viernes, 8 de agosto de 2014

Capitulo V


Lay it down slow




Capítulo V
Descansa con calma.

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Y descansa con calma

Descansa libre

Descansa tranquilo

Pero descansa sobre mí.

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Mis estimados lectores, como les advertí desde el principio, esta no es una historia con un final feliz. Fui testigo de una tragedia que cada día me consume. Andy, un joven con muchas esperanzas en un mundo que no hacía más que cortarles las alas a cada instante, se debatía entre la vida y la muerte. Chris se sentía mal por dentro, le había dado la espalda a su amigo en el momento menos oportuno. Y eso es algo que lo perseguirá por siempre.

Cuando llegó al hospital, se dirigió  hacia la recepción.

-¿La habitación de Andrew Morgan?

-¿Qué parentesco tiene con él?

-Soy su hermano.

Y no mentía del todo, en algún momento fueron hermanos de crianza.

-Nombre – la enfermera lo miró de pies a cabezas. Era evidente que no creía en el muchacho.

-Christopher Belkis. Fuimos hermanos de crianza – confesó.

-Lo siento no puedo dejarlo pasar.

-Déjeme pasar o le juro que…

-¿Christopher Belkis? – giró rápidamente hacia la persona que lo había llamado.

-Sí.

-Soy el doctor Barroeta – se presentó - ¿Cómo se llama la ardilla de Andy?

-¿Qué? – el muchacho estaba desconcertado.

-¿Cómo se llama la ardilla que tiene Andy?

-No estoy para bromas, en dónde se encuentra Andy, tengo que verlo.

-Si no responde no podré llevarlo hasta con él.

-¿Qué? – Chris estaba perdiendo la poca paciencia que le quedaba. Andy se debatía entre la vida y la muerte y el maldito doctor le preocupaba el nombre de una ardilla.

-Solo responda la pregunta.

-Lola, se llama Lola. ¿Ahora podría decirme en dónde está Andy?

-Acompáñeme – sonrió. El doctor parecía más tranquilo. Una vez llegado a su destino lo invitó a pasar.

-Aquí no se encuentra Andy – gruñó al reconocer la oficina del doctor y no la habitación en donde se supone que estaría su amigo.

-No, pero pronto lo verás.

-¿Cuándo? – volvió a gruñir.

-Estamos esperando a alguien.

-¿A quién?

-Lamento la tardanza – entró una señora mayor – Chris, ya has llegado.

-Señora Carlota, podría decirle a este señor que me deje ver a Andy – la recién llegada le envió una mirada de circunstancias al doctor.

-No es que no quiera dejarte verlo, Christopher – se disculpó – entenderás que siendo Andy, quién es, no puedo dejar pasar a cualquiera.

-¿Qué?

-Lo que le ha ocurrido es por quién fue su padre. Así que tenía que comprobar que fueras el auténtico Christopher Belkis.

-¿Cuántos Christopher Belkis cree que hay? – explotó.

-Eres el tercero que ha llegado en menos de cinco horas.

El muchacho palideció al instante.

-Siéntese, por favor – la señora lo hizo en seguida, el muchacho prefirió quedarse de pie. El doctor no lo presionó – Les seré sincero. El estado de Andrew es crítico. Ha perdido mucha sangre y algunos órganos vitales fueron dañados por los golpes y las puñaladas.

Chris dio un golpe a la pared, la señora Carlota comenzó a llorar silenciosamente.

-Hay… algo más.

El muchacho frunció el ceño al ver el semblante serio del doctor.

-De acuerdo a los estudios preliminares, Andrew no solo fue agredido físicamente – la señora Carlota lo miró fijamente y Chris agrandó los ojos – también lo agredieron sexualmente.

-No… - la señora se llevó una mano hacia el pecho y la otra hacia la boca, esta vez llorando sin control. Christopher estaba en shock, sin poder darle crédito a sus oídos.

-Está diciendo que… - no, no podía ser eso, Chris se obligó a negarse a que eso fuera posible – No, está mintiendo.

-Eso quisiera, Chris.

El muchacho caminó de un lado a otro dentro de la oficina.

-Quiero verlo – sentenció.


Diez minutos después entró a la habitación, Andy lucía muy mal, las maquinas conectadas a su cuerpo no ayudaban mucho a la causa. Chris corrió hasta llegar a su lado.

-¿Chris? – llamó Andy.

Se sentó a su lado.

-Hola, dormilón, me tenías preocupado.

-Lo siento.

Chris hizo un esfuerzo sobrehumano para no derrumbarse, en su interior odiaba a la persona que le había causado daño a su amigo. Él se encargaría de hacerle justicia a Andy, no descansaría hasta ver tras las rajas al maldito responsable.

-Perdóname, Andy – le confesó al fin – te fallé.

-Nunca lo has hecho.

-Lo hice. Dos veces.

Chris nunca se perdonaría el no haber defendido a Andy frente a su padre ese día del colegio cuando decidió no tener más la custodia del muchacho. Dejó que su padre lo golpeara, lo sacara de la casa obligando a la señora Carlota a reubicarlo. Andy no corrió con mucha suerte, la persona que comenzó a hacerse cargo de él en ocasiones lo golpeaba con la escoba hasta que un día Andy no soportó más y le regresó el favor, ocasionando que lo reubicaran nuevamente.

El haberse casado con Danelly fue algo estúpido, pero al menos la muchacha cumpliría su palabra no alejaría a Hannah de Andy.

Sin embargo; esas dos ocasiones siempre estarían presentes en Chris. Nunca se perdonaría por haber dañado a la única persona que lo quería tal como él era. Sin tapujos, sin mientras…

-Deberías estar en tu boda, Chris.

-Tú eres más importante.

-Este es tu día. El día más feliz de tu vida.

-El día más feliz fue cuando me dejaste entrar en tu corazón.

Andy lo observó detenidamente, sabía que no le quedaba mucho tiempo.

-Necesito que me hagas un favor.

-Lo que quieras.

-Los señores Burbage se llevaran a Hannah fuera de la ciudad – Chris observó a su amigo detenidamente – y probablemente… el juez les dé la posibilidad de adoptarla…

El muchacho estaba sorprendido por la reciente información, si lo que Andy le decía era cierto entonces Danelly no había cumplido con su palabra. Chris giró hacia la puerta, en donde la señora Carlota esperaba silenciosamente, preguntándole con la mirada si eso era posible. Ella asintió levemente con la cabeza.

-No dejaré que eso pase.

-Todo lo contrario, Chris…

-¿Qué? Pero, Andy…

-Ella estará a salvo…

-¿De quién? ¿De la persona que te hizo esto?

Andy asintió levemente.

-¿Quién fue, Andy?

-Tienes que asegurarte… que los Burbage se la lleven y la adopten. Incluso… si adopta el apellido de ellos, será mejor…

-Andy…

-Por favor, Chris…

Le costaba respirar, el joven Belkis no quiso alterarlo más de la cuenta. No estaba de acuerdo con la petición. Andy siempre se desvivió por su hermana y ahora simplemente la dejaba en libertad. Chris reconoció que todo lo que hacía era para protegerla. Todo era tan injusto.

-Aun así, no la perderé de vista – aseguró.

-¿Lo harás?

-Te lo prometo.

A Andy se le cerraban cada vez más los ojos, estaba agotado. Los desvelos y las heridas comenzaban a cobrar factura.

-Sé feliz, Chris.

Chris asintió, siendo incapaz de prometer algo que no iba poder cumplir.

-Dile a Hannah que la quiero mucho.

-Lo haré – se mordió el labio inferior, haciéndose el fuerte, siendo incapaz de derrumbarse frente a su amigo.

Andy hizo un gesto de dolor y eso no hizo más que entristecer a Chris.

-Debí haberte dicho esto hace mucho tiempo…

-Andy…

-Lamento no haberlo dicho en su momento.

-Por favor…

-Te amo, Chris.

Y ahí ya no pudo evitarlo, en Chris eran presentes las lágrimas.

-Yo también, Andy. Te amo.

Andy sonrió levemente, cerrando los ojos eternamente. Chris se derrumbó en el regazo de su amigo, llorando sin control.

La vida no es justa. Fue lo que pensó Chris. Andy nunca tuvo un momento de paz, ni siquiera cuando su padre vivía. Chris no descansaría hasta encontrar al responsable de todo eso. El infeliz que se atrevió a dañar a Andy de esa manera lo lamentaría por el resto de su patética vida.

-Señora Carlota – llamó Chris - contacte a los Burbage, no dejaré que se lleven a Hannah.

-¿Qué?

-Encontraremos al responsable de todo esto – aseguró. Y por supuesto que lo lograría, haría uso de sus contactos (incluyendo a los de su padre) para dar con su objetivo y hacerlo cargar con las consecuencias de sus actos – Así Hannah podrá estar cerca de su hermano.

-Pero…

-Mantendré la promesa de Andy, los Burbage podrán adoptarla, pero no dejaré que le hagan olvidar a la única persona que se preocupó por ella hasta el último momento.

La señora asintió firmemente, coincidió con el muchacho.


Dos días después se llevaría a cabo el funeral y aquí es donde nuestra historia llega a su curso actual. Solo tres personas asisten al sepelio de Andy. La señora Carlota, Hannah y Chris. El sacerdote dice unas cuantas palabras, pero ninguna hace que los presentes se sientan mejor. El ataúd comienza a bajar lentamente hacia su lugar. La primera en despedirse es la hermanita de Andy.

-Te voy a extrañar, hermano – la pequeña Hannah arroja una rosa blanca. Y luego corre hacia con Chris a abrazarlo fuertemente.

La señora Carlota es la segunda en despedirse.

-Lamento no haberte encontrado un lugar seguro, Andy – la señora Carlota llora silenciosamente – te echaré de menos – deja caer una rosa blanca hacia la caja. Lentamente se aleja, Hannah corre hacía con ella para abrazarla.

He de confesarles, estimados lectores. Que por primera vez en toda mi vida me he quedado sin palabras. Aun mantengo la esperanza que Andy no sea el que se encuentra dentro de esa fría caja y que en cualquier momento aparecerá regañándome por haber olvidado alimentar a nuestra hija Lola. Me acerco lentamente hacia la orilla. La caja de caoba me recuerda que esta es la realidad, que dentro de ella guarda eso que pudo ser tan hermoso.

-Te amo, Andy – dejo caer lentamente un puño de tierra – Descansa con calma... – puedo sentir cómo las lágrimas comienzan a deslizarse por mi mejilla – descansa libre… - dejo caer una rosa blanca – descansa tranquilo…

Y sé que lo hará, ya no hay nadie que lo lastime a donde él va. Por primera vez, Andy es libre. Y yo, me siento más solo que nunca.


FIN.


27 de septiembre del 2014
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