Nueve Meses
Capítulo uno.
Cuidados maternos
-¿Por qué nadie me
dijo que hoy es el último día? – exigió Michael.
-Nadie lo sabía…
nos acabamos de enterar al igual que tú – se excusó Calum.
-¡Tenemos veinte
minutos para inscribirnos en una clase optativa y yo tengo que ir al baño! –
urgió el teñido.
-Tendrás que tomar
una difícil decisión, amigo – se burló Thomas, quien llevaba a su novia tomada
de la mano.
-¿A qué clase se
inscribirán?
-Mecánica, carpintería
algo que tenga que ver con la fuerza masculina – declaró Calum.
-Genial,
inscríbanme a la que se inscribirán ustedes – pidió, corriendo directo al baño
mientras maldecía por dentro haberse comido ese burrito de frijoles la noche
anterior.
“Estamos en el aula 3 del segundo piso”.
Michael leyó el
mensaje en cuanto salió del baño. Por suerte ya estaba inscrito en una clase y
eso no le causaría problemas futuros. Si no se inscribía en una clase optativa,
lo sacarían del club de teatro y lo peor, no se podría graduar y ni que decir
de inscribirse en una universidad decente.
El ojiverde llegó
hasta el lugar en donde Calum le había dicho que era su clase justo cuando el
timbre sonó.
Entró al aula y de
inmediato supo que algo andaba mal, Michael estaba seguro que la mayoría de los
estudiantes eran parejas oficiales. La mayoría porque Calum y Sofía no estaban
juntos, pero desde lejos se veía que ambos se gustaban.
Solo había una
banca, con doble asiento, desocupada y el teñido fue a sentarse directamente.
-¿Qué clase
elegimos? – preguntó Mike a Calum, quien estaba sentado justo detrás de su
asiento, Sofía a su lado.
-Emh… - el muchacho
lucía nervioso.
-¿Thomas? – trató
con su otro amigo, quien estaba a su derecha, ajustando sus lentes.
-Buenos días,
alumnos – interrumpió el profesor y Michael cada vez estaba más convencido que
esa no era la clase de carpintería o de mecánica.
-Bueno días…
profesor, lamento… la tardanza – un muchacho con rizos alborotados se disculpó
desde la puerta.
-Adelante,
muchacho, aun no comenzamos la clase – respondió el profesor.
-Gracias –
agradeció y se fue al único lugar disponible.
-¿Qué pasa Irwin,
has dejado medio pulmón en el pasillo? – Mike le sonrió descaradamente.
Ashton gruñó en
respuesta, demasiado agitado para discutir con Clifford.
-Me alegra ver a
muchos alumnos este año – comenzó el profesor – estoy seguro que la clase de Cuidados Maternos será todo un éxito.
-¿Qué? – Ashton y Michael soltaron al unísono.
-Cuidados Maternos,
muchachos – repitió tranquilamente el profesor.
-Cuidados Maternos
– gruñó Mike, asesinando con la mirada a Calum y luego a Thomas.
-Allison me lo
pidió y no pude negarme, amigo – se disculpó el de lentes.
-Y yo quiero pasar
tiempo con Sofía, este será nuestro año – confesó, cómplice Calum.
-Y yo quiero
asesinarlos – gruñó nuevamente, mientras el profesor hablaba y hasta juraría
que Ashton estaba maldiciendo.
Mike no tenía
derecho a enfadarse con sus amigos, después de todo dejó su destino en sus
manos. Como nota mental, se prometió no mandar a sus amigos a inscribirlo en
alguna materia en un futuro cercano.
-La clase se
dividirá en tres bloques, cada uno durará tres meses. Cada bloque tendrá un
objetivo diferente – explicó el profesor – elijan muy bien a sus parejas porque
no habrá cambios en el futuro.
El profesor sonrió
al echar un vistazo rápido hacia sus alumnos.
-Oh, pero ya vi que
están formados en parejas, que bien. Así trabajaremos – Michael giró su mirada hacia su derecha, era verdad
lo que decía el profesor los demás alumnos estaban sentados con sus novias
oficiales, un momento… ¿novias oficiales? ¿Parejas? – no hay cambios ni reclamos, esta
actividad es vital y espero que les importe su calificación, porque el hecho
que sea una materia optativa no significa que no tenga valor curricular. Observen
bien a su pareja porque estarán comprometidas con ellas por los próximos nueve meses.
Michael giró
lentamente su mirada hacia la izquierda para encontrarse con una mirada hazel.
-¡Ahhhh! – Mike y Ashton
gritaron al unísono.
-Ustedes serán la
pareja alternativa, que lindos – sonrió el profesor.
-Pero…
-Ah-ah, nada de “peros”, señor Irwin – silenció el
profesor.
-Deberías estar
agradecido. No todos los días te comprometen con Michael Cl…
-Cállate, Clifford
– gruñó Ashton.
Porque lo que más
le molestaba al rizado era justo su nuevo compañero, Michael Clifford, ¿de
todas las personas le tenía que tocar precisamente él?
-Ahora, el proyecto
del primer bloque es cuidar un bebé –
un “aw” por parte de las chicas se escuchó en toda el aula – A cada pareja le
daré un bebé robot, el cual se comporta como un bebé de verdad. Hay que
alimentarlo, cambiarle los pañales, hacerlo dormir, etc. El bebé robot funciona
por medio de una batería digital. Si llegan a desconectarlo, me daré cuenta –
muestra su celular – cada circulo verde, representa un bebé conectado. El único
requisito para entrar a clases y merecerse la asistencia es traer al bebé
robot. Recuerden que con tres faltas, en automático reprueban la materia.
-Genial – musitó Michael,
esta clase cada vez se ponía mejor.
-Ahora, les daré a
sus bebés – el profesor comenzó a repartir a los bebés robots.
-Thomas, tendremos
un hijo – Allison estaba emocionada. Ese era un verdadero reto, la parejita
llevaba seis meses y esa materia era una prueba para saber si estaban
destinados a estar juntos. Michael le dio la bendición en forma sarcástica.
Dudaba mucho que los corazoncitos y florecitas imaginarias que flotaban
alrededor de la feliz pareja durarían mucho.
-¿Estás lista, Sofía?
– preguntó Calum. La muchacha asintió, emocionada. Mike rodó los ojos.
Sospechaba que desde un principio sus amigos se iban a inscribir en esa materia
y no quisieron confesárselo.
El profesor llegó
hasta con Ashton y Michael, dejándoles el bebé robot y una pañalera, en donde venía
todo lo necesario para el bebé. Ashton miró de refilón al bebé y Michael alzó
una ceja.
-Yo solo les
ayudaré con eso. Ustedes tendrán que conseguir lo demás – declaró el profesor –
recuerden que cada semana, al venir a clase, tienen que traer al bebé y me
presentaran un reporte de cómo trabajaron en equipo para cuidar de él. Es
fundamental que ambos padres estén presente y el bebé en clases.
-¿Cuándo
comenzaremos? – preguntó Allison.
-Ustedes se darán
cuenta – sonrió el profesor, saliendo del aula.
-Tú cuidarás al
bebé robot – masculló Michael.
-¿Por qué yo?
-Es el primer día,
tú eres la mamá – declaró.
-¿Quién decidió
eso? – frunció el ceño.
-Tienes cabello
largo y traes una bufanda amarrada en la cabeza – sonrió.
-Se llama bandana,
no bufanda – replicó.
-Ah, pero no te
negaste a ser la madre – jugueteó con las cejas.
-En serio, Clifford.
No pienso discutir eso…
-Tengo ensayo en el
club de teatro – declaró Michael – no puedo cuidar bebés.
-Yo tengo que hacer
un reportaje y…
Justo en esos
momentos suena la campana y en automático, todos los bebés robots comienzan a
llorar.
-Nos vemos – Michael
se levantó de su lugar.
-¡Ven acá Clifford!
– gritó Ashton.
-No te escucho, Irwin
– Michael desapareció por la puerta.
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