viernes, 18 de mayo de 2018

Capitulo Doce: Augustus Pye

No me olvides...


Capitulo Doce: 

Augustus Pye


Emma Pye recibió su carta de Hogwarts ese año. En otras circunstancias saltaría de alegría e incluso en esos momentos se encontraría en el castillo, en alguna habitación de la casa de Ravenclaw o Gryffindor –sus padres habían permanecido en éstas- sin embargo, ella estaba en la habitación de su casa. Desde los cinco años ha estado presentando síntomas extraños; unos años después fue confirmada su enfermedad: Gripa Muggle. Y desde entonces, su padre, Augustus Pye, ha hecho hasta lo imposible para encontrar una cura.
-¿Cómo se encuentra hoy mi princesa? – saludó el mayor.
-¡Papi! ¡Papi! – Emma corrió hasta su encuentro con una enorme sonrisa pintada en su rostro.
A lo largo de su enfermedad. Emma ha tenido días buenos, malos y peores. Ese día sin duda era de los buenos; incluso daba la impresión que la pequeña estaba más sana que nunca, pero Pye sabía que solo era la apariencia, su princesa estaba enferma y él tenía que buscar la cura como fuera. Y si tenía que recurrir a lo de antes para conseguirlo lo haría…

-He llegado a mi limite – le dijo Draco – lo siento Augustus, Harry tiene razón, no puedo ayudar si yo no estoy en mis cinco sentidos. El mayor lo miraba fijamente, inmutado – no puedo seguir trabajando en la poción para la Gripe Muggle, me tomaré un descanso, después seguiré, de todas maneras en estos momentos he llegado a un callejón sin salida en una de las formulas.
-Cuánto tiempo – preguntó, inexpresivo.
-No lo sé. Un mes, tal vez dos.
-La gente muere, Malfoy. Un niño murió hace dos días.
-Lo sé – dejó salir entre dientes – Como dije estoy al límite. Theodore seguirá, así que no es como si dejara de lado la poción.
Lo que le dijo después a Pye no le importó. Lo que estaba en su mente era que Malfoy ya no estaba trabajando en la cura y su hija, su princesa, estaba enferma. Esa mañana había confirmado el diagnostico.
-¡Maldita sea! – gritó furioso, tirando todo lo que había sobre su escritorio.
Augustus tenía que buscar la manera de hacer regresar a Malfoy en la poción.
-Potter – gruñó. Últimamente el maldito héroe mágico le estaba complicando la vida. Malfoy era un excelente medimago y un grandioso pocionista si alguien podía encontrar la cura de la Gripe Muggle ese era él. Y lo hubiera logrado de no ser por la influencia de Potter. Ese maldito ojiverde siempre lograba hacer que Malfoy hiciera lo que él quería. Augustus Pye sabía que no habría diferencia si le revelaba a Draco que había otra persona contagiada de la gripe. Aun tratándose de Emma, el rubio seguiría firme en su decisión.
Augustus salió de su oficina, caminó hasta llegar a la recepción en donde se detuvo en cuanto vio a Blaise Zabini. El moreno empujaba a su esposa en una silla de ruedas, la muchacha llevaba en sus brazos a su bebé recién nacido. Pye sonrió maliciosamente.

-¿Iremos al parque mañana, papi? – Emma lo miró sonriente, sacándolo de sus pensamientos.
-Te lo prometo, princesa – el mayor sonrió.

******

Theodore revisaba algunas cajas una en particular le llamó la atención, tenía escrito el número 1987. Sacó lo que había dentro y comenzó a revisar carpeta por carpeta.
-¿Alguna novedad?
-¡Potter! – Gruñó el castaño – se supone que no debes estar aquí, nos pueden descubrir.
-Lo sé, pero has estado revisando el archivo medico desde hace dos semanas y no me has dicho nada.
-Porque no he encontrado nada – rodó los ojos – esto no es fácil. He considerado que tal vez no haya expedientes.
-Yo también pero no debemos descartar nada.
-Estos expedientes – le mostró cinco que estaban a su lado izquierdo – son de personas que estuvieron internadas hace veinte años – Harry tomó el primer expediente y comenzó a hojearlo – los síntomas son similares a los que han presentado los pacientes recientes.
-Necesitaré algo más actual, pero esto ayudará por el momento. Investigaré a sus familiares, con suerte encuentre a algún paciente o pariente vivo.
-Son los únicos que he encontrado, me gustaría tener a la mano de pacientes más recientes a estas fechas. Seguiré buscando por un rato más y mañana continuaré – comunicó Nott – es mejor no levantar sospechas, el desaparecerme por un par de horas al día ya les resulta extraño para algunas personas.
-De acuerdo, mantenme informado – Harry salió de la habitación.

******

-¿Cómo está? – preguntó Ron a Hermione.
-Mal – confesó, sollozando – Augustus tiene razón, Ron. Hugo tiene la Gripe Muggle.
-¿Qué debemos hacer? No podemos dejar morir a nuestro hijo.
Hermione se limpió las lágrimas y miró fijamente a su esposo.
-No voy a permitir que se muera otro de nuestros hijos, Ron. Haré todo lo que esté a mi alcance. Hugo no morirá – con esa determinación, ambos se dirigieron a San Mungo directamente hacia la oficina de Pye a quien Hermione le repitió las mismas palabras.
-Sé cómo se sienten – consoló el medimago.
-No, no lo sabe – contradijo la castaña.
El mayor suspiró largamente.
-¿Qué están dispuestos a hacer por su hijo? – preguntó.
-Lo que sea – ambos respondieron sin vacilar.
-Mañana vayan a esta dirección – Pye les extendió una pequeña tarjeta – si en verdad están dispuestos a hacer lo que sea por su hijo, no faltaran.
Hermione y Ron intercambiaron miradas. Aseguraron estar en ese lugar a la hora indicada antes de salir de la oficina. Una vez solo el medimago recordó lo que hizo para obtener la ayuda de Zabini.

Pye trabajó muy duro para poder crear la sepa que contenía el virus en su estado puro de la Gripe Muggle. Dos meses había tardado para conseguirlo y solo era cuestión de tiempo para hacer el antídoto y sin embargo, no fue sencillo. El virus tenía demasiadas variaciones.  Pye concluyó en lo mismo; Malfoy era el único que podía crear la cura. Y al rubio parecía no importarle más la Gripe Muggle, estaba más emocionado por el hijo que le daría el famoso Harry Potter.
-Potter – gruñó. Ya odiaba al maldito héroe mágico más que héroe parecía ser el villano. Siempre interponiéndose entre sus planes.
Pye salió de su oficina y entonces lo vio…
Era la señal del destino. Era su oportunidad. Blaise y su familia estaban en San Mungo.
-Buenos días – saludó. Blaise asintió con la  cabeza y Pansy respondió el saludo con una sonrisa - ¿Buscaban al medimago Barman?
-Tenemos una cita con él – confirmó la muchacha – toca revisión y algunas vacunas para Adrián.
-No tienen que esperarlo, con gusto los atenderé – ocultó sus verdaderas intenciones tras una sonrisa.
-Gracias.

Pye se sentía orgulloso de pocas cosas, de esa acción definitivamente no, pero sabía que lo que había hecho era por un bien mayor. Si, lamentaba haber inyectado el virus de la gripe en el pequeño Adrián frente a sus padres fingiendo que en realidad lo que le suministraba era un vitamínico que le ayudaría a fortalecer sus huesos. Augustus sabía que contando con la ayuda de otras personas lograría que Malfoy terminara con la poción.
Siete meses después de haber contagiado al pequeño adrián, Augustus, Pansy y Zabini ejecutaban el plan de separar a Harry de Draco.

******

-¿Este es el lugar? – preguntó Hermione no muy segura. Ron y ella habían acudido al sitio que indicaba la tarjetita que Augustus les había proporcionado.
Se encontraban en una clínica que estaba ubicada en los suburbios.
-Más que clínica tiene pinta de una casa particular, ¿segura que quieres entrar? – el pelirrojo tenía un mal presentimiento de todo eso.
-Lo único que deseo, es que Hugo sane lo más pronto posible – Hermione avanzó hacia la entrada.

******

Theodore despidió a Lizzy y Severus en la puerta de entrada del colegio.
-¿Podemos hablar? – preguntó Lucius, lucía cansado y preocupado.
-¿Qué sucede?
-Zabini – Theodore frunció el ceño – Me ha enviado esto – le extendió el pedazo de pergamino en donde le revelaba que él también era el padre de Severus y que pediría su custodia.
Nott lo vio ceñudo.
-Zabini no tiene derechos sobre Severus.
-Los tiene, es el padre – Lucius le mostró el certificado de ADN en donde confirmaba lo dicho.
Theodore sacudió la cabeza.
-Lucius, escuche. Severus no es hijo de Blaise Zabini – el rubio iba a protestar pero el menor le hizo una señal para dejarlo continuar – sé lo que dice este papel, yo mismo se lo di a su hijo y… ¡un momento! – frunció el ceño.
A Nott le llegaron imágenes aisladas en su mente. Ese certificado de ADN estaba en su departamento porque él mismo se lo había dado a Draco y el rubio no se lo había llevado aún a la mansión Malfoy. Y si Blaise había mandado ese certificado solo podría significar una cosa. Él era uno de los atacantes.
-Tengo que ir con Potter.
-¿Qué?
-Es largo de explicar, Lucius – se encaminó hacia la estación de chimeneas – Le aseguro algo, Severus no es hijo de Zabini.
-¿Y el certificado de ADN?
-Es la prueba.
-No entiendo, cómo es…
-Sé lo explicaré todo con detalle, después – le envió una mirada de circunstancias – tengo que ir con Potter.
Malfoy iba a protestar pero el menor ya se había alejado.

******

-¿Este lugar lo dirige usted? – preguntó Hermione.
-Así es, en san Mungo no se puede hacer mucho – explicó Pye – aquí les damos atención especializadas a los pacientes que se encuentran en la fase terminal.
Los tres caminaban por los amplios pasillos de la clínica.
-La Gripe Muggle  se divide en tres fases. La inicial, que es en la que se encuentra su hijo, se caracteriza por síntomas aislados y muy comunes; un resfriado común, fiebre, pérdida de apetito, etc. La diferencia es la prolongación de los síntomas, pueden durar hasta un mes. Los síntomas son cíclicos, pero también hay variaciones, dependiendo del sistema inmunológico de cada mago. Un mago fuerte, puede durar hasta diez años en la fase inicial, pero también puede darse el caso que dure en esta fase hasta solo un día.
-¿Cómo sabe uno cuanto puede durar la fase? – preguntó Hermione.
-No lo sabemos – frunció los labios – Sin embargo; la poción estabilizadora prolonga hasta seis meses los síntomas de la fase inicial. Si se suministra a tiempo, claro.
-¿Cuándo saben que ya ha pasado a la segunda fase? – preguntó el pelirrojo.
-La segunda fase, la intermedia, es la más engañosa. El paciente aparenta estar “sano” e incluso “curado” pero los síntomas regresan y con doble potencia. La última fase, el paciente recae y poco a poco va perdiendo fuerzas y el control de sus funciones. Es cuestión de horas para que muera.
Hubo un silencio aterrador.
-San Mungo no tiene la cura, mucho menos el presupuesto para todo el tratamiento, los pacientes con gripa Muggle o con sospechas son enviados a casa con una dosis mínima de la poción estabilizadora que realizó Malfoy.
-Eso es cruel – expresó Hermione, con lágrimas en los ojos – no pueden abandonar a alguien de esa manera.
-Este lugar lo fundé junto con otras dos persona más que tenían un ser querido enfermo – continuó  explicando – juntos estamos en busca de una cura. Si san Mungo no es capaz de darnos una, nosotros mismos la haríamos. Lamentablemente el único que puede realizar o el que se ha acercado a una posible cura es Draco Malfoy. Él es único.
-Malfoy esta… - Ron no supo cómo continuar.
-Lo sé. Sin embargo; no podemos perder las esperanzas.
-Yo podría… - Hermione se secó las lágrimas – yo puedo ayudar en la recuperación de Malfoy.
-El diagnostico de Malfoy no es muy favorable y podríamos tardar años en poder despertarlo – el mayor les explicó el tratamiento que le estaban aplicando al rubio – hay otra manera, antes de sugerirla debo preguntarles nuevamente, ¿Qué están dispuestos a hacer para salvar la vida de su hijo?
-Lo que sea – respondieron al unísono.
-¿Aunque no sea de la manera convencional? – Augustus los escudriñó con la mirada. Hermione y Ron intercambiaron miradas.
-Lo que sea – afirmó Hermione mientras Ron afirmaba decididamente.
El mayor sonrió.

******

Hermione observaba a su hijo dormir, se mordió el labio inferior. Ella junto con su esposo estaba metiéndose en caminos peligrosos y si esa era la única forma de salvar a su hijo lo haría. No importaba si tenía que seguir ocultándole la verdad a Harry, su familia era lo más importante para ella.
El tener a Harry y a Nott de su lado era importante y haría lo que fuera para que así estuvieran.



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