Medio Limón
Capitulo diez.
El lado nunca antes visto del hijo de la sirvienta
Solo imágenes inconexas podía ver. Escuchaba voces por
todos lados. Él corría, había escuchado que necesitaban al chico rubio y de
ojos bonitos, descripción en la cual él no encajaba. Estaban detrás de él.
-Mata al estorbo – habían ordenado. Claramente él era
el estorbo. Y casi logran matarlo.
Ese día tuvo suerte, aunque no sabía si precisamente
“suerte” era la palabra. Ese día perdió todo.
-¡MÁS TE VALE QUE TE CUIDES! ¡SI TE VEO TE MATÓ! ¡TE
MATO!
Ashton despertó,
asustado. Las palabras de su secuestrador taladrándole la mente. Se talló el
rostro y decidió bajar a la cocina por un poco de agua. Solo esperaba que esta
vez no hubiera gritado mientras tenía ese horrible sueño, no quería preocupar a
Luke.
Con pies descalzos
bajó las escaleras y llegó hasta la cocina. Se dirigió hacia el refrigerador.
[…]
Mike no podía
dormir, su mente repetía una y otra vez la conversación que tuvo en la tarde
con el hijo de la sirvienta y su novia. De acuerdo no era el hijo de la
sirvienta y la chica tampoco era su novia, pero se negaba a llamarlos por su
nombre.
“No es como si en verdad quería que me identificaran”
La voz de Ashton lo
invadió y Mike se sintió molesto. El hijo de la sirvienta sí quería que lo
identificaran pero no lo quiso admitir.
-Quiere morir…
Susurró. Se levantó
rápidamente de su lugar.
-Ese maldito hijo de…
- se dirigió hacia la habitación del rizado.
Abrió la puerta de
la habitación de Ashton pero no encontró a nadie.
-¡¿En dónde
demonios se metió?!
Fue a buscarlo al
baño y a la habitación de Luke (se aseguró de no despertar a su amigo rubio),
pero tampoco estaba en esos lugares. Bajó rápidamente a la planta baja y pudo
ver un rayito de luz filtrarse por la ranura de la puerta que daba hacia la
cocina.
-Ahí estas… - gruñó
en voz baja.
Abrió la puerta y
pudo ver a Ashton buscando algo en el refrigerador.
“No es como si en verdad quería que me identificaran”
Se acercó al
rizado. En cuanto Ashton cerró la puerta del refrigerador, lo tomó del brazo y
lo hizo girar bruscamente. Todo pasó muy rápido para el rizado.
Ashton soltó el
vaso de vidrio con agua, dio un paso atrás. Sus pies descalzos resbalaron por
el agua que se derramó al momento de quebrarse el vaso. Cayó sentado, golpeando
con su espalda el refrigerador.
Mike vio todo en
cámara lenta, respondió por instinto. Vio cómo el florero de cerámica, que estaba
sobre el refrigerador, caería sobre Ashton, quien aún estaba sobre el suelo. No
lo pensó demasiado. Sus pies se movieron. Protegió con su cuerpo a Ashton. El
florero cayó justo en su cabeza. El teñido podría jurar que vio estrellitas al
momento del impacto.
El florero se
quebró al momento de tocar el piso.
Pasaron varios
segundos y ninguno hizo movimiento alguno, hasta que Mike se dio cuenta que
Ashton tenía un pedazo de vidrio encajado en el talón de su pie derecho.
Lentamente se separó del rizado.
-Ehh, tienes un… -
Mike acercó su mano hacia el pie del rizado.
-¡NO ME TOQUES! –
el teñido dio un respingo. La voz de Ashton sonó diferente.
Mike vio cómo
Ashton se alejó de él a gatas, cuando estuvo lo suficientemente lejos, se sentó
a espaldas de él. Su comportamiento era tan extraño que el teñido no entendía
nada. Se acercó lentamente hasta quedar frente a él, pero a una distancia
prudente.
-¿Estás…? – no
terminó de formular la pregunta, era más que evidente que Ashton no estaba
bien, sus rizos alborotados le cubrían el rostro, pero a pesar de eso, Mike se
dio cuenta que el rizado lloraba. ¿Por qué demonios lloraba? ¿Qué se supone que
tenía que hacer?
Lo único que se le
ocurrió fue ir por el botiquín de primeros auxilios que Molly guardaba en la
alacena y regresar a donde estaba frente a Ashton.
-Ehh… debes
revisarte la herida antes que se infecte – sugirió, el rizado no hizo señal
alguno de haberlo escuchado - ¿puedo? – hizo señal de que lo tocaría, pero
Ashton seguía en la misma posición.
Mike acercó su mano
lentamente hacia el pie de Ashton, al darse cuenta que el chico no pondría
resistencia continuó con la labor. Con su mano izquierda sostuvo el pie y con
la derecha agarró el pedazo de vidrio. Se mordió el labio inferior, eso dolería
y les rogó a todos los dioses del rock que el hijo de la sirvienta no lo
golpeara. Retiró el pedazo de vidrio y Ashton solo gruñó.
El teñido soltó el
aire que hasta ese momento se dio cuenta que retenía.
-Estarás bien, no
perderás el pie – soltó, más para romper la tensión que por otra cosa.
Prosiguió con limpiar la herida y hacer una pequeña sutura.
-Esas son las
puntadas más horrendas que he visto – gruñó con voz gangosa el rizado.
Mike parpadeó un
par de veces, a pesar que Ashton por fin le hablaba, éste seguía con la cabeza
inclinada hacia el suelo y sus rizos seguían cubriéndole el rostro.
-Ey, agradece que
me inscribí a ese curso de primeros auxilios y lo aprobé – rodó los ojos,
mientras terminaba de vendar el pie – listo.
-Gracias…
A pesar que la
conversación fluía, Mike no podía dejar de sentirse apesadumbrado. Ashton
seguía sin mirarlo a la cara y su amabilidad lo asustaba.
-Se ha roto el
florero – confesó el teñido – espero que no sea caro porque Luke hará que…
-Era de mi madre –
Mike sintió una descarga recorrer todo su cuerpo. Era como si su alma hubiera
salido y entrado de su cuerpo en instantes.
-Eh… - ¡¿Cómo se
supone que arreglaría semejante problema?!
-Estás sangrando.
-¿Qué?
Ashton lo miraba y
Mike no sabía cómo sentirse al respecto. Sus ojos estaban llorosos y sus
pestañas aún estaban húmedas, en sus mejillas había rastro de lágrimas. No era
el Ashton que él conocía. Ese chico terco, fuerte y sonriente con hoyuelos.
Frente a él estaba un chico que pareciera que con cualquier roce se
desmoronaría.
-En tu cabeza, hay
sangre.
Por inercia llevó
su mano hacia el área señalada, sintió sus dedos humedecerse. Efectivamente,
era sangre. Gruñó.
Ashton le ayudó a
curarse.
-Tu cabeza es de
piedra, quebró el pobre florero – soltó el rizado cuando Mike estaba guardando
el botiquín. El aludido gruñó.
Ashton comenzó a
levantarse y Mike se apresuró para llegar a su lado.
-Es mejor que te
ayude a subir, con lo torpe que eres seguro que te abres la herida o peor,
conociéndote tal vez quieras subirte con las sábanas y entrar por la ventana.
El rizado soltó una
sonrisa floja.
-Sonaste igual que
Molly.
-Oye, aquí el único
que es hijo de la sirvienta eres tú – soltó. Ashton rodó los ojos – agárrate
bien.
Mike pasó el brazo
de Ashton por sus hombros y lo tomó de la cadera.
-Espero que sea
agua lo que ha mojado tu ropa – gruñó el rizado al sentir el contacto con Mike.
El teñido soltó una
carcajada.
Diez minutos
después entraban a la habitación de Ashton. Mike lo sentó en la cama.
-Ya tienes la
excusa perfecta para decirle a Luke que ya no iremos a la empresa – sonrió.
Ashton gruñó.
A Mike le pasó por
su mente el reclamarle, después de todo a eso había ido a buscarlo, pero ya no
estaba tan seguro de querer hacerlo. Tal vez otro día, porque esa noche sin
duda, el rizado no la había pasado muy bien que digamos. El teñido tuvo el
inexplicable deseo de acomodar los rizos alborotados del hijo de la sirvienta,
pero descartó esa idea inmediatamente. Carraspeó.
-Trata de no
lastimarte el pie – dijo a modo de despedida. Se dirigió hacia la salida y
antes de tomar el pomo de la puerta Ashton lo llamó.
-Gracias.
Mike asintió
torpemente y salió de la habitación sintiendo un enorme nudo en el estómago.
__________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario