martes, 13 de diciembre de 2011

Capitulo Once: La decisión de Konny

El muchacho de ojos tristes



Capitulo Once: La decisión de Konny.


[Konny]

-Teddy…
Llamo a mi hermano cuando lo veo frente a mí. No puedo creer lo que estoy viendo. Tiene unos rasguños en el cuello, el labio herido y su ropa esta algo desordenada. Trato de avanzar pero mi hermano es más rápido que yo. Llega hasta mi lado y me abraza fuertemente.
-¿Qué…?
No sé cómo formular la pregunta, busco la mirada de Sebastián en busca de ayuda y él parece entenderme.
-¿Qué ocurrió? – le pregunta al chico pelirrojo que llegó con mi hermano.
-No lo sé… había un hombre en la biblioteca y lo tenía  apresado yo solo…
-¿Un… un hombre? ¿Qué hombre? – Le pregunto asustado, espero, en verdad espero que no sea Spencer, pero el chico pelirrojo comienza a describir al hombre que ha atacado a Teddy confirmándomelo – Spencer… —susurro y siento a Teddy tensarse en mi.
El chico relata que ha golpeado a Spencer con un bat y que lo han dejado inconsciente en la biblioteca.
-Iré a ver, quizás aún está ahí – digo, pero Teddy me sujeta más fuerte.
-¡No, Konny! Él… él  - veo a mi hermano mirarme con horror, como si temiera que…
-Iré yo – interrumpe Sebastián, corriendo hacia aquel lugar seguido del chico pelirrojo.
Llevo a Teddy hasta la banca de al lado y lo hago sentarse en ella, mientras yo me acuclillo frente a él.
-Teddy… ¿Qué ocurrió con Spencer? – le pregunto precavidamente, mientras le acaricio la mejilla y su labio herido.
-Él… él solo me golpeó – me responde viéndome a los ojos – hoy salí temprano de clases y… ¿Por qué Spencer quiere seguir lastimándonos? – Me pregunta angustiado - ¿Por qué se quiere vengar si él ha sido el malo?
Teddy me sigue bombardeando de preguntas  de las cuales ni yo mismo sabría cómo responderme y de las cuales aún me sigo preguntando.
-Teddy…
-Se ha ido – nos informa Sebastián al llegar nuevamente con nosotros – muy inteligente el tipo ese – deja salir con rencor – ¡se ha ido!
-No importa – le digo – lo importante es que Teddy esta mejor y… —me interrumpo al ver chico pelirrojo al lado de Sebastián, me incorporo y me acerco a él – gracias…
-Dennis – se presenta.
-Gracias, Dennis – le expreso sinceramente – gracias por ayudar a mi hermano. Me llamo Konny.
-Está bien, es una suerte que haya ido a la biblioteca, no acostumbro a ir – dice con una sonrisa – ya estas a salvo – se dirige a mi hermano – así que me voy, supongo que nos veremos por ahí.
-Gracias… —le murmura Teddy.
 El  chico pelirrojo se despide, con un movimiento de mano de nosotros, para irse finalmente.
-También es hora de irnos nosotros – les anuncio.
-Yo los sigo – dice Sebastián antes de irse a su coche – ¿de acuerdo Teddy? – le dice a mi hermano mientras le revuelve el cabello, con una sonrisa.
-Soy… soy Ted – escucho a mi hermano murmurarle.
-Vamos – le digo a Teddy ayudándole a ponerse de pie y así dirigirnos al coche.

Estaba de alguna manera más tranquilo, Sebastián se había ido en la ambulancia junto con Teddy. Spencer ya había sido retenido, solo lo que faltaba era una declaración más oficial, así que tuve que irme a la delegación. Todo el proceso tardó un poco más de lo previsto, pero valió la pena.
Media hora después de la denuncia contra Spencer, yo salía de la delegación y me fui directamente al hospital donde estaría Teddy. En cuanto llegué al cuarto donde descansaba mi hermano, me abordó Sebastián.
-¡Ey! ¿Estás bien? – me preguntó preocupado.
-Sí… ya todo está bien – le dije con un gran alivio. Sabía que le debía explicaciones. Fue una suerte que Sebastián hubiera ido ese día a mi casa a pesar de haberle dicho que no fuera. Por primera vez agradecí mucho que fuera ‘terco’.
Recuerdo haberle hablado ese día de Spencer, le conté sobre los castigos, golpes y lo del sótano que recién también yo me había enterado. Le conté todo… excepto lo de la violación.
-¡Maldito! ¡Espero encontrármelo, porque lo mataré! – exclamó furioso.
-No digas tonterías Sebastián – le dije.
-¿Cómo que ‘tonterías’ Konny? ¿Mira lo que el desgraciado les hacía? – dijo con voz alta.
-Escucha… - le dije en un tono para tranquilizarlo – te necesito aquí… no allá dentro en la cárcel por asesinato – le reprendí.
Ambos nos quedamos en silencio. Yo observando a Teddy atentamente.
-Despertó solo unos segundos, antes de que llegaras – me informó.
-¿Cómo lo viste? – le pregunté un poco preocupado.
-Se repondrá – me dice con una sonrisa – pero más te vale que estés aquí cuando vuelva a despertarse – me advirtió – se lo prometí y sabes que me gusta cumplir mis promesas.
-Bien – le dije sonriente.
-Te traeré algo de cenar – me dijo levantándose de la silla – seguramente no lo has hecho.
-Gracias…

En cuanto llegamos a la casa, Teddy dormía tranquilamente. Al verlo ahí dormido me hizo recordar aquella vez del hospital, aquella promesa que le hice y la cual ya le he fallado dos veces…

-¡Ey! ¿Cómo estas dormilón? – le pregunté a Teddy, en aquella sala del hospital.
-No estabas… - me murmuró adormilado aún – he despertado hace rato y Sebastián fue el que estaba aquí.
-Lo sé… pero ya estoy aquí, eso cuenta ¿no? – le respondí con una sonrisa de lado.
-¿Y Spencer? – me preguntó preocupado.
-No pienses en eso, descansa – le recomendé, no quería que se alterara.
-Pero…
-Shhh, no pienses en eso Teddy, descansa – le había dicho nuevamente.
-Él es malo conmigo Konny – me dijo sollozando – me deja sin comer y me ha encerrado en el sótano muchas veces... no te lo dije, porque me amenazó con golpearme y con mandarte lejos de mi y… - mi hermano terminó llorando.
-Lo siento Teddy… - recuerdo haberle dicho, mientras le limpiaba sus lagrimas con mis dedos – él  ya no lo volverá hacer, te lo juro – le dije, mientras le acariciaba su cabellera oscura – jamás volverá ponernos una mano encima a ninguno de los dos.
-¿De verdad? – me preguntó esperanzado.
-Claro, confía en mí, jamás te volverá a hacer daño, Teddy. Jamás. Te lo prometo.
-Konny… - me llamó más dormido que despierto.
-Descansa - le susurré.
-Gracias…
En menos de un minuto Teddy se había dormido tranquilamente. Mientras yo me centraba en la lectura de un comunicado, en el cual nos mandaban a declarar a mi hermano y a mí, en contra de Spencer.

*****

Ya ha transcurrido una semana desde que Spencer atacó a Teddy. Todo este tiempo he estado hablando con nuestro abogado para que me diera unas cuantas explicaciones, pero solo me repitió lo mismo de la vez pasada: que Spencer ha salido de la cárcel por ‘buen comportamiento’ y que no se puede acercar a nosotros a menos de tres metros. Sinceramente estoy pensando en cambiar de abogado.
La buena noticia de todo esto, aparte que al parecer Spencer ya no ha vuelto (que no me deja tranquilo, pues eso ya pasó una vez), es que Teddy parece ser el mismo de antes y eso me alegra.
-Buen día – me saluda el susodicho al llegar a la cocina, mientras se talla los ojos.
-Buen día – le respondo y al ver que se acerca a la caja de cereal le digo – ya está el desayuno servido.
Lo escucho murmurar unas cuantas cosas, seguramente algo que ver con el desayuno  que he preparado, pues hoy es domingo y Lali no viene.
-¿Qué se supone que es esto? – me pregunta entrecerrando los ojos y picando la comida con el tenedor.
-Solo desayuna Teddy – dejo salir, levantándome de la mesa y dirigiéndome al refrigerador.
-Si mi nutriólogo se enterara – sí, como dije, Teddy parece ser el mismo de siempre.
-Te regañaría por no comerlo – le aclaro, dirigiéndome ahora a la puerta.
-¿A dónde vas? – suelta de pronto asustado.
-A la sala tengo trabajo qué hacer – y es verdad, me he atrasado en las clases y con algunos contratos del Lemus Cinema, suerte que con esos me ayuda Sebastián.
-¡Pero tu comida está deliciosa! – me dice en un tono desesperado y eso me hace voltear hacia con él frunciendo el ceño – En serio…
-Teddy… —le gruño.
-Me serviré dos veces – me dice viéndome a los ojos.
-No es necesario, solo desayuna y ya – dejo salir, sé que no soy buen cocinero, pero no es para que me lo eche en cara a cada rato.
Salgo de la cocina y me dirijo a la sala, donde me encuentro a Sebastián ya sumido en las decenas de contratos que tenemos que renovar.
-¡Ey! Qué tal el pequeño Teddy? – me dice sin despegar la vista del papel que tiene frente a él.
-Igual de quejumbroso – le digo sonriéndole.
Veo a Sebastián  que nuevamente se ha enfrascado en los contratos. Lo observo atentamente, mientras que mil sensaciones me invaden dentro de mí. Su cabello ligeramente desordenado, sus labios moverse lentamente mientras él lee aquellas hojas, esos hoyuelos en la mejillas que se le hacen cuando suelta una sonrisa al percatarse de nombres extravagantes de nuestros trabajadores, sus ojos… esos ojos…
Mis pensamientos ahora se entornan a Spencer y en su mirada… ¿Por qué la mirada de Sebastián me recordó a la de Spencer?  ¿Por qué?
-¡Konny! – escucho la voz de Sebastián muy cerca de mí, haciéndome sobresaltar.
-Lo siento – me disculpo.
-¿Qué ocurre ahora? – me pregunta seriamente.
-Nada…
-Konny – gruñe y yo suspiro resignadamente.
-He tomado una decisión – Sebastián enarca una ceja – Sé que Spencer no puede llegar directamente aquí ni al Lemus Cinema, porque estaría declarando su sentencia nuevamente. Pero también sé que seguirá tras Teddy para llegar a mí.
-También deduje eso —opina Sebastián - ¿Qué harás?
-Renunciar…
-No – me interrumpe adivinando lo que diré – ¡no Konny, es tu hermano!
-Y estará más a salvo, que estando aquí, ¡no voy a seguir exponiéndolo! – le digo levantando la voz.
-Konny…
-Ya está decidido Sebastián, renunciaré a la tutoría de Teddy.
El ruido de algo quebrarse justo atrás de mí, me advierte que alguien nos ha estado escuchando. Cierro los ojos lentamente, me doy la vuelta, y al abrirlos descubro a Teddy, viéndome de una manera que me hice sentir el ser más despreciable de todos.

__________________________________


Capitulo Anterior                                              Capitulo Siguiente






No hay comentarios:

Publicar un comentario