jueves, 30 de mayo de 2013

Epilogo


Confía en mí.



~Epilogo~



A pesar que sangraba por la nariz de manera alarmante, el muchacho no estaba tan grave.
—¡Porqué nunca me haces caso! — regañó, histérico, su acompañante — Debiste de haberme esperado.
—¿Sabes? Solo puedo verte mover los labios rápidamente, ni idea de lo que me dices. Supongo que me estás regañando por no haberte esperado a mover aquellas cajas del sótano.
El otro gruñó.
—Buenas tardes — saludó el acompañante a la recepcionista.
La aludida enarcó una ceja al reconocerlos.
—Ya saben el camino.
Ambos chicos se encaminaron hacia la habitación correspondiente.
—Iré a buscar al medimago — anunció el primero en cuanto dejó a su amigo en la camilla.
—Blaise, no te preocupes, estoy bien — consoló Theodore.
—Te creeré cuando dejes de sangrar — el moreno salió rápidamente.
En cuanto estuvo en el pasillo observó por todos lados, sin rastro del medimago en turno. Gruñó. Justo cuando giró hacia la izquierda para ir en busca de ayuda chocó con alguien.
—¡Fíjate por donde andas! — ladró.
—Lo siento yo… ¿Zabini?
—Longbottom — el moreno lo fulminó con la mirada, Neville se preguntó si esa mirada se debía a lo que había ocurrido tres años atrás en Hogwarts.
—¿Qué haces…?
—No tengo tiempo, debo ir a buscar un…
—Trabajo aquí y precisamente vengo a… — dejó de hablar y entró rápidamente a la habitación.
Se quedó plantado a un lado de la puerta. Después de tanto tiempo sin verlo, después de todos esos años anhelando ese momento... volvía a ver a Theodore.
El Slytherin era tal como lo recordaba con la diferencia que el cabello le había crecido unos cuantos centímetros.
—Hola... - Neville saludó, tímidamente. No estaba tan seguro como reaccionaría Theodore. La última vez que habían estado frente a frente sólo se limitaron a intercambiar miradas a pesar que Neville deseaba implorar un perdón que no se merecía.
—Longbottom — saludó el muchacho.
Neville se quedó como estatua, después de varios segundos recordó del porqué estaba ahí. Se dirigió hacia el borde de la cama para leer la historia clínica del ex Slytherin. Entornó los ojos en cuanto leyó que esa era la tercera visita del castaño al hospital.
—¿Piensas seguir leyendo o a curarlo? — Neville dio un respingo al escuchar la voz de Blaise dentro de la habitación.
—Cierto — dejó salir el aludido conforme avanzaba hacia su paciente.
Neville hizo una serie de maniobras con su varita y en menos de cinco minutos detuvo la hemorragia.
—Listo.
—Perfecto — dejó salir Zabini — te traje ropa limpia — se dirigió hacia su novio.
Theodore comenzó a quitarse la camisa ante la mirada anhelante de un Neville y una recelosa de Blaise.
—Es mejor que lo hagas en el baño – recomendó el moreno mientras fulminaba con la mirada a Neville.
Nott se encogió de hombros y se dirigió hacia el cuarto que estaba en el fondo.
Mientras esperaban la salida del castaño, Neville se enfrascó en la historia clínica, cada vez más fruncía el ceño, no le agradaba lo que leía.
—Necesito hablar con Nott… a solas — dijo en cuanto el aludido salió del baño. Blaise tenía la intensión de replicar pero la mirada que le envió Theo lo hizo cambiar de parecer.
—Siéntate — Neville le dijo al ex Slytherin, una vez solos — he leído tu historia clínica.
—Es lo que hacen los medimagos — Theo respondió, Neville intentó de otra manera.
—Es la tercera vez que llegas a urgencias por una herida de segundo grado.
Theodore frunció el ceño.
—¿Estás tratando de decirme que a la cuarta visita comenzarán a cobrarme?
El aludido abrió y cerró la boca un par de veces antes  de responder.
—No. Estoy pregu... ¿Cómo fue que terminaste con la nariz quebrada?
—Me cayeron unas cajas encima, unas muy pesadas.
Neville enarcó una ceja.
—Estaba limpiando el sótano y cuando quise bajar unas cajas, la escalera...
—¿Escalera? ¿Estabas limpiando sin usar magia?
—Mi varita se quebró — Theo se encogió de hombros.
—Tu visita anterior fue porque caíste de la escoba y te golpeaste la cabeza — Theodore iba a explicar lo sucedido pero Neville no le dio tiempo para que lo hiciera — ¡Y la anterior a esa fue por heridas de quemaduras! — a esas alturas era evidente el enojo en él.
—Sí, bueno, eso es porque...
—¿Zabini te hizo todo esto?
—Algo tuvo que ver — dejó salir tranquilamente, segundos después frunció el ceño — no es lo que piensas.
—¿No? — Neville se cruzó de brazos — para mí tiene todo el sentido del mundo.
—Es algo complicado, pero te aseguro que Blaise lo último que quiere es lastimarme.
Neville no estaba muy seguro de ello. En sus tiempos de Hogwarts tal vez creería en esas palabras, pero ya habían transcurrido tres años y sabía que las cosas no seguían igual.
—Longbottom, en verdad agradezco tu preocupación, pero no tienes que tenerla. Todo está bien.
Neville lo observó detenidamente, el ex Slytherin lucía tan distinto a como lo recordaba en los tiempos de Hogwarts.
—Gracias por curarme, espero no regresar tan pronto — Theodore avanzó hacia la salida, se detuvo en la puerta — Longbottom — el aludido lo observó fijamente — No es necesario que en esta Navidad me envíes, nuevamente, la recordadora de tu madre porque la volveré a regresar.
—Pero…
Theodore se llevó las manos al cuello y en un rápido movimiento se desprendió un colgante. Se lo mostró al medimago. Neville parpadeó un par de veces, confundido. Reconoció rápidamente ese objeto. Era un cadenita con un dije en forma de angelito.
—¿Cómo…?
—Weasley.
—Oh.
Ambos se miraron fijamente.
—Lo siento. Yo inicié todo.
—Eso ya no importa.
—Sí importa. Mi intensión era hacerte daño y si no hubiera visto ese recuerdo, yo… — Neville suspiró largamente — Lamento haber hecho lo que hice. Y aunque no lo creas, es un alivio saber que esa cadenita ha regresado a tus manos.
—Gracias.
—Entonces… ¿todo bien entre nosotros? — Neville le extendió la mano, tímidamente.
—Por supuesto — Nott la aceptó.
Theodore asintió y salió de la habitación. Neville sonrió abiertamente y sintió cómo ese enorme yunque llamado culpa se alivianaba lentamente.
—Ya era hora — rugió Blaise, en cuanto tuvo a su novio frente a él.
—Entonces… ¿seguimos con la limpieza?
—No, señor — frunció el ceño — lo que harás es reposar y dormir y, sobretodo, alejarte de escaleras, escobas y todo lo peligroso.
—Eres un exagerado, Blaise.
—Mejor exagerado que viudo —Theodore rodó lo ojos.

Tres horas más tarde, ambos estaban en la cama descansando.
—¿Duermes? — preguntó Blaise, después de cinco minutos de total silencio.
—No, la poción para el dolor me ha quitado el sueño.
Blaise se giró para tener a su pareja justo a su lado.
—Me diste un susto esta mañana.
—Lo sé, lo siento.
—Cada vez que tienes un accidente no puedo dejar de pensar en que… — no terminó la oración,  le daba miedo decir esa palabra.
—Pienso y siento lo mismo cuando te ocurre a ti — confesó el castaño.
—Tú eres el que ha tenido más accidentes en los últimos días.
 —Es el riesgo que decidimos correr — aclaró Nott.
—Es verdad — Blaise se quedó en silencio unos momentos — te propongo otro trato.
Theodore enarcó una ceja.
—Está más que claro que moriremos en cualquier momento ya sea por tu mala suerte o por la maldición de mi familia. De lo que sí estoy seguro es que si tú te vas antes que yo, no podré soportar la culpa.
—El sentimiento será mutuo.
—Genial, porque si piensas así, entonces… esto será más sencillo — Theo sospechaba que Blaise le pediría algo, pero no estaba seguro de aceptarlo — si debemos morir, es mejor que lo hagamos al mismo tiempo porque no soportaré estar sin ti.
Theodore sonrió de lado e internamente estuvo más tranquilo, por un momento pensó que Blaise terminaría su relación.
—Me agrada ese trato.
—¿Theo?
—¿mmm?
—Solo no se te ocurra querer subirte a la azotea mañana.
El aludido sonrió de lado.
—¿Por qué? Creí que si ibas a morir lo harías a mi lado.
—Sí, pero de una manera heroica y no tan estúpida como para salir en el profeta diciendo que me morí por querer limpiar la casa al estilo muggle, tengo una reputación, ¿sabes?
—Claro.
—¿Theo?
—¿mmm?
—Te amo.
—Yo también.
Ambos cerraron los ojos, dispuestos a dormir.
—Igual no pienso morir cayéndome de la azotea.
Theodore volvió a sonreír de lado, después de tanto tiempo se sentía realmente feliz.


FIN

Octubre 2012


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