Wolas!
Les traigo este pequeño regalito n.n
Este especial en realidad era un
capítulo más en la historia de Los cinco elementos, pero sentí que no encajaba,
así que lo pulí mejor y salió esto :D
Ya saben, es un especial que narra los
inicios de la relación de Ron y Blaise y del porqué se separaron n.n
Que lo disfruten!
Aclaraciones:
-No es necesario leer Los cinco elementos para entenderla,
pero pueden leerla para saber más sobre estos muchachos.
-Spoiler del sexto libro. Y del fic ‘Los cinco
elementos’.
Tierra
El sexto curso ya había iniciado y con ello demasiadas
dudas para Ronald Weasley. Se encontraba en la Torre de Astronomía y eso no era
normal puesto que pasaba más de la media noche y él aún seguía ahí contemplando
las estrellas. Éstas tan libres de preocupaciones. En el mes de octubre al
pelirrojo se le sembró la semillita de la duda cuando —por casualidad— vio McLaggen
cambiarse. No era extraño que los integrantes varones del equipo de quidditch
se ducharan o se cambiaran frente a sus compañeros, pero ese día Ron no pudo
evitar asombrarse de lo bien formado que estaba el cuerpo del muchacho. Al
principio se asustó por el solo pensamiento de encontrar atractivo a Cormac, un
mes después de ese acontecimiento ya le preocupaba. No solo era Cormac a quien
encontraba atractivo, a la lista se le agregaban Terry, Zach y un muchacho de
Slytherin.
Para el mes de diciembre, Ronald había aceptado —a
regañadientes—que no solo las chicas le llamaban la atención. Su situación
lejos de ser clarecedora, empeoró. Mejor dicho, Lavender lo empeoró. Había
ocurrido muy rápido. Después de ganar el partido, el pelirrojo hizo un magnífico
trabajo y su recompensa fue el beso de la muchacha frente a todos de la sala
común.
Genial.
Encontró una manera de mantenerse al margen de la
muchacha, quien solo quería besarlo, besarlo, besarlo… ¡Por Merlín! Se sentía
tan asfixiado por tanta responsabilidad. El equipo de quidditch, el enojo
—inesperado y confuso— de Hermione, el novio de su hermana menor, Harry y sus
reuniones con Slughorth, Lavender, su familia por lo feliz que estaba por su
nueva novia…
Todos esperaban algo de él. Y Ron solo quería ser él
mismo. Un muchacho a quien le atraían tanto las chicas como los chicos. Mejor
ni pensar en lo que le pasaría si se le ocurría confesarlo a su familia y a los
amigos, no soportaría el rechazo de cada uno de ellos.
El pelirrojo suspiró largamente. Era mejor alejar esos
pensamientos que lo atormentaban día con día y dejar que el tiempo solucionara
todo. No era la mejor opción, pero ya era de madrugada y él tenía que regresar
a la sala común antes que se percataran de su ausencia.
Con paso lento recorrió varios pasillos, una mano
dentro del bolsillo y la otra con la varita en alto. Se detuvo en cuanto
escuchó pasos cerca de él, seguramente eran los de su profesor Snape, esa noche
le tocaba el recorrido nocturno. Weasley se escondió tras una estatua,
desapareciendo el Lumos que lo
ayudaba a ver en la oscuridad. Guardó silencio, esperando que su profesor
pronto se diera la vuelta y siguiera su recorrido por otro pasillo. El sonido
de los pasos disminuyó lentamente.
-¿Ya se fue?
Ron dio un respingo.
-¡¿Pero qué…?! ¡Ahhhh! – Alguien le tapó la boca, el
pelirrojo trató de oponerse. Ambos forcejearon, pronto sus pies se enredaron,
en menos de un minuto los dos cayeron al suelo haciendo más ruido del
necesario.
Una luz brillante les anunció que fueron descubiertos.
-Obviaré la pregunta “¿Qué están haciendo?” – Snape
alzó una ceja – es más que evidente lo que están haciendo.
Ron —quien miraba aterrado a su profesor— desvió su mirada
hacia la persona que tenía encima. Sus ojos se agrandaron al descubrir a Blaise
Zabini.
-Profesor, no es lo que piensa – el moreno explicó
rápidamente.
-¿No? – el mayor los observó detenidamente.
Solo entonces, el Slytherin fue consciente que vestía
solo el pans del pijama. Se levantó rápidamente.
-Castigo, mañana – anunció el profesor – Los llevaré a
sus respectivas Sala Común, no vayan a desviarse del camino.
-¡No es lo que piensa! – respondieron al unísono.
Snape rodó los ojos.
Faltaban dos semanas para las vacaciones de navidad y
lo último que Ron quería era ser castigado. Con paso firme se dirigió hacia el
aula en donde el profesor Snape los había citado para cumplir con el castigo.
Cuando llegó vio a Blaise, quien al parecer tenía un buen rato esperando, con
gesto de aburrimiento.
-Tome asiento, señor Weasley – la voz de ultratumba
del mayor lo hizo respingar.
El profesor los escudriñó con la mirada, tratando de
explicarse la relación de ambos muchachos.
-Su castigo será en el bosque prohibido – anunció – el
guardabosque está indispuesto y alguien tiene que darle de comer a los
Thestrals.
A Ron no le pasó desapercibido el gesto de molestia
por parte del Slytherin cuando el profesor pronunció el nombre de aquellas
criaturas. Severus acompañó a los estudiantes hasta la orilla del bosque.
-En la cabaña de Hagrid hay más recipientes con carne
cruda – señaló hacia la casa – cuando terminen me buscan en mi despacho.
Ambos asintieron con la cabeza.
Blaise fue el primero en adentrarse al bosque; Ron,
quien no tenía muy buenas experiencias en éste, decidió caminar con paso lento.
-Emh… ¿Zabini? – Llamó, indeciso – El Slytherin gruñó
- ¿Puedes ver a los Thestrals?
El muchacho lo fulminó con la mirada.
-Yo… no puedo verlos – confesó el pelirrojo, sonrojado
– me resultará difícil darles de comer.
-Esa no es excusa para no cumplir con el castigo –
aclaró.
Ron frunció el ceño, ¿era su imaginación o el moreno
estaba más molesto de lo normal?
Se adentraron un poco más en el bosque, se detuvieron
en donde creyeron que a las criaturas les sería más fácil ubicarlos. Quince
minutos después, seguían esperando a los Thestrals.
-Deberíamos ir más adentro – Ron opinó.
-Si nos adentramos más corremos el riesgo de
perdernos.
-Si te sabes el camino, no – el pelirrojo se encaminó.
--¿A dónde crees que vas? – gruñó.
-A buscar Thestrals – respondió sin detenerse.
-¡Weasley! – volvió a gruñir.
-Sé por dónde voy, he estado en este lugar más veces
de las que quisiera.
Blaise lo escudriñó con la mirada, no muy seguro de
querer seguirlo.
-Esperémoslos aquí – sugirió.
Ron rodó los ojos, decidió ignorar la petición del
moreno y se adentro aún más entre la maleza. A Blaise no le quedó más opción que
ir tras de él.
-¡Weasley! – llamó, siguiéndolo.
-Sé por dónde voy – tranquilizó, esquivando arbustos y
ramas – Solo unos metros más.
-No es precisamente tu sentido de orientación el que
me preocupa – aclaró, esquivando raíces de árboles frondosos. Ron se detuvo. Se
giró para estar frente al moreno, a quien le sorprendió su repentino
movimiento.
-Entonces… ¿Qué es?
El Slytherin agrandó los ojos al ver detrás del
Gryffindor unas criaturas extrañas con aspecto de dudosa reputación.
-¡Eso! – señaló hacia la criatura en particular.
Tenía pinta de elfo domestico, con la diferencia que
éste tenía cuernos y su piel estaba cubierta de picos de diferentes tamaños.
-¡¿Qué demonios es eso?! – gritó el pelirrojo.
Blaise lo tomó
del brazo y comenzó a correr.
-¡Espera! ¡Espera! – Ron se detuvo, el moreno lo soltó
- ¡Es por allá!
-Por supuesto que no, estoy seguro que es hacia la
derecha.
-¡No! Es hacia… ¡agh!
La criatura se apareció frente a ellos lanzándoles púas.
Los muchachos lograron esquivar unas cuantas más antes de salir corriendo.
Media hora después, lograron encontrar el camino correcto. Se detuvieron en la
orilla del bosque para recuperar el
aliento.
-“Sé por dónde voy” – ironizó el Slytherin, jadeante.
-Lo sabía… antes de ser perseguido por un elfo salvaje
– aclaró el pelirrojo.
-Eso, definitivamente, no era ningún elfo salvaje – Blaise soltó una sonrisa floja
ante el mal chiste. Miró al pelirrojo detenidamente, frunció el ceño.
-¿Qué pasa? – Ron se alarmó ante la mirada inexpresiva
del moreno.
-Estás sangrando – señaló hacia su brazo izquierdo.
Ron vio en su brazo dos púas enterradas.
-¡Maldito, elfo salvaje! – Se arrancó las agujas –
Espero que no sean venenosas. Esto no es bueno…– expresó al ver que aún seguía
sangrando.
-Déjame ver – el Slytherin llegó hasta su lado,
observando la herida. No era tan grande ni tan profunda, el problema era la
sangre que no dejaba de salir.
-Debo ir a la enfermería – musitó, sintiendo su brazo
entumecerse.
-Espera unos momentos.
-¿Para morirme desangrado? – Ironizó. Blaise no pudo
reprimir una sonrisa ladina.
-No, tonto – el moreno sentó al pelirrojo en una
piedra que sobresalía – observa – le descubrió el brazo y con ambas manos
cubrió la herida. Cerró los ojos, concentrándose.
Ron no daba crédito a lo que veía —tal vez era el
veneno de las púas —, podía ver cómo un aura de color rojo rodeaba por completo
al Slytherin. Pudo sentir disminuir el dolor en su brazo hasta ya no sentir
nada.
En cuanto Blaise abrió los ojos, el aura desapareció.
Ron estaba boquiabierto, parpadeó un par de veces, sin despegar la mirada del
Slytherin.
-¿Mejor? – preguntó el moreno.
Ron parpadeó antes de ver nuevamente hacia su brazo.
¡No había nada! ¡No tenía rastro de herida alguna!
-¿Cómo…? ¿Cómo hiciste eso? – preguntó, atónito.
Blaise lo observó fijamente.
-Es un secreto – el Slytherin se dirigió hacia la
salida del bosque.
-¡Espera! – el pelirrojo corrió tras de él.
Theodore veía fijamente a las personas que estaban en
la mesa que tenía frente a él hasta el momento en que sintió una mirada
penetrante.
-¿Qué?
-Si tanto te gusta Lovegood deberías acercarte y
hablarle – opinó Zabini – La chica será extraña pero no adivina.
-¿Qué te dije de hablar con Magui? – lo fulminó con la mirada.
-Tu Mimbulus
Mimbletonia es muy comunicativa, no es como si llegara todas las noches y
le preguntara qué fue lo que hiciste en el día.
Nott gruñó.
-Blaise, el aura de Theodore está cambiando de un azul
celeste a uno muy negro, es mejor no hacerlo enojar más – recomendó Draco,
quien estaba sentado frente a ambos.
-Lo siento, pero es verdad. Además me dijo que no le
has dado un buen corte de… - dejó de hablar al sentir una ligera ventisca justo
sobre él.
Del otro lado del Gran Comedor, Ron desayunaba con
Lavender a su lado. Harry, quien estaba frente a él, le informaba que Hermione
había decidido pasar las vacaciones con sus padres. El pelirrojo no prestaba
atención. Observaba a Blaise, quien estaba conversando con Theodore Nott. ¿Cómo
había logrado curar su brazo? La magia común no podía hacer tal cosa… ¿cierto?
-Nos vemos más tarde, Row-Row – la muchacha se despidió, dándole varios besos de
despedida.
-Por cierto, ¿Cómo te fue en el castigo? – Harry quiso
saber.
-Emh… - Ron se quedó sin palabras, ¿Cómo le había ido?
– Excelente, no me había divertido tanto
en un castigo – le respondió con una sonrisa pintada en su rostro.
Harry alzó una ceja en son de duda.
-¡Basta! – Nott gruñó – Créeme puedo sentir tu nerviosismo como mío, así que
habla de una buena vez.
El moreno dejó de caminar de un lado a otro, dejándose
caer en la cama.
-En el castigo, Weasley fue atacado por una criatura
extraña… lo curé con el calor de la tierra…
-¿Qué hiciste, qué? – Theodore agrandó los ojos -
¿Sabes lo que eso significa?
-No – admitió el moreno – Simplemente lo hice. No lo
iba a dejar que se desangrara.
-Podías llevarlo a la enfermería.
Blaise se mordió el labio inferior. Nott lo escudriñó
con la mirada, pudo sentir su
confusión interna.
-Ya…veo…
-¿Qué?
-¿Te interesa?
-No – frunció el ceño.
-Lo que hiciste fue muy arriesgado. No debiste revelar
tu secreto.
-No es que le haya dicho precisamente todo.
Simplemente lo curé – se cruzó de brazos.
Theodore no insistió más en el tema, sabía que había
algo más, la sensación de duda por parte de Blaise la podía sentir como suya.
Su elemento rara vez se equivocaba.
Blaise y Ron no volvieron a coincidir en sus caminatas
nocturnas o en algún castigo. Los días siguientes transcurrieron rápidamente.
Cada día que pasaba era día y noche que Zabini se recriminaba por haberse
descubierto de manera tan descarada con alguien que ni siquiera podría entender
algo que él mismo apenas comprendía.
Para suerte del Slytherin, el pelirrojo no le dio
tanta importancia a ese evento, o eso quiso pensar. El haber llegado al último
día de clases antes de irse de vacaciones de navidad y no haber sido acosado de
preguntas sobre eso por parte de Weasley lo hizo tranquilizarse.
-Te ves relajado – opinó Nott, quien leía un libro
frente a él.
-Nos vamos a casa – expresó Zabini - ¿Dónde está Magui? – miró hacia ambos lados, sin
señales de la Mimbulus Mimbletonia.
Theodore lo fulminó con la mirada. Zabini sonrió de
lado.
Las vacaciones de navidad terminaron demasiado pronto
o eso le pareció al Slytherin. Esa noche en la cena se dio cuenta que algo no
andaba bien. No era normal que alguien siguiera como si nada después que le
hayan curado una herida con magia, sin hacer uso de la varita o un conjuro.
Desvió su mirada hacia la mesa de los leones para encontrar a un pelirrojo
besuqueándose con una de sus compañeras. El moreno gruñó, sintiendo malestar en
su estomago.
-¡Basta, Blaise! – Theodore se quejó - ¿Podrías no
ponerte celoso?
-¿Qué? – el moreno frunció el ceño.
-Eres una maquina de emociones – confesó – Puedo
sentir lo que sientes, literalmente – siseó.
El moreno lo fulminó con la mirada.
-Sí te interesa Weasley – Nott soltó – De hecho desde
antes que lo curaras con el calor de la tierra.
-Y a ti Luna Lovegood desde finales del quinto curso –
sonrió burlonamente, esta vez el ojiazul fue el lo fulminó con la mirada.
-¡Basta los dos! – Gruñó Malfoy - ¡Merlín! ¿Saben lo
que es sentir y escuchar sus pensamientos en estos momentos?
El rubio se levantó, saliendo del comedor.
-Yo no le di permiso de leer mi mente – se quejó el
moreno.
-Sabes que eso no es opcional, Draco está bajo presión
y su elemento esta descontrolado. Me sorprende que aún no haya colapsado.
Esa noche Blaise se sintió tan ansioso que optó por
dar un paseo nocturno por los pasillos. A los cinco minutos de caminata se
encontró con el pelirrojo. Era difícil seguirse negando lo que sentía por el
pelirrojo, Nott tenía razón. Blaise lo miró fijamente, el pelirrojo hizo lo
mismo.
-Hola – saludó el moreno.
-Hola…
Encuentros similares compartieron en las siguientes
noches. Durante el día parecían no tener nada en común, como si fueran dos
extraños en aquel colegio, dos personas ajenas uno del otro. Y en la noche vivían
una historia de ensueño, como si verse en el día estuviera prohibido.
Y así lo veía Blaise. El pelirrojo tenía novia —una
que se le pegaba como sanguijuela—, estaba “del lado de Potter” en la guerra
que tarde o temprano estallaría. Ambos estaban viviendo un espejismo, o tal vez
Blaise era el que lo estaba viviendo. El pelirrojo en ningún momento le dio a
entender que entre ambos iba haber algo más. Ni siquiera había besos de por
medio; solo conversaciones triviales, tal vez uno que otro coqueteo, pero solo
eso…
Zabini reforzó lo que sentía por el pelirrojo cuando
éste fue envenenado al tomar hidromiel. Una noche fue a visitarlo a la
enfermería, el verlo en ese estado le removió muchas cosas. No soportó verlo de
esa manera; pálido, ojeroso, convaleciente…
Blaise puso su mano derecha en el pecho del pelirrojo,
centró su energía en la yema de los
dedos, sus pupilas brillaron por unos segundos y un aura de color rojo rodeó al
pelirrojo, haciéndolo recuperar lentamente de su estado.
El Slytherin lo observó por unos segundos antes de
irse.
Ron abrió los ojos, parpadeó un par de veces, miró
hacia todos lados dentro de la habitación pero no encontró a nadie. Un
calorcito en su interior, muy conocido, lo desconcertó.
-¿Blaise? – susurró, acariciando su pecho con la mano
derecha.
Dos semanas después de haber salido de la enfermería,
Ron volvió a sus caminatas nocturnas. Cinco minutos más tarde, se encontró con
Blaise.
-Creí que madame Pomfrey te recomendó descanso –
opinó. Ron se encogió de hombros – Felicidades – el pelirrojo frunció el ceño – se rumorea que tú y Granger son
novios.
-Todos esperaban
eso – musitó el pelirrojo, encogiéndose de hombros – incluso mi familia…
-¿Y tú? – Blaise lo miró fijamente, Ron lo escudriñó
con la mirada en silencio.
Ambos se quedaron sentados en el pasillo sin decir
palabra alguna.
-¿Cómo puedes curar a alguien sin usar la varita? –
preguntó el pelirrojo, su mirada fija hacia la pared de enfrente.
-Es un secreto – fue su respuesta.
-Eso ya lo has dicho – recordó - ¿es magia… mística?
-Es un… secreto – musitó, con la mirada perdida.
El pelirrojo no volvió a preguntar sobre ello.
-¿Qué harás el próximo fin de semana? – el moreno lo
miró de soslayo.
-Hay salida a Hogsmeade – respondió.
-¿Irás con Granger?
El pelirrojo lo miró intensamente.
-¿Qué tienes planeado hacer?
-Es una sorpresa.
-De acuerdo – le sonrió.
Ron estaba nervioso, no era su primera cita con
alguien, pero sí lo era con un chico y no cualquier chico, era él, ese muchacho
que de alguna manera lo hacía sentir especial. Llegó muy puntual al lugar en
donde quedaron de verse. Y los minutos restantes le parecieron una eternidad.
¿Era posible que alguien, a quien apenas conocía, pudiera hacerlo sentir de esa
manera? ¿Quién era Blaise Zabini? ¿Quién era ese muchacho que guardaba con gran
misterio ese secreto que al parecer curaba las heridas sin usar varita?
-Ahí está… – musitó en cuanto lo localizó a unos
cuantos metros de distancia. No venía solo, a su lado estaba Nott. El pelirrojo
sintió un nudo pesado en su estomago.
Vio cómo Theodore se despidió del moreno tomándole la
mano más tiempo del necesario. Blaise lo soltó segundos después, sonriente se
dirigió hasta con él.
-Hola – saludó el recién llegado – Creí que no
vendrías.
-¿Por qué Nott te ha agarrado la mano? – alzó una
ceja. Blaise sonrió, negando con la cabeza.
-Porque es un insufrible
– volvió a sonreír, recordando el porqué le había tomado la mano - ¿Nos vamos?
El pelirrojo prefirió olvidar la escena antes vista y
sonrió ante la propuesta.
-Vamos.
Caminaron por un buen rato, la conversación sobre el
quidditch y los profesores odiosos del colegio hizo más corto el transcurso.
Llegaron al que a simple vista se veía, un pequeño bosque.
-Otro bosque, no por favor – chilló el pelirrojo.
-Te prometo que aquí no hay… elfos salvajes – le guiñó un ojo. El pelirrojo se sonrojó. Blaise
le ofreció su mano, Ron lentamente la aceptó – Confía en mí – El moreno lo
sujetó firmemente y lo condujo hacia el bosque. A solo dos metros de camino, el
pelirrojo sintió pasar una especie de pasaje invisible. Cerró los ojos
fuertemente, sin dejar de caminar – Hemos llegado.
El pelirrojo abrió lentamente sus ojos, se sorprendió
al descubrir el bello paisaje que le mostraban sus ojos. Había un enorme árbol
frondoso con flores amarillas y al lado de éste un pequeño claro, más allá del
árbol había arbustos con pequeñas flores de diversos colores, el que más
sobresalía era el color azul.
-Wow – exclamó Ron - ¿Cómo es que no se ve desde allá?
-Este sitio fue aislado con magia… antigua, solo unas
cuantas personas pueden verlo – confesó.
-Es hermoso – confesó.
Ambos se dirigieron hacia el pie del árbol en donde se
sentaron uno al lado del otro.
-¿Cómo supiste de este lugar? – Quiso saber - ¿tiene
que ver con tu secreto?
-Algo hay de eso – reconoció.
-¿Quién más conoce este lugar?
-Tú… yo… – el moreno lo miró fijamente.
-¿Theodore? – tentó.
-A él le van las chicas rubias y con ojos azules –
declaró, sabiendo el porqué la insistencia del pelirrojo con Nott - que usan lentes extraños y aretes de rábanos.
-¿Luna Lovegood?
Blaise asintió.
-No lo supiste de mí – advirtió rápidamente.
Sonrieron, observando el paisaje que tenían frente a
ellos. Un par de pájaros pequeños bajaron hasta el claro a bañarse, una ligera
ventisca invadió el lugar haciendo que la brisa del agua les llegara hasta el
rostro.
-Me gusta este lugar – susurró el pelirrojo, recargándose
en el Slytherin - ¿Tiene algún nombre?
-No lo creo – el moreno comenzó a acariciar el cabello
del pelirrojo - ¿quieres hacer el honor de ponerle uno?
-mmm – el pelirrojo lo miró fijamente – me gusta el
nombre de Kimi.
-¿Kimi? – el Slytherin alzó una ceja.
-Significa, paz
– se sonrojó.
-Kimi, se llamará – anunció, sonriendo.
A Ron le agradaba esa sonrisa, le hacía sentirse tan
cómodo y especial. Cosas que solo Blaise Zabini lograba hacerlo sentir. Se
acercó a él lentamente y sin despegar su mirada hizo lo que desde hace tiempo
quería, deseaba, hacer. Unió sus
labios con los del muchacho, logrando un beso suave y pausado.
El sexto curso estaba por finalizar y Ron estaba
seguro de algo, no se iría de Hogwarts hasta confesarle al Slytherin lo que
realmente sentía por él. Al principio era atracción, después era intriga y en
esos momentos, Ron sabía que Blaise ocupaba un lugar en su corazón. El Slytherin
no lo juzgaba, siempre lo escuchaba, le tenía paciencia y nunca pidió nada a
cambio. Estuvo con él en todo momento y juntos habían compartido cosas que
lograron aclararle sus sentimientos.
Esa noche, Ron le confesaría a Blaise todo. Recorrió
los pasillos y en cuanto visualizó al Slytherin no pudo evitar que su corazón
latiera a una velocidad inverosímil.
-Llegas temprano – opinó el moreno.
Ron abrió la boca para responder pero un ruido del
pasillo vecino los alertó.
-Snape – dijo Blaise.
-No otra vez – chilló el pelirrojo.
Tomó al Slytherin de la mano y lo condujo hasta el
séptimo piso.
-¿Qué hacemos aquí?
-Ya lo verás.
El pelirrojo caminó frente a la pared varias veces.
-¿Qué haces?
-¿Quién anda ahí? – la voz de Filch los hizo sobresaltar.
-¡Entra! – ordenó en cuanto una puerta se visualizó en
la pared.
-¿Cómo…? – el pelirrojo lo empujó hacia dentro.
-¡Esta oscuro! – Blaise se quejó justo en el momento
en que sus pies se enredaron con los del pelirrojo.
Cayeron. En esta ocasión, el pelirrojo encima del
moreno.
-Esto me suena a Deja Vu – Blaise sonrió.
Ambos se miraron fijamente, el Slytherin podía contar
las pecas que el pelirrojo tenía alrededor de la nariz. Y Ron, pudo sentir los
latidos locos del moreno. No resistió más, lo besó. Lenta y pausadamente.
Reforzó sus sentimientos hacia el moreno. Lo amaba. Se separó lentamente de él,
sin despegar su mirada.
Blaise acarició su mejilla, su mirada se centró en la
del pelirrojo, sería mentira admitir que no le gustó la iniciativa del Gryffindor.
-Tengo que… confesarte algo… - susurró el ojiazul.
-Shh – su dedo índice rozó los labios aterciopelados
de Ron. Lo tomó de la cara y acercó sus labios a los del otro. Esta vez fue
Blaise quien comenzó a besarlo lentamente, pausado, con ternura, con amor…
Comenzaron a acariciar sus cuerpos, a reconocerlos, a
rodearlos con besos suaves. Sus prendas fueron despojadas lentamente a través
de caricias acompañadas con palabras tiernas, llenas de sinceridad.
Ambos se entregaron por primera vez expresando todo
aquello que habían callado, por primera vez expresaron todo aquello que habían
guardado por mucho tiempo. Dejaron que sus besos y caricias hablaran por sí
solas. Sus palabras tiernas solo confirmaban lo mucho que se amaban. Los jadeos
y murmullos decían lo mucho que disfrutaban ese momento de excitación, porque
definitivamente eso era el inicio de algo más.
Ron jadeaba, no dejó de ver en ningún momento al
Slytherin, quien desde abajo, también lo miraba intensamente.
-Te amo – confesó el pelirrojo.
El Slytherin le dio un casto beso en son de respuesta.
A tres días de finalizar el curso, Ron se caminó
decidido hacia las mazmorras, visualizó a Blaise a lo lejos, estaba acompañado
de Nott. El pelirrojo esperó pacientemente hasta que el moreno estuvo solo.
-¡Hola! – el ojiazul se plantó frente al Slytherin.
Sin esperar respuesta arrastró al moreno hasta un aula vacía.
-¿Todo bien? – Blaise sonrió, observando al pelirrojo
caminar de un lado a otro.
-Sí. Ya lo decidí – se plantó frente a él – Aclararé
las cosas con Hermione y le diré que a quien amo es a ti.
Zabini alzó una ceja.
-¿Estás seguro? No me molesta mantener lo nuestro en
secreto.
-A mi sí. No quiero seguir viviendo una mentira. Tú
mereces algo mejor. No es justo que en el día ande por ahí fingiendo que amo a
Hermione cuando en realidad es a ti.
-Y… ¿Cuándo lo harás? – Blaise seguía aturdido por la
noticia.
-Hoy mismo, saliendo de aquí – respondió, seguro.
-¿Qué pasará después? – el Slytherin se refería a
aquella guerra que se avecinaba.
Ron tomó la mano del Slytherin y en ésta depositó un
prendedor con el sello de la familia Weasley.
-¿Y esto?
-Quiero que lo conserves.
-Pero…
-Es el sello de mi familia, pasa de generación en
generación, se supone que lo conserva el más joven de la familia.
-Creí que la más joven era tu hermana.
-Sí, bueno, tengo que dárselo a ella…
Ambos sonrieron.
-Quiero que lo tengas tú – Ron cerró la mano del
moreno, manteniendo dentro el prendedor de su familia – Si por circunstancias
del destino nos llegáramos a separar, yo haré lo imposible para encontrarte.
Volveré por ambos. Por ti.
Blaise clavó la mirada en su mano, aún empuñada.
-Prometo cuidarlo.
Se miraron fijamente. Ron se acercó a él, lo besó. Fue
el beso más largo que habían compartido en todo ese tiempo.
-Volveré. Lo prometo. No lo olvides.
-No lo haré.
Esa misma noche se desató una guerra interna en
Hogwarts, Dumbledore fue asesinado por Snape en la torre y los mortífagos invadieron
el colegio. Por azares del destino Ron y Blaise no volvieron a coincidir, ni
siquiera en el expreso de regreso a casa.
Blaise, tal como lo prometió, conservó el prendedor,
lo llevó con él a todas partes. Por primera vez, las vacaciones de verano se le
hicieron eternas, extrañaba al pelirrojo.
-¿Estás bien? – Preguntó Nott del otro lado de la
puerta – Llevas más de diez minutos ahí dentro.
-Ya voy – gruñó el moreno.
Ese era el último día de las vacaciones, se encontraba
en su habitación, supuestamente, ordenando su baúl para el día siguiente.
-¿Has escuchado las noticias? – preguntó Theo.
-¿Qué? – respondió, saliendo del sanitario.
-¿Qué te pasó? – el ojiazul vio pálido a su amigo.
-No lo sé, me he estado sintiendo mal últimamente.
Theodore lo escudriñó con la mirada.
-Me disculpo desde ahora, pero… ¿tuviste sexo con
Weasley?
-¿Qué?
-Blaise, sabes muy bien que nosotros no somos magos
ordinarios.
-El que tú domines el Elemento del Aire y yo el Elemento de la Tierra me da una ligera
idea que no lo somos.
-¿Y sabes que por poseer un elemento de la naturaleza
nos hace fértiles?
El moreno agrandó los ojos.
-¿Cómo dices?
-Eso responde a mis dos preguntas – musitó.
-Estás sugiriendo… que tal vez yo podría… estar… - el
moreno se dejó caer sentado en la cama.
-Embarazado – completó su amigo – así es.
-No… puede… ser…
Se quedaron en silencio por un buen rato.
-¿Qué harás si resulta ser cierto?
-Tenerlo.
-¿Y con Weasley?
Blaise sacó el prendedor de su túnica y lo aferró en
su mano derecha.
-Se lo diré en cuanto lo vea.
Blaise esperó hasta el último minuto del final de las
vacaciones, tenía un plan. Después de darle la noticia al pelirrojo le
propondría escapar hasta la que la guerra finalizara, estaba más que claro que
Voldemort atacaría durante el séptimo curso. Blaise no arriesgaría a su bebé ni
a su pelirrojo por aquel desquiciado mago.
El plan era tan fácil y sencillo…
Sin embargo; el séptimo año no fue como nadie lo
planeó. Ron no regresó a estudiar, se rumoreaba que estaba de viaje con Potter
y Granger cumpliendo con la misión que les comendó el director antes de morir.
El Slytherin pudo comprenderlo, esperó pacientemente a que todo terminara y aún
así… el pelirrojo no volvió. Tres meses después de la consumación de la guerra,
Blaise —con una bebé en brazos— aún seguía esperándolo.
-Tal vez necesita tiempo – consoló Theodore. Blaise
aferró el prendedor en su mano derecha.
Comenzaba a preocuparse. Ron había mantenido un perfil
bajo en todo ese tiempo y por ello no daba con él, incluso usando el poder de
su elemento. Blaise prefirió pensar que el pelirrojo aún estaba de luto por la pérdida
de su hermano.
Dos meses después, Blaise se encontraba en el balcón
de su departamento cuando una lechuza llegó hasta con él dejándole una nueva
edición del Profeta.
-¿Qué…?
Blaise no daba crédito a lo que leían sus ojos. El
encabezado no mentía.
“Ronald Weasley —héroe mágico y futuro auror— anunció
su noviazgo con la señorita Granger frente a la rueda de prensa”.
Una fotografía de ambos muchachos abrazados y
sonriendo complementaba la nota.
Solo había una explicación para todo aquello. El
pelirrojo nunca terminó su relación con la castaña, en realidad nunca lo amó.
Weasley no volvería por él. Ron jamás cumpliría su promesa.
¿FIN?
Septiembre del
2013
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N/A
En la historia no lo dice, pero como saben y para los
que no, Draco domina el Elemento de la Energía, el cual abarca los otros cuatro
elementos: agua, aire, tierra y fuego.
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¿Quieren saber si Blaise y Ron volvieron
a estar juntos?, ¿Por qué el pelirrojo no cumplió con su promesa? ¿Ron supo que
tuvo una hija con el moreno? Pues… no se pierdan LOS CINCO ELEMENTOS! XD , ya
saben en ese fic está el desenlace de esta historia n.n
¡Muchas gracias por leer!
Aprovechando el momento, les deseo una
feliz navidad y un prospero año 2014. Espero que el año que viene este lleno de
felicidad, amor, salud, dinero y sobre todo, mucho, mucho yaoi *-*
Nos estamos leyendo –si me leen por ahí,
claro– “No me olvides…”, “Tu historia fue conmigo” y “El efecto de la Luna de
queso”.
¡Besos y felices fiestas!
PISLIB n_n
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