martes, 1 de octubre de 2013

capitulo veintidos

El efecto de la Luna de queso



**Capitulo veintidós**



-Tu música es mágica – Harry le sonrió. Theodore se sintió incomodo – después de ese día, para mí no solo eras el amigo de Draco, te convertiste  en algo más. Y no entendí el qué en ese tiempo.

>> Una semana después de eso… - Harry caminó hacia la ventana – Draco y yo nos encontrábamos en… la sala de menesteres. Festejábamos la victoria de slytherin del partido de quidditch. Hablamos de muchas cosas, pero al final, después de unas cuantas cervezas de mantequilla, Draco hizo esa pregunta que, de alguna manera, fue la responsable del término de nuestra relación.

El slytherin frunció ligeramente el ceño.

Harry comenzó a relatar la historia.

Draco  caminaba de un lado a otro, con una sonrisa altiva en su rostro.

-No tiene de malo esta pregunta. De hecho, me intriga y me da curiosidad.

Estoy seguro que Draco esperaba solo una respuesta a esa pregunta. Y, desgraciadamente, la que yo le di no lo era.

-¿Cuál es? – le pregunté.

-Si no te hubieras enamorado de mí, ¿de quién sería?

Abrí la boca, dispuesto a decir exactamente lo que él quería que dijera, sin embargo no lo hice.

Mi silencio me delató. Y eso le pegó en su orgullo.

-Así que, ya has considera a alguien, eh…

-No, por supuesto que no, eres tú, Draco. Solo de ti, nadie más.

-Eso ni tú mismo te lo crees. Dímelo Harry.

El cambio de actitud y la manera en que me llamó debió de haberme alertado que algo anda mal. No lo vi… o no quise verlo. Draco ya no se comportaba igual conmigo desde ese momento en que discutimos,

-No hay nadie, te lo prometo.

-No me enojaré, lo juro.

Me mordí el labio inferior.

-De acuerdo… es…

Aún recuerdo su expresión. Desde ese momento todo cambio… o tal vez me di cuenta de cómo la relación se había terminado.

-¿Él? Por Merlín, Potter. ¿Él?

-Draco…

-¿Sabes quién sería el mío? ¿Sabes de quién yo me enamoraría si no fuera de ti?

Ni siquiera me dio tiempo de decirle algo.

-Blaise Zabini. Es tan slytherin. Sangre pura, de buena familia y sobre todo experiencia en el sexo, no se quejaría como otros.

Draco se había molestado y desde ese día se encargaría de que yo no volvería a pensar en alguien más que no fuera él, los siguientes meses me desviví para ser el mejor novio, pero todo fue en vano sino hacia lo que él quería, sexo.

Y aun así, Draco seguía buscando en otras personas lo que no le pude dar o decir.

A esas alturas del relato. Ambos se hallaban sentados, frente a frente, cada uno en una pared distinta.

-Cuando comenzó a rumorearse que Draco quería terminar conmigo, busqué en muchos lugares la forma en cómo podría salvar la relación. Un señor de Hogsmeade dijo que vendría a la puerta del castillo a venderme una poción reconciliadora,

Theodore enarcó una ceja.

-Lo sé, algo estúpido, pero estaba desesperado y eso me parecía una buena opción. Hermione se enteró de lo que haría y quiso detenerme… luego me vi cayendo de las escaleras y tú a mi lado.

Theodore sabía que el gryffindor había omitido una parte importante de su relato y aunque no lo quería admitir, él también quería saber quién era esa persona, de quién se hubiera enamorado Potter si no fuera de Malfoy. Potter había sugerido un él  no un ella. Malfoy se había mofado. ¿Sería Weasley?

-Hermione y yo hemos hablado mucho sobre lo ocurrido después del accidente. Y ahora le veo todo el sentido del mundo, lo que antes no podía explicar, ahora puedo hacerlo. ¿Por qué confundí a Parkinson y Zabini con Hermione y Ron? De alguna manera ellos son muy parecidos, además al estar con ellos descubriría cosas importantes.

El ojiverde se sonrojó.

-¿Por qué confundí a Malfoy contigo? ¿Por qué tú me hiciste recuperar la memoria? ¿Por qué estoy dándote explicaciones a ti y no a Draco?

Theodore lo observó fijamente el muchacho parecía estar preguntando todo eso a sí mismo y no a él.

-¿Sabes qué nombre le dije a Draco ese día?

El slytherin comenzó a atar cabos, a su mente viajó aquella conversación en donde un Potter, con daltonismo vincular, le había dicho que no quería pelear nuevamente con él si hablaban de…

-Theodore Nott… - susurró.

Harry viéndolo fijamente, asintió.

-¿Por qué? – el slytherin frunció el ceño.

-No lo sé. Tu nombre me llegó de inmediato. Tu música, tu forma de ser. Ahora que te conozco un poco más, no puedo negarlo.

Harry suspiró lentamente.

-No fue mi intensión engañarte, ni a nadie. Cuando recuperé la memoria no pude aclararlo, lo iba hacer en su momento, cuando terminaras de tocar esa melodía, la de tu madre. Solo quería pasar un día más a tu lado. De todas maneras al día siguiente todo iba a ser como antes, Dumbledore ya lo tenía planeado, yo solo tenía que fingir – Harry se limpió una lagrima – lo siento, yo solo quería estar un día más contigo antes de que siguieras con tu vida. Seguramente una vez libre, lucharías por Luna, ¿ella te sigue gustando, verdad?

Theodore rodó los ojos, a estas alturas, al parecer todo el maldito colegio sabía de su amor –no– tan secreto.

-En verdad, lo siento.

-Yo también… - susurró.

-Fue real, ¿sabes? – el slytherin parpadeó, intentando controlar el martilleo que desde hace rato tenía en su pecho – tres días, fueron tres días y todo lo que te dije fue en verdad. Todo.

Theodore repasó los eventos de esos últimos días. El que más sobresaltaba fue el “te amo”.

-Mentiste en el aniversario – ignoró el hormigueo en su estómago.

-No. Fue nuestro aniversario. Ese día te escuché tocar el piano. Lo haces increíble.

El castaño tragó duro.

-La pluma que te regalé. La compré después que saliste de la tienda. No encontré motivo para obsequiártela sin quedarme en evidencia de que me gustabas.

A estas alturas era imposible ignorar el hormigueo y esa sensación en su pecho.

“Demonios, ¿Por qué Pansy siempre tiene razón?”

-Lo que te dije, estando en el claro dentro del bosque prohibido, es verdad. Te amo.

Se miraron fijamente por unos segundos. Theodore desvió la mirada.

-Pansy dice que soy especial con mis cosas, sobre todo con aquellas que contadas personas tienen conocimiento – el slytherin miraba hacia el techo, sintiendo la mirada del ojiverde sobre él – la música es una de ellas… o lo era – recordó que ahora el muchacho ya lo sabía – A excepción de mi madre, no dejé que nadie más me viera tocar el piano… hasta ese día que me lo pediste – el slytherin bajó su mirada hasta el gryffindor.

-Creí que te negarías, la primera vez que te lo pedí te enojaste.

-La primera vez fue antes de conocerte realmente – admitió.

-Aun así… me dejaste ver, y tú lo has dicho, eres especial con tus cosas.

Theodore suspiró.

-Lo soy. Pero tú eres único. Eres una horrible persona, en el mejor de los sentidos – Harry parpadeó – me sacaste de quicio más de una vez, le robaste el beso a Luna, en más de una ocasión me pusiste en aprietos y eso sin contar que tienes un extraño don que me hace hablar sin parar.

Harry se sacudió la cabeza.

-¿Le robé el beso a Luna?

-De todo lo que te dije, ¿solo eso has entendido? – El ojiverde seguía confundido, negó con la cabeza – el primer beso se suponía que sería con ella – aclaró.

-Entonces… yo…

-Sí, mi primer beso fue contigo.



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