en un tono soñador. Observó a su novio.
-Te amo – Theodore se acercó a su novio para besarlo, el otro chico le correspondió el beso – Neville… ¿te gustaría…?
La luz de la cocina se prendió de pronto, ambos chicos se sobresaltaron tanto que incluso se golpearon la cabeza con la mesa al querer levantarse rápidamente.
-¡Pero…! ¿Neville? ¿Theo? – Blaise parpadeó un par de veces al encontrarse con sus amigos, los cuales salían debajo de la mesa - ¿Qué hacían debajo de la mesa? No, esperen, no me lo digan…
Neville sonrió.
-Que mal pensado eres, Blaise – declaró Theo mientras apagaba su varita – buscamos a Blue, se ha escapado.
-¿Blue?
-El sapo azul que aún no conozco – resumió Neville.
-Oh, escuché ruidos y luego la luz apagada y creí que… - Blaise se rascó la cabeza con nerviosismo – no quería…
-No te preocupes – se apresuró a decir Neville.
Silencio.
-Mañana Bilius tiene cita en san Mungo, ya sabes para las vitaminas y las… emh… inyecciones pendientes – dejó salir Theo para romper el embarazoso silencio que de pronto había invadido. Blaise asintió distraídamente.
Nuevamente silencio.
-Los dejo solos – Blaise se escabulló rápidamente de la cocina.
Neville y Theo intercambiaron miradas y luego comenzaron a reírse. Al final decidieron no cenar e irse directamente a dormir.
-Estoy agotado – dejó salir Theo dejándose caer de espaldas en la cama.
-Yo igual – coincidió Neville - ¡vaya, día! – expresó mientras se acostaba a un lado de su novio.
Theo le sonrió de lado, Neville lo abrazó mientras le daba un casto beso en los labios. El Gryffindor se sentía feliz al lado de ese chico, lo amaba. Se amaban.
-Te amo Theodore Nott – le declaró mientras se posicionaba arriba de él.
El aludido le respondió besándole lentamente en los labios, luego en el cuello. Neville comenzó a desabrocharle la camisa mientras le repartía besos en donde tuviera alcance sus labios. Las manos del Slytherin comenzaron a acariciar el cuerpo que tenía enfrente. Con mucho esfuerzo y paciencia, sobre todo con cordura, el chico Longbottom logró despojar a su novio de toda prenda de la cintura para arriba, mientras Theodore seguía besándole entre el cuello y el hombro.
Entre gemidos y suspiros, Neville también se vio semidesnudo mientras que su novio seguía con la labor de acariciarle y besarle donde tuviera alcance. El Gryffindor podía sentir cómo su miembro tomaba fuerza dentro de su pantalón. Theodore en un rápido movimiento logro ponerse sobre su novio sin romper los besos ni las caricias. Se separó por unos instantes para contemplar a su novio bajo su regazo. Se disponía a reanudar los besos cuando un croar resonó muy cerca de ellos. Ambos chicos dirigieron sus miradas a un lado de ellos para encontrarse justo en el velador un sapo de color azul…
-¿Blue?
-¡¿Justo ahora se te ocurre aparecer?! – se quejó Theodore.
Neville comenzó a reírse. Blue volvió a croar.
Theo quiso replicar con el sapo, pero inmediatamente fue silenciado por un suave beso de Neville.
-¿Te enlazarías conmigo? – le propuso el chico Longbottom en cuanto acaparó la atención de su novio.

Theodore se quedó sin palabras. Eso era lo que había intentado pedirle en todo el transcurso del día.


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