No me olvides
Capítulo Diecisiete: Contacto
-¿Por qué? Éramos amigos, no entiendo el por qué
perjudicarme de esa manera – Draco lo miró fijamente.
La escena era un tanto extraña, frente al rubio estaba
la escena del ataque, él era un espectador ante ello. Identificó inmediatamente
a su atacante.
-Sé que quieren la cura del virus, no entiendo la
relación que hay entre esa gente y tú – Draco lo observaba atentamente. Zabini
estaba escondido bajo un hechizo protector – entraste a mi casa, atacaste a mi
familia y después… nada…
El rubio sabía que su pronóstico no era muy alentador,
había escuchado entre sueños que estaba en una especie de coma y que tanto
Theodore como Hermione estaban haciendo todo lo posible por ayudarlo, incluso él.
Se acercó al ojiverde, quien en ese recuerdo estaba
haciendo lo posible para identificar la ubicación de los atacantes.
-Supongo que no has encontrado nada en mis recuerdos…
- le habló al Harry del recuerdo.
Lo cierto era que Draco no sabía exactamente cuánto
tiempo había transcurrido desde el día del accidente pero a juzgar por las
conversaciones, que de vez en cuando se colaban en sus pensamientos, sabía que
no le quedaba mucho tiempo. Debía despertar o las consecuencias serían
realmente lamentables, con el simple hecho de estar en coma ya era un problema.
-¿Por qué no puedo despertar? – se miró sus propias
manos.
Draco miró a su alrededor como si con ello podría
encontrar la salida a su estado vegetativo.
-Él…
¿él es tu padre?
-Sí
Un par de voces se colaron en su mente.
-¿Severus? – el rubio sintió que su corazón se saltó
un latido. Buscó a su alrededor para no encontrar nada, estaba seguro que esa
voz era la de su hijo.
-¿Cómo
se llama?
-Draco
Malfoy.
-¿Severus? – volvió a llamar, en esta ocasión mirando
hacia el cielo.
De pronto Draco sintió un roce sobre su mano izquierda
pero al mirarla no vio a nadie, posiblemente el pequeño fue a visitarlo al
hospital, asumió que Severus fue quien lo tomó de la mano. Instintivamente
también se rozó la mano.
-Lo
extraño mucho.
-Yo también, pequeño – se le atoraron las palabras en
la garganta.
-¿Scorpius?
¿Estás bien?
Draco agrandó los ojos, su corazón se apretujó fuerte
dentro de él.
-¿Scorpius? – Musitó – ¿Scorpius está con Severus? –
sintió que el aire le faltaba, sus piernas flaquearon haciéndolo caer de
rodillas.
-Papi…
despierta… por favor…
En Draco eran presentes las lágrimas.
-Papá
de Severus… despierte…
Draco sintió un leve apretujón en su mano derecha, su
corazón ya no lo pudo soportar. Sus hijos estaban agarrando cada una de sus
manos y le pedían que despertara, ¿Cómo podía su cuerpo ignorar tan desesperada
petición?
-¡Despierta!
-¡Despierta! – se exigió a sí mismo, un haz de luz
violeta invadió su cuerpo. Se sintió ser absorbido por una fuerza desconocida y
cuando menos lo esperó, abrió los ojos. Una luz brillante lastimó sus ojos, se
quejó inmediatamente.
-¿Papá?
Draco sentía que sus oídos se reventarían por el
molesto y ruidoso zumbido que cada vez se hacía más fuerte. Su cabeza dolía a
horrores y aún no podía abrir los ojos por la molesta luz.
-¿Papi?
Cuando sintió que alguien lo agarró del brazo se dio
cuenta que no estaba solo.
“¿Quién
está ahí?” quiso preguntar pero su voz lo abandonó desde quien
sabe cuándo.
-Papi, ¿estás despierto? Soy Severus.
“¡Severus!” Draco
sintió un vuelco en el corazón, su hijo estaba a salvo, quiso verlo, abrazarlo
y decirle lo feliz que le hacía saber que estaba bien. Sin embargo; no pudo
abrir sus ojos, sus manos no respondían y su voz seguía sin aparecer.
-Papá de Severus, si nos escucha puede abrir los ojos
o mover su dedo pequeño de la mano – otra voz sugirió.
Draco no estaba muy seguro de quién era el otro
pequeño que le hablaba y en verdad quería dar señales de vida, pero su estúpido
cuerpo no cooperaba. Se sintió tan impotente.
-Scorpius, ¿Por qué mi papá no responde? – Severus
quiso saber, estaba seguro que su padre ya estaba despierto.
“¿Scorpius?” Draco
estaba seguro que al menos uno de esos aparatos que tenía conectados a su
cuerpo le haría saber al medimago que algo no andaba bien con él, ya que sentía
que su corazón saldría de su cuerpo si seguía latiendo de esa manera tan
frenética.
-Tal vez no puede levantar su dedo pequeño – Scorpius
opinó - ¡Mira Severus! ¡Si nos escucha! – el pequeño rubio dio un par de
saltitos sobre su lugar.
Severus se sorprendió. Su padre había abierto los ojos
y lloraba.
De alguna manera, Draco se había obligado a abrir sus
ojos ignorando la luz molesta, sin embargo; a pesar de tener abiertos los ojos
no podía ver nítidamente.
-¿Papi? – Severus se acercó a él, le secó las
lágrimas. Draco trató de enfocar su mirada pero su esfuerzo fue en vano –
¡estoy feliz, al fin despiertas!
Inexplicablemente, Scorpius también se sentía feliz y
aún no sabía el por qué tenía ganas de llorar y de abrazar al padre de Severus.
-Papi, no me
dejaban verte, pero me escapé del tío de Scorpius – soltó una risa traviesa -
¡Cierto! Papi, él es mi amigo Scorpius, estudiamos en el mismo colegio, pero
él está en otro año – el pequeño
ojiverde le sonrió a su amigo.
Scorpius le devolvió la sonrisa.
-Hola papá de Severus, es un gusto conocerlo.
“Mis
niños están juntos…” Draco abrió la
boca pero no salió sonido alguno.
El pequeño rubio, sin embargo; no se contuvo. Llevó su
mano derecha hacia la mejilla del rubio mayor, secándole las lágrimas.
Ocurrió en un instante, justo cuando su visión mejoró
y pudo ver mejor a Scorpius.
[…]
Harry había ido a visitar a Theodore para ver si había
avances en Draco, sin embargo encontró al aludido dormido sobre el escritorio.
Sus puños se apretaron tan fuerte que sus nudillos se volvieron blancos.
Se acercó rápidamente hacia el chico en cuestión con
la intensión de golpearlo y reclamarle su falta de interés para que su supuesto
mejor amigo despertara, pero a tan solo un par de paso Theodore alzó su cabeza.
Harry se detuvo rápidamente.
-¿Potter? – Theodore se talló el ojo derecho.
El enojo del ojiverde se esfumó instantáneamente al
ver el estado físico deplorable del otro muchacho. No necesitaba ser medimago
para saber que Theodore estaba llegando a su límite y Harry se sintió culpable.
Justo cuando estaba por preguntarle si se sentía bien
su varita mágica comenzó a iluminarse.
-Scorpius – murmuró, salió rápidamente hacia donde le
indicaba su varita.
-¿Qué pasó con Scorpius? – Theodore salió detrás de él
también corriendo.
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No mameees!! Hasta que por fin hay un capítulo!! ����✨
ResponderEliminarY en un rato más subo otro :D
EliminarSaludos!