martes, 16 de octubre de 2012

Capitulo Especial

El muchacho de ojos tristes

En un comentario que me dejaron me propusieron enfrentar a Konny con Spencer, la verdad es que sí tenía pensado hacerlo en el penúltimo capítulo, pero después de analizarlo y pensarlo mucho decidí no incluirlo porque me pareció que era demasiado “pronto” hacerlo en ese capítulo, después pensé anexarlo en el Epílogo dos, pero tampoco me pareció buena idea, ya que era demasiado sufrimiento para Konny y aunque fuera en el Epílogo, él merecía ser feliz.
De modo que esta escena quedó “volando”, no la pude incluir, pero tampoco se me hace justo excluirla, así que, aquí esta n.n
Gracias por leerme
PISLIB n_n  

Aclaraciones:
-Escena extra. Línea temporal: Entre el último capítulo y el primer Epílogo.
-Más o menos, un año después de su partida.

-Capitulo Especial-
El bache.

[Konny]

Enfrentar los fantasmas…Listo.
Enfrenar al monstruo. Al que te hizo daño, al bache. Eso es lo difícil.
Al fin lo he entendido, sé que no soy el culpable de lo que me ha sucedido. Y sin embargo, la duda, la espinita, el odio ahí está dispuesto a salir y hacer daño en cualquier momento. Sabía que tarde o temprano tendría que hacerlo. Tarde o temprano me enfrentaría a él. A Spencer.
 -No tienes que hacerlo – me dice el señor Olsen.
-Debo hacerlo – murmuro mientras observo la puerta que me separa de mi ex tutor.
Una de las leyes más confusas que puede haber sobre la tierra es enfrentar a tu demonio para no temerle más, incluso perdonar a aquel que te ha hecho daño para poder perdonarte a ti mismo… Y eso he venido hacer. No puedo seguir adelante sin dejar atrás a mi pasado. No puedo dejar atrás a mi pasado sino hago las paces con éste. No puedo ser lo que se supone seré sino hago lo que debo hacer.
En pocas palabras, debo enfrentarme a Spencer y darle respuesta a aquello que me impide seguir adelante.
-Se le han explicado las reglas a Spencer, Konny. Debe estar alejado de ti a un metro de distancia – me explica el licenciado Olsen – cuando quieras salir has la señal, si sientes que Spencer se está saliendo de control has la otra señal y enseguida los de seguridad estarán ahí.

Asiento con la cabeza, mientras el corazón late rápidamente en mi pecho.

-¿Estás seguro de querer hacer esto? – insiste.
-Sí.   
Inhalo profundamente y saco el aire lentamente mientras atravieso la puerta.
Spencer se encuentra sentado recargando todo el peso de la silla en las dos patas traseras, mientras una de sus manos reposa en la mesa de madera que está frente a él. Está sonriendo, tiene esa estúpida sonrisa de autosuficiencia que siempre lo ha caracterizado.
Al verme, la sonrisa se congela en su rostro.
-¡Wow! Me dijeron que tendría una ‘visita especial’ y al juzgar por todas las amenazas que me prometieron por si faltaba a las reglas al estar aquí, creí que mi visita sería de alguien de más importancia. No te ofendas.
Al verlo tan contento y sin ningún signo de arrepentimiento, hizo que me dieran nauseas.
-Me has sorprendido, Konny – deja caer la silla en sus cuatro patas – de todas las personas, tú eres la última quien creía que me vendría a visitar, pero supongo que…
-¿Por qué? – dejo salir en un tono de voz extraño, mientras lo veo fijamente a los ojos.
Mi ex tutor me observa de arriba abajo lentamente.
-Has madurado, Konny. En todos los sentidos…
Entorno los ojos. Trago saliva trabajosamente.
Enfrenta al fantasma. Enfrenta al fantasma. Me digo mentalmente.
-¿Por qué? – vuelvo a preguntar, tratando de tranquilizar mi respiración.
Esta pregunta me la he hecho desde la primera vez que Spencer abusó de mí. Por más que la he analizado, no le encuentro justificación. Ni mucho menos respuesta.
Spencer se levanta e instintivamente retrocedo. Spencer sonríe.
-No puedo acercarme a ti, ¿lo recuerdas, Konny?
Mi ex tutor mete las manos en los bolsillos de sus pantalones. Comienza a pasearse de un lado a otro de la habitación.
-Respóndeme – le ordeno - ¿Por qué? ¿Por qué yo?
Spencer voltea a verme.
-Ya no te cubres los ojos con tu cabello, Konny.
-Deja de decir mi nombre cada vez que me hablas – le reclamo.
-Tampoco usas camisas de manga larga – observa mis brazos atentamente – has dejado de cortarte, eso es bueno.
Comienzo a sentirme asqueado, sucio. Esto no es buena señal.
-Respóndeme.
-¿Qué cosa? – Spencer se recarga de la pared, aún con las manos en los bolsillos.
-¿Por qué yo? ¿Por qué demonios me elegiste? ¿Qué te hice?
Mi ex tutor me observa atentamente.
-Si mal no lo recuerdo, tú te elegiste.
Me doy la vuelta y golpeo la pared.
-Tenía ocho años, Spencer – doy la vuelta para verlo nuevamente – Ocho años cuando me besaste y si Teddy no hubiera ido a mi habitación… me hubieras violado.
-¡Por supuesto que no! – Dice indignado, da un paso al frente - ¡Jamás te haría algo semejante!
-¡Eso fue lo que me hiciste durante tres años, siendo mi tutor!
-No, yo no te violé, Konny – me mira  fijamente – Te hice el amor…
-¿Qué…?
-Te hice el amor – me repite, con un brillo en los ojos.
-Me violaste.
-Tú te elegiste, lo disfrutaste. Tú querías que te hiciera el amor.
-¡Me chantajeaste con hacerle lo mismo a mi hermano! ¡Eran reacciones físicas de mi cuerpo! ¡Jamás quise que me tocaras!
Spencer frunce el ceño.
-¿Qué te han hecho, Konny? Tú no eres así – Spencer da otro paso hacia conmigo.
-¿Por qué, Spencer? Contéstame.
Suspira lentamente.
-Porque te amo – me mira a los ojos – desde el momento en que vi tus ojos, descubrí lo puro e inocente que eras, no podía permitir que viniera alguien más a ensuciarte. Tenía que ser yo el que te enseñara lo que era el amor. Tenías que ser mío. Y lo hubiera logrado de no ser por el estúpido de tu hermano, él siempre tan… entrometido en todo.
-Tú no me amas, Spencer – lo veo con asco – tú ni siquiera sabes lo qué es ese sentimiento.
-Nunca entenderás el amor que siento por ti, Konny. Y me duele.
-Estás enfermo – dejo salir.
-Te han llenado la cabeza con ideas erróneas sobre mí – Spencer comienza caminar de un lado a otro – Me quedará el consuelo que alguna vez te tuve entre mis brazos… gimiendo de placer, pidiendo por más, besándome…
-Basta – le digo entre dientes.
-Escuchando tus jadeos al penetrarte, al acariciarte, al…
-¡BASTA! – le grito, enfadado. Spencer detiene su caminata.
-Aún recuerdo el olor de tu piel…
-¡CALLATE! – mi respiración es agitada.
-No tienes que avergonzarte, Konny – me sonríe – Es natural que hayas reaccionado de esa manera al hacerte el amor y…
-¡Te odio, Spencer! – Confieso – Traté de entender el porqué me hiciste esas cosas, busqué justificación alguna, intenté ponerme en tu lugar. Nada. Nada de estas cosas me dio respuesta alguna.
Siento resbalar una lágrima por mi mejilla.
-Solo pienso que, tal vez… solo tal vez, a ti te hayan hecho lo mismo – Spencer frunce el ceño – Quizás alguien abusó sexualmente de ti cuando eras pequeño.
-No.
-Las persona que sufren de abuso sexual reaccionan de distintas maneras, hay casos en los cuales las víctimas repiten lo que les hicieron y…
-¡A mí nadie me toca si yo no quiero! – Spencer gruñe.
Comienza a respirar agitadamente, su mirada se oscurece. Lo que me lleva a confirmar mis sospechas.
-Es gracioso lo que dices – murmuro – Es lo que me decía cada noche para fingir que nada había pasado.
Fue cuestión de segundos. No lo vi venir. Spencer estaba frente a mí, me acorraló con sus largos brazos.  Me quedé petrificado al verlo tan cerca de mí.
-Nadie me ha tocado, ¿entiendes? – me susurra al oído, su alienta me hace sentir nauseas.
-¡Atrás Spencer! – le gritan los guardias de seguridad.
Alejan de mí a Spencer. Y sin embargo; no me muevo. Sentir nuevamente su aliento sobre mí, sus palabras en mí oído… fue como retroceder nuevamente a mi habitación cuando tenía quince años. Comienzo a sentirme asqueado, sucio
Una mano se cierra sobre mi brazo izquierdo. Me sobresalto.
-Soy yo – la voz del licenciado Olsen me habla – Ven, levántate.
Parpadeo un par de veces, no me había dado cuenta que estaba sentado en el suelo.
-Se han llevado a Spencer.
Asiento con la cabeza.
-Sé que me escucharé ridículo pero necesito saberlo, ¿estás bien?
-Sí – asiento con la cabeza.
-¿Seguro?
-Sí – lo veo fijamente – Estoy bien.
-Regresemos.
Mientras el señor Olsen me lleva de regreso a la clínica de la doctora Helen no puedo evitar en pensar en Spencer. Quizás nunca sabré el verdadero motivo del porqué hizo lo que hizo.  Tal vez él fue abusado sexualmente cuando pequeño, quizás no. No lo sé.  Y si eso fuera cierto, no sería justificación. Me hizo pasar por lo mismo y sin embargo yo no haré pasar por esto a nadie.
¿Spencer me ama?  Solo en su retorcido mundo el amor es a base de mentiras. Probablemente esté enfermo. Viéndolo de esta manera hasta siento pena por él. Sintiendo pena por él es más fácil perdonarlo. Quizás sea lo mejor. Lo hecho, hecho está. Y recordar lo sucedido solo me trae más dolor.  
 
Listo *0*
Con esto concluyo la historia de ‘El muchacho de ojos tristes’.
Muchas gracias por haberme acompañado a lo largo de esta historia, se los agradezco infinitamente.
Nos estamos leyendo por ahí n.n
Besitos
PISLIB n_n

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2 comentarios:

  1. wow hubiera sido lamentable no haber leido este fragmento de la historia que bueno que te decidiste a publicarlo
    Taeko

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    Respuestas

    1. Awwww
      Sip, no supe cómo meterlo ._.
      Pero ahi esta :D
      No tenía que faltar n.n
      Gracias por leerlo ^^
      Besos
      PISLIB n_n

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