Idiota
Capítulo
Final. Te odio, idiota.
[Ashton]
Mis piernas pedalean lo más rápido que pueden. Por
alguna extraña razón ya puedo andar en bici sin problemas, tal vez sean las
circunstancias. Solo tengo una cosa en mente. Michael. Debo detenerlo. No puedo
permitir que se vaya. Algo dentro de mí dice que él es la persona especial, al
que he olvidado… que si lo dejo ir lo perderé para siempre.
Llego al aeropuerto. Dejo mi bicicleta sin cuidado en
la acera, ni siquiera la aseguro a nada. Salgo corriendo en busca de Mike. Me
detengo por falta de aire. Descanso las manos en mis rodillas mientras mi
mirada busca desesperadamente al chico pelinegro.
-Mike… dónde… - respiro trabajosamente. No lo
encuentro. ¿Y si he llegado tarde? ¿Y si no lo vuelvo a ver?
El miedo se apodera de mí rápidamente.
-¡Mike! – grito fuertemente.
No hay respuesta.
Y entonces… lo veo.
Está al otro lado del pasillo.
Corro.
Sin detenerme.
Con determinación.
Con una sola cosa en mente. Alcanzar a Mike.
-¡Mike!
Él me escucha, se detiene. Agranda los ojos de la
sorpresa. Me detengo frente a él. Mi respiración es agitada.
-Por… favor… no te… vayas – le pido, aún sofocado. No
sé si por la corrida, por los nervios, por el susto. Por todo.
-Ashton… no hagas esto más difícil – me dice – ya me
he despedido de ti.
-No quiero – le digo. Frunciendo el ceño.
-¿Qué?
-No quiero que te despidas de mí.
-Ash…
-Por favor, solo… quédate
– le suplico.
-Ni siquiera sabes quién soy – sus ojos amenazan con
llorar.
-Estoy seguro que eres importante para mí. Solo
contigo recuerdo ciertas cosas y me haces sentir nuevamente yo – confieso.
-¿Y sabes lo que tú eres para mí?
“Mierda… eso es lo que eres”
La voz de Michael se escuchó en el fondo de mi mente.
Y a pesar de todo, esta vez no tengo miedo. Esta vez siento que eso no es algo
negativo.
-Lo mejor que me ha pasado en la vida – dice con
lágrimas en los ojos – Y duele saber que me has olvidado. Y se supone que no debo
decirte esto porque te haré daño, pero lo tengo que decir antes de irme.
-No tienes que irte – replico – si lo haces por mi… yo
prometo alejarme de ti.
-No es por ti. Lo hago por mí. Cada vez que estoy a tu
lado es una tortura. Me acostumbré a ti.
Mike se da la vuelta. Dispuesto a irse. A alejarse de
mí.
-¡No!
Me abrazo a su espalda.
-Por favor, no te vayas…
Le suplico, con lágrimas en mis ojos.
-Ashton…
-No te vayas, Mike… por favor…
Se da la vuelta lentamente, sigo sin soltarlo.
-Idiota… -
susurra, con lágrimas en los ojos.
-¿Qué? – agrando los ojos, mis manos lo sueltan
lentamente.
-Eso es lo que eres, Ashton. Un pedazo de idiota –
Mike sigue llorando.
-De acuerdo, solo recuerda que puedes confiar en mí. Y sea lo que sea
que necesites puedes contar conmigo.
-Idiota… eso es lo que eres…
-Genial, trato de ayudarte y tú me insultas
-Eso es lo que eres, Ashton. Un pedazo de idiota.
Y Mike sonrió con triunfo.
Y todo parece un torbellino en mi interior. Me alejo
lentamente.
-¿Estas bien? – Michael frunce el ceño.
Frases al alzar con la voz de Michael inundan mi
mente.
Y por último un recuerdo…
-Qué tal este… Asno, eres anormal – me lanzó una mirada que no supe
interpretar.
-Una vez me llamaste así, cuando perdí la apuesta y me vi obligado a
disfrazarme de Hipopótamo – gruñí.
-Sí, te veías tan… anormal –sonrió. Rodé los ojos - ¿No te gusta?
Me encogí de hombros.
-Y este… maldito retrasado – alcé una ceja.
-Te recuerdo que saqué una A en algebra.
-Y es por eso que eres un maldito fenómeno – solté una carcajada.
-Eso no tiene sentido – dije entre risas.
-Tienes razón, zopenco – yo reía cada vez más y él hacia anotaciones en
la hoja arrugada.
-Eres muy ingenioso, ¿sabes? – dejé salir, secándome las lágrimas
producidas por las risas.
-Lo sé, deberían darme un premio noble, por ser el chico de los mil
apodos.
-Eso tiene mucho menos sentido y es premio nobel – le lancé la almohada.
-Oye, tiraste mi paleta, tarado – se quejó, levantando el caramelo del
piso.
-Esta es mi frase favorita.
-Dímela – ordené.
Se acercó a mí.
Se sentó a mi lado.
Me miró fijamente…
-Mike… - lo miro directamente a los ojos – oh, cielos,
Mike… ¡Lo lamento! – lloro.
-¿Qué ocurre, Ashton? – pregunta asustado.
-Tienes un código… hay palabras que significan otra
cosa.
-Yo…
-Dímelo, por favor – le suplico – estoy recordando
lentamente, dímelo por favor.
-¿Qué cosa?
-Tu apodo favorito, tu apodo favorito para dirigirte a
mí.
Él agranda los ojos.
-Yo no sé si deba…
-Por favor… - le lanzo una mirada de súplica.
Se muerde el labio inferior por unos segundos. Parece
tener una lucha interna. Suspira largamente.
-Fenómeno… - musitó.
-Para ti – alcé una ceja – No es mi culpa tener una excelente puntería.
Además los peluches no van para mí.
-Y conmigo ¿sí?
-Sip, porque eres un fenómeno – sonríe de lado, ruedo los ojos.
Caigo de rodillas. Cubro mi rostro con las manos.
¿Cómo pude olvidar todo esto?
Estoy llorando.
-¿Ashton?
Mike se acuclilla frente a mí.
-Tu frase favorita… Mike… - le ruego, mirándolo a los
ojos.
-Esto te hace daño, Ash…
-Solo dilo, por favor – Mike me mira con dulzura. Su
mano viaja hasta mi mejilla derecha, limpia mis lágrimas con su dedo pulgar.
-Te odio, idiota
– dice viéndome directamente a los ojos, llorando.
Y todo, absolutamente todo parece encajar a mi mente.
-Lo sé – le respondo, sorbiendo mi nariz.
-No, en realidad no lo sabes… imbécil – sonríe, pegando su frente a la mía.
-Ahora lo sé… – le respondo, acercando mis labios
lentamente a hacia los de él.
Una corriente eléctrica invade todo mi ser en cuanto
nuestros labios se unen. ¿Cómo pude siquiera olvidar esta sensación tan
placentera? Con cada movimiento mis recuerdos regresan cada vez más.
Nos separamos lentamente. Uniendo nuestras frentes una
vez más.
-Y esta vez no lo olvidaré.
-¿Lo prometes?
Me mira fijamente. Le sonrío, enseñando mis hoyuelos.
-Con la garrita.
__________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario