martes, 13 de diciembre de 2011

Capitulo Cinco: El inicio

El muchacho de ojos tristes



Capitulo Cinco: El inicio

[Konny]

He vuelto hacer lo mismo. Me enojo conmigo mismo, me pasé todo el día encerrado en el sótano y dejé a Teddy solo, seguramente ya es de noche. Y no me equivoqué.
¡Demonios!
Entro a la casa, veo la luz encendida de la cocina, me dirijo hacia allá y veo a mi hermano dormido en el comedor y me percato de algo: No cenó.
Pero se esmeró por hacer la cena… no cabe duda, hay comida preparada e incluso la mesa está servida.

Era una tarde calurosa, por suerte Spencer no estaba, pues se había ido a una supuesta junta con los socios de ‘Lemus Cinema’, así que, mi hermano y yo aprovechamos para ir a nadar a la alberca. En realidad solo yo iba a nadar, pues Teddy por alguna extraña razón no quería meterse, así que solo se limitó a verme. Era una mala suerte que en ese tiempo Sebastián no estuviera en la ciudad, sino hubiera sido todo muy distinto…
Teddy estaba sentado en la orilla de la piscina, solo con los pies metidos en el agua, mientras me veía nadar de un extremo a otro de la pileta. Recuerdo que en una de esas vueltas vi algo brillar en el fondo y quise saber que era, así que, me sumergí y me encontré con una pequeña cadena de oro con un dije con forma de la letra T: era de Teddy.
En cuanto subí nuevamente a la superficie escuché que mi hermano me llamaba desesperadamente.
-¿Qué ocurre? – Le pregunté asustado, mientras nadaba rápidamente, hasta que llegué con él - ¿qué pasó? - interrogué saliéndome de la piscina y parándome en donde él estaba.
-¡Me asustaste! – Recuerdo que me gritó mientras me daba golpes con sus puños – creí que te habías ahogado ¡¿Por qué demonios no salías?!
-Lo siento – me disculpé riéndome, pero me lanzó una mirada furiosa y dejé de hacerlo. Después de todo, sí se había asustado – no lo volveré hacer – le prometí – pero mira lo que encontré – le dije mientras le enseñaba su cadena, mi hermano entornó los ojos y me vio sorprendido.
-¿Por eso no salías? – me reclamó furioso.
-No sabía que era tu cadena ¿Cómo llegó hasta ahí? – Pero no me respondió, solo me abrazó fuertemente.
  

Observo a Teddy detenidamente cómo duerme apaciblemente. Sin pesadillas que lo aborden, sin remordimientos que lo atormenten y sin miedos que lo invadan todas las noches…
Hice lo correcto. Sí, jamás me hubiera perdonado que ese Spencer se hiciera de mi hermano.
Le doy una caricia tierna en su cabellera castaña y eso hace que esa mirada ojiazul, idéntica a la mía, se vea descubierta. Me sonríe.
-Konny… hice la cena – me dice mientras se talla los ojos. Le sonrío de lado, jamás hace la comida.
-Pues cenemos.
*****

Hoy es un nuevo día, ¡lunes!
Y también es un nuevo semestre en la Universidad, nuevo año para Teddy en el colegio y un nuevo contrato con algunos socios del ‘Lemus Cinema’. Es por eso que madrugué, primero ir a la universidad, después paso por Teddy a su colegio y después ir al Lemus Cinema. Un día definitivamente ajetreado.
-¡Buen día! – saludo al llegar a la cocina, por suerte Lali llega desde las cinco de la mañana y nos tiene todo preparado para el desayuno.
-Buen día – saludan en coro Lali y mi hermano.
Desayuno lo más rápido que puedo, le deseo ‘Suerte’ a Teddy y salgo prácticamente corriendo, pues tengo el tiempo justo para todo. Por suerte tengo mi propio auto, sino no sé cómo demonios le haría para estar a tiempo en todos los lugares a los que tengo que ir.
Llego a la Universidad y en el estacionamiento me encuentro a Sebastián.
-¡Ey! ¿Estás bien? – me pregunta, mientras se baja de su convertible azul.
-Sí, siento mucho si te asuste ayer – me disculpo – no acostumbro hacer eso, pero ayer perdí el control.
-¿De qué? – me pregunta confundido.
-Cosas mías – dejo salir sin importancia, aunque algo me dice que no lo convencí – vamos,  no quiero llegar tarde a clases y ser mal ejemplo para mi hermano.
-Él no está aquí – me dice Sebastián no queriendo la cosa. Yo solo le envío una sonrisa, mientras niego con la cabeza, ¡¡ese Sebastián no cambia!!
Llegamos a nuestra primera clase: Deportes. Aun no entiendo cómo es que esta materia sea obligatoria para todas las Licenciaturas, pero en fin. Llegamos mi amigo y yo, a las canchas, el profesor aún no llega, pero unos cuantos compañeros de la clase ya están calentando para jugar, al parecer básquetbol.
Debo admitir que ese deporte no es precisamente mi fuerte, aunque me defiendo bien. Escucho que alguien llama a Sebastián, un chico castaño que coincidió en una materia con nosotros el semestre pasado, creo que se llama Jack. Me saluda con un seco ‘Hola’ y luego se lleva a mi amigo a unos cuantos pasos lejos de mí.
Tengo la extraña sensación que no le caigo muy bien y….
-¡Cuidado! – escuchó que alguien me grita, pero al regresar a ver solo veo algo de color anaranjado cerca de mí y luego oscuridad…

Mi padre había hecho una reunión con sus socios, normalmente esas reuniones nos aburrían porque había muchos adultos, pues en ese tiempo mi hermano tendría unos cuatro años y yo ocho, así que, continuamente nos escabullíamos hacia la cocina para comernos los postres.
Ese día en particular, mi padre nos había presentado a Teddy y a mí, a un amigo suyo de la infancia, un tal Spencer Bell. Para nosotros era un señor más para el cual teníamos que saludar y respetar, por ser, además amigo de mi padre, probablemente un socio del ‘Lemus Cinema’.
Ya llevábamos un tiempo ahí sentados y nadie nos hacía caso… o al menos eso yo creía. Así que, le dije a mi hermano que iría por unos panecillos a la cocina y que él me cubriera con mamá. Me metí a la cocina y agarré unos cuantos bocadillos, pero antes de salir por la cocina, un señor se había atravesado en mi camino.
-¡Hola Konny! – me había saludado un señor de ojos color verde.

No puedo creerlo, yo… no recordaba este momento ¿Por qué? ¿Por qué no lo recordaba? ¿Por qué quise ‘olvidarlo’? ¿Por qué recordarlo ahora?
Escucho voces a lo lejos, pero no puedo abrir los ojos ¿estoy durmiendo? ¿Estoy muerto? ¿Qué demonios me ocurrió? Solo recuerdo algo redondo color anaranjado…

-Hola señor Spencer – recuerdo que le regresé el saludo, al señor de ojos color verde.
-Solo dime Spencer – me dijo sonriendo.
-Bien.
-¿Llevando bocadillos a tu hermano? – asentí con la cabeza y dispuesto a salir de ahí, pero él me cerró el paso – oye Konny, yo tengo algo mucho ‘mejor’ que eso… - claro, un niño jamás se hubiera percatado de esas intensiones.  Y creo que ya sé el por qué no quería recordar esto.
-¿Qué es? – caí en su trampa, pues la curiosidad me ganó.
-Es algo ‘muy rico’ pero aquí no te lo puedo ‘dar’ – bien, el tipo ese había hablado con doble intensión que yo jamás me hubiera percatado en aquel entonces…
-¿Entonces en dónde ‘sí’? – le pregunté interesado.
-¿Que tal…en  tu habitación? – yo no le vi nada de malo, así que me encogí de hombros y le dije que ‘sí’.
Me dirigí a mi habitación y Spencer me seguía sonriente, yo creía ingenuamente que su sonrisa era porque le iba a enseñar mi videojuego portátil, ¡qué equivocado estaba!
-Este es ¿verdad que está genial? – le dije una vez dentro de mi habitación.
-Claro – me respondió Spencer cerrando la puerta de mi habitación.
-¿Quieres jugarlo? – le pregunté, pero él solo dijo ‘enséñame’ mientras me sentaba en el escritorio. Recuerdo que lo miré extrañado porque no sabía el motivo por el cual me había subido al escritorio.
-Así veré de más cerca la pantalla ¿no crees? – me había dicho mientras me separaba las piernas y se posicionaba entre ellas y a la vez apoyaba su cabeza en la mía.
-¿Ya has jugado esto? – recuerdo que le pregunté mientras levantaba mi mirada hacia con él.
-Tienes unos ojos muy bonitos, Konny – me había dicho mientras recorría mi mejilla con las yemas de sus dedos. Y recuerdo bien que me empecé a sentir incomodo, porque estaba muy cerca de mí.
-Tengo que llevarle los bocadillos a mi hermano – me quise bajar del escritorio, pero Spencer me tenia atrapado y así que, no pude hacerlo.

¡Demonios!
Ahora lo recuerdo, pero no quiero hacerlo…

Spencer se acercó más a  mi rostro, una de sus manos agarró mi barbilla fuertemente y me acercó a su boca… sí, el idiota me besó.
¡Yo estaba paralizado! A lo mejor no es una justificación pero yo tenía ocho años, y creí que si me separaba de él y le decía algo se enojaría y luego él le diría a mi papá, ambos se enojarían y los negocios se arruinarían. Así que, dejé que el idiota ese me besara. Recuerdo que sentí su lengua adentrarse en mi boca y jugar con la mía, incluso sentí un pequeño mordisco en mi labio inferior y sus manos… sus manos…*

-¡¡NOOO!! – comienzo a gritar de pronto, siento unas manos sostenerme fuertemente ¿Por qué demonios Spencer no me deja en paz?
-Abre los ojos Konny…
- ¡Suéltame! ¡Déjame! ¡Aléjate de mí! – pero Spencer sigue agarrándome fuertemente, luego siento un piquete en mi brazo izquierdo y nuevamente veo oscuridad…

Spencer dejó de besarme y yo lo veía extrañado, mientras que él se alejaba un poco de mí y se aflojaba su corbata sin dejar de mirarme de arriba abajo, se estaba acerando nuevamente a mí, mientras yo me debatía en mi interior en bajarme del escritorio o no, pues definitivamente no me había agradado que Spencer hubiera hecho ‘eso’ conmigo.
Pero justo en el momento en que Spencer se sacaba la corbata, alguien entró a mi habitación.
-¡Konny! ¡Los bocadillos! – era Teddy, mi salvador.
Me bajé del escritorio y me fui con Teddy, el cual me sonrió inocentemente y eso hizo olvidarme de todo, completamente de todo…

Abro los ojos y lo primero que veo es a Sebastián sonriéndome.
-¡Ey! Menudo susto me has dado – y más serio agrega - ¡No vuelvas hacerlo! ¿Entendido?
-Bien… - le respondo más tranquilamente.
  
__________________________________


Capitulo Anterior                                              Capitulo Siguiente




No hay comentarios:

Publicar un comentario