viernes, 25 de octubre de 2013

Capitulo Veinte. ¿Scorpius?

Los cinco elementos


Capitulo Veinte:

¿Scorpius?



Draco parpadeó un par de veces antes de confirmar que, efectivamente, la figura que estaba delante de él era su hijo. Scorpius fulminaba con la mirada a los encapuchados, manteniendo sus brazos extendidos en son de protección hacia su padre.
-¿Scorpius? – Draco estaba aturdido, ¿Cómo había llegado hasta ese lugar? Su hijo era muy pequeño para dominar la aparición. ¿Acaso su hijo fue el que había hecho aparecer esa luz cegadora y había emanado esa energía?
Desvió su mirada hasta donde estaba Scorpius, quien parecía estar cansado, respiraba trabajosamente, como si acabara de llegar de una gran carrera. Lo vio gatear hasta llegar con él.
-Papi… - le llamó con ojitos tristes al llegar hasta su lado y luego lo abrazó.
-Gracias, Scorpius.
Draco lo acogió en sus brazos cariñosamente.
-¡A él! – exclamó Morseferth, los otros mortífagos salieron al ataque. Draco se levantó rápidamente, agarró a Scorpius y se alejó de sus atacantes lo más que pudo.
McKinnons se centró en su elemento y apuntó hacia los rubios, ambos se vieron obligados a separarse por una onda mágica.
-¡Scorpius! – gritó Malfoy al ver a su hijo lejos de él.
-¡Crucio! – lanzó Morseferth hacia Draco aprovechando su distracción. El rubio comenzó a retorcerse de dolor.
-¡No! – Scorpius pidió, observando a su padre sufrir.

Harry comenzó a levantarse lentamente, el panorama que veía no le agradó mucho; buscó su varita y lanzó un hechizo hacia Morseferth deteniendo el ataque hacia Malfoy.
-¡Expulso! – Rowle atacó hacia el ex Gryffindor, quien esquivó hábilmente el hechizo.
-¡Papá! – Llamó Scorpius, Blaise logró detenerlo antes que el pequeño llegara hasta con el mayor - ¡Suéltame!, ¡papá!
Draco se levantó trabajosamente y justo cuando se disponía a ir en busca de su hijo, McKinnons le lanzó un nuevo hechizo haciéndolo impactar contra la pared. El rubio sabía que no iba a durar mucho en esas condiciones.
-¡Cánsenlo! – ordenó Morseferth lanzando otro par de hechizos hacia con él.
Blaise observó la escena, aún conteniendo al pequeño Scorpius entre sus brazos. No comprendía el plan de los mortífagos. El objetivo era llevarse a Scorpius con ellos y sin embargo le ordenaron contenerlo. ¿Por qué?, ¿Por qué detenerlo y hacerlo ver el sufrimiento de su padre?
Rowle se encargaba de mantener a raya a Potter mientras McKinnons y Morseferth se encargaban de Draco. A Blaise le costaba mantenerse al margen, no podía seguir viendo cómo hacían sufrir a Malfoy, eso era más que una tortura hacia el rubio, ¡lo estaban matando!
-¿Scorpius? – Blaise agrandó los ojos al ver cómo el pequeño rubio temblaba ligeramente mientras un aura morada le rodeaba de pies a cabeza. El moreno lo soltó en cuanto el aura comenzó a quemarle - ¿Qué estás haciendo?
El lugar comenzó a temblar, los trozos sueltos de escombros comenzaron a levitar. Los encapuchados detuvieron sus ataques al percatarse de la energía mágica que se estaba acumulando cerca de ellos.
-¡Dejen a mi papá! – gritó Scorpius liberando toda la energía acumulada. Una gran explosión se dio en el lugar.

Apretó fuertemente los ojos antes de abrirlos. Parpadeó un par de veces antes de acostumbrarse a tenerlos abiertos. Se incorporó lentamente, sosteniéndose de una mano mientras la otra agarraba su cabeza. A su corta vida no había presentado tanto dolor en esa área.
-Mi cabeza… - murmuró.
Cuando estuvo completamente de pie observó detenidamente el lugar. La casa de ese tal Gustav había desaparecido completamente. Los mortífagos ya no estaban, tampoco el tío Blaise. No le sorprendió. Scorpius frunció el ceño. Había algo distinto en él, no sabía exactamente qué. Un ruido a su izquierda lo alertó, era Potter, levantándose. Un click hizo en su cabeza.
-¡Papá! – Scorpius recorrió con su mirada el lugar - ¿Dónde estás, papá? – cerró los ojos centrándose en la energía de su padre. Abrió los ojos de un palmo, corrió en dirección a la energía débil que sintió, Draco se encontraba bajo enormes y pesadas tablas. Si tan solo esas tablas se movieran…
Con el solo pensamiento, los pedazos de maderas, literalmente, se movieron. Scorpius no se detuvo a procesar lo recién sucedido, se centró en su padre.
-¿Papá? – El menor lo tomó entre sus brazos – Despierta, papá – pidió. Draco se veía muy mal herido.
Scorpius cerró sus ojos, se llevó una mano hacia su pecho y la otra al pecho de su padre. A ambos rubios los rodeó un aura color azul. Lentamente, el rubio mayor comenzó a recuperar su color normal.
-¿Scorpius? – Harry observó detenidamente al menor, quien aún era rodeado por el aura – ¿eres tú? – parpadeó un par de veces.
-Dale unos segundos, enseguida despertará – respondió. Dejó a su padre descansar un rato. Se incorporó quedando frente a Harry - ¿Por qué me ves así?, ¿encogiste? – lo observó de arriba hacia abajo.
-No… en realidad… tú, bueno… tú… - el ojiverde no sabía cómo explicar lo que estaba viendo.
Un gruñido por parte de Draco los interrumpió.
-¡Papá! ¿Estás bien? – Scorpius se acuclilló a su lado, observó fijamente a su padre.
Draco se llevó ambas manos a la cabeza, le dolía a horrores a causa de los crucios. Escuchó vagamente la voz de alguien familiar. Abrió los ojos y frente a él descubrió a un muchacho de cabellera rubia y de ojos grises…
Malfoy se sentó rápidamente, sin despegar la mirada del joven que lo veía con preocupación.
-¿Estás bien, papá?, ¿te duele algo? – Scorpius lo miró, preocupado.
El rubio parpadeó un par de veces, ¿ese muchacho le había llamado papá?
-¿Scorpius? – preguntó, palpando el rostro del muchacho.
-¿Por qué siguen preguntando si soy Scorpius? ¡Claro que soy Scorpius! – aclaró viendo de hito en hito a su padre y a Harry – ¿Acaso no luzco como Scorpius?
Draco y Harry intercambiaron miradas. Ambos, observando al adolescente, negaron con la cabeza. Scorpius alzó una ceja, característica innata de los Malfoys.

*****

-Está listo, mi lord – anunció Morseferth – El pequeño Scorpius mordió el anzuelo.
Voldemort caminó lentamente de un lado a otro hasta quedar frente a Zabini.
-¿Scorpius se ha transformado en un jovencito de 14 años? – le interrogó. El moreno asintió – ¡Perfecto! – Voldemort sonrió.
-Mi señor… McKinnons, él no corrió con tanta suerte. Ha muerto – Rowle señaló al cuerpo inerte del mortífago.
-Tenemos un reemplazo para él – el señor oscuro volvió a sonreír – Tráiganlo.
 -Sí, mi lord – Rowle y Morseferth se desaparecieron.
-Te noto desconcertado, Zabini – Voldemort lo escudriñó con la mirada – El plan es sencillo. Para el hechizo necesitábamos a un Scorpius adolescente.
El ex Slytherin siguió con la mirada a Voldemort, quien caminaba de un lado a otro.
-Expulsando al  límite  su energía… el pequeño podría sufrir una transformación…

-… y esa transformación lo llevó hasta la edad de 14 años – concluyó Hermione, aún observando a Scorpius.
-Donde curiosamente, es el límite para obtener todos los poderes de su elemento – Draco gruñó, preocupado.
-Me resulta difícil digerir esta información – musitó Neville.
-¿Cómo crees que me siento yo? – expresó el menor, observándose en el espejo. Se acomodó mejor su cabellera rubia.
-Esto no es bueno – opinó Draco, sin despegar la mirada de su hijo – Todo este tiempo… este fue el plan de Voldemort desde el principio. Nunca hubo un Gustav Goldstein.
-Sí lo hubo – contradijo Harry – El Gustav con el que nos encontramos fue el impostor.
-Y Zabini es el traidor – anunció Scorpius. Los presentes lo observaron con interés – Su aura es negra. Además cuando los mortífagos se desaparecieron se lo llevaron y él no opuso resistencia.
-¿Estás seguro?
-Por supuesto. Lo siento, papá. Sé que confiabas en él – giró para ver a su padre.
-Tenemos que avisarle a Terry y Ron sobre los últimos acontecimientos – anunció el ojiverde.
-¡Eso cierto! McKinnons ha muerto y estoy seguro que Voldemort querrá ir por el tío T.
-¿McKinnons muerto? – Draco alzó una ceja.
-Sí, la ola de energía mágica fue demasiado para él – el menor restó importancia. Se giró hacia el espejo para seguir acomodándose su cabello.
Draco frunció el ceño, no le agradaba mucho cómo Scorpius estaba tomando las cosas.
-De acuerdo, entonces iré avisaré a los chicos y traeré a Nott – avisó el ojiverde.

*****

Theodore caminaba de un lado a otro en la pequeña celda. En su mente trataba de darle sentido a todo lo que había ocurrido, pero solo se topaba con paredes blancas. Sus recuerdos le decían que había traicionado a Draco, pero su instinto le decía otra cosa. ¿Qué demonios pasaba ahí? ¿En verdad había traicionado a Malfoy? Nott sabía que había una persona que podría confirmarle los hechos: Luna, su novia. Si tan solo pudiera hacer uso de su elemento… ¿Por qué demonios su magia no funcionaba?
Escuchó explosiones provenientes desde afuera. Se puso en alerta inmediatamente, sabía que no tenía posibilidades de ganar un encuentro, pero tampoco se dejaría vencer fácilmente.
-¡Nott! ¡Van por Nott! – escuchó la voz de Boot.
El ex Slytherin buscó rápidamente a su alrededor un objeto que le sirviera de arma, sabía que era en vano pero fue lo único que se le  ocurrió en ese momento. Una explosión a su lado derecho hizo que cayera de bruces en el sucio piso, una nube de polvo invadió la celda.
Desmaius! – Ron gritó e inmediatamente Theodore vio cómo una lluvia de hechizos iban y venían por encima de él.
-¡No se llevarán a su amigo, no lo permitiremos! – gritó Terry.
Nott vio entre la nube de polvo cómo alguien apuntaba hacia el castaño.
-¡Cuidado! – advirtió hacia el ex Ravenclaw.
Sealing Element! – gritó Rowle hacia Terry, quien salió expulsado en cuanto el hechizo le dio de lleno.
-¡Terry! – gritó el pelirrojo. Aprovechando su distracción Morseferth lo atacó dejándolo inconsciente, se dirigió hacia Nott. Theodore se levantó rápidamente dispuesto a dar batalla cuando de pronto cayó desmayado.
-Buen trabajo, Rowle. Es hora.
Ambos mortífagos se desaparecieron del lugar llevándose a Theodore consigo.

*****

Cuando Harry llegó a Azkaban había algarabía por todos lados. Rápidamente visualizó a Ron, quien parecía haber estado en un combate previo.
-¡¿Ron, qué pasó?!
-Mortífagos, han ido tras Nott, han lanzado un hechizo extraño hacia Terry y no he podido despertarlo – explicó, rápidamente.
-¿Qué?
Harry se adelantó hacia la enfermería.
-Lo está atendiendo el medimago. Lo siento, no pude evitarlo.
-No te preocupes, Ron. Todo estaba planeado por ellos.
¿Ellos? Al pelirrojo le dio un vuelco al corazón. A su mente le vino el nombre de Blaise, ¿cómo estaría el moreno?
-Zabini resultó ser el traidor – confesó el ojiverde.
-¿Cómo dices? – Ron palideció al instante.
-¡Terry! – Harry fue al encuentro de su novio en cuanto lo vio salir de la habitación – Debes descansar – le sugirió al verlo un poco pálido.
 -¿Qué ha pasado?, ¿se llevaron a Nott? – Terry ignoró la petición de Harry.
-Terry es mejor que descanses, Morseferth te ha lanzado un hechizo extraño – recomendó el pelirrojo.
-Te explicaré todo después – consoló el novio – detalle a detalle, pero quiero que descanses.
El ojiverde estaba realmente preocupado por el muchacho.
-De acuerdo – gruñó el castaño.
-Te llevaré a tu casa – Harry le ayudó a encaminarse – Ron te veo mañana a primera hora en mi departamento.
El pelirrojo asintió, sintiendo que algo muy grave había ocurrido. ¿Cómo era posible que Blaise fuera el traidor? Eso no podía ser posible, no quería que eso fuera posible. Ese no era el Blaise que él conocía. Sin duda, esa sería una larga noche.

*****

-¿Puedes dejar de verme así? – Scorpius se quejó.
-Estoy preocupado – confesó su padre.
-Yo lo estoy más, ¿cuándo piensas decirle a Potter que tu magia no está al cien? – El rubio frunció el ceño – Ahora que soy mayor puedo darme cuenta de muchas cosas y sobre todo comprenderlas – explicó.
-¿Mayor? Eres un niño aún, Scorpius – aclaró – Y ahora que tienes tus poderes al cien no es bueno que…
-No, no, no. No me vas a sacar de la misión, padre – se quejó – Sé que quieres protegerme, pero tal como lo has dicho, tengo mis poderes al máximo y sé que puedo vencer a Voldemort y…
-Alto ahí, jovencito – Draco le hizo una señal de silencio – En primer lugar deja de leer mi mente; en segundo, no voy a permitir que te enfrentes a Voldemort, ese es el plan de él, que vayas hacia allá y así realizar el hechizo de los cinco elementos.
-¡Pero, papá!
-Scorpius, eres lo único que tengo. Aún estas en peligro, Voldemort no descansará hasta obtener lo que quiere y eso es a ti, tus poderes.
-Puedo detenerlo – musitó.
 -Lo sé, sé que en estos momentos eres invencible y puedes hacer desaparecer a Voldemort en un santiamén, pero tú no lo conoces, él siempre tiene un plan y antes de hacer algo hay que descubrirlo – el menor arrugó la nariz – Hoy me diste un gran susto, la verte ahí frente a los mortífagos creí que…  – le acarició la mejilla – no lo vuelvas hacer.
-Yo también me asusté al verte ahí siendo torturado por eso mortífagos – confesó – Me sentí indefenso, tan pequeño que desee tener más poder, ser mayor y así estar a la altura de esos sujetos y defenderte. Me asusté mucho…
Draco observó a su hijo, aparentaba ser un adolescente pero en el fondo seguía siendo un niño asustado. Ambos rubios se abrazaron.

*****

Draco se encontraba en el balcón aún tratando de asimilar todo lo ocurrido. La cabeza le seguía dando vueltas por tanta información. ¿Qué pasaría ahora?, ¿Cómo demonios se acomodarían las cosas?
-¡Es un terco! ¡Por Merlín hasta parece que estuve con… DRACO! – Harry dio un respingo al toparse con el rubio. Malfoy alzó una ceja – No, no sabía que estabas aquí... – se disculpó.
-Ya me di cuenta, ¿todo bien? – Draco lo miró de frente.
-Temo que no. Hubo un ataque – el rubio lo observó fijamente.
-Se han llevado a Theodore, ¿cierto? – dijo su sospecha.
-Sí. Lo siento.
-Soy tan estúpido, Potter – confesó, se recargó del barandal – Fui engañado muchas veces y nunca me di cuenta que Zabini era el traidor.
-Todos fuimos engañados – expresó el ojiverde – Nos confiamos.
-¿Qué pasará ahora? Tal parece que todo marcha como Voldemort quiere – dejó salir, exasperado.
-Te diré lo que no haremos. Dejarnos sorprender – aseguró el muchacho, parándose a su lado.
Draco lo observó fijamente, no estaba muy seguro pero tenía la sensación que en Potter había algo diferente. Desde sus tiempos de Hogwarts el muchacho que tenía a su lado le resultó una incógnita, siempre tuvo algo distinto a los demás que nunca pudo descifrar.
-¿Estás bien? – Harry se acercó demasiado hacia él.
-…sí… - la cercanía de Potter lo perturbaba en demasía, pero aún así no se separó.
Harry lo escudriñó con la mirada, observando detenidamente el rostro del rubio, pudo contemplar las diminutas pecas que adornaban su nariz. Llevo la mano derecha hasta su mejilla en donde tenía un pequeño corte. Draco se sintió extraño ante el contacto.
-Te hicieron daño, no pude evitarlo – murmuró, sin despegar el contacto.
-No, no fue tu culpa – respondió, perplejo.
-Prometí protegerte – el ojiverde lo observó. De esa manera el rubio lucía tan indefenso. Verlo tan preocupado y lastimado a Harry le hizo darse cuenta que había una parte de Malfoy que no conocía.
Ambos se observaron atentamente, era como si de pronto el tiempo se hubiera quedado estancado dejándolos ahí como estatuas, obligándolos a observarse mutuamente.
El moreno pegó su frente hacia la del rubio, sin dejar de observar esos ojos grises que lo miraban fijamente, podía sentir la respiración un poco agitada del muchacho pero eso no impidió alejarse de él. Draco llevó su mano hasta el brazo izquierdo del ojiverde y comenzó a acariciarlo lentamente. Con el solo contacto, Harry sintió cómo la sangre se le helaba, su corazón comenzó a latir de manera inverosímil, su respiración hacía competencia con la de Malfoy.
Draco cerró los ojos, aún sintiendo la caricia que Harry le hacía a su mejilla. Se acercó lentamente rozando brevemente sus labios con los del ojiverde. Potter sintió una descarga eléctrica al sentir los labios del rubio cerca de él y sin esperar más, unió los suyos con los de él. Comenzaron movimientos suaves y lentos, conociéndose, deleitándose en el sabor del otro.
Para Draco era una sensación tan distinta, desconocida… y placentera. Era como volver a estar en paz consigo mismo, volver a tener ese cosquilleo en su estomago, reconocer ese sentimiento de confort al besar a alguien tan importante…
Harry, en cambio, disfrutaba de aquello que era prohibido, de algo que seguramente no volvería a tener. Le encantaba ese calorcito en su pecho que invadía a cada instante cuando deleitaba aquellos labios…
Se alejaron lentamente, aún con los ojos cerrados. Draco fue el primero en abrirlos, agrandó los ojos en cuanto descubrió la mirada verde de Harry frente a él. Se asustó. Salió corriendo del balcón.
-¡Malfoy!
Harry llamó en vano, el muchacho no dio vuelta atrás. Potter se quedó contemplando el lugar por donde Draco había salido mientras acariciaba sus labios de manera inconsciente.


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N/A
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