sábado, 9 de julio de 2016

Capitulo siete. El hijo de la sirvienta es mágico

Medio Limón


Capitulo siete. 

El hijo de la sirvienta es mágico


-Lo siento, Luke…
Un “lo siento” no traerían de regreso a sus padres. Luke lloró hasta que el vómito no le permitió continuar, tuvo dos ataques, fue sedado por tercera ocasión. Durmió por tres días seguidos y aun así… el dolor ahí estaba. No se iba, ni se iría.
-Tranquilízate, Luke, no te puedo seguir sedando, te hará daño – el doctor trató de razonar con él.
-¡No me importa! ¡No tengo a nadie! ¡Quiero morir! – gritó, lagrimas recorriendo sus mejillas.
Lo durmieron por cuarta vez.
Despertó con un horrible dolor de cabeza. Dolor nada comparado con el que sentía en su corazón. Se estaba acostumbrando.
-Luke… - no respondió – Sé que esto es muy duro para ti, pero tienes que ser fuerte… ambos tendrán que serlo y…
-¿Ambos? – el rubio frunció el ceño, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar.
-Ashton y tú, por supuesto.
¡Ashton! ¡¿Cómo pudo olvidarse de Ashton?!
-Él… ¿Ashton está vivo?
Luke no estaba seguro de cómo tomarse la noticia. Sus padres estaban muertos, creía que se había quedado solo, su pequeño mundo se caía a pedazos hasta el momento en el que el doctor mencionó a Ashton.
Ashton no estaba muerto, tampoco estaba vivo. Estaba en coma. Tambaleándose en una fina y delgada línea entre la vida y la muerte. Luke fue a verlo. Lloró por enésima vez al ver al rizado en ese estado.
-Despierta, Ashton… por favor… - Luke acarició la mano izquierda del castaño.
Ashton no despertaría sino hasta dos semanas después. Justo cuando Luke había comenzado a no llorar tanto, cuando ya no era necesario sedarlo para calmarlo de los ataques que le invadían, cuando estaba por perder las esperanzas…
Fue algo tétrico a decir verdad, Luke conversaba con la lámpara (sí con la lámpara ya que no había con quien más conversar), ya casi anochecía.
-Ya no tarda en venir Lulú – comunicó el rubio – me dirá que es hora de cenar y que lo tengo que hacer en mi habitación y me alejará de Ashton como lo viene haciendo desde hace semanas atrás, pero me escaparé a la media noche – sonrió de lado – además…
Luke sintió una descarga eléctrica al sentir cómo una mano lo sostenía del brazo. Palideció de una manera alarmante, sus ojos casi se salen de su órbita, abrió la boca un par de veces sin saber qué decir realmente.
Un par de ojos color hazel lo miraban con curiosidad.
-¿Hablas con la lámpara? – una voz rasposa lo sacó de su trance.
-¡Ashton! – llamó, miles de esperanzas revoloteando en su corazón. No estaría solo. Ashton estaba despierto. ¡Vivo!
-¿Luke? ¿Dónde estoy? – el rizado parecía confuso. El rubio estaba feliz, incluso lloraba nuevamente, pero de felicidad. ¡Ashton estaba vivo!
Lo abrazó fuertemente, incluso le dio un par de besos en las mejillas y en la frente.
-¡Estas vivo! – le dijo, feliz. Una enorme sonrisa en su rostro contrastaba con sus lágrimas. Un calorcito en su pecho le reconfortaba enormemente. Podía sentir la felicidad llenar nuevamente su vida.
-¿Qué sucedió? – Ashton interrogó.
Luke quedó mudo. Podía sentir lentamente a su pequeña burbuja de felicidad desinflarse. ¿Cómo le diría a Ashton lo que había ocurrido? ¿Tendría el valor de decirle que habían perdido lo más valioso? Que solo estaban ellos dos…
-Ashton…
-¿Dónde está mi mamá?
Muerta…
Las palabras quedaron atoradas en su garganta.

Luke despertó.
Esta vez no gritó, no sudó, no estaba tembloroso. Nada. Sin embargo; lloraba. Llevó una mano hasta su mejilla húmeda, secó lentamente el área mojada y después la observó detenidamente como si fuera lo más interesante del mundo. Negó con la cabeza y salió de su habitación, atravesó el jardín y el estacionamiento y caminó hasta la puerta principal en donde se quedó de pie, ensimismado en sus pensamientos.
Algún día saldría de ahí. Algún día tomaría el valor de salir de ese lugar y no sería para ir a visitar a la psicóloga. No. Saldría por su propia voluntad. Afuera. A la calle. A la ciudad. Si quería cumplir con su promesa tendría que hacerlo. Pero Luke aún tenía miedo. Le daba pánico salir de casa y ser secuestrado nuevamente. Se mordió el labio inferior, su mano derecha empuñando con demasiada fuerza el pomo de la puerta. Salir o no salir.
-Vamos, Luke, tú puedes hacerlo…
Su mano temblaba ligeramente, podía sentir los rápidos latidos de su corazón. Cerró los ojos fuertemente, suspiró larga y tendidamente.
Y aun así… no pudo hacerlo…
-Eres débil, Hemmings – musitó.
Metió sus manos en los bolsillos del pantalón y se encaminó hacia la casa nuevamente, con el ferviente pensamiento que algún día podría salir sin sentirse amenazado. Estaba por entrar cuando escuchó un ruido del lado lateral de la casa, frunció el ceño. ¿Ladrones? Imposible, Francis estaba de guardia… lo que significaba una cosa. O mejor dicho, una persona.
-Ashton… - musitó al reconocer al rizado caminar sigilosamente por el estacionamiento y dirigirse hacia la puerta de salida – No, no, no…
Comenzaba entrar en pánico, Ashton no podía salir de casa, aún estaban en peligro. No lo pensó mucho. Corrió.
Ashton se puso la capucha de su chamarra, sus rizos castaños revoloteaban con la brisa del viento. Solo faltaban un par de pasos para llegar a la salida cuando sintió un bulto caer sobre él. Cayó al suelo raspándose la mejilla con el suelo en el proceso.
-¡Qué demonios!
Trató de zafarse del agarre de quien fuera que estuviera sobre él.
-No salgas, Ashton…
Un escalofrío recorrió su cuerpo. Podía sentir la respiración agitada del rubio.
-Luke…
-Por favor – le pidió.
-Ya hemos hablado sobre esto y…
-No salgas.
Ashton se mordió el labio inferior.
-¿Puedes quitarte de encima?
-No. Hasta que me prometas que no saldrás.
-Luke…
-No lo haré – dejó salir decidido.
El rizado lo consideró, pero no se dejaría chantajear. Necesitaba ir con Britany y Calum, tenían información del asesino de su madre.
-Por favor, Ash… no salgas… - el castaño sintió humedecer su chamarra, lo que significaba que Luke lloraba. El rizado podía soportar muchas cosas, pero sin duda el ver llorar a Luke era una de sus debilidades que no le gustaba reconocer. Se mordió el labio inferior. Si Ashton era bueno en algo, eso era en cumplir sus promesas.
-Te… prometo que hoy no saldré…
-¿En serio? – la voz de Luke detonaba esperanza.
-Si – musitó – ahora… ¿puedes levantarte?
-¡Sí!
El rubio se levantó y enseguida lo hizo Ashton, quedaron de frente. Luke sonreía, sus parpados estaban humedecidos por las lágrimas recientes.
-¿Tienes hambre? ¡Hay que comer! – dando saltos se dirigió hacia la casa dejando a Ashton atrás. El rizado sonrió de lado, siendo ajeno que Michael lo observaba desde la ventana de su habitación.

[…]

-Podemos hacer un picnic o un maratón de películas o… ¡¿Mike, me estas escuchando?! – Luke le aventó un pedazo de pan en el rostro.
-¡Oye! – el teñido se quejó.
-No estas prestando atención – el rubio frunció el ceño.
Y era verdad, Mike estaba sorprendido, su amigo rubio parecía otra persona. Estaba de un lado a otro demasiado animado, feliz y su sonrisa no desaparecía de su rostro. Incluso Mike comenzaba a asustarse.
-Te estaba preguntando qué haremos – recordó – Ashton está en la piscina, podemos hacer un picnic.
¡Ashton! Eso era, desde que Luke lo hizo regresar a casa, el rubio parecía otra persona. El chico castaño era la razón de la felicidad de su amigo.
-… llamaré a Britany y tal vez a Calum… no lo sé…
-¿Qué? – El teñido parpadeó un par de segundos – ¿conoces a la chica?
-Claro, Britany es rubia y tiene ojos verdes… ¡como los tuyos! – sonrió ante la coincidencia.
-¡Oye! – El aludido arrugó la nariz – No me compares con una chica y menos si es novia de…
-¿De quién? – preguntó distraído, Luke buscaba comida dentro del refrigerador.
-Olvídalo, ¿qué haces?
-Haremos el picnic, ¿lo recuerdas?
Mike gruñó, desde hace rato que no entendía nada, salvo que Luke parecía ser otro Luke.
-¿Y no se enojará el hijo de la sirvienta si lo interrumpimos? – soltó, mirando hacia la piscina en donde se veía a Ashton caminar de un lado a otro con el celular en mano. Mike alzó una ceja preguntándose internamente con quien hablaba.
-No lo hará, le haremos compañía y… - puso varias cosas sobre la mesa, todo indicaba que prepararían sándwiches – tal vez le haga que toque la guitarra – sonrió antes de girarse y volver hacia el refrigerador.
-¿Toca la guitarra?
-Y el piano y la batería… es grandioso con la batería.
-¿Y cuándo demonios se hace cargo de la compañía de sus padres?
Luke pareció tensarse por unos segundos.
-Lo hará la próxima semana… - musitó – pero lo convenceré a no ir – jugueteó con las cejas.
-Dudo mucho que puedas hacer tal cosa – comentó, untando mayonesa en el pan.
-Me prometió no salir de casa – Luke llamó su atención.
-Luke… no puedes tenerlo encerrado todo el tiempo.
Ambos amigos se miraron fijamente.
-¡¿Qué desastre es este?! – Molly miró horrorizada la cocina.
-Mike, te dije que el picnic era mala idea.
-¿Qué? ¡Fue tu idea! – el teñido se quejó, Luke negó con la cabeza en son de reprobación.
-No importa de quién fue idea, hoy se hará un picnic en la piscina – dicho eso, metió los sándwiches en una canasta y se dirigió hacia la salida - ¡Date prisa, Mike!
El aludido gruñó.
-Hoy está demasiado feliz – expresó la señora.
-El hijo de la sirvienta le pro… emh, Ashton le prometió no salir de casa y…
-Entiendo – sonrió, mirando hacia ambos hermanos.
-Pues yo no – se sinceró, levantándose.
Mike seguía sin entender, todo el mundo hace promesas, ¿Qué tenían de especial las de Ashton?
-Ashton nunca rompe una promesa. Eso es todo.
El teñido dudaba que el rizado fuera a cumplir precisamente esa. Ashton no era de las personas que no salen de casa. Se encaminó hacia la salida.
-Michael.
Se detuvo aun sin darse la vuelta.
-Ashton no es mi hijo.
-Ehh… lo sé… yo solo… lo siento – salió rápidamente.



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