Lay it down slow
Capítulo
V
Descansa
con calma.
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Y descansa con calma
Descansa libre
Descansa tranquilo
Pero descansa sobre mí.
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Mis estimados lectores, como les advertí desde el
principio, esta no es una historia con un final feliz. Fui testigo de una
tragedia que cada día me consume. Andy, un joven con muchas esperanzas en un
mundo que no hacía más que cortarles las alas a cada instante, se debatía entre
la vida y la muerte. Chris se sentía mal por dentro, le había dado la espalda a
su amigo en el momento menos oportuno. Y eso es algo que lo perseguirá por
siempre.
Cuando llegó al hospital, se dirigió hacia la recepción.
-¿La habitación de Andrew Morgan?
-¿Qué parentesco tiene con él?
-Soy su hermano.
Y no mentía del todo, en algún momento fueron hermanos
de crianza.
-Nombre – la enfermera lo miró de pies a cabezas. Era
evidente que no creía en el muchacho.
-Christopher Belkis. Fuimos hermanos de crianza –
confesó.
-Lo siento no puedo dejarlo pasar.
-Déjeme pasar o le juro que…
-¿Christopher Belkis? – giró rápidamente hacia la
persona que lo había llamado.
-Sí.
-Soy el doctor Barroeta – se presentó - ¿Cómo se llama
la ardilla de Andy?
-¿Qué? – el muchacho estaba desconcertado.
-¿Cómo se llama la ardilla que tiene Andy?
-No estoy para bromas, en dónde se encuentra Andy,
tengo que verlo.
-Si no responde no podré llevarlo hasta con él.
-¿Qué? – Chris estaba perdiendo la poca paciencia que
le quedaba. Andy se debatía entre la vida y la muerte y el maldito doctor le
preocupaba el nombre de una ardilla.
-Solo responda la pregunta.
-Lola, se llama Lola. ¿Ahora podría decirme en dónde está
Andy?
-Acompáñeme – sonrió. El doctor parecía más tranquilo.
Una vez llegado a su destino lo invitó a pasar.
-Aquí no se encuentra Andy – gruñó al reconocer la
oficina del doctor y no la habitación en donde se supone que estaría su amigo.
-No, pero pronto lo verás.
-¿Cuándo? – volvió a gruñir.
-Estamos esperando a alguien.
-¿A quién?
-Lamento la tardanza – entró una señora mayor – Chris,
ya has llegado.
-Señora Carlota, podría decirle a este señor que me
deje ver a Andy – la recién llegada le envió una mirada de circunstancias al
doctor.
-No es que no quiera dejarte verlo, Christopher – se
disculpó – entenderás que siendo Andy, quién es, no puedo dejar pasar a
cualquiera.
-¿Qué?
-Lo que le ha ocurrido es por quién fue su padre. Así
que tenía que comprobar que fueras el auténtico Christopher Belkis.
-¿Cuántos Christopher Belkis cree que hay? – explotó.
-Eres el tercero que ha llegado en menos de cinco
horas.
El muchacho palideció al instante.
-Siéntese, por favor – la señora lo hizo en seguida,
el muchacho prefirió quedarse de pie. El doctor no lo presionó – Les seré
sincero. El estado de Andrew es crítico. Ha perdido mucha sangre y algunos
órganos vitales fueron dañados por los golpes y las puñaladas.
Chris dio un golpe a la pared, la señora Carlota
comenzó a llorar silenciosamente.
-Hay… algo más.
El muchacho frunció el ceño al ver el semblante serio
del doctor.
-De acuerdo a los estudios preliminares, Andrew no
solo fue agredido físicamente – la señora Carlota lo miró fijamente y Chris
agrandó los ojos – también lo agredieron sexualmente.
-No… - la señora se llevó una mano hacia el pecho y la
otra hacia la boca, esta vez llorando sin control. Christopher estaba en shock,
sin poder darle crédito a sus oídos.
-Está diciendo que… - no, no podía ser eso, Chris se
obligó a negarse a que eso fuera posible – No, está mintiendo.
-Eso quisiera, Chris.
El muchacho caminó de un lado a otro dentro de la
oficina.
-Quiero verlo – sentenció.
Diez minutos después entró a la habitación, Andy lucía
muy mal, las maquinas conectadas a su cuerpo no ayudaban mucho a la causa. Chris
corrió hasta llegar a su lado.
-¿Chris? – llamó Andy.
Se sentó a su lado.
-Hola, dormilón, me tenías preocupado.
-Lo siento.
Chris hizo un esfuerzo sobrehumano para no
derrumbarse, en su interior odiaba a la persona que le había causado daño a su
amigo. Él se encargaría de hacerle justicia a Andy, no descansaría hasta ver
tras las rajas al maldito responsable.
-Perdóname, Andy – le confesó al fin – te fallé.
-Nunca lo has hecho.
-Lo hice. Dos veces.
Chris nunca se perdonaría el no haber defendido a Andy
frente a su padre ese día del colegio cuando decidió no tener más la custodia
del muchacho. Dejó que su padre lo golpeara, lo sacara de la casa obligando a
la señora Carlota a reubicarlo. Andy no corrió con mucha suerte, la persona que
comenzó a hacerse cargo de él en ocasiones lo golpeaba con la escoba hasta que
un día Andy no soportó más y le regresó el favor, ocasionando que lo reubicaran
nuevamente.
El haberse casado con Danelly fue algo estúpido, pero
al menos la muchacha cumpliría su palabra no alejaría a Hannah de Andy.
Sin embargo; esas dos ocasiones siempre estarían
presentes en Chris. Nunca se perdonaría por haber dañado a la única persona que
lo quería tal como él era. Sin tapujos, sin mientras…
-Deberías estar en tu boda, Chris.
-Tú eres más importante.
-Este es tu día. El día más feliz de tu vida.
-El día más feliz fue cuando me dejaste entrar en tu
corazón.
Andy lo observó detenidamente, sabía que no le quedaba
mucho tiempo.
-Necesito que me hagas un favor.
-Lo que quieras.
-Los señores Burbage se llevaran a Hannah fuera de la
ciudad – Chris observó a su amigo detenidamente – y probablemente… el juez les dé
la posibilidad de adoptarla…
El muchacho estaba sorprendido por la reciente
información, si lo que Andy le decía era cierto entonces Danelly no había
cumplido con su palabra. Chris giró hacia la puerta, en donde la señora Carlota
esperaba silenciosamente, preguntándole con la mirada si eso era posible. Ella
asintió levemente con la cabeza.
-No dejaré que eso pase.
-Todo lo contrario, Chris…
-¿Qué? Pero, Andy…
-Ella estará a salvo…
-¿De quién? ¿De la persona que te hizo esto?
Andy asintió levemente.
-¿Quién fue, Andy?
-Tienes que asegurarte… que los Burbage se la lleven y
la adopten. Incluso… si adopta el apellido de ellos, será mejor…
-Andy…
-Por favor, Chris…
Le costaba respirar, el joven Belkis no quiso
alterarlo más de la cuenta. No estaba de acuerdo con la petición. Andy siempre
se desvivió por su hermana y ahora simplemente la dejaba en libertad. Chris reconoció
que todo lo que hacía era para protegerla. Todo era tan injusto.
-Aun así, no la perderé de vista – aseguró.
-¿Lo harás?
-Te lo prometo.
A Andy se le cerraban cada vez más los ojos, estaba
agotado. Los desvelos y las heridas comenzaban a cobrar factura.
-Sé feliz, Chris.
Chris asintió, siendo incapaz de prometer algo que no
iba poder cumplir.
-Dile a Hannah que la quiero mucho.
-Lo haré – se mordió el labio inferior, haciéndose el
fuerte, siendo incapaz de derrumbarse frente a su amigo.
Andy hizo un gesto de dolor y eso no hizo más que
entristecer a Chris.
-Debí haberte dicho esto hace mucho tiempo…
-Andy…
-Lamento no haberlo dicho en su momento.
-Por favor…
-Te amo, Chris.
Y ahí ya no pudo evitarlo, en Chris eran presentes las
lágrimas.
-Yo también, Andy. Te amo.
Andy sonrió levemente, cerrando los ojos eternamente.
Chris se derrumbó en el regazo de su amigo, llorando sin control.
La vida no es justa. Fue lo que pensó Chris. Andy
nunca tuvo un momento de paz, ni siquiera cuando su padre vivía. Chris no
descansaría hasta encontrar al responsable de todo eso. El infeliz que se
atrevió a dañar a Andy de esa manera lo lamentaría por el resto de su patética
vida.
-Señora Carlota – llamó Chris - contacte a los Burbage,
no dejaré que se lleven a Hannah.
-¿Qué?
-Encontraremos al responsable de todo esto – aseguró.
Y por supuesto que lo lograría, haría uso de sus contactos (incluyendo a los de
su padre) para dar con su objetivo y hacerlo cargar con las consecuencias de
sus actos – Así Hannah podrá estar cerca de su hermano.
-Pero…
-Mantendré la promesa de Andy, los Burbage podrán
adoptarla, pero no dejaré que le hagan olvidar a la única persona que se
preocupó por ella hasta el último momento.
La señora asintió firmemente, coincidió con el
muchacho.
Dos días después se llevaría a cabo el funeral y aquí
es donde nuestra historia llega a su curso actual. Solo tres personas asisten
al sepelio de Andy. La señora Carlota, Hannah y Chris. El sacerdote dice unas
cuantas palabras, pero ninguna hace que los presentes se sientan mejor. El ataúd
comienza a bajar lentamente hacia su lugar. La primera en despedirse es la
hermanita de Andy.
-Te voy a extrañar, hermano – la pequeña Hannah arroja
una rosa blanca. Y luego corre hacia con Chris a abrazarlo fuertemente.
La señora Carlota es la segunda en despedirse.
-Lamento no haberte encontrado un lugar seguro, Andy –
la señora Carlota llora silenciosamente – te echaré de menos – deja caer una
rosa blanca hacia la caja. Lentamente se aleja, Hannah corre hacía con ella
para abrazarla.
He de confesarles, estimados lectores. Que por primera
vez en toda mi vida me he quedado sin palabras. Aun mantengo la esperanza que
Andy no sea el que se encuentra dentro de esa fría caja y que en cualquier
momento aparecerá regañándome por haber olvidado alimentar a nuestra hija Lola.
Me acerco lentamente hacia la orilla. La caja de caoba me recuerda que esta es
la realidad, que dentro de ella guarda eso que pudo ser tan hermoso.
-Te amo, Andy – dejo caer lentamente un puño de tierra
– Descansa con calma... – puedo sentir cómo las lágrimas comienzan a deslizarse
por mi mejilla – descansa libre… - dejo caer una rosa blanca – descansa
tranquilo…
Y sé que lo hará, ya no hay nadie que lo lastime a
donde él va. Por primera vez, Andy es libre. Y yo, me siento más solo que
nunca.
FIN.
27 de septiembre del 2014
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