martes, 13 de diciembre de 2011

Capitulo Siete: Algo ocurre con Teddy





Capitulo Siete: Algo ocurre con Teddy.

[Konny]

Después de haber salido de la enfermería, me dirijo al estacionamiento  junto con Sebastián, el cual no para de lanzarme miradas preocupantes. Localizo mi coche y apresuro más el paso. 
-¿Seguro que ya te sientes mejor? – me pregunta, por quinta vez, Sebastián.
-Sí, además ya voy retrasado – le respondo, abriendo la puerta de mi coche.
-Te has perdido todas las clases…
-No me fue mi culpa – dejo salir rápidamente.
-Lo sé, fue del idiota de Jacob y… ¿Qué crees que haces? – Me pregunta al ver que me estoy tratando de quitar las vendas que me han puesto alrededor de mi frente – no te las quites, te pusieron un ungüento para que no te salga un ‘chichón’.
-Hace calor – me quejo – además no puedo llegar con Teddy así, se asustaría.
-Entonces te las quitas antes de llegar con él.
-Bien – le gruño, no quiero comenzar con una discusión, y a la vez, dejando en ‘paz’ las vendas – te veo al rato en el ‘Lemus Cinema’.
-¿Cómo que al rato? – me reclama, yo pongo los ojos en blanco.
-Hay un contrato nuevo que… - trato de explicarle.
-Yo lo hago – me interrumpe.
-¿Qué?
-Somos socios ¿no? Yo lo hago, tú descansa.
-Sebastián… - vuelvo a gruñir.
-¡Ya dije Konstantin! - ¡Genial! Me ha llamado por mi nombre completo, eso no es buena señal, mejor no contradecirlo.
-Está bien – le respondo.
-Iré a verte al rato en tu casa – me advierte.
-Te veo al rato, entonces – me despido sonriéndole, él se acerca, seguramente para despedirme con un beso… yo cierro los ojos fuertemente, de manera inconsciente, pero no ocurre nada. Abro los ojos y veo que Sebastián me está mirando fijamente.
-Un día me contarás, ¿Qué es lo que te ocurre? – me pregunta sin ningún reproche, mientras hace ademanes de querer tocar mi cara, pero no lo hace.
-No me ocurre nada – le respondo, pero él me envía una mirada triste ¡Demonios! No sé mentirle.
-Claro – deja salir resignadamente. Quisiera decirle algo más, pero mis palabras se atoran en mi garganta, demasiados son los secretos que tengo hacia con él, que ahora se me hacen imposible sacarlos.
Sin más que decir, subo al coche y me dirijo hacia el colegio de Teddy.

-¿Por qué te tienes que ir? – le había preguntado una tarde de octubre a un Sebastián de 8 años.
-Mi mamá dice, que aquí estamos en peligro – me había respondido Sebastián, mientras seguía arreglando mi bicicleta.
-¿Peligro? ¿De qué? – Esa tarde estaba demasiado confundido y no entendía muchas cosas. De la noche a la mañana Sebastián había ido a decirme que se iba de la ciudad junto con su mamá.
-No lo sé, de un señor llamado Francis, creo – me dijo, a la vez que lograba quitarle una de las llantitas extras que tenía la bicicleta, para principiantes.
-¿Ya no iremos a la misma escuela, entonces? – le había preguntado tristemente.
-Creo que no, Konny – me respondió él también de manera triste.
-¿Ya no, nos volveremos a ver? – recuerdo haberle preguntado conteniendo unas lagrimas.
-No lo sé, pero siempre seremos amigos… no lo olvides Konny – me dijo mientras me abrazaba.
-No… no lo haré y ¿tú? – le pregunté un poco asustado.
-¡Por supuesto que no! Jamás lo haría - me  había respondido con una gran sonrisa – ¡Es imposible olvidar tus ojos Konny! Son muy bonitos – yo solo le sonreí.

Conozco a Sebastián desde que tengo memoria, ha sido mi mejor amigo desde siempre. Sé que puedo confiar en él, pero me da miedo que cuando se entere de lo que ocurrió con Spencer, él deje de quererme. No soy tonto, sé que está enamorado de mí y también sé que no me dice nada, porque desde que regresó me ha notado distinto y probablemente sospeche qué es lo que me ha ocurrido y con quién, pero es mejor así, que quede en simples sospechas… y es mejor que él busque a alguien con quién sí pueda responderle totalmente.
Veo algunos alumnos saliendo del colegio del que asiste mi hermano, creo que he llegado tarde, entro al estacionamiento, pero no veo lugares libres para estacionarme, al menos no en la entrada, manejo hasta al fondo del estacionamiento. Desde este lugar dudo mucho que Teddy pueda localizarme, así que me bajo del coche y antes de cerrar la puerta, veo mi reflejo en el vidrio recordando que tengo las vendas en mi cabeza.
-¡Konny! – escucho que mi hermano me llama, me volteo rápidamente asustado, cuando siento a Teddy abrazarme fuertemente.
-¿Qué…? ¿Teddy? – Trato de hacer que me suelte, pero sigue empeñado en no soltarme, al principio creí que era una de sus ‘bromitas’ pero lo siento temblar y respirar agitadamente.
-Teddy, ¿Qué ha pasado? – le pregunto alarmado, pero ha empezado a empujarme hacia atrás, trato de hacer que me escuche, pero insiste en meterme al coche - ¡Ted! –  le llamo fuertemente.
Siento que se tensa un poco y después lo veo separarse de mí rápidamente, me ve con ojos asustados y aún sigue temblando ¿Qué fue lo que lo puso así?
-Ey… ¿Qué ocurre? – le pregunto lo más tranquilo que puedo.
-Vámonos… - murmura asustado. 
Lo observo detenidamente, algo no anda bien, mi hermano está asustado, pero ¿Quién fue?
-Vámonos – le digo y veo cómo un semblante de alivio en su cara lo invade, al oír mis palabras.
Se da la vuelta y entra al coche por el lado del conductor, definitivamente algo le ocurrió, solo conozco a una persona que puede causar semejante reacción en él, pero es imposible que él esté aquí. Doy un vistazo a mí alrededor por las moscas, aunque sé que no encontraré nada. Y no me equivoco.
Entro al auto y en cuanto lo hago, Teddy se abalanza sobre mí, cerrando la puerta de mi lado poniéndole seguro, luego él se acomoda en su asiento, poniéndose el cinturón, sin dejar de ver hacia fuera, como temiendo que ‘alguien’ apareciera en cualquier momento.
No lo quiero poner más nervioso, así que pongo en marcha el coche, sin dejar de ver de reojo al asustadizo de Teddy. Fue cuestión de varios minutos, cuando llegamos a la casa y al parecer mi hermano se ha tranquilizado un poco.
Bajamos del coche, me doy la vuelta hacia con él, para preguntarle qué le ocurrió. Pero nuevamente lo veo asustado e incluso pálido.
-Konny… - me llama a la vez que me señala a la cabeza. Solo entonces me doy cuenta a qué se refiere.
¡Demonios!  Se me olvidó quitarme las vendas.
-¿Teddy?
¡Maldición! Corro hacia con  él, antes de que se golpee contra el piso, pues se ha desmayado. Fue demasiado para él.

El idiota de Spencer había golpeado a mi hermano hasta hacerlo vomitar, tuve suerte ese día de haber llegado a tiempo, sino, no sé que hubiera sido de Teddy. Logré quitárselo de encima, pero luego se la agarró conmigo, fue cuestión de segundos para que me derribara y en ese instante perder el conocimiento.
Cuando desperté, estaba en mi habitación y al parecer Spencer la había pasado muy bien conmigo, al juzgar por haberme encontrado semidesnudo en la cama y por el dolor que me invadía por todo mi cuerpo, sobre todo en mis partes intimas. Lo que le siguió aún es confuso para mí, solo recuerdo haberme enojado mucho al recordar lo que le había hecho a Teddy y a mí, así que  agarré la lámpara de noche de la mesa y se la estrellé en la cabeza a Spencer, aprovechando que aún dormía a un lado de mí.
Me vestí lo más rápido que pude, bajé hasta la sala donde encontré a un Sebastián asustado.
-¡Konny! – Me llamó – ¿Estás bien? Estuve llamándote pero no contestabas y… ¿Qué te pasó?
-Luego Sebastián – le respondí – mientras llama a la policía, diles que hay un ladrón, yo les explicaré en cuanto lleguen – le pedí y él solo me observó perplejo - ¡Vamos Sebastián! – le dije desesperado.
-Bien – me respondió y enseguida comenzó a marcar.
Yo me fui directo a la cocina, donde había visto por última vez a Teddy, pero para mi sorpresa no estaba ahí, eso no hizo más que asustarme, comencé a llamarlo y a buscarlo por toda la casa desesperadamente, Sebastián se unió a mi búsqueda aunque aún seguía sin entender nada. Recuerdo haber buscado por todos los lados, hasta que se me vino a la mente ‘el sótano’ y sin más me fui hacia allá.

Estoy sentado en la sala, aparentemente tranquilo, esperando a que el doctor termine de revisar a Teddy. ¡Lo cual me parecen horas! Lali también está intranquila, aunque trata de aparentar lo contrario. Se escuchan pasos bajando las escaleras  y es cuando veo al doctor.
-¿Cómo está? – le pregunto sin miramientos.
-Más tranquilo – me dice indiferente y con una mirada recelosa – le he dado unos calmantes, así que dormirá un rato más. Por lo tanto, te recomiendo que ¡Lo dejes en paz! – Prácticamente me grita, yo solo frunzo el ceño – no te hagas el inocente conmigo, ¡Crees que no sé que tu le hiciste eso a tu hermano!
-¿Qué…? – pregunto desconcertado, pero el doctor solo mueve la cabeza negativamente.
-Esta es la cuenta – me la de un manotazo – y esto lo notificaré al juez – me avisa con enfado, antes de salir de la casa.
¿Al juez? ¿Cómo sabe el doctor que el juez nos tiene bajo vigilancia? ¿Y por qué demonios cree que yo le hice eso a mi hermano?
-El doctor cree que te has peleado con tu hermano – me dice Lali, sacándome de mí espasmo.
-¿Qué…? – Lali me señala mi cabeza, cierro los ojos. Malditas vendas, solo me han traído problemas.
 
-Teddy ¿estás bien? – le pregunté a mi hermano al llegar a su lado, en aquel sucio sótano.
-¿Konny? – murmuró, mientras que yo trataba de levantarlo.
-Vamos, tenemos que salir de aquí – le dije con voz desesperada al verlo muy mal – tienes fiebre – dejé salir preocupado, cuando por fin pude sostenerlo en mis brazos.
Cuando entramos a la casa la policía estaba ahí, les expliqué a grandes rasgos todo lo ocurrido omitiendo algunas cosas, le pedí a Sebastián que acompañara a Teddy en la ambulancia, mientras yo me hacía cargo de todo. Una vez que vi a mi hermano en la ambulancia, hice mi declaración en contra de Spencer, el cual ese mismo día quedó detenido.

__________________________________


Capitulo Anterior                                              Capitulo Siguiente





No hay comentarios:

Publicar un comentario