Los cinco elementos
Capitulo
Veinte:
¿Scorpius?
Draco parpadeó un par de veces antes de confirmar que, efectivamente, la
figura que estaba delante de él era su hijo. Scorpius fulminaba con la mirada a
los encapuchados, manteniendo sus brazos extendidos en son de protección hacia
su padre.
-¿Scorpius? – Draco estaba aturdido, ¿Cómo había llegado hasta ese
lugar? Su hijo era muy pequeño para dominar la aparición. ¿Acaso su hijo fue el
que había hecho aparecer esa luz cegadora y había emanado esa energía?
Desvió su mirada hasta donde estaba Scorpius, quien parecía estar
cansado, respiraba trabajosamente, como si acabara de llegar de una gran
carrera. Lo vio gatear hasta llegar con él.
-Papi… - le llamó con ojitos tristes al llegar hasta su lado y luego lo
abrazó.
-Gracias, Scorpius.
Draco lo acogió en sus brazos cariñosamente.
-¡A él! – exclamó Morseferth, los otros mortífagos salieron al ataque.
Draco se levantó rápidamente, agarró a Scorpius y se alejó de sus atacantes lo
más que pudo.
McKinnons se centró en su elemento y apuntó hacia los rubios, ambos se
vieron obligados a separarse por una onda mágica.
-¡Scorpius! – gritó Malfoy al ver a su hijo lejos de él.
-¡Crucio! – lanzó Morseferth hacia Draco aprovechando su distracción. El
rubio comenzó a retorcerse de dolor.
-¡No! – Scorpius pidió, observando a su padre sufrir.
Harry comenzó a levantarse lentamente, el panorama que veía no le agradó
mucho; buscó su varita y lanzó un hechizo hacia Morseferth deteniendo el ataque
hacia Malfoy.
-¡Expulso! – Rowle atacó hacia el ex Gryffindor, quien esquivó
hábilmente el hechizo.
-¡Papá! – Llamó Scorpius, Blaise logró detenerlo antes que el pequeño
llegara hasta con el mayor - ¡Suéltame!, ¡papá!
Draco se levantó trabajosamente y justo cuando se disponía a ir en busca
de su hijo, McKinnons le lanzó un nuevo hechizo haciéndolo impactar contra la
pared. El rubio sabía que no iba a durar mucho en esas condiciones.
-¡Cánsenlo! – ordenó Morseferth lanzando otro par de hechizos hacia con
él.
Blaise observó la escena, aún conteniendo al pequeño Scorpius entre sus
brazos. No comprendía el plan de los mortífagos. El objetivo era llevarse a
Scorpius con ellos y sin embargo le ordenaron contenerlo. ¿Por qué?, ¿Por qué
detenerlo y hacerlo ver el sufrimiento de su padre?
Rowle se encargaba de mantener a raya a Potter mientras McKinnons y
Morseferth se encargaban de Draco. A Blaise le costaba mantenerse al margen, no
podía seguir viendo cómo hacían sufrir a Malfoy, eso era más que una tortura
hacia el rubio, ¡lo estaban matando!
-¿Scorpius? – Blaise agrandó los ojos al ver cómo el pequeño rubio
temblaba ligeramente mientras un aura morada le rodeaba de pies a cabeza. El
moreno lo soltó en cuanto el aura comenzó a quemarle - ¿Qué estás haciendo?
El lugar comenzó a temblar, los trozos sueltos de escombros comenzaron a
levitar. Los encapuchados detuvieron sus ataques al percatarse de la energía
mágica que se estaba acumulando cerca de ellos.
-¡Dejen a mi papá! – gritó Scorpius liberando toda la energía acumulada.
Una gran explosión se dio en el lugar.
Apretó fuertemente los ojos antes de abrirlos. Parpadeó un par de veces
antes de acostumbrarse a tenerlos abiertos. Se incorporó lentamente,
sosteniéndose de una mano mientras la otra agarraba su cabeza. A su corta vida
no había presentado tanto dolor en esa área.
-Mi cabeza… - murmuró.
Cuando estuvo completamente de pie observó detenidamente el lugar. La
casa de ese tal Gustav había desaparecido completamente. Los mortífagos ya no
estaban, tampoco el tío Blaise. No le
sorprendió. Scorpius frunció el ceño. Había algo distinto en él, no sabía
exactamente qué. Un ruido a su
izquierda lo alertó, era Potter, levantándose. Un click hizo en su cabeza.
-¡Papá! – Scorpius recorrió con su mirada el lugar - ¿Dónde estás, papá?
– cerró los ojos centrándose en la energía de su padre. Abrió los ojos de un
palmo, corrió en dirección a la energía débil que sintió, Draco se encontraba
bajo enormes y pesadas tablas. Si tan solo esas tablas se movieran…
Con el solo pensamiento, los pedazos de maderas, literalmente, se
movieron. Scorpius no se detuvo a procesar lo recién sucedido, se centró en su
padre.
-¿Papá? – El menor lo tomó entre sus brazos – Despierta, papá – pidió.
Draco se veía muy mal herido.
Scorpius cerró sus ojos, se llevó una mano hacia su pecho y la otra al
pecho de su padre. A ambos rubios los rodeó un aura color azul. Lentamente, el
rubio mayor comenzó a recuperar su color normal.
-¿Scorpius? – Harry observó detenidamente al menor, quien aún era
rodeado por el aura – ¿eres tú? – parpadeó un par de veces.
-Dale unos segundos, enseguida despertará – respondió. Dejó a su padre
descansar un rato. Se incorporó quedando frente a Harry - ¿Por qué me ves así?,
¿encogiste? – lo observó de arriba hacia abajo.
-No… en realidad… tú, bueno… tú… - el ojiverde no sabía cómo explicar lo
que estaba viendo.
Un gruñido por parte de Draco los interrumpió.
-¡Papá! ¿Estás bien? – Scorpius se acuclilló a su lado, observó
fijamente a su padre.
Draco se llevó ambas manos a la cabeza, le dolía a horrores a causa de
los crucios. Escuchó vagamente la voz de alguien familiar. Abrió los ojos y
frente a él descubrió a un muchacho de cabellera rubia y de ojos grises…
Malfoy se sentó rápidamente, sin despegar la mirada del joven que lo
veía con preocupación.
-¿Estás bien, papá?, ¿te duele algo? – Scorpius lo miró, preocupado.
El rubio parpadeó un par de veces, ¿ese muchacho le había llamado papá?
-¿Scorpius? – preguntó, palpando el rostro del muchacho.
-¿Por qué siguen preguntando si soy Scorpius? ¡Claro que soy Scorpius! –
aclaró viendo de hito en hito a su padre y a Harry – ¿Acaso no luzco como
Scorpius?
Draco y Harry intercambiaron miradas. Ambos, observando al adolescente,
negaron con la cabeza. Scorpius alzó una ceja, característica innata de los
Malfoys.
*****
-Está listo, mi lord – anunció Morseferth – El pequeño Scorpius mordió
el anzuelo.
Voldemort caminó lentamente de un lado a otro hasta quedar frente a
Zabini.
-¿Scorpius se ha transformado en un jovencito de 14 años? – le
interrogó. El moreno asintió – ¡Perfecto! – Voldemort sonrió.
-Mi señor… McKinnons, él no corrió con tanta suerte. Ha muerto – Rowle
señaló al cuerpo inerte del mortífago.
-Tenemos un reemplazo para él – el señor oscuro volvió a sonreír –
Tráiganlo.
-Sí, mi lord – Rowle y Morseferth
se desaparecieron.
-Te noto desconcertado, Zabini – Voldemort lo escudriñó con la mirada –
El plan es sencillo. Para el hechizo necesitábamos a un Scorpius adolescente.
El ex Slytherin siguió con la mirada a Voldemort, quien caminaba de un
lado a otro.
-Expulsando al límite su energía… el pequeño podría sufrir una
transformación…
-… y esa transformación lo llevó hasta la edad de 14 años – concluyó
Hermione, aún observando a Scorpius.
-Donde curiosamente, es el límite para obtener todos los poderes de su
elemento – Draco gruñó, preocupado.
-Me resulta difícil digerir esta información – musitó Neville.
-¿Cómo crees que me siento yo? – expresó el menor, observándose en el
espejo. Se acomodó mejor su cabellera rubia.
-Esto no es bueno – opinó Draco, sin despegar la mirada de su hijo –
Todo este tiempo… este fue el plan de Voldemort desde el principio. Nunca hubo
un Gustav Goldstein.
-Sí lo hubo – contradijo Harry – El Gustav con el que nos encontramos
fue el impostor.
-Y Zabini es el traidor – anunció Scorpius. Los presentes lo observaron
con interés – Su aura es negra. Además cuando los mortífagos se desaparecieron
se lo llevaron y él no opuso resistencia.
-¿Estás seguro?
-Por supuesto. Lo siento, papá. Sé que confiabas en él – giró para ver a
su padre.
-Tenemos que avisarle a Terry y Ron sobre los últimos acontecimientos –
anunció el ojiverde.
-¡Eso cierto! McKinnons ha muerto y estoy seguro que Voldemort querrá ir
por el tío T.
-¿McKinnons muerto? – Draco alzó una ceja.
-Sí, la ola de energía mágica fue demasiado para él – el menor restó
importancia. Se giró hacia el espejo para seguir acomodándose su cabello.
Draco frunció el ceño, no le agradaba mucho cómo Scorpius estaba tomando
las cosas.
-De acuerdo, entonces iré avisaré a los chicos y traeré a Nott – avisó
el ojiverde.
*****
Theodore caminaba de un lado a otro en la pequeña celda. En su mente
trataba de darle sentido a todo lo que había ocurrido, pero solo se topaba con
paredes blancas. Sus recuerdos le decían que había traicionado a Draco, pero su
instinto le decía otra cosa. ¿Qué demonios pasaba ahí? ¿En verdad había
traicionado a Malfoy? Nott sabía que había una persona que podría confirmarle
los hechos: Luna, su novia. Si tan solo pudiera hacer uso de su elemento… ¿Por
qué demonios su magia no funcionaba?
Escuchó explosiones provenientes desde afuera. Se puso en alerta
inmediatamente, sabía que no tenía posibilidades de ganar un encuentro, pero
tampoco se dejaría vencer fácilmente.
-¡Nott! ¡Van por Nott! – escuchó la voz de Boot.
El ex Slytherin buscó rápidamente a su alrededor un objeto que le
sirviera de arma, sabía que era en vano pero fue lo único que se le ocurrió en ese momento. Una explosión a su
lado derecho hizo que cayera de bruces en el sucio piso, una nube de polvo invadió
la celda.
-¡Desmaius! – Ron gritó e inmediatamente
Theodore vio cómo una lluvia de hechizos iban y venían por encima de él.
-¡No se llevarán a su amigo, no lo permitiremos! – gritó Terry.
Nott vio entre la nube de polvo cómo alguien apuntaba hacia el castaño.
-¡Cuidado! – advirtió hacia el ex Ravenclaw.
-¡Sealing Element! – gritó
Rowle hacia Terry, quien salió expulsado en cuanto el hechizo le dio de lleno.
-¡Terry! – gritó el pelirrojo. Aprovechando su distracción Morseferth lo
atacó dejándolo inconsciente, se dirigió hacia Nott. Theodore se levantó
rápidamente dispuesto a dar batalla cuando de pronto cayó desmayado.
-Buen trabajo, Rowle. Es hora.
Ambos mortífagos se desaparecieron del lugar llevándose a Theodore
consigo.
*****
Cuando Harry llegó a Azkaban había algarabía por todos lados. Rápidamente
visualizó a Ron, quien parecía haber estado en un combate previo.
-¡¿Ron, qué pasó?!
-Mortífagos, han ido tras Nott, han lanzado un hechizo extraño hacia
Terry y no he podido despertarlo – explicó, rápidamente.
-¿Qué?
Harry se adelantó hacia la enfermería.
-Lo está atendiendo el medimago. Lo siento, no pude evitarlo.
-No te preocupes, Ron. Todo estaba planeado por ellos.
¿Ellos? Al pelirrojo le dio un vuelco al corazón. A su mente le vino el
nombre de Blaise, ¿cómo estaría el moreno?
-Zabini resultó ser el traidor – confesó el ojiverde.
-¿Cómo dices? – Ron palideció al instante.
-¡Terry! – Harry fue al encuentro de su novio en cuanto lo vio salir de
la habitación – Debes descansar – le sugirió al verlo un poco pálido.
-¿Qué ha pasado?, ¿se llevaron a
Nott? – Terry ignoró la petición de Harry.
-Terry es mejor que descanses, Morseferth te ha lanzado un hechizo
extraño – recomendó el pelirrojo.
-Te explicaré todo después – consoló el novio – detalle a detalle, pero
quiero que descanses.
El ojiverde estaba realmente preocupado por el muchacho.
-De acuerdo – gruñó el castaño.
-Te llevaré a tu casa – Harry le ayudó a encaminarse – Ron te veo mañana
a primera hora en mi departamento.
El pelirrojo asintió, sintiendo que algo muy grave había ocurrido. ¿Cómo
era posible que Blaise fuera el traidor? Eso no podía ser posible, no quería que eso fuera posible. Ese no era el Blaise que él conocía. Sin
duda, esa sería una larga noche.
*****
-¿Puedes dejar de verme así? – Scorpius se quejó.
-Estoy preocupado – confesó su padre.
-Yo lo estoy más, ¿cuándo piensas decirle a Potter que tu magia no está
al cien? – El rubio frunció el ceño – Ahora que soy mayor puedo darme cuenta de
muchas cosas y sobre todo comprenderlas – explicó.
-¿Mayor? Eres un niño aún, Scorpius – aclaró – Y ahora que tienes tus
poderes al cien no es bueno que…
-No, no, no. No me vas a sacar de la misión, padre – se quejó – Sé que
quieres protegerme, pero tal como lo has dicho, tengo mis poderes al máximo y
sé que puedo vencer a Voldemort y…
-Alto ahí, jovencito – Draco le hizo una señal de silencio – En primer
lugar deja de leer mi mente; en segundo, no voy a permitir que te enfrentes a
Voldemort, ese es el plan de él, que vayas hacia allá y así realizar el hechizo
de los cinco elementos.
-¡Pero, papá!
-Scorpius, eres lo único que tengo. Aún estas en peligro, Voldemort no
descansará hasta obtener lo que quiere y eso es a ti, tus poderes.
-Puedo detenerlo – musitó.
-Lo sé, sé que en estos momentos
eres invencible y puedes hacer desaparecer a Voldemort en un santiamén, pero tú
no lo conoces, él siempre tiene un plan y antes de hacer algo hay que
descubrirlo – el menor arrugó la nariz – Hoy me diste un gran susto, la verte
ahí frente a los mortífagos creí que… –
le acarició la mejilla – no lo vuelvas hacer.
-Yo también me asusté al verte ahí siendo torturado por eso mortífagos –
confesó – Me sentí indefenso, tan pequeño que desee tener más poder, ser mayor
y así estar a la altura de esos sujetos y defenderte. Me asusté mucho…
Draco observó a su hijo, aparentaba ser un adolescente pero en el fondo
seguía siendo un niño asustado. Ambos rubios se abrazaron.
*****
Draco se encontraba en el balcón aún tratando de asimilar todo lo ocurrido.
La cabeza le seguía dando vueltas por tanta información. ¿Qué pasaría ahora?,
¿Cómo demonios se acomodarían las cosas?
-¡Es un terco! ¡Por Merlín hasta parece que estuve con… DRACO! – Harry
dio un respingo al toparse con el rubio. Malfoy alzó una ceja – No, no sabía
que estabas aquí... – se disculpó.
-Ya me di cuenta, ¿todo bien? – Draco lo miró de frente.
-Temo que no. Hubo un ataque – el rubio lo observó fijamente.
-Se han llevado a Theodore, ¿cierto? – dijo su sospecha.
-Sí. Lo siento.
-Soy tan estúpido, Potter – confesó, se recargó del barandal – Fui
engañado muchas veces y nunca me di cuenta que Zabini era el traidor.
-Todos fuimos engañados – expresó el ojiverde – Nos confiamos.
-¿Qué pasará ahora? Tal parece que todo marcha como Voldemort quiere –
dejó salir, exasperado.
-Te diré lo que no haremos. Dejarnos sorprender – aseguró el muchacho,
parándose a su lado.
Draco lo observó fijamente, no estaba muy seguro pero tenía la sensación
que en Potter había algo diferente. Desde sus tiempos de Hogwarts el muchacho
que tenía a su lado le resultó una incógnita, siempre tuvo algo distinto a los
demás que nunca pudo descifrar.
-¿Estás bien? – Harry se acercó demasiado hacia él.
-…sí… - la cercanía de Potter lo perturbaba en demasía, pero aún así no
se separó.
Harry lo escudriñó con la mirada, observando detenidamente el rostro del
rubio, pudo contemplar las diminutas pecas que adornaban su nariz. Llevo la
mano derecha hasta su mejilla en donde tenía un pequeño corte. Draco se sintió
extraño ante el contacto.
-Te hicieron daño, no pude evitarlo – murmuró, sin despegar el contacto.
-No, no fue tu culpa – respondió, perplejo.
-Prometí protegerte – el ojiverde lo observó. De esa manera el rubio
lucía tan indefenso. Verlo tan preocupado y lastimado a Harry le hizo darse
cuenta que había una parte de Malfoy que no conocía.
Ambos se observaron atentamente, era como si de
pronto el tiempo se hubiera quedado estancado dejándolos ahí como estatuas,
obligándolos a observarse mutuamente.
El moreno pegó su frente hacia la del rubio, sin
dejar de observar esos ojos grises que lo miraban fijamente, podía sentir la
respiración un poco agitada del muchacho pero eso no impidió alejarse de él.
Draco llevó su mano hasta el brazo izquierdo del ojiverde y comenzó a
acariciarlo lentamente. Con el solo contacto, Harry sintió cómo la sangre se le
helaba, su corazón comenzó a latir de manera inverosímil, su respiración hacía
competencia con la de Malfoy.
Draco cerró los ojos, aún sintiendo la caricia que
Harry le hacía a su mejilla. Se acercó lentamente rozando brevemente sus labios
con los del ojiverde. Potter sintió una descarga eléctrica al sentir los labios
del rubio cerca de él y sin esperar más, unió los suyos con los de él.
Comenzaron movimientos suaves y lentos, conociéndose,
deleitándose en el sabor del otro.
Para Draco era una sensación tan distinta, desconocida… y placentera. Era
como volver a estar en paz consigo mismo, volver a tener ese cosquilleo en su
estomago, reconocer ese sentimiento de confort al besar a alguien tan
importante…
Harry, en cambio, disfrutaba de aquello que era
prohibido, de algo que seguramente no volvería a tener. Le encantaba ese
calorcito en su pecho que invadía a cada instante cuando deleitaba aquellos
labios…
Se alejaron lentamente, aún con los ojos cerrados.
Draco fue el primero en abrirlos, agrandó los ojos en cuanto descubrió la
mirada verde de Harry frente a él. Se asustó. Salió corriendo del balcón.
-¡Malfoy!
Harry llamó en vano, el muchacho no dio vuelta
atrás. Potter se quedó contemplando el lugar por donde Draco había salido
mientras acariciaba sus labios de manera inconsciente.
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N/A
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