Perfume Slytherin
Capítulo
Siete:
Scorpius
Malfoy / Albus Potter
James y Ted entraron
al castillo, con sus manos entrelazadas, mientras hablaban sobre sus futuros
planes en la próxima salida a Hogsmeade cuando llegó con ellos un agitado
Albus.
-¡James! – apenas
pudo decir el pequeño ojiverde cuando se desplomó en el suelo.
-¡Albus! – el
Gryffindor escuchó lejanamente el llamado de su hermano mayor.
*****
En la enfermería…
Abrió un ojo
lentamente y luego el otro, se sentía mareado y la cabeza le daba vueltas, sin
contar que unas nauseas horribles le invadieron en el preciso momento en que se
hizo consciente. Un aroma lo invadió de pies a cabeza, el mismo que le provocó
todos los síntomas anteriormente mencionados. Sí, reconocía perfectamente ese
olor… esa esencia… ese perfume… ese que sin dudas le pertenecía a su mejor amigo, Scorpius.
-Hola, Albus – saludó
el chico Slytherin con una sonrisa.
-Scorpius… - murmuró
Albus sonrojado, desviando su mirada.
-Esta vez, no te vas
a escapar de mi – le advirtió el Slytherin – ¿me vas a decir el por qué
demonios estas huyendo de mí?
-Yo… emh… no huyo de
ti… - dijo apesadumbrado el ojiverde.
-¿No? – preguntó,
peligrosamente, Scorpius.
-No… - susurró Albus
distraídamente, mientras jugaba con sus manos la orilla de la sabana.
*****
[Varias horas atrás…]
Albus había despedido a su hermano, el cual al parecer tenía una cita en
Hogsmeade, en cambio él, prefirió quedarse en Hogwarts, no quería encontrarse con
su mejor amigo Scorpius. ¿Que porque huía de él? No, definitivamente él no huía
de su amigo rubio, de hecho, si por él fuera estaría todo el tiempo con él.
Scorpius para él, es la persona más genial, el más lindo, el más
divertido, el más guapo, el más… sí definitivamente Albus está enamorado de su
amigo. Había sido una gran ‘suerte’ que en la clase de Pociones del primer año,
el profesor Malfoy los hubiera puesto a trabajar juntos, así fue como comenzó
su amistad, que por algún motivo terminó—al menos por parte de él—en amor.
Aunque, aquí entre nos, el Gryffindor tenía sospechas de que él también le gustaba a su
amigo Slytherin. Todo estaba tan bien entre ellos, ambos se coqueteaban, se
celaban, se decían indirectas, incluso se daban besos de vez en cuando, pero ninguno
daba el primer paso para que aquello que tenían fuera algo más formal.
Un día, Albus decidió darlo, pero ocurrió algo extraño, Scorpius estaba
distinto, había ‘algo’ diferente en él, era algo
que ha Albus, literalmente, le revolvía
el estómago, algo que le causaba nauseas, algo que lo mareaba y ese algo era su
Perfume. No podía decirle directamente a su amigo que su Perfume le repudiaba,
no quería que su ‘amigo-novio’ se enojara con él, no quería herirlo. El
Slytherin era muy quisquilloso en el asunto de su arreglo personal.
En fin, volviendo a Albus que estaba en la habitación de James, salió
dispuesto a irse a la biblioteca para adelantar un trabajo de Herbología, pero
a medio camino se encontró con el que supuestamente estaría en Hogsmeade.
-¿Scorpius?... ¿Qué-qué haces aquí? – preguntó Albus retrocediendo un
paso, su estómago comenzaba a revolverse.
-Buscándote – le confesó el rubio, caminando hacia él.
-Pues… yo emh… - el ojiverde retrocedió un paso más, dispuesto a
escabullirse, ahora las náuseas comenzaron a invadirle.
-¡Ah, No! ¡Esta vez no escaparás! – le reclamó Scorpius, sinceramente quería aclarar ya ese asunto, no
entendía el por qué su amigo le estaba huyendo desde hace una semana atrás.
-¡No, Scorpius! – jadeó Albus al verse agarrado por su amigo, se aterró al sentir que las ganas de vomitar no
tardarían en llegar.
-Albus… necesito saber… por qué… estas… huyendo de… mí – hablaba entrecortadamente
el ojigris, al compás de las forcejadas.
-¡No huyo de ti! – gritó dando un jalón brusco, logrando así soltarse.
En cuanto se vio libre, corrió en dirección opuesta al Slytherin y no paró
hasta que vio a su hermano James y a Ted, frente a él.
*****
-¿NO? – Volvió a
preguntar Scorpius, sacándolo de su ensimismamiento – Albus… yo… yo estoy enamorado
de ti – le confesó, más tranquilamente - ¿es por eso que te alejas de mí? – le
preguntó un poco afligido.
-No, no, no – se
apresuró Albus, viéndolo a los ojos – ¡al contrario! – El rubio enarcó una ceja
– quiero decir, que… yo también… te quiero, yo también estoy enamorado de ti…
-¿Entonces? ¿Por qué
huyes?
-¡Que no huyo de ti!
– dijo con enfado el ojiverde, ¿Por qué todo mundo le decía que huía de él?
-¡¿Entonces?! –
preguntó confundido Scorpius.
-¡Es tu Perfume! –
confesó, frustrado.
-¿Mi Perfume? ¿Qué
demonios traes con mi Perfume? – preguntó el rubio cruzando los brazos.
-¡Apesta! – gritó
Albus, pero al ver la reacción de Scorpius, agregó rápidamente – pero en el
buen sentido…
-Albus… explícate,
que no entiendo ¡Nada! – le pidió Scorpius un poco dolido.
-Verás… tengo un
olfato muy sensible… y cualquier olor, por más sutil que sea y muy retirado que
esté de mí lo puedo oler como si lo
tuviera frente a mi nariz y tu Perfume tiene una esencia fuerte que me causa nauseas, mareos y… ¡¿Qué demonios estás
haciendo?!
Albus había entornado
los ojos y se había puesto muy
nervioso al ver cómo su amigo Scorpius, se comenzaba a quitar la túnica, la
corbata… después la camisa… y por último la camiseta, dejando su torso desnudo.
-Si mi Perfume te
marea pues…
-Ajá… - el ojiverde
se había quedado embelesado al ver a su amigo Slytherin semidesnudo, el rubio a
sus 13 años tenía un cuerpo atlético.
-¿Albus? – Le llamó
Scorpius, pero solo obtuvo un ‘Hum’ de parte de su amigo – hace un momento me
dijiste… que estás enamorado de mi… ¿cierto?
-Yo… sí – dijo
sonrojado el ojiverde, recuperando el control, tratando vanamente de no mirar
el torso desnudo de su amigo.
-Y… ¿quieres ser mi
novio? – le preguntó Scorpius acercándose más a él.
-Sí – dijo, se
sonrojó más. Scorpius se acercó a él para darle un beso, un beso que fue muy
distinto a los que habían compartido tiempo atrás. El ojiverde pasó sus manos
por el cuello del rubio, mientras que éste se había sentado en la cama. El beso
que había comenzado suavemente, ya era un poco más demandante… hasta que
alguien carraspeó justo atrás de ellos.
Ambos chicos se
separaron rápidamente (Scorpius casi se caía de la cama). Albus se había puesto
colorado más aún y Scorpius se rascaba la cabellera distraídamente.
-Joven, Malfoy –
habló la medimaga Pomfrey, parada frente a él – espero que el motivo de estar
semidesnudo… sea porque hacía calor… del normal,
es decir, por el clima…
-No, Madame Pomfrey –
aseguró Scorpius – de hecho me quité la ropa… porque ‘apesta’ – le dijo
sonriente y después le guiñó un ojo a su ahora, novio, el cual también le
sonrío feliz.
*****
Scorpius entró a la
oficina de su padre, con una sonrisa de oreja a oreja; gesto que no le pasó
desapercibido por su progenitor, el cual lo observaba atentamente desde su
silla, tras el escritorio.
-Al parecer… te ha
ido muy bien con tu amigo Albus – dejó salir no queriendo la cosa.
Draco sabía que a su
hijo le gustaban los chicos, especialmente uno que tenía por nombre Albus y
Potter por apellido. Y no lo culpaba, los malditos Potter’s tenían algo que
hacían que los Malfoy’s cayeran rendidos ante ellos y no solo hablaba por él,
sino también por su difunto padre, Lucius Malfoy, que en su tiempo había salido
con James Potter, padre de su Harry.
Por cosas que aún no
se logra explicar, la relación de su padre y la de él mismo no fueron tan
exitosas como querían. Y no dejaría que su hijo pasara por ello, por eso decidió
de hacerle de una especie de ‘Cupido’, haciendo que en la clase de Pociones
tanto Scorpius y Albus trabajaran juntos. Tampoco fue una labor muy difícil, al
parecer el menor de los Potter’s parecía tener cierto interés en su hijo, así
que, concluyó que solo sería cuestión de tiempo, para que ambos chicos se
aliaran… aunque nunca pensó que ‘cuestión de tiempo’ fuera tres años después.
-¡Sí, ya somos novios!
– dijo feliz el rubio menor, sacando a Draco de sus pensamientos.
-Que bien, me alegro
por ti – dijo sinceramente Draco - ¿Qué haces? – le preguntó de pronto cuando
lo vio irse al estante de la esquina, en busca de algo – Scorpius… el hermano
de tu ahora novio, ha estado viniendo todas las tardes para acomodar y limpiar
eso – le dijo levantándose de la silla, con la intensión de ir a detener el
desastre que estaba haciendo su hijo.
-Necesito un nuevo
Perfume, papá – explicó, mientras revisaba cada frasco que encontraba en su
camino y dejándolo en el primer lugar que encontraba frente a él, si no le
servía – a Albus le hace daño el mío y… ¡No puedo creerlo!
-¡Qué! – Draco preguntó
un poco alarmado al escuchar a su hijo gritar.
-¡Es el Perfume
Slytherin! – jactó jubiloso, Scorpius.
-¡¿Qué?! – Draco exclamó
sorprendido, se dirigió rápidamente hasta donde estaba su hijo y en un rápido
movimiento le arrebató aquella botellita que contenía solo una tercera parte de
aquel líquido verde que tanto conocía– mi perfume… ¡no puedo creerlo!
La mente de Draco era
un torbellino, aún no podía creer la suerte que tenía, en sus manos estaba
aquel perfume, que durante tanto tiempo creyó perdido y siempre estuvo cerca de
él ¿Cómo fue a que llegó hasta los aposentos de su padrino? Eso no importaba
más… lo había recuperado. Lo podría usar
nuevamente y así recuperar a su
Harry. Con ese perfume lo había conquistado, ese mismo perfume había sido el
causante de su separación, pero ese mismo perfume también lo ayudaría a
recuperarlo… sí.
-¿Cómo que tu
perfume? – preguntó intrigado Scorpius, queriendo apoderarse de la botella, pero
Draco por reflejo lo alejó de él.
-Así es, es mío… yo
lo cree en unas de mis clases para… - no terminó la oración, no estaba muy
seguro si quería que su hijo se enterara del romance que tuvo con el padre de
su novio.
-Entonces los rumores
que se dicen es cierto – murmuró Scorpius sonriente.
-¿Qué rumores? –
preguntó receloso y nervioso a la vez el rubio mayor.
-Que en tus tiempos
de Hogwarts, salías con Harry – Draco se sorprendió de varias cosas, pero la
más importante era ¿desde cuándo Scorpius tuteaba a su Harry?
-¿Cómo…?
-Cuando recién entré
al colegio, se hablaba de eso muy vagamente, pero nunca se confirmó – respondió
sin darle importancia y aprovechando el aturdimiento de su padre, le quitó la
botellita.
-¿Qué más se rumorea?
– preguntó asustado Draco.
-Solo eso… aún lo
quieres ¿verdad? – Le preguntó Scorpius viéndolo a los ojos – por eso castigas
mucho a James ¿cierto? Para que Harry te busque y te reclame ¿no? – Dejó salir
inquisidor – muy buena estrategia padre,
te felicito – le dijo orgulloso.
-Yo… - Draco parpadeó
nervioso, ¿tan obvio era? Por supuesto que sí y seguramente Harry también
habría concluido eso, si su hijo de 13 años lo dedujo, sin duda alguna Harry
también.
-¡Esto no es tuyo,
papá! – Se quejó Scorpius, sacándolo de sus pensamientos – esto es de un tal P.
S. – le reclamó mostrándole la parte trasera de la botella.
-Scorpius… P. S., es
igual a Príncipe Slytherin – le dijo
Draco.
-¿Príncipe Slytherin? ¿Qué es eso? –
preguntó burlonamente.
-Larga historia, hijo
– dejó salir bochornosamente Draco – ahora… ¿me lo podrías devolver?
-¡No! Lo usaré, no
tengo perfume ¿lo recuerdas? – le recordó caprichoso.
-Scorpius…
-¡Vamos, papá! ¿Sí? –
pidió Scorpius con una mirada de cachorrito perdido, la cual nunca le fallaba
para ganarse cualquier cosa por parte de su padre.
-Está bien – aceptó Draco,
aunque aquí entre nos, buscaría la
manera para poder usar aquel perfume y así recuperar a su Harry.
-¡Gracias, papá! –
brincó de felicidad Scorpius y salió de
la oficina de su padre.
*****
Se encontraban en el
jardín trasero de Hogwarts.
-Así que, ¿este es el
famoso Perfume Slytherin? – preguntó Albus un poco intrigado, aún sin poder
creerlo.
-Sí – le respondió su
novio, sonriéndole.
-¿Y lo usarás? –
preguntó nervioso Albus, viendo el frasco.
-No lo sé, por eso te
lo muestro, para saber si no te hace daño – le dijo Scorpius dándoselo para que
el ojiverde lo oliera.
-Huele a… - el
Gryffindor se llevó el frasco a su nariz durante un rato ante la mirada ansiosa
de Scorpius - ¿Scorpius? – preguntó de pronto cerrando el frasco – ¿que no se
rumorea, que este perfume es para conquistar a cualquier chico?
-Sí…
-Y… aún así… ¿lo usarás?
– preguntó preocupado.
-Creo que... es una
mala idea – confesó el rubio después de reflexionar y caer en cuenta a lo que
se refería su novio, estiró la mano con la intensión de que Albus le diera el
frasco y después entregárselo a su padre, después de todo… quizás su padre
quería usarlo para conquistar a Harry – mejor se lo devuelvo a mi padre.
-O… se lo podría dar
al mío, creo que aún sigue enamorado del tuyo, admítelo, es más fácil que mi
padre pida disculpas que el tuyo… – razonó el ojiverde extendiendo la mano para
que le devolviera el frasco.
-O mejor… ¡¡YO ME LO
QUEDO!! – Un chico con uniforme de la casa de Ravenclaw salió de la nada y le
arrebató el frasco que apenas había tomado Albus.
-¡¡Ey!! – gritaron
ambos chicos indignados, pero el ladrón ya iba rumbo al castillo.
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