El
intocable
Una oleada de gritos y aplausos invadió el estadio cuando el balón entró
en la canasta.
-¡Eso es Tony! – Gritó jubilosa Abby desde las gradas - ¡Eres el mejor!
McGee, quien estaba detrás de DiNozzo, frunció el ceño.
-Mejor no lo alientes demasiado – aconsejó Kate, quien estaba a un lado
de Abby – con esos tres tiros ya tenemos para que esté alardeando durante una
semana.
-Tranquila, Kate. Tengo un plan para que eso no pase – le guiñó un ojo.
Jethro frunció el ceño, pero fingió no escuchar lo recién dicho.
-Relájate, Gibbs. No le haré nada malo. Ni que quisiera terminar en un
escritorio olvidado del departamento de Asuntos Internos – bromeó.
En la cancha el ambiente se estaba tornando un tanto tenso. El
cronometro les recordaba a los jugadores que solo contaban con escasos minutos
para finalizar el partido. El marcador no ayudaba mucho a la causa. El NCIS
llevaba ventaja de cinco puntos a los del departamento de Asuntos Internos.
-¡Esto está mal! – murmuró Gibbs, sin despegar la mirada de un miembro
del equipo contrario.
-¿Qué dices, Gibbs? ¡Vamos ganando! – una animada Abby seguía alentando
al equipo con pompones color negro.
Kate frunció el ceño cuando un miembro del equipo contrario, el que hace
rato Gibbs no despegaba la mirada, comenzó a acosar a Tony dentro del juego.
Los movimientos parecían inocentes, pero para una agente observadora como lo es
Kate no le parecían nada inofensivos.
-¡Hey, prubie! – gritó Tony,
saltando desde su lugar. El aludido le pasó el balón.
DiNozzo dominó rápidamente el esférico, burló a unos cuantos jugadores y
justo cuando saltó para encestar alguien se estrelló contra él. Tony cayó de
espaldas.
-¡Hey! – se quejó Abby. Gibbs y Kate corrieron hasta con Tony.
-¿Estás bien? – preguntó McGee, en cuanto llegó a su lado.
-¿Tú qué crees, prubie? –
gruñó Tony, intentando levantarse.
Jethro, quien ya había llegado hasta su lado, ayudó a levantarlo.
-Asuntos Internos está acabado. Me encargué que le expulsaran a ese
jugador que…
-Da igual – el mayor interrumpió el monologo de Abby.
-Ganaremos, jefe – prometió Tony – ya lo verá, por segunda vez gana…
¡agh!
En cuanto DiNozzo dio un paso, su pie falseó, notificándole que se lo
había torcido en algún momento de su caída.
-¡Genial! – Gruñó - ¡Justo cuando…!
-No ibas a jugar de todas maneras – acortó el jefe, llevando del brazo a
Tony fuera de la cancha.
-¿Cómo dice, jefe?
-Fellow.
-¿Qué?
-El tipo que te derrumbó, Tony – explicó Kate. Sin embargo, el agente
aún seguía sin entender – Fellow es el que hiciste que degradaran de un agente
a un simple archivista en el departamento de Asuntos Internos.
-¿Yo?
Gibbs le dio un zape.
-Emh… ¿A dónde vamos?
-No quiero excusas porque mañana no puedas trabajar por una simple
torcedura de tobillo.
-Si es solo un… - Jethro lo fulminó con la mirada, Tony cambió de
parecer – por supuesto, jefe. Si tengo bien el pie puedo ir a corretear a los
chicos malos.
Gibbs rodó los ojos. Metió a Tony al auto. Abby y Kate rieron entre
ellas mientras despedían con un movimiento de mano a los dos agentes.
-El que derrumbo a Tony era Fellow, ¿cierto? – preguntó Abby.
-Sí.
-El que contaminó las pruebas para excusar a un familiar lejano de un
homicidio.
-El mismo, Abby.
-Ja. Así que se quiso vengar de Tony en el juego de basquetbol.
-Así es.
-¿Es posible que haya otro puesto más bajo que el de un simple
archivista?
-Muy pronto lo sabremos – Kate sonrió.
-¡Oh-oh! Dejamos a McGee solo.
Ambas chicas regresaron al partido.
-Estoy bien, jefe – Tony repitió por cuarta vez.
Se encontraban en su departamento, el más joven descansaba en el sofá
mientras la bolsa de hielo sobre su tobillo derecho hacia su trabajo.
-Quince minutos – anunció el mayor mientras revisaba su reloj de mano.
-¡Ah!
-¡Qué!
-Ya recuerdo a Fellow, es el tipo que pinchó las llantas de mi auto.
-¿Recuerdas lo que le hizo a tu auto y no a ti? – Jethro le mandó una
mirada extraña – DiNozzo, el tipo te delató en una misión secreta y casi te
matan.
-¡Cierto! Pero olvidas algo, jefe. Nunca se comprobó su traición.
-No, pero él fue.
-¿Por eso lo asignaron a Asuntos Internos? ¡Vaya! Debo de importarle
mucho al superintendente para que hiciera algo así por mí.
Gibbs le envió otra de sus miradas extrañas. Tony enarcó una ceja.
-¿Ocurre algo jefe?
-Nada. Nos vemos mañana, DiNozzo.
-Hasta mañana jefe.
-Hola, buenos días – un sonriente Anthony DiNozzo llegó, cojeando, a la
oficina.
-¿Por qué tan feliz, Tony? – interrogó Kate.
-Hemos ganado, Kate. NCIS ganó el campeonato de básquetbol. Merecemos un
buen premio.
-¿Cómo cual? – quiso saber McGee, quien también llegaba a la oficina.
-No lo sé, como un repartidor de comida.
-Tú solo pensando en comida, Tony – dejó salir secamente su compañera.
-Es una de las funciones básicas, Kate. Y por si no lo recuerdas, me
lesionaron en el juego. Así que es justo que pida algo como eso.
Cuatro horas después, los cuatro agentes estaban envueltos en un caso
complicado.
-Encarguen comida, nadie se va hasta saber por lo menos el nombre de la
víctima – ordenó Gibbs.
-Prubie – Tony llamó
sugerente.
-Gibbs dijo, “encarguen” comida, Tony – aclaró Kate.
-No tenemos repartidor, Kate.
-Tengo la sensación que ahora sí – la agente señaló hacia la puerta en
donde Fellow vestía como “repartidor de comida”.
-¿El archivista de Asuntos Internos?
-Parece que ya no lo es, McGee – respondió Abby, quien llegaba del
laboratorio – gracias, Tony.
-¿Yo?, ¿Por qué yo?
-Justo en la mañana pedías un repartidor de comida – recordó Kate.
Tony enarcó una ceja sin comprender.
-¿Aún no se da cuenta? – interrogó Abby a Kate.
-No, al parecer no.
-¿Darme cuenta de qué? – el aludido frunció el ceño.
-¿De Gibbs? – sugirió Abby.
-¿Qué hay con él? – preguntó perplejo.
-¿Cuánto tiempo le tomará darse cuenta? – quiso saber la del laboratorio
rascándose la barbilla.
-Tratándose de Tony, no lo sé, tal vez nunca – se burló Kate.
-¡Hey! Aún estoy aquí.
-Lo siento Tony, tendrás que quedarte con la duda – sonrió Abby.
-¿Cuál duda, Abby? – la voz de ultratumba hizo sobresaltar a las
muchachas.
-Ninguna, Gibbs – respondió rápidamente.
El mayor desvió su mirada una milésima de segundos hacia con Tony,
después la centró en la de Abby.
-¿Te gusta tu trabajo, Abby?
-¡Por supuesto, Gibbs! – Se apresuró a decir – te tengo noticias de la
víctima.
Y así como llegó también se fue. El mayor miró a Kate.
-Me agrada mi trabajo Gibbs y… voy a ver los resultados que tiene Abby
de la víctima.
La morena también se escabulló.
Gibbs siguió el camino con su mirada de la agente y cuando ya no estuvo
a la vista, sonrió de lado. Se giró hacia con Tony, quien en esos momentos le
preguntaba a McGee si sabía de lo que hablaban las muchachas. El aludido, quien
sintió la mirada penetrante de su jefe sobre su cara, escuetamente le
respondió:
-Ni idea Tony. Ni idea.
FIN
Enero 2013
I love it!!
ResponderEliminarDeberias hacer una continuación en la que Tony descubra todo y acaben juntos... *-*
Adoro esta pareja y te quedo muy divertido.xD
Gracias :D
EliminarMe alegra que te haya gustado n.n
Seria muuy interesante, pero por lo pronto queda en one-shot.
Tal vez mas adelante me anime a escribir algo mas largo jejeje
Gracias por leer y por comentar *0*
Saludos
PISLIB n_n