NUEVES MESES
Capítulo Ocho.
Fiesta
-¡Espera!
– Michael corrió detrás de él.
Ashton siguió ignorándolo,
quitándose los restos de pedazos de papel de sus rizos. Michael le ayudó a quitarle
un letrero en donde se leía claramente “Marica”
que estaba pegado a su espalda.
-Ashton…
-¡¿Qué?! – gruñó, mirándolo
directamente. Lo cierto era que el rizado no estaba de humor. Michael dejó de
caminar, parpadeó un par de veces.
-Emh… puedo cuidar a Grisel y…
-Es mi turno – contestó, dándose la
vuelta para dirigirse hacia su habitación.
Mike se mordió el labio inferior. Se
sentía culpable. Y notó algo más. Ashton traía puesta la misma ropa que le
causó el castigo.
[…]
El equipo de Calum había ganado, esa
era la causa del bullicio que había en la cafetería. La mayoría de los alumnos
estaban planeando celebrarlo a lo grande, era fin de semana así que algunos se
irían a sus casas, algunos otros (los que estaban inscritos a programas) se
regresarían al colegio.
-Otra vez te has quedado sin ropa –
Luke rodó los ojos, sentándose al lado del rizado – por lo menos esperó a que
fuera fin de semana…
-Mañana saliendo de Tutoría, iré a
casa a traer más – respondió - ¿Cómo te fue en el decatlón?
-No tan bien como al equipo de
futbol – el rubio señaló hacia la mesa de la esquina en donde se encontraba
Calum, Thomas y compañía.
-Lo siento – consoló.
-Al menos aún estamos dentro de la
competencia – se encogió de hombros - ¿Qué le hiciste a Clifford?
-¿Por qué? – frunció el ceño.
-Tiene cara de perrito regañado –
sonrió de lado. Ashton se arriesgó a mirarlo. Y sip, ahí estaba Michael, con la mirada agachada respondiendo con
monosílabos en la conversación que mantenía con Calum. El rizado alzó una ceja.
Se encogió de hombros como respuesta
a la pregunta de su amigo.
-Tenemos que preparar el artículo
para el periódico – recordó.
-Necesitaremos la sala de edición y
no solicité el permiso para usarla – Luke agrandó los ojos.
-Eso significa que terminaremos
escondiéndonos para que no nos vea el profesor de guardia – comentó el rubio –
no te pueden castigar otra vez, te cancelarían las salidas el fin de semana y
ocupas ir a tu casa por más ropa… y uniforme.
-Lo sé.
-Es mejor irnos desde ahora para
terminar pronto – ambos amigos salieron de prisa del lugar.
[…]
Pasaba de la media noche. Thomas,
Calum y Michael regresaban de la fiesta clandestina que habían organizado en uno
de los salones abandonados del Edificio de Cómputo. Trataban de pasar
desapercibidos, pero les era un tanto
difícil ya que estaban un poco pasados de copas.
-Guarden silencio, nos descubrirá el
profesor de guardia – ordenó Mike, quien de los tres, era el más sobrio.
-Como si me importara Hoyt –
arrastró las palabras Thomas, quien tropezaba de vez en cuando.
-¿En dónde estamos? ¿Ya llegamos? –
se quejó Calum, bostezando descaradamente.
-Nos falta subir un piso y ya
llegamos a las habitaciones – respondió el teñido.
-Genial… - gruñó el de lentes.
Mike se asomó por la pared
lentamente, no quería ser castigado, suficiente fueron los días que ya había
pasado en aquella aula.
-¡¿Qué fue ese…?! – tanto Thomas
como Mike cubrieron la boca de Calum antes que los descubrieran. El de ojos
rasgados hacia el intento de soltarse del agarre.
-No grites, nos descubrirán – regañó
Thomas. El aludido rodó los ojos.
-Ese no era Hoyt, ¿cierto? – una voz
desconocida los hizo sobresaltar.
-¡¿Qué demonios…?!
-¡Sshh!! – esta vez los recién
llegados callaron a los tres muchachos.
-Fletcher, ¿Qué demonios haces aquí?
-¿Qué no ves? – Ashton rodó los ojos
– tratando de llegar al dormitorio sin que nos descubran.
-¿Trajiste a tu novio? – Thomas miró
burlonamente a Luke, quien frunció el ceño.
-Podrían callarse, está comenzando a
dolerme la cabeza – Calum gruñó.
-Ni se te ocurra dormirte, Hood, soy
capaz de abanarte aquí – se quejó el de lentes.
-Debemos tener un plan, somos
muchos, nos pueden descubrir – Mike comenzó a morderse las uñas.
-¿Sugieres que alguien sea la
carnada? – tentó Calum.
-Sugiero que sea Fletcher – dejó
salir Thomas. El aludido frunció el ceño – yo tengo dos strike, uno más y me
castigan sin salir el fin de semana y no podría jugar en el próximo partido de
futbol.
-Zafo
– Calum respondió rápidamente – ni loco me quedo sin mi fin de semana y mi
futbol. Tengo dos strike también.
-No cuenten con nosotros – Luke
frunció el ceño.
-Conmigo tampoco – Mike se cruzó de
brazos.
-Vamos Mike, solo tienes un strike.
¿Qué son dos días más de castigo? No es como si te castigaran sin salir en una
obra…
-A ti no te importa el club de
teatro, a mi si y…
-¡Silencio! – Interrumpió Ashton – alguien
viene.
-Genial, corran – ordenó Luke.
Todos los chicos salieron corriendo.
Al llegar al piso en donde se encontraban sus habitaciones se tuvieron que
separar. Calum, Mike y Luke corrieron hacia la derecha mientras que Thomas y
Ashton lo hicieron hacia la izquierda.
-¡Quítate, estorbas! – apresuró
Thomas, empujando a Ashton para llegar él primero a la puerta de la habitación.
-¡Vamos! – apresuró Ashton al llegar
a su lado, con su mirada recorría los pasillos por si Hoyt aparecía de pronto.
A varios metros de ahí pudo ver a Mike y Calum tratando de entrar a la
habitación. Más allá pudo ver a Luke entrar a la suya.
-¡Mierda, olvidé la llave!
Ashton rodó los ojos.
-Hazte a un lado – lo empujó para él
tomar su lugar, le mostró su llave.
-¡Genial! Sí que eres útil Fletcher
– Thomas sonrió de lado, arrebatándole la llave.
-¡Ey! – el rizado hizo intento de
quitarse pero fue en vano, Thomas era más grande y musculoso que él. Thomas
comenzó abrir la puerta.
-¡Señor Clifford, qué sorpresa! –
esa era la voz del profesor Hoyt al descubrir a Mike y Calum tratando de entrar
a la habitación.
-Vamos, apresúrate – urgió el
rizado, mientras veía como Hoyt les extendía el pase de castigo a los dos
muchachos.
-¡Listo! – Canturreó el de lentes,
llamando la atención de Ashton, quien al querer entrar se topó con la puerta -
¡Adiós, Fletcher!
Thomas reía mientras Ashton se
encontraba en el suelo un tanto desconcertado. Sacudió su cabeza y se puso de
pie rápidamente.
-Abre la maldita puerta, Thomas –
ordenó.
-No quiero – se carcajeó, cerrando por
dentro con llave.
Ashton trataba de abrir la puerta
cuando sintió una mano sobre su hombro.
-Señor Irwin, al parecer le gustó el
aula de castigo – al girarse se encontró con la sonrisa malévola del profesor
Hoyt.
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