Los cinco elementos
Capitulo Tres:
Acorralados
-Sangre Sucia, entréganos al niño – le dijo uno de ellos, mientras los
otros dos Mortífagos, le apuntaban con sus respectivas varitas, dispuestos a
lanzarle el Avada.
Draco había caído de pecho al piso, sintió una sensación extraña en su
labio inferior y al tocarlo se dio cuenta que eso era sangre.
“¡Maldición!”
Se reprimió porque justo en el momento de contraatacar, su magia no le
respondió, se sentía tan patético, por ser tan débil, pero ya habría tiempo de
reprenderse, pues sentía venir hacia él a los tres malditos Mortífagos, pero lo
que realmente lo horrorizó fue el grito de desesperación de su hijo a lo lejos.
-¡Papi! – había gritado el pequeño Scorpius.
“¡NO!”
Pensó afligido el rubio, se dio la vuelta trabajosamente y pudo observar
cómo los tres Mortífagos ya estaban en camino hacia su hijo, distinguió a
¿Granger? Sí era la sangre sucia, que protegía a su hijo, el cual forcejaba
entre sus brazos. La chica estaba en posición de defensa dispuesta a hacer todo
lo posible para defenderse, pero Draco sabía, que incluso para ella, enfrentarse a tres Mortífagos con un niño en
brazos, le sería imposible salir
victoriosa de esa pequeña pelea.
Los Mortífagos se acercaban hacia ellos peligrosamente, ella
retrocedía instintivamente a cada paso
que daban aquellos encapuchados hacia donde estaba, sabiendo de antemano que
eso era inútil, pues tarde o temprano, toparía con la pared, lo cual hizo en
esos instantes.
“Piensa Draco,
vamos… piensa”
Pero le resultaba difícil pues su hijo seguía llamándolo.
“Demonios Draco,
has uso de tu sangre fría, piensa, ¡PIENSA!”
-¡Papi! – escuchó Draco, gritar nuevamente
a su hijo y viendo cómo éste
se debatía en el agarre de la castaña, mientras sus
bracitos se estiraban inútilmente en un intento de alcanzarlo.
-Sangre Sucia, entréganos al niño – reconoció la voz autoritaria de Morseferth, que al parecer estaba al mando
del ataque.
-¿Para qué lo quieren? – escuchó interrogar la chica.
-Eso no te incube – escuchó que espetó McKinnons, que estaba a un lado de
Morseferth.
Draco aprovechó el momento en que los tres Mortífagos estaban al pendiente
de la chica, para poder atacarlos.
“Vamos no me
falles ahora magia”
Pedía desesperado, apuntó con su varita y pronunció un hechizo, para su
sorpresa, su magia le respondió y los tres encapuchados salieron disparados,
aprovechando la algarabía reciente, lanzó un puño de ‘polvo peruano de oscuridad instantánea’* y enseguida el sitio había sido invadido por
una gran nube de polvo.
Por unos momentos no escuchaba ruido por ninguno de los clientes del pub,
seguramente algunos habrían salido desde el momento de haber visto a los
seguidores de Voldemort y los que no alcanzaron a hacerlo, debieron haber
encontrado refugio inútilmente debajo de las mesas, la verdad eso no le
importaba, le importaba más su hijo, atravesó rápidamente el lugar y pudo
localizar a la chica, la cual había protegido a su hijo con su cuerpo y con
toda la pena del mundo le lanzó un “Desmaius”
al pequeñito.
Por otro lado Hermione la invadió un pánico terrible al sentir que el pequeñito
que tenía entre sus brazos había dejado de forcejear.
¿Se habría desmayado? ¿Le habrían hechizado? Solo esperaba que no
estuviera… muerto.
Su miedo se intensificó cuando sintió que la tomaban del brazo y la jalaban
hacia fuera del pub, aunque hizo un esfuerzo enorme a oponerse a ello.
*****
Un encapuchado miraba hacia la nada, solo se limitaba estar ahí,
sintiéndose el peor del mundo, él mismo se desconocía ¿Cómo pudo haberle hecho
eso? No se lo merecía, dos veces lo había traicionado y todo ¿para qué? ¿Más
poder? ¿Reconocimiento? ¿Recompensa? ¿En
verdad valió la pena haber traicionado a Draco Malfoy? Posiblemente sí, o tal
vez no.
Se levantó de la roca en la que estaba sentado, la incertidumbre o mejor
dicho: la culpa, no lo dejaba tranquilo, comenzó andar de un lado para otro,
seguramente a estas horas, los tres Mortífagos ya lo habrían atacado.
-Acaso lo que percibo en el ambiente es… ¿culpa? – dijo una voz siseante a
su espalda, el encapuchado se volvió para enfrentar a su amo.
-No, mi Lord.
-Más te vale chico… porque lo último que debes sentir es eso… culpa,
recuerda que Malfoy es un traidor y como tal debe pagar…
-Sí, mi Lord.
-Todos los traidores deben pagar un precio para ser perdonados… si es que
quiero perdonarlos, claro – reflexionaba Voldemort –En cambio tú… me has
resultado muy útil, sigue así… sí la misión no falla, en unas cuantas horas,
tendrás tu recompensa – le repitió el Señor Oscuro – por lo pronto… puedes
irte… quisiera que fueras una sorpresa para él…
El joven encapuchado emprendió su camino y al llegar a un punto neutro… desapareció.
*****
-¡Suéltame maldito asqueroso,
mortífago! – escupió la chica al ver que la figura que la sujetaba fuertemente
era un encapuchado – ¡que me sueltes! - le dijo cuando logró zafarse del agarre
e inmediatamente le amenazó con su varita.
-No tengo tiempo para tus jueguitos
Granger – le contestó Draco mientras con un movimiento de mano bajaba la varita
de la chica, la cual había quedado pasmada al reconocer la voz que le habló –
vámonos o nos van a descubrir.
Pero el chico no esperó respuesta de la chica, simplemente se molestó con
el hecho de tomarla nuevamente del brazo y prácticamente arrastrarla hasta un
callejón solitario. Una vez estando en ese lugar, Hermione estaba saliendo
apenas de la impresión ¿Qué se proponía Malfoy? ¿No se supone que él se había
opuesto a Voldemort en el último momento de la batalla final? Entonces… ¿Por
qué demonios ayudaba aquellos Mortífagos para atrapar al niño? Seguramente
había sido otra farsa más de parte del ex Slytherin, claro ya lo habían dicho
antes: un mortífago, siempre será un mortífago.
-No te atrevas Malfoy – le amenazó la castaña al ver que el rubio había
sacado su varita y había apuntado al niño.
-No le voy hacer daño Granger – le informó el rubio – lo voy a despertar
para…
-¡Cállate! Ustedes traman algo contra el niño – lo interrumpió y esta vez
su amenaza iba en serio, pues su varita, que ya estaba apuntando hacia la cara
del rubio, sacaban visiblemente chispas rojas – no dejaré que le hagan daño –
protegía la chica al pequeñito que seguía inconsciente.
-Por si no te habías dado cuenta Granger, los saqué del lugar a ambos para
protegerlos, pero parece que no sabes reconocer las buenas acciones.
-¡Silencio!
-¡Silencio, tu! Tus gritos alertaran a los Mortífagos y los traerá aquí y
sinceramente no dispongo de mucho tiempo… - “ni
de magia” pensó alarmado.
-No me ca…
-¡Silencius! - hechizó
Draco… ¡demonios! ¿Esa Granger nunca se callaba o qué? Con un
movimiento rápido le quitó su varita y dirigiéndose a su hijo le apuntó con su
varita ante la mirada angustiante de la chica, creyendo que le haría daño.
-Ennervate… - al menos su magia
no se había ido del todo, todavía.
El pequeñito abrió sus ojitos y se aferró a la chica cuando vio al
encapuchado frente a él, se iba a llevar su manita a su pecho, pero el rubio
mayor lo detuvo y con su otra mano se bajó la capucha, dejando así su rostro
expuesto.
-¡Papi! - gritó el pequeñito, estirando sus bracitos hacia Draco.
-Scorpius, no debemos hacer mucho ruido o los hombres encapuchados vendrán
– el niño asintió valientemente tapándose su boquita, Malfoy sonrió con
autosuficiencia mientras acariciaba las mejillas de su hijo.
“¿Papi?”
*****
Un chico de piel morena clara, cabellera castaña y de ojos color azul
oscuro, se acaba de aparecer en las afueras del pub “El Cadáver”, pero en
cuanto puso un pie en tierra firme, se dio cuenta que nada estaba bien… y no se
equivocó, en cuanto vio salir a tres encapuchados del lugar.
“Mortífagos… qué
oportunos ¿pero qué hacen aquí?”
El recién llegado, se tuvo que ocultar de ellos, pero no por eso dejó de
prestar atención a lo que decían.
-Ese maldito traidor, ¡búsquenlo! - ordenó el primer mortífago que había
salido del lugar, el cual lo reconoció de inmediato, era Morseferth.
-No debe ir muy lejos, va con la sangre sucia – dijo Rowle, como si aquella
chica no fuera un gran obstáculo para que el chico fuera muy lejos del lugar.
-Recuerden que el Lord quiere sin ningún rasguño al mocoso – les recordó el primer encapuchado.
-Sí, pero no dijo nada de Malfoy – dijo complacido McKinnons mientras se
estrujaba las manos.
-¡Démonos prisa! Esta misión se está extendiendo más del tiempo requerido –
apremió el líder del grupo, mientras se encaminaba por el callejón.
El chico recién aparecido, se quedó ensimismado en sus pensamientos.
“¿Scorpius? Para
que quiere Voldemort a Scorpius?”
*****
Hermione estaba sorprendida ¿había escuchado bien? ¿El niño llamó papi a Malfoy? ¿Malfoy era papá? ¿Malfoy
estaba mostrando amor a alguien más? En realidad ese rubio la había
sorprendido, jamás hubiera imaginado verlo así de cariñoso con alguien más,
aunque pensándolo bien, después de todo Malfoy era humano, en algún momento debía de mostrar sentimientos,
aunque…
De pronto su semblante cambió al ver a un mortífago del otro lado del
callejón, quiso advertirle a Malfoy al ver que el mortífago le apuntaba por la
espalda, pero como aún seguía bajo el hechizo Silencius, no podía articular palabra.
“Estúpido Malfoy, ¡voltea o nos van a matar!”
Pero el chico también había visto a un mortífago frente a él, justo a unos
cuantos pasos atrás de Granger.
-Vaya, vaya… - decía malicioso Morseferth, llamando la atención de Draco –
sé bueno traidor y entréganos al mocoso – el ex Slytherin lo fulminó con
la mirada.
-Lo haremos por las buenas o por las malas, Malfoy – aclaró McKinnons.
-¡Demonios! - murmuró Draco al ver
que el tercer mortífago se les unía también – Scorpius, sabes lo que tienes que
hacer ¿verdad? – le preguntó a su hijo, el pequeñito asintió, sacando debajo de su playera un pequeño
escapulario que llevaba un dije de plata, de un trébol de cuatro hojas –
excelente, cierren los ojos – les recomendó a ambos “por favor… funciona” - ¡illuminate! - exclamó Draco y a continuación todo el lugar se alumbró dejando
temporalmente cegados a los encapuchados - ¡Finite
Incantatem! – Le lanzó a Hermione, mientras le regresaba su varita –
cuídalo Granger, por favor – le suplicó – ¡ahora Scorpius! – ordenó a su hijo y
el pequeño agarrando el dije, exclamó:
-Scorpius…
Hermione sintió cómo era impulsada del suelo y sostuvo fuertemente al
pequeñito, mientras cerraba vigorosamente sus ojos, hasta que sintió que todo
estaba quieto los volvió a abrir y fue cuando se dio cuenta que ya no estaba en
aquel callejón ¿Qué había ocurrido? O mejor ¿En dónde demonios estaba?
Recorrió con su mirada aquel extraño lugar, parecía una casa… una casa que
aparentemente solo contenía lo necesario para sobrevivir; por la reciente
impresión, no se había dado cuenta que había dejado al niño en el piso, hasta
que la voz de éste la sacó de su ensimismamiento.
-¿Dónde está mi papi? – interrogó el niño mientras lo buscaba por todo el
lugar.
Hermione entornó los ojos, no se había dado cuenta de la ausencia del rubio
mayor. Entonces lo comprendió, ese dije era un traslador.
-¿Dónde está mi papi? – el pequeñito volvió a preguntar mientras miraba a
la castaña con unos ojitos preocupantes.
Y por primera vez, Hermione no supo cómo responder a una simple pregunta…
*****
-¡No! – gritó Morseferth cuando la sangre sucia y el niño ya no estaban
cuando recuperó su visión – ¡maldito! Cometiste
un grave error traidor, de esta no te salvas.
Draco sonrió de lado, no importaba, su hijo estaba a salvo y ahora sí, el
podría pelear sin estar al pendiente.
-Ríe mientras puedas – le dijo
McKinnons.
Los tres Mortífagos lo estaban rodeando, Draco los observaba de uno a uno.
-No podrás ocultarlo para siempre, tarde o temprano el Señor Tenebroso se
apoderará de tu hijo – le aseguraba malicioso Rowle.
-Eso nunca ¡Expulso! – gritó
Draco… pero su magia no respondió - ¡No! – dejó salir desesperado.
-Ja… ¿Qué pasa traidor? ¿Tu magia no
responde? – el rubio solo los fulminó con la mirada, pero eso no impidió que
Morseferth hablara – ¿te gustó nuestra
sorpresa? Así es, nosotros reprimimos tu magia con aquellos crucios, pero ya es hora de quitártela
por completo – le dijo regocijante.
-¡Expelliarmus! - gritó McKinnons
– y la varita de Draco voló lejos de él – Ya no la ocuparás ¡Crucio! – el chico comenzó a retorcerse
de dolor, no pudo evitar el gritar. El dolor era insoportable, aun no se
recuperaba completamente de los anteriores ataques, así que su cuerpo no
resistiría mucho, pronto llegaría a la inconsciencia, sin embargo, el dolor
cesó.
-Ahora es mi turno… - habló Morseferth - ¡Crucio!
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N/A:
(*) ‘Polvo peruano de oscuridad instantánea’… éste
se hace mención en la peli 6 y Harry lo usa para entrar al compartimento donde
se encuentra Draco.
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