Los cinco elementos
Capitulo Veinticinco:
Despedida.
Blaise caminaba de un lado a otro afuera de la habitación donde estaban
revisando a Kimi. En todo momento esquivó a Ron, no se sentía preparado para
enfrentarlo, sobre todo por lo que le había dicho la última vez. El Slytherin
detuvo su caminata, se deslizó por la pared hasta quedar sentado, sus manos
cubrieron su rostro. Un leve carraspeo llamó su atención. Se levantó
rápidamente.
El muchacho frente a él, portaba una insignia de auror.
-Hola – saludó el recién llegado, escudriñándolo con la mirada.
Blaise sabía perfectamente por qué el pelirrojo se encontraba ahí. Después
que Draco fue despertado por Scorpius, llegaron los medimagos y los aurores de
refuerzos llevándose a Pansy y los cuerpos restantes de los mortífagos. A él no
se lo habían llevado aún porque Kimi estaba a su lado, sin embargo; ya no había
nada que le impidiera su captura, después de todo, Blaise había participado al
lado de Voldemort.
-Prometo ir a Azkaban, solo déjame despedir de mi hija – pidió.
El pelirrojo parpadeó un par de veces, Blaise había dicho ¿hija?
-Acepto toda la responsabilidad que conllevaron mis actos – confesó. Ron
negó con la cabeza.
-No he venido a eso – aclaró – Pansy Parkinson ha confesado todo. De
cómo fue planeado el secuestro de Kimi y el cómo la utilizaron para que
hicieras todo lo que Voldemort quería.
Blaise frunció ligeramente el ceño. ¿Eso qué significaba?
-Estás libre. No irás a Azkaban – Ron le sonrió.
Desde que Parkinson había confesado todo y al moreno no le levantarían
cargos, el pelirrojo pidió ser él el que le diera la noticia al muchacho.
Weasley estaba contento, sabía que Blaise era inocente, sabía que aún había en
él aquel adolescente que conoció en Hogwarts.
-No sé qué decir – musitó el moreno – Gracias…
Ron lo miró fijamente. ¿Cómo fue que habían llegado a ese punto?, ¿Por
qué no fue lo suficientemente valiente y aceptar sus sentimientos por el moreno
cuando tuvo la oportunidad?, ¿Era verdad que Blaise estuvo con él por una
apuesta?
-Hay algo que no entiendo – el pelirrojo lo miró fijamente – Pansy en su
confesión ha dicho que Kimi es tu hermana y tú acabas de decir que es tu hija –
Blaise agrandó los ojos, pasó saliva trabajosamente - ¿Quién es en realidad
Kimi?
Zabini se puso nervioso. De todas las personas, Ron era al único al que
no le podía mentir, sobre todo cuando se trataba de Kimi. Sin embargo; aún no
era el momento.
-Kimi es… mi hija. Les dije a los demás que ella era mi hermana para
protegerla. No podía dejar que Voldemort la utilizara para el hechizo. Así que…
-Te casaste… – musitó. “Sí fui una apuesta”. Ron se decepcionó. Era absurdo
seguir negándose el no sentir nada por el ex Slytherin. Hermione tenía razón.
Aún seguía amando al muchacho que tenía frente a él, aunque éste no sintiera lo
mismo por él – Yo… tengo que irme… – cabizbajo, el pelirrojo se dirigió hacia
la salida, dejando solo al moreno.
Blaise se sintió mal por seguir mintiéndole, pero aún tenía que hablar
con Kimi… y despedirse de ella. Estaba seguro que después de soltar toda la
verdad, su pequeña sería separada de él.
******
Cuando Draco abrió los ojos pudo ver a Harry al pie de la cama,
observándolo fijamente.
-Hola – le saludó el ojiverde, con una tímida sonrisa.
-¿Por qué tengo la sensación que tú luces peor que yo?
Draco no mentía del todo. Harry lucía cansado y su mirada —antes
brillante y llena de vida— se veía opacada.
-Tal vez sea porque te vi morir en mis brazos y esa imagen no la puedo
sacar de mi mente – confesó, caminó hasta estar a su lado – No vuelvas a asustarme
de esa manera.
La expresión del rubio fue todo un poema. Después de varios segundos
carraspeó, saliendo del aturdimiento.
-No lo volveré a hacer – prometió - ¿Dónde está Scorpius?
-Con Hermione, han ido a comer.
Draco asintió levemente. Se sentía incomodo al tener a Harry justo a su
lado. Ahora que sus fuerzas y, sobre todo, su elemento estaban al cien, podía
darse cuenta de muchas cosas que antes no lograba percatarse.
-Malfoy… – Harry no supo cómo
continuar, lo observó atentamente. ¿Cómo
explicarle al rubio que al verlo morir, literalmente, en sus brazos le hizo
darse cuenta lo mucho que le importaba? – Lamento haberte besado. Sé que… amas
a tu esposa y… – tragó saliva – que no eres gay.
Cierto, esa era la parte difícil. Draco no era como él. Al rubio no le
iban los chicos. Jamás tendría oportunidad con él.
-No… no lo soy… – musitó el rubio, aturdido. Podía sentir la angustia y
el dolor del ojiverde. Se percató de la decepción por parte de Harry.
-Ahora que todo ha terminado… – a
Harry le costaba despedirse de él y el rubio lo sabía – Tú y Scorpius pueden
quedarse en el departamento hasta que encuentren un lugar.
-No es necesario. Scorpius y yo volveremos a la mansión Malfoy. Ya no
hay nada que impida volver a nuestro hogar.
-Cierto – respondió el ojiverde, triste.
******
Blaise entró a ver a su pequeña, a quien pronto le darían el alta para
poder ir a su casa. Después de tanto tiempo, por fin estaría de vuelta.
-Hola, princesa – el moreno la abrazó fuertemente - ¿Cómo te sientes?
La pequeña volteó hacia los lados, asegurándose que no hubiera nadie más
en la habitación.
-Te extrañé mucho, papi – se aferró al muchacho.
-Yo también.
-¿Cuándo nos vamos a casa? – la pequeña miró fijamente a su padre.
-En unos momentos más.
Kimi sonrió. Esa sonrisa que a Blaise le recordaba tanto a Ron.
Un par de horas después, Blaise y Kimi salían del hospital. Al moreno se
le erizó la piel al ver a Ron, recargado de una pared, a unos cuantos metros de
ahí. Los latidos de su corazón aceleraron rápidamente al verlo caminar en su
dirección.
Ron sonrió al pararse frente a ambos.
-Hola, Blaise – saludó. Al moreno le pareció extraña la actitud del
pelirrojo. No había rastros del muchacho triste que había visto el día
anterior.
Ron se inclinó hasta quedar a la altura de la pequeña Kimi. Se permitió
observarla fijamente. De cabello negro con tonos rojos oscuros, de piel
acanelada y de ojos color azul.
-Tú debes ser Kimi – Ron le sonrió. Blaise se quedó sin aliento.
-Sí, así me llamo – la pequeña le devolvió la sonrisa.
-Mucho gusto, me llamo Ron – le extendió la mano, Kimi la aceptó.
-¿Conoces a mi papá?
Ron desvió su mirada hacia el moreno.
-Fuimos amigos en Hogwarts – le respondió.
-Tenemos que irnos – acortó Blaise. Ron se incorporó.
-Hasta pronto, Kimi – le acarició la mejilla – Cuídate mucho.
-Lo haré.
-Tú también, Blaise – Ron lo miró fijamente. El moreno asintió
torpemente.
Los Zabini se alejaron lentamente mientras Ron los seguía con la mirada,
tenía la sensación que conocía a la pequeña pero no sabía de dónde…
******
Draco se llevó la sorpresa al reencontrarse nuevamente con el Scorpius
de tres años, pero estaba feliz porque su hijo volviera a ser como antes, sobre
todo porque él iba a ser testigo del crecimiento de su pequeño.
-Papi, tic tac está triste, no quiere que nos vayamos de aquí – Scorpius
se acostó en la cama.
-¿Puedes hablar con tictac? – Draco parpadeó un par de veces. El menor
asintió.
Se supone que el Scorpius adolescente renunció a su magia y elemento
para poder traerlo a él a la vida, ¿Cómo era posible que aún pudiera usar su
elemento? Sin duda, Scorpius tenía poderes inimaginables. Draco se sentó a su
lado.
-Es hora que regresemos a casa – le explicó.
-¿Ya no veré a Hermy?
-Por supuesto que sí, todo el tiempo que quieras.
-¿Y a Harry? – al rubio le confundió la petición, sobre todo cuando
Scorpius tenía catalogado a Harry como “El señor que es malo con los niños”.
-También podrás verlo cuando quieras.
Draco se levantó y comenzó a guardar sus cosas.
-Papi…
-¿Sí? – el rubio levantó una fila de libros para llevarlas al estudio.
-Harry te quiere – Draco tropezó con la cama, tirando los libros en el
proceso.
-¿Qué dices? – preguntó, distraídamente.
-Cuando era niño grande vi a Harry y a ti con el mismo color de aura.
Draco abrió la boca pero de ésta no salió palabra alguna. Parpadeó un
par de veces antes de poder hacerlo.
-¿Qué?
[¿Te lo explico con engranes y
tornillos?] – se entrometió el despertador. Draco lo fulminó con la mirada.
-¡Hermy! – Scorpius corrió hasta donde estaba la muchacha.
-Hola, pequeño – la castaña lo abrazó en cuanto llegó a su lado.
-Hola, Draco – le sonrió.
-Hermione – asintió con la cabeza.
Los tres se dirigieron hacia la sala en donde Harry los esperaba, a
Draco se le hizo extraño que Terry no anduviera por ahí.
-Muchas gracias por toda su ayuda – comenzó a despedirse el rubio –
Estaré eternamente agradecido por todo lo que hicieron por mí y por Scorpius,
aún cuando no tenían que hacerlo.
-Y lo haríamos de nuevo – afirmó Hermione.
Draco agradeció el gesto. Cuando miró a Harry, éste huyó de su mirada.
Frunció ligeramente el ceño.
-[¿Ese es el muchacho que está
haciendo sufrir al amo?] – preguntó el televisor.
-[Es un mal agradecido, el amo
Harry lo ayudó en todo] – le respondió el DVD
-Emh… las puertas de la mansión Malfoy estarán abiertas para cuando
necesiten ayuda – ofreció el rubio – Y pueden visitarnos cuando quieran,
Scorpius y yo estaremos complacidos.
-¡Sí! – gritó el pequeño.
-[Eso no es suficiente] – se
entrometió la lámpara.
-Las puertas del corazón también tienen que abrirse – la radio se
encendió de pronto, sobresaltando a los presentes – Ese es el mensaje mi
estimados locutores y ahora los dejo con
las Brujas de Macbeth.
-Lo siento – Harry corrió para
apagarla – Puse la alarma el otro día y no he podido desactivarla.
Draco tenía la sensación que eso no tenía que ver con la alarma, los
malditos electrodomésticos estaban de metiches.
Mientras Scorpius se despedía de Hermione, Draco lo hacía con Harry.
-Espero que… seas feliz con Boot – le deseó. Harry asintió torpemente.
¡Feliz con Terry! Harry tenía días sin ver al muchacho, desde ese día
que lo dejó en el departamento esperándolo mientras ellos iban por Draco y
Scorpius al claro.
-Tú también, que seas feliz, Draco – Harry pudo verlo a la cara.
-Lamento no poder cumplir con mi parte del trato, tú si lo hiciste – el
ojiverde frunció el ceño – Es verdad lo que te dije ese día antes de morir.
Nunca pude ver tu aura, incluso en estos momentos… no la veo. Scorpius puede
verla, puedo dec…
-No te preocupes – Harry acortó – Además, es nuestro secreto, así si hay
otro Draco sabré cuál es el autentico – hizo un intento de sonrisa.
-Claro – el rubio sonrió de lado – Mucha suerte, Harry – le extendió la
mano. El ojiverde la observó unos segundos antes de estrecharla.
-Hasta pronto, Draco.
*****
-¿Si conozco a mi otro papá ya no podré estar contigo? – Kimi agrandó
los ojos.
-Probablemente ya no – confesó el moreno.
-Entonces no quiero conocerlo – decidió.
-Tienes que hacerlo. Ambos tienen derecho a conocerse y convivir.
-¿No podemos estar los tres? – preguntó, esperanzada.
Blaise sabía que en cuanto Ron supiera la verdad, lo último que querría
el pelirrojo era estar con él.
-Tal vez no se pueda, Kimi.
-¿Por qué? – en la menor eran presentes las lagrimas.
-Porque quiero que convivas con él y que lo llegues a querer tanto como
lo haces conmigo.
Kimi lo abrazó fuertemente. Ya no estaba tan segura de querer conocer a
su otro papá.
Una hora más tarde, Kimi se quedó dormida en los brazos de su padre.
Blaise la acostó en su cama, le dio un beso en la frente antes de salir de la
habitación.
Garabateó un par de líneas en un pedazo de pergamino. Lo ató a la pata
de la lechuza.
-Llévasela a Ronald Weasley – le ordenó a la ave. Blaise suspiró
largamente. Había llegado el momento de la verdad.
*****
Draco y Scorpius se instalaron rápidamente en la mansión. El rubio había
permanecido tanto tiempo fuera de su hogar que se sentía como un extraño. Se
asomó por el balcón de su habitación, recordando el cómo lo hacía en el
departamento del ojiverde.
-Harry… - susurró, mirando las estrellas. Seguramente en ese momento el
ojiverde estaría con Terry, gozando de la libertad de su hogar.
A pesar que Draco ya se encontraba sano y salvo en su hogar, se sentía
tan solo e indefenso como nunca…
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N/A
Yey! Hasta aquí la triple actu
n.n
Nos leemos el próximo fin de semana!
Muchas gracias por leer y por sus lindos comentarios, me alegran el día
y la noche *-*
Nos leemos en el próximo capítulo que ya he subido :3
Nos estamos leyendo –si me leen por ahí, claro– “No me olvides…”, “Tu
historia fue conmigo” y “El efecto de la Luna de queso” .
Besos
PISLIB n_n
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