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Capítulo 6. Distrae a Lucas, le haremos fiesta sorpresa
-Si te digo que fue por una noble causa, ¿me creerías?
-Si en verdad lo fuera… sí – Lucas lo fulminó con la
mirada – maldición, Inés, es mi segundo día de clases y estoy aquí por tu
culpa.
Ambos se encontraban en
detención. ¿Cómo había sucedido? En realidad Federico ya tenía el castigo establecido desde el
momento en que llegó tarde a clase de matemáticas. El cómo terminó Lucas a su
lado, eso fue macabramente planeado.
-Distrae
a Lucas, le haremos una fiesta sorpresa – fueron las palabras de Manuel en
cuanto él llegó a la habitación. La verdad no esperaba encontrar a su roommate
a esas horas ahí, generalmente el rubio se las ingeniaba para evitarlo la mayor
parte del tiempo.
-¿Cómo
voy a hacer eso?
-Sé
creativo – gruñó Meño, empujándolo, literalmente, fuera de la habitación.
Y
fue así, como Inés concluyó que así él encajaba en los planes de ese par. Y lo
hizo, solo por Lucas.
Y, al parecer de Federico,
había sobrepasado lo creativo, no podía distraer a Lucas lo suficiente cuando
él tenía detención después de clases, a menos que su amigo también lo
estuviera…
Fue un poco difícil, solo
tuvo que forzar el casillero de su amigo, sacar el trabajo que tenía que
entregar para su próxima clase y ¡Zas! Detención segura para Lucas Hernández.
Y así fue cómo ambos
terminaron en el aula de detención después de clases.
-Si le explico lo sucedido
al profesor, ¿me disculparás?
Su amigo, lo ignoró.
-Si te llevo al cine…
¿volverás a hablarme?
Nada. Pareciera que el rubio
se había quedado mudo… o sordo. Tal vez ambas cosas.
Inés se preocupó, se
suponía que Lucas solo estaría castigado, no enojado con él. De pronto le
pareció una mala idea el haberlo arrastrado a detención. No le gustaba que la única
persona a la que consideraba su mejor amigo lo ignorara.
-Oye… lo lamento – se
disculpó.
Lucas levantó la mano,
llamando la atención del profesor.
-Quisiera cambiarme de
lugar.
Auch.
[…]
Al menos una cosa había
hecho bien, Lucas estaba lo suficientemente enojado como para reparar que
estaban planeando una fiesta sorpresa en su honor.
-Te ves triste – comentó
una muchacha de grandes ojos marrones.
-Nah, solo madrugué más de lo necesario y ya no pude dormir – Inés
se encogió de hombros. La muchacha alzó una ceja.
-Haré como que te creo –
le sonrió - ¿Lo mismo de siempre?
-Solo he comprado una vez,
¿Cómo sabes que quiero lo mismo?
La muchacha pareció
meditar.
-¿Tal vez porque me
dijiste que comerías lo mismo por el resto del año?
-Cierto – Inés le sonrió.
-¿Entonces?
-Lo mismo de siempre – le
volvió a sonreír, la muchacha le respondió la sonrisa – Tu orden saldrá en
cinco minutos.
-Gracias, Natalia.
-¿Inés? – llamó antes que
el muchacho se fuera a buscar lugar.
-¿Si?
-Lucas también madrugó más
de lo necesario – le hizo señas hacia su amigo, quien se encontraba sentado en
la mesa de la esquina con Manuel y Carlos.
Con pasos inseguros, Inés
se acercó a su amigo con charola en mano.
[…]
-¿Por qué esa cara larga, Lucas?
Es tu cumpleaños, es para saltar de alegría – Manuel le robó un pedazo de su
tarta de manzana.
-¡Oye! – se quejó el
cumpleañero.
-No lo comías, se echará a
perder – el ojiverde sonrió.
-Lo dejaba para después –
musitó.
-¿Por qué tan gruñón? –
Carlos alzó una ceja – no sabía que al cumplir 17 años uno se volvía tan… Lucas.
Manuel esbozó una sonrisa,
una de las tantas que a las personas les encantaba, porque sencillamente su
sonrisa era tan mágica, tan contagiosa, tan agradable… que se desvaneció en el
instante en que vio a Inés frente a ellos.
-Emh… ¿Hola? – el castaño
no se sintió tan bien recibido, no después que nadie le respondiera el saludo,
menos cuando Manuel se levantó bruscamente de su lugar para largarse de ahí.
-¿Meño? – Carlos lo
siguió. Dejando al rubio a solas con Inés.
-¿Aún sigues enojado? –
interrogó Federico, al ver que Lucas seguía ignorándolo. Se mordió el labio
inferior – hablaré con el profesor. Le diré todo. Lo prometo.
Lucas lo veía
directamente. La verdad era que más que enojado, estaba decepcionado. ¿Por qué
Inés, le haría algo así? Podría esperar eso de Manuel, incluso de Carlos, pero
¿Inés?
-¿Por qué? – Gruñó – Y si
vuelves a decir para tener compañía en detención te juro que esta vez si te
golpeo.
-Emh…
No, no terminó con un ojo morado,
pero Lucas se molestó más al no tener respuesta.
[…]
Manuel caminaba de un lado
a otro en la habitación. Mientras en su mente se repetía una y otra vez que
todo estaría bien.
-Oye… ¿todo bien? –
interrogó Carlos, al llegar a su lado.
-Si – gruñó.
-¿Por qué te has ido tan…
repentinamente? – quiso saber. La verdad era que le desconcertaba en demasía su
actitud hacia Inés. Su amigo no era homofóbico o al menos él quería seguir
pensando en eso.
-El lugar apestaba a… marica… - susurró, dejándose caer en su
cama.
-De acuerdo… - Carlos
frunció el ceño - ¿me dirás cuál es el problema?
-Tengo que arreglar los
últimos detalles de la fiesta de Lucas – Michael salió de la habitación.
El rubio prefería no
hablar del tema con Carlos. No lo entendería.
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