El muchacho de ojos tristes
Capitulo Trece: Aislado
[Konny]
Tic-Tac
Solo escucho el sonido que hace el reloj-despertador. Esta es la cuarta madrugada en la cual aún no puedo conciliar el sueño.
Me incorporo lentamente para sentarme en la orilla de la cama, me llevo las manos a mi cara y mis codos, los recargo en mis rodillas. Mientras me envuelvo en mis pensamientos.
“¡Spencer te busca a ti no a mí! ¿Por qué no le das de una vez lo que quiere? ¡Así nos dejará en paz!”
Las palabras de mi hermano rondan por mi cabeza en una especie de eco.
“¿Por qué no le das de una vez lo que quiere?”
Si tan solo supiera qué demonios quiere, lo haría… pero Spencer siempre se caracterizó por sus misterios, cada día pedía una cosa distinta. De lo único que estoy seguro es que quiere venganza, muy claro lo dejó aquel día del juicio. Si tan solo supiera en qué demonios consiste su maldita venganza…
Mi hermano estaba justo a mi lado tomándome de la mano, estábamos en aquella sala del tribunal, esperando la respuesta del juez. Habían sido dos semanas exhaustivas de demandas, declaraciones, testimonios y sesiones del juicio. Y ese día solo ocurriría una cosa: encerrar a Spencer por violencia y maltrato infantil o lo dejarían libre por falta de pruebas e incongruencias en las declaraciones.
Yo en verdad deseaba que Spencer se quedara encerrado para siempre, aunque eso sería imposible… al menos que lo demandara por el otro asunto, pero eso no pasaría, él se encargó de que eso jamás sucediera.
Ese día estaba tan nervioso por la declaración final del juez que no estaba muy atento a lo que ocurría alrededor, hasta que mi hermano me apretó fuertemente mi mano y me sonreía ampliamente.
-¿Qué…? – ni siquiera pude articular palabra porque Teddy se había lanzado a mí en un impulsivo abrazo, mientras me decía alegremente:
-¡Lo logramos Konny, somos libres! – lo que me dio a entender que Spencer había sido declarado culpable.
Todo lo que le siguió fue una confusión: gente saliendo de la sala, el juez ya se había retirado, periodistas que hasta la fecha no sé cómo se enteraron del asunto. Hacía lo posible para que mi hermano no se soltara de mi agarre, mientras que nuestro abogado, el Sr. Cooper, nos sacaba del lugar sin que la masa de gente, que nos rodeaba, no nos separara.
-¡Agárrenlo! ¡Que no se escape! – se escuchaba a lo lejos, pero solo fue cuestión de segundos para entender de quién hablaban.
Una mano se cerró fuertemente en mi brazo y me jaló con tanta fuerza, que no fui capaz de impedirlo y aunque lo hubiera intentado no habría podido por la multitud de gente que estaba alrededor.
-Konny, como veras no estoy muy contento con lo que tú y tu maldito hermano han hecho – escuchaba a Spencer frente a mi – me vengaré… tenlo por seguro y de la manera que menos te imaginas y… - ya no pudo continuar, porque en esos momentos los guardias llegaron y se lo llevaron, mas sin embargo, Spencer ya lo había hecho, ya me había advertido que se vengaría.
Tic-Tac
Me dejo caer hacia atrás dando un largo suspiro.
Spencer ya comenzó con su venganza, atacando dos veces a mi hermano y dudo mucho que solo su venganza consista en asustar a Teddy. En el último ataque, estoy seguro que hubo algo más que golpes, mi hermano traía esa mirada, esa misma que algunas veces yo me vi hacer cuando…
“¡Estúpido Spencer!”
Doy un golpe a la mesa de noche, con mi puño.
No puedo permitir que ese tipo se siga saliendo con la suya, no permitiré que Spencer le haga lo mismo que a mí a mi hermano.
“¡Te odiaré si lo haces!”
Me dijo Teddy hace cuatro días cuando descubrió lo que pensaba hacer con respecto a su tutoría y vaya que lo ha cumplido, me ha aplicado ‘La Regla del hielo’, pero es mejor eso a…
Ti-Ti-Ti-Ti
Comienza a sonar la alarma del despertador, de un manotazo lo hago callar.
Bajo a desayunar y por la mirada desaprobatoria que me lanza Lali, supongo que es porque traigo mal aspecto. Ignoro eso y la saludo con un ‘Buen día’. Me siento y en escasos segundos Teddy aparece en la cocina, lo saludo de igual manera y como me lo esperaba no me lo respondió. Anuncia que va desayunar ‘cereal’. Estoy de acuerdo que está enojado conmigo y sabe que me molesta que no lleve bien la dieta que le ha dado el nutriólogo, pero no por eso se va a descuidar desayunando solo eso.
-Teddy – le llamo de manera cansina… y nuevamente me ignora.
De pronto, he perdido el apetito.
¿En realidad estoy cometiendo un error? ¿Sebastián tendrá razón? Aun recuerdo la conversación de ayer… que de un momento a otro se entornó a una discusión.
Estábamos nuevamente con la renovación de los nuevos contratos de nuestros trabajadores del Lemus Cinema, ya teníamos un rato en eso, sin decir media palabra, hasta que Sebastián rompió el silencio.
-¿Aún piensas en renunciar a la tutoría de Teddy? – su voz sonaba más a reproche que a una simple pregunta.
-Sí – le respondí viéndolo directamente – hace tres días hablé con el Sr. Cooper y…
-No puedo creerlo – me dijo levantándose del sillón molesto. Suspiré largamente, sabía que no acabaría nada bien esa conversación.
-Sebastián, lo hago por Teddy, no fue muy fácil la decisión, me duele separarme de él y…
-No te creo nada Konny – me interrumpió.
-¿Qué…? - parpadee nervioso.
-Hay algo más… no creo que lo hagas por Teddy.
-¿Cómo que no lo hago por Teddy? – le reclamé furioso. Y mi amigo solo negó con la cabeza – entonces según tú ¿Por qué lo hago?
-Por proteger a Spencer.
-¿Qué…? – estoy seguro que palidecí cuando escuché esas palabras de Sebastián.
-Lo que oíste, me hace pensar que tu ‘decisión’ es para proteger a Spencer y no a Teddy.
-Eso… eso no es verdad ¡¿Por qué demonios piensas eso?!
-Porque prefieres alejar a Teddy que a denunciar a Spencer, eso es lo que pienso – volví a parpadear nervioso ante su confesión.
-No – murmuré o eso creo, no lo sé, solo recuerdo que su opinión me aturdió en demasía – no es…
-Entonces dime qué es Konny, porque no te entiendo ¡Por qué no denuncias a Spencer!
-¡Porque necesitamos pruebas! – Le grité – eso mismo pensé Sebastián, en denunciarlo, pero el Sr. Cooper me dijo que solo el testimonio de Teddy no bastaba porque no había testigos en el primer ataque y en el segundo la declaración de Dennis no bastaba – le informé, pero mi amigo negó con la cabeza.
-No me refería a eso Konny, no solo a esa denuncia… me refiero a lo que pasó cuando aún era su tutor, estoy seguro que no declararon todo…
-Si lo hicimos – atajé rápidamente.
-¡Claro que no!
-Así fue, ¡no puedes asegurar algo que no sabes Sebastián! ¡Tú no estabas ahí! – le grité.
-No estaba, porque me negaste que fuera al juicio, pero estoy seguro que…
-Ese no es el punto Sebastián – le recordé – estábamos hablando de Teddy y… - dejé de hablar, ni siquiera quería hablar de eso. Sebastián solo me envió una mirada resentida.
-Estas cometiendo un error – me dijo seriamente – y hasta que dejes de encubrir a Spencer, solo entonces hablaremos.
-Sebastián – le llamé, pero mi amigo ya se había levantado del lugar y se dirigía a la puerta de la salida.
Una mano en mi hombro me ha sacado de mi ensimismamiento. Es Lali, quien me ve de manera implorante.
-¿Tú también crees que estoy cometiendo un error? – le pregunto, pero ella solo me sonríe dulcemente.
Me levanto y me dirijo hacia el auto, seguramente Teddy ya debe estar ahí, ya que no me di cuenta cuando salió de la cocina.
Para mi sorpresa no está aún.
Spencer me besaba de manera posesiva, sentía su lengua penetrar mi boca, mientras que sus manos acariciaban mis piernas y las separaban bruscamente.
-Recuerda que tu decidiste Konny… recuérdalo – me decía mientras sentía cómo entraba en mi – tu lo quisiste, preferiste ser tu y no el pequeño Teddy.
Recuerdo haber cerrado los ojos y tratar de no escuchar lo que me decía.
-No es una violación – me decía al oído haciendo que mis esfuerzos de no escuchar fueran en vano – no es una violación…
Me decía una y otra vez, mientras que mi cuerpo se abalanzaba al ritmo de sus embestidas.
-Tú me lo pediste Konny ¿de acuerdo? – Me seguía hablando y yo solo quería que se callara de una vez – no te estoy obligando a nada ¿cierto? – recuerdo que en cuanto me lo dijo, voltee a verlo a los ojos y dispuesto a protestar a lo que me había dicho, pero nuevamente, mi cuerpo, mis reflejos reaccionaron…
-Ahhh – gemí ante aquella sensación-maldita sea-placentera.
-Lo ves… lo disfrutas y si lo disfrutas no es una violación, porque si lo fuera no te gustaría lo que te hago…
¡Maldición!
¿Cómo podría decirles a Sebastián y a mi hermano que Spencer abusaba de mí y que lo disfrutaba? ¿Cómo? No puedo con eso, es demasiado...
Sebastián no puede creer que yo quiero proteger a Spencer, eso no es verdad. Aquí la única verdad es que no puedo denunciar a Spencer al menos no con eso, él me lo dejó muy en claro…
“No es una violación…”
“Lo ves… lo disfrutas y si lo disfrutas no es una violación, porque si lo fuera no te gustaría lo que te hago…”
¡Maldición! No puedo denunciarlo y menos si él utiliza ese argumento en la corte… no podría defenderme, no contra ese argumento.
Los tamborileos de los dedos de mi hermano en la ventana del auto me hacen salir de mis recuerdos. Veo a mi hermano ver su reloj de manera impaciente, pero aún sin dirigirme la palabra.
-Teddy…
Le llamo, esta vez haremos las paces o al menos intentaré. Pero mi hermano hace un pequeño bufido y sale del auto. Lo sigo. Comienzo a llamarlo pero sigue ignorándome.
-¡Ted! – le llamó fuertemente. Y mi hermano parece bacilar por unos momentos, pero sigue avanzando.
Corro.
Llego hasta su lado y cierro mi mano en su brazo y lo hago voltear bruscamente. Esta vez me va a escuchar, aún sigo siendo el hermano mayor y me tiene que obedecer ¿cierto?
Mi hermano se sorprende al verme, de hecho yo también, es la primera vez que lo hace, cara a cara, desde aquel día que me vio salir del estudio con nuestro abogado.
-Teddy…
El sonido de un coche, que se estaciona frente a nosotros, me interrumpe. Es Sebastián.
-Hola – me saluda de mala manera – ¿has cambiado de opinión? – me pregunta, al mismo tiempo que señala a Teddy. Habla de la tutoría.
-No… — susurro. Y Sebastián mueve la cabeza negativamente con un semblante de fastidio. Mi hermano se suelta de mi agarre y acercándose a Sebastián le pregunta:
-¿Me llevas al colegio?
-¡Claro! – le responde Sebastián, mi hermano se sube al auto y ambos se van del lugar sin despedirse.
Presiento que este próximo fin de semana será tortuosamente largo. Con mi hermano y mi mejor amigo enojados conmigo, nada bueno saldrá de eso.
Me he quedado como un idiota parado viendo alejarse el auto.
-Creí que nunca se irían – me dice una voz conocida atrás de mí. Al voltear lo reconozco. Es Spencer.
Jadeo al reconocerlo ¿Cómo demonios…?
-¿Me extrañaste Konny? – Me pregunta con una sonrisa de lado, mientras yo retrocedo un paso – esta vez nadie… nadie te salvará – me dice con una tétrica sonrisa.
Me doy la vuelta dispuesto a correr, pero algo se ha estrellado en mi cabeza haciéndome perder el equilibrio y caer en el frío pavimento. Parpadeo un par de veces pero es inútil, todo está borroso, sin contar que también todo da vuelta. Siento que algo escurre por mi mejilla y algo me dice que es sangre. No lo sé. El pánico me ha invadido haciendo que todo dolor se esfume.
Escucho la voz de Spencer cerca de mí diciéndome cosas que no comprendo, mientras que unos brazos me ayudan a levantarme.
-No está nada mal el chico – dice una voz vagamente familiar, que me hace concluir que Spencer ha venido con alguien más.
-Lo sé – dice Spencer.
-Aún no sé cómo me he abstenido de poseerlo – dice aquella voz y eso me hace estremecer.
Trato huir de ahí, pero un piquete en mi brazo me hace perder movilidad en mi cuerpo.
-Sujétalo bien – dice esa voz que se me hace conocida. Alzo la cara para saber de quién se trata pero con su mano me hace agachar la cabeza hacia el piso.
-Tranquilo Konny – me dice Spencer – nos divertiremos mucho los tres…
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