sábado, 4 de julio de 2020

Capítulo Diecisiete: Contacto

No me olvides


Capítulo Diecisiete: Contacto

-¿Por qué? Éramos amigos, no entiendo el por qué perjudicarme de esa manera – Draco lo miró fijamente.
La escena era un tanto extraña, frente al rubio estaba la escena del ataque, él era un espectador ante ello. Identificó inmediatamente a su atacante.
-Sé que quieren la cura del virus, no entiendo la relación que hay entre esa gente y tú – Draco lo observaba atentamente. Zabini estaba escondido bajo un hechizo protector – entraste a mi casa, atacaste a mi familia y después… nada…
El rubio sabía que su pronóstico no era muy alentador, había escuchado entre sueños que estaba en una especie de coma y que tanto Theodore como Hermione estaban haciendo todo lo posible por ayudarlo, incluso él.
Se acercó al ojiverde, quien en ese recuerdo estaba haciendo lo posible para identificar la ubicación de los atacantes.
-Supongo que no has encontrado nada en mis recuerdos… - le habló al Harry del recuerdo.
Lo cierto era que Draco no sabía exactamente cuánto tiempo había transcurrido desde el día del accidente pero a juzgar por las conversaciones, que de vez en cuando se colaban en sus pensamientos, sabía que no le quedaba mucho tiempo. Debía despertar o las consecuencias serían realmente lamentables, con el simple hecho de estar en coma ya era un problema.
-¿Por qué no puedo despertar? – se miró sus propias manos.
Draco miró a su alrededor como si con ello podría encontrar la salida a su estado vegetativo.
-Él… ¿él es  tu padre?
-Sí
Un par de voces se colaron en su mente.
-¿Severus? – el rubio sintió que su corazón se saltó un latido. Buscó a su alrededor para no encontrar nada, estaba seguro que esa voz era la de su hijo.
-¿Cómo se llama?
-Draco Malfoy.
-¿Severus? – volvió a llamar, en esta ocasión mirando hacia el cielo.
De pronto Draco sintió un roce sobre su mano izquierda pero al mirarla no vio a nadie, posiblemente el pequeño fue a visitarlo al hospital, asumió que Severus fue quien lo tomó de la mano. Instintivamente también se rozó la mano.
-Lo extraño mucho.
-Yo también, pequeño – se le atoraron las palabras en la garganta.
-¿Scorpius? ¿Estás bien?
Draco agrandó los ojos, su corazón se apretujó fuerte dentro de él.
-¿Scorpius? – Musitó – ¿Scorpius está con Severus? – sintió que el aire le faltaba, sus piernas flaquearon haciéndolo caer de rodillas.
-Papi… despierta… por favor…
En Draco eran presentes las lágrimas.
-Papá de Severus… despierte…
Draco sintió un leve apretujón en su mano derecha, su corazón ya no lo pudo soportar. Sus hijos estaban agarrando cada una de sus manos y le pedían que despertara, ¿Cómo podía su cuerpo ignorar tan desesperada petición?
-¡Despierta!
-¡Despierta! – se exigió a sí mismo, un haz de luz violeta invadió su cuerpo. Se sintió ser absorbido por una fuerza desconocida y cuando menos lo esperó, abrió los ojos. Una luz brillante lastimó sus ojos, se quejó inmediatamente.
-¿Papá?
Draco sentía que sus oídos se reventarían por el molesto y ruidoso zumbido que cada vez se hacía más fuerte. Su cabeza dolía a horrores y aún no podía abrir los ojos por la molesta luz.
-¿Papi?
Cuando sintió que alguien lo agarró del brazo se dio cuenta que no estaba solo.
“¿Quién está ahí?” quiso preguntar pero su voz lo abandonó desde quien sabe cuándo.
-Papi, ¿estás despierto? Soy Severus.
“¡Severus!” Draco sintió un vuelco en el corazón, su hijo estaba a salvo, quiso verlo, abrazarlo y decirle lo feliz que le hacía saber que estaba bien. Sin embargo; no pudo abrir sus ojos, sus manos no respondían y su voz seguía sin aparecer.
-Papá de Severus, si nos escucha puede abrir los ojos o mover su dedo pequeño de la mano – otra voz sugirió.
Draco no estaba muy seguro de quién era el otro pequeño que le hablaba y en verdad quería dar señales de vida, pero su estúpido cuerpo no cooperaba. Se sintió tan impotente.
-Scorpius, ¿Por qué mi papá no responde? – Severus quiso saber, estaba seguro que su padre ya estaba despierto.
“¿Scorpius?” Draco estaba seguro que al menos uno de esos aparatos que tenía conectados a su cuerpo le haría saber al medimago que algo no andaba bien con él, ya que sentía que su corazón saldría de su cuerpo si seguía latiendo de esa manera tan frenética.
-Tal vez no puede levantar su dedo pequeño – Scorpius opinó - ¡Mira Severus! ¡Si nos escucha! – el pequeño rubio dio un par de saltitos sobre su lugar.
Severus se sorprendió. Su padre había abierto los ojos y lloraba.
De alguna manera, Draco se había obligado a abrir sus ojos ignorando la luz molesta, sin embargo; a pesar de tener abiertos los ojos no podía ver nítidamente.
-¿Papi? – Severus se acercó a él, le secó las lágrimas. Draco trató de enfocar su mirada pero su esfuerzo fue en vano – ¡estoy feliz, al fin despiertas!
Inexplicablemente, Scorpius también se sentía feliz y aún no sabía el por qué tenía ganas de llorar y de abrazar al padre de Severus.
 -Papi, no me dejaban verte, pero me escapé del tío de Scorpius – soltó una risa traviesa - ¡Cierto! Papi, él es mi amigo Scorpius, estudiamos en el mismo colegio, pero él  está en otro año – el pequeño ojiverde le sonrió a su amigo.
Scorpius le devolvió la sonrisa.
-Hola papá de Severus, es un gusto conocerlo.
“Mis niños están juntos…” Draco  abrió la boca pero no salió sonido alguno.
El pequeño rubio, sin embargo; no se contuvo. Llevó su mano derecha hacia la mejilla del rubio mayor, secándole las lágrimas.
Ocurrió en un instante, justo cuando su visión mejoró y pudo ver mejor a Scorpius.

[…]

Harry había ido a visitar a Theodore para ver si había avances en Draco, sin embargo encontró al aludido dormido sobre el escritorio. Sus puños se apretaron tan fuerte que sus nudillos se volvieron blancos.
Se acercó rápidamente hacia el chico en cuestión con la intensión de golpearlo y reclamarle su falta de interés para que su supuesto mejor amigo despertara, pero a tan solo un par de paso Theodore alzó su cabeza. Harry se detuvo rápidamente.
-¿Potter? – Theodore se talló el ojo derecho.
El enojo del ojiverde se esfumó instantáneamente al ver el estado físico deplorable del otro muchacho. No necesitaba ser medimago para saber que Theodore estaba llegando a su límite y Harry se sintió culpable.
Justo cuando estaba por preguntarle si se sentía bien su varita mágica comenzó a iluminarse.
-Scorpius – murmuró, salió rápidamente hacia donde le indicaba su varita.
-¿Qué pasó con Scorpius? – Theodore salió detrás de él también corriendo.


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2 comentarios:

  1. No mameees!! Hasta que por fin hay un capítulo!! ����✨

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