viernes, 1 de junio de 2018

Cásate conmigo



Cásate conmigo


Ese era el día. Por fin lo había logrado. Le costó sudor, lágrimas, esfuerzo, humillación y mucho, demasiado, ingenio pero por fin había conseguido su objetivo. El apellido Malfoy nuevamente estaría en lo alto. Cuando lo escucharan ya no lo relacionarían con Voldemort o mortífagos. Ya no más. Y eso lo enorgullecía.
Sonrió con autosuficiencia mientras miraba su aspecto en el espejo. Era el día de su boda. Se casaría con Astoria Greengrass.
-Ya es hora – anunció Blaise, asomándose en la habitación.
-Estoy listo – respondió.
-¿Seguro que quieres hacerlo? – el rubio rodó los ojos.
-Eres el padrino, no deberías decirme esas cosas.
-De hecho… sí puedo – Blaise lo observó detenidamente.
-Debo hacerlo.
-Hacer y querer. Dos cosas muy distintas.
-No comiences – el rubio se encaminó hacia la salida, seguido de su amigo.
Draco caminó lo más seguro que podía hacia la recepción, en donde lo esperaba su futura esposa. Blaise tenía razón en algunas cosas, pero el rubio no prestó atención. Sabía que debía casarse con Astoria. Era la única forma para que su familia volviera a tener un gran prestigio. Aunque su familia solo se redujera a su madre. Lucius estaba cumpliendo una condena perpetua en Azkaban. Además, no lo veía como un sacrificio, Astoria era bonita y una muy buena amiga. No la amaba pero tenía un cariño muy especial por ella.
¡Qué demonios estaba diciendo! ¡Por supuesto que la amaba! Pero debía aparentar que era un chico malo y frío frente a los demás.
El rubio llegó hasta con su futura esposa, quien le sonreía dulcemente. La ceremonia dio inicio.
-Antes de comenzar con el enlace, es necesario hacer el Ritual de Comprobación – anunció el mago que los enlazaría. Ambos muchachos estaban de acuerdo, tampoco era que tuvieran oportunidad de negarse al ritual – Como bien saben, queridos magos y brujas. Este ritual se lleva a cabo antes de iniciar con el Enlace. Es un simple hechizo que nos permite ver si uno de los interesados ha contraído nupcias con anterioridad y aún no se ha separado conforme al protocolo de Separación.
Draco rodó los ojos. Era más que evidente que ninguno de los dos había hecho tal cosa de lo contrario no estarían ahí. Sin embargo; las reglas mágicas eran reglas y tenían que cumplirse.
El mago comenzó con Astoria. Lanzó el hechizo. Una luz brillante la rodeó, analizando así su alma, aura y cuerpo. El hechizo era un tanto arcaico pero rara vez fallaba. Al finalizar el proceso la luz brillante debía de tomar un color en específico. Rojo, cuando se trataba de amor verdadero. Azul, cuando la persona amaba con intensidad a su pareja. Verde cuando solo estaba por interés. Amarillo cuando solo era amistad. Morado, cuando en realidad era odio y no amor. Negro, cuando ya estaba enlazado con alguien más. Los resultados más comunes eran el Azul y Verde. De vez en cuando el Amarillo o Morado, incluso el Negro. Solo se había visto el Rojo en contadas ocasiones.
La luz que rodeaba a Astoria dejó de hacerlo, lentamente fue tomando color. Los invitados, incluso Draco la observaron con curiosidad, porque lo cierto era que le halagaría que en ella hubiera color Rojo. Sintió un poco de decepción cuando en realidad la luz se tornó a un color Azul. Los invitados aplaudieron orgullosos.
Era turno de Draco.
Estaba nervioso, por supuesto. Y comenzó a preocuparse cuando la sonrisa dulce de su prometida desapareció conforme el hechizo avanzaba en él. De pronto el rostro dulce y sonriente de Astoria era ceño fruncido y mirada fulminante. No solo ella, todos en realidad.
-¿Qué significa esto, Draco? – cuestionó la muchacha.
-¡Traidor!
-¡Lo sabía!
La recepción se convirtió en discusión y algarabía. Los magos comenzaron a irse no sin antes hacer un desorden en el jardín.
-¿Qué demonios les ocurre? – cuestionó el rubio. Astoria se acercó a él – Astoria…
La respuesta de la muchacha fue una buena bofetada, se giró y salió del lugar.
-¿Qué demonios acaba de pasar? – el rubio se sobó la mejilla.
-Estas Negro, Draco.
-¿Qué? – lo miró sin comprender.
-La luz que te rodea, es negra – Blaise aclaró.
-¿Negra? – el rubio trató de analizar, recordar, qué significaba ese color.
-¿Con quién te has Enlazado?
-Estaba a punto de hacerlo, tú eres el padrino, ¿no lo recuerdas? – gruñó.
-El hechizo dice todo lo contrario – sonrió de lado el moreno.
-Draco… - llamó Narcisa.
-¡Nunca lo he hecho!  ¡Hizo mal el hechizo ese viejo!
-No hice tal cosa. Y no estoy tan viejo. Más respeto, jovencito – el mago se le acercó – el único que ha hecho algo mal eres tú.
-¡Pero nunca me he Enlazado con alguien!
-El hechizo no miente, lo has hecho.
-¿Alguna manera de saber cuándo lo hizo? – quiso saber Blaise.
-Pueden ir al Registro Mágico – sugirió el mago – cada vez que se realiza un Enlace Mágico, se crea en automático el registro en el Departamento de Legislación.
-De acuerdo – Blaise sonrió.
-¿Por qué estás tan feliz? – el rubio gruñó.
-Soy el padrino, quiero saber con quién te has enlazado y por qué no fui el padrino esa vez.
-Estás demente – rodó los ojos. Se despidió de su madre y junto con Blaise se dirigieron al Ministerio Publico.

*****

-Esto llevará tiempo – dejó salir junto con un silbido.
-¿Se esfumaron tus ganas, Blaise? – Draco sonrió.
-Por supuesto que no.
La habitación estaba llena de libros y pergaminos sin ningún orden en particular.
-¿Cómo podemos buscar? ¿Por año?
-Ni siquiera recuerdo si me he Enlazado, ¿Cómo pretendes que recuerde el año? – rugió el rubio.
-Entonces por apellido – Blaise sonrió.
-Aquí está el registro – el mago encargado del Registro Mágico entró en la habitación.
-Eso fue fácil y rápido – Zabini agrandó los ojos.
-Lo difícil es realizar la separación – aclaró.
-¿Con quién narices se supone me he Enlazado? – el rubio le arrebató el pergamino de registro.
-¡Já! ¡Pero mira nada más! – El moreno se bufó - ¡Qué guardadito se lo tenían!
Draco gruñó.

*****

Astoria se encontraba recostada en su cama. Había transcurrido una semana desde su intento de Enlace con Draco. La familia completa estaba tratando de hundir a los Malfoy por su imprudencia. La rubia solo quería que la tierra se la tragara y que el mundo mágico olvidara lo más pronto posible el incidente.
Unos golpecitos hacia su ventana la sacaron de sus pensamientos. Una lechuza, corrección, la lechuza de Draco reposaba en el alféizar de la ventana. La muchacha gruñó, pero no pudo evitar el aceptar el paquete que le traía la lechuza.
Era una caja pequeña, Astoria la escudriñó con la mirada. Seguramente era un regalo de Draco, un vano intento por comprar su perdón. Al abrirla se encontró con un tulipán disecado dentro de un recipiente de cristal… ¡y con lo que le encantan los tulipanes!
-¡Tranquila Astoria! Esto no cambia nada… - se dijo así misma.
 El paquete también traía un mensaje y un frasco con una sustancia azul.
“¿Me perdonas?”. Astoria leyó la nota. Gruñó.
Alzó una ceja al ver el pequeño frasco. Dentro contenía un recuerdo. Astoria se debatió en verlo o no, ¿estaría modificado? Sacudió la cabeza. Draco podría hacer muchas cosas, pero llegar a tal extremo, nunca.
Suspirando largamente, se dirigió hacia el despacho de su padre para tomar prestado el pequeño pensadero y así ver qué era aquello que Draco le quería mostrar. Arrojó el líquido y sin  más se dejó sumergir en éste…

Se vio en Hogwarts, en realidad era Draco el que estaba en el colegio. Había muchos alumnos reunidos en el Gran Comedor, el cual estaba adornado. Estaban celebrando algo, Astoria trató de recordar qué hasta que identificó a una alumna de Beauxbatons, ¡Era el baile de Navidad que se celebró cuando fue el torneo de los tres magos!
¿Qué pretendía con eso? Ella no pudo asistir porque no cumplía con los requisitos mínimos.
Varios Slytherin comenzaron a escabullirse hacia las mazmorras, Draco incluido y Astoria tuvo que seguirlo. Al entrar a la sala común de Slytherin había otra celebración. Al parecer esa estaba más animada que la que se celebraba en el Gran Comedor.
-¡¿Quién será la siguiente pareja para Enlazarse?! – gritó un alumno que Astoria no reconoció, pero supuso que era de sexto.
-¡Al azar! – alguien sugirió.
-¿Qué demonios hacen? – Draco interrogó a Crabbe.
-Higgs encontró actas de enlaces en la biblioteca – respondió Goyle – Y están enlazando a las parejitas.
-¡Draco hay que hacerlo! – sugirió Pansy, hasta ese momento, Astoria se dio cuenta que la muchacha fue la pareja de baile del rubio.
-¡Ni hablar!
-Obviamente es todo mentira – recalcó la muchacha.
-Me niego hacer el ridículo – soltó, cruzándose de brazos.
-¡Al azar, entonces! – Gritó el anfitrión - ¡¿Quiénes serán los afortunados?!
Lanzó un hechizo para seleccionar a su objetivo, todos siguieron con la mirada la lucecita que salía de la varita del chico hasta que se quedó fija en alguien.
Astoria dio un gritito. En ese tiempo, ella estaba enamorada de él.
-¡Theodore Nott! ¡Eres el elegido! – gritó Higgs. El aludido no tenía idea de qué hablaban. Acababa de entrar a la Sala común.
Los alumnos comenzaron a gritar emocionados, sobre todo las chicas. A pesar que Nott hacía lo posible para pasar desapercibido era muy popular entre las chicas de su casa.
-¡Te casaron! – murmuró decepcionada Astoria. Y se arrepintió tanto de no haber estado en esa celebración…
No, esperen. Ella sí estuvo. Frunció el ceño.
Los alumnos subieron a regañadientes a Theodore al pequeño escenario improvisado.
-¡Y ahora elegiremos a tu futura esposa! – Nott frunció el ceño, trató de bajar pero no lo dejaron.
Astoria vio a Draco carcajearse.
-¡Recuerdo eso! – Astoria agrandó los ojos – No eligieron a una chica sino a…
-Draco, ¿has visto a mi hermana?
Astoria se estaba viendo a sí misma. Ella sí estuvo ese día, estaba enferma. Daphne había ido a la enfermería a pedirle a madame Pomfrey un poco de poción para la gripe. Y como su hermana estaba tardando en regresar fue en su búsqueda. ¿Por qué no la eligieron a ella para casarse con Theodore y en cambio lo eligieron a él?
Y entonces lo descubrió.
Draco vio cómo Higgs repasaba con su varita a las chicas y pudo ver sus intenciones. ¡Iba a elegirla a ella! Se soltó del agarre de Pansy y se puso frente a Astoria. Los alumnos quedaron en silencio al ver que la luz apuntaba a Draco.

*****

-¡Me iba a elegir a mí! ¿Por qué demonios te interpusiste? – Astoria lo apuntaba con el dedo índice.
-Porque tú estabas enamorada de él – declaró Draco.
-¡Exacto! – la chica alzó los brazos.
-¡Y yo estaba enamorado de ti! – confesó.
-¿Qué? – de pronto, el enojo se esfumó.
-Lo que has escuchado – estaban en Hogsmeade, Astoria había accedido ver a Draco y de paso reclamarle por no haberla dejado casarse con su amor platónico – En ese tiempo era un chico mimado, berrinchudo y demasiado orgulloso. Tú me gustabas, pero eras prácticamente una niña.
-Seguramente tú eras todo un adulto – dejó salir sarcástica.
-No me iba a ver bien saliendo con alguien de un curso menor – aclaró – además, Daphne me castraría y Pansy te molestaría.
Astoria lo asesinaba con la mirada.
-Y estabas enamorada de Theodore, eras demasiado evidente.
La chica gruñó.
-Si querías que te perdonara, no estás haciendo demasiados créditos.
-¡Te acabo de confesar que estoy enamorado de ti desde Hogwarts! – la chica agrandó los ojos.
-¡Es cierto! – Se dio un golpecito en la frente - ¡Eso es muy dulce y tierno!
Draco desvió la mirada, sonrojándose.
-Entonces… ¿me perdonas?
Astoria se mordió el labio inferior. Draco le había enviado esa maldita mirada.
-Si – gritó, lanzándose a sus brazos. Draco la rodeó con sus brazos y la besó en los labios.
-Pero aún hay algo pendiente – aclaró, separándose poco. Astoria frunció el ceño.
-Aún no nos podemos casar.
-Cierto, estás casado con alguien – puso las manos en jarra - ¿Quién demonios es esa con la que te has casado?
-Es un… él – murmuró, rascándose la nuca.
-¿Qué?
-Ese recuerdo que viste – comenzó a explicar – al parecer… los Registros de Enlaces eran genuinos y…
-¿Qué? – Astoria tenía un tic en el ojo.
-Estoy casado con Theodore Nott – Astoria se estaba poniendo roja y Draco estaba dudando de su propia seguridad – y no puedo correr el proceso de separación porque técnicamente él y yo nunca hemos estado viviendo juntos como pareja y…debemos vivir juntos por un año y solo entonces podremos hacer la “separación” y…
-¿Draco? – Astoria miraba hacia el suelo.
-¿Si amor? – tentó.
-Es mejor que corras.
-De acuerdo…
Y sin pensarlo mucho, lo hizo.
-¡Te voy a MATAR! – Astoria salió detrás de él - ¡Te casas con mi amor platónico! ¡Y ahora resulta que tienes que vivir con él por un año! ¡TE MATO DRACO MALFOY! ¡TE MATO!

*****

-Te he salvado la vida, tortuguita – dejó salir Draco - ¡estarías casada con él!
Astoria lo asesinó con la mirada.
-Además él está saliendo con la lunática – aclaró – sus gustos son raros.
-Malfoy si quieres el divorcio es mejor que dejes de insultar a mi novia – Theodore también lo estaba fulminando con la mirada.
Estaban reunidos en el registro mágico, habían encontrado la manera de anular el Enlace.
-Yo no soy el culpable aquí. Es de Higgs por robarse esos registros – refunfuñó, cruzándose de brazos.
-¿Nos va a decir cuál es la otra opción para anular el enlace? – Luna preguntó al encargado del registro.
-He leído el Registro Mágico de arriba abajo y solo hay una manera. Además de la de convivir por un año juntos. Y aún  sigo diciendo que es la mejor opción. En su caso.
-¡Ni hablar! – respondieron a coro. Sus miradas se cruzaron y se gruñeron entre ellos. El mago suspiró largamente.
-La otra forma de romper el enlace es con un beso – fruncieron el ceño – y no cualquier beso.  Es con un beso apasionado.
Theodore hizo gestos de desagrado y Draco abrió y cerró la boca varias veces sin pronunciar palabras.
-Ya no sé si quiero casarme contigo, Draco – anunció Astoria, levantándose de su lugar – Te casas con mi amor platónico. ¡Y ahora lo tienes que besar!
-¿Qué soy tu qué? – Nott parpadeó un par de veces.
-Esto será divertido – Luna aplaudió.
-¡No vamos a besarnos! – gritaron a coro.
-Entonces tendrás que vivir con él por todo un año – expresó Luna.
-Y sigues rompiendo mi corazón, Malfoy – Astoria lo miraba fijamente.
-¡Debe haber otra forma! – renegó el rubio.
-No les gustará – afirmó el mago – esa es la más sencilla.
-Solo dígala – ordenó Nott.
-Sexo.
-Ew, ¡NO! – Theodore se levantó de la silla – Malfoy hay que besarnos.
-¡Ew, NO! – renegó, levantándose también.
-¡Bésame! – Ordenó.
-¡No, bésame tú!
-¡Tú!
-¡Tú!
Astoria harta de la situación, tomó a Draco del rostro y lo besó. El rubio la rodeó con sus brazos por la espalda y ella por el cuello. Se fundieron en un abrazo tierno mientras se besaban.
-¡Ese es un gran beso! – Luna declaró.
-Y apasionado – recalcó Theodore hacia el mago, quien asintió.
Una luz brillante rodeó a Theodore y después a Draco.
-¿Qué fue eso? – miró fijamente al mago.
-Oficialmente, ya están separados mágicamente. Son libres de Enlazarse con quien gusten.
-¡Un momento! – Draco alzó una ceja - ¡Aun no me he besado con Theodore!
-¡Estamos libres! ¡Olvídalo! – Theodore gruñó, tomó a  Luna de la mano y salieron del lugar antes de que Malfoy hiciera una estupidez y anulara lo recién anulado.
-Yo nunca dije que el beso tenía que ser entre Nott y tú – aclaró. Draco gruñó.
-Yo quería ver el beso… - Zabini hizo pucheros, solo entonces se percataron de su presencia.

*****

-Ya es hora – anunció Blaise, asomándose en la habitación.
-Estoy listo – respondió.
-¿Seguro que quieres hacerlo? – el rubio rodó los ojos.
-No es la primera vez que lo preguntas.
-Soy el padrino, es mi deber – Blaise sonrió.
Draco rodó los ojos y se encaminó hacia la recepción, en donde lo esperaba su futura esposa. El rubio se sentía afortunado, Astoria le había perdonado y accedido a casarse. Esperaba que esta vez no hubiera inconvenientes. Y lo cierto era que, por un momento en verdad pensó que la perdería.
Astoria le sonrió cuando lo tuvo frente él. 
-Antes de comenzar con el enlace, es necesario hacer el Ritual de Comprobación – anunció el mago que los enlazaría – Esta vez, espero que no haya ninguna sorpresa – mandó una mirada de advertencia hacia el rubio, quien rodó los ojos como respuesta.
El mago comenzó con Astoria. Lanzó el hechizo. Una luz brillante la rodeó, analizando así su alma, aura y cuerpo. La luz que rodeaba a Astoria dejó de hacerlo, lentamente fue tomando color. Draco parpadeó un par de veces, la luz que rodeaba a Astoria no era Azul, como lo fue la vez anterior. Era Rojo.
Los invitados aplaudieron orgullosos. Incluso Draco se quedó estático. Se sentía halagado y estaba seguro que amaba aún más a la muchacha por esa muestra de amor.
Era su turno.
Estaba nervioso, demasiado. La luz  comenzó a rodearlo lentamente. Cerró los ojos y solo se centró en ella. Cuando abrió los ojos, vio a  Astoria con lágrimas en los ojos y temió que la luz hubiera tomado un color equivocado. Esta vez no lo perdonaría
-¿Astoria?
-Draco… - la muchacha lo tomó del rostro - ¡Te amo! – se lanzó hacia él, lo rodeo del cuello y le dio un casto beso - ¡Somos ROJOS!
-¿Somos rojos?  - Draco no comprendía.
Los invitados comenzaron a celebrar, lanzando hechizos de luz hacia el cielo. Ritual que se realizaba cuando la pareja que se enlazaba coincidía con ese color. En el cielo se formaron las palabras “Amor verdadero”. Solo entonces, Draco lo comprendió.
-¡SOMOS ROJOS! – gritó.
Se besaron con intensidad.
-Gracias por darme otra oportunidad – Draco miraba fijamente a su esposa.
-Gracias a ti por no dejar de insistir – Astoria le sonrió dulcemente.





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