lunes, 12 de diciembre de 2011

Capitulo Tres: Acorralados

Los cinco elementos



Capitulo Tres: 


Acorralados



-Sangre Sucia, entréganos al niño – le dijo uno de ellos, mientras los otros dos Mortífagos, le apuntaban con sus respectivas varitas, dispuestos a lanzarle el Avada.
Draco había caído de pecho al piso, sintió una sensación extraña en su labio inferior y al tocarlo se dio cuenta que eso era sangre.
“¡Maldición!”
Se reprimió porque justo en el momento de contraatacar, su magia no le respondió, se sentía tan patético, por ser tan débil, pero ya habría tiempo de reprenderse, pues sentía venir hacia él a los tres malditos Mortífagos, pero lo que realmente lo horrorizó fue el grito de desesperación de su hijo a lo lejos.
-¡Papi! – había gritado el pequeño Scorpius.
“¡NO!”
Pensó afligido el rubio, se dio la vuelta trabajosamente y pudo observar cómo los tres Mortífagos ya estaban en camino hacia su hijo, distinguió a ¿Granger? Sí era la sangre sucia, que protegía a su hijo, el cual forcejaba entre sus brazos. La chica estaba en posición de defensa dispuesta a hacer todo lo posible para defenderse, pero Draco sabía, que incluso para ella,  enfrentarse a tres Mortífagos con un niño en brazos,  le sería imposible salir victoriosa de esa pequeña pelea.
Los Mortífagos se acercaban hacia ellos peligrosamente, ella retrocedía  instintivamente a cada paso que daban aquellos encapuchados hacia donde estaba, sabiendo de antemano que eso era inútil, pues tarde o temprano, toparía con la pared, lo cual hizo en esos instantes.
“Piensa Draco, vamos… piensa”
Pero le resultaba difícil pues su hijo seguía llamándolo.
“Demonios Draco, has uso de tu sangre fría, piensa, ¡PIENSA!”
-¡Papi! – escuchó Draco, gritar nuevamente  a su hijo y viendo cómo  éste se  debatía  en el agarre de la castaña, mientras sus bracitos se estiraban inútilmente en un intento de alcanzarlo.
-Sangre Sucia, entréganos al niño – reconoció la voz autoritaria de  Morseferth, que al parecer estaba al mando del ataque.
-¿Para qué lo quieren? – escuchó interrogar la chica.
-Eso no te incube – escuchó que espetó McKinnons, que estaba a un lado de Morseferth.
Draco aprovechó el momento en que los tres Mortífagos estaban al pendiente de la chica, para poder atacarlos.
“Vamos no me falles ahora magia”
Pedía desesperado, apuntó con su varita y pronunció un hechizo, para su sorpresa, su magia le respondió y los tres encapuchados salieron disparados, aprovechando la algarabía reciente, lanzó un puño de ‘polvo peruano de oscuridad instantánea’*  y enseguida el sitio había sido invadido por una gran nube de polvo.
Por unos momentos no escuchaba ruido por ninguno de los clientes del pub, seguramente algunos habrían salido desde el momento de haber visto a los seguidores de Voldemort y los que no alcanzaron a hacerlo, debieron haber encontrado refugio inútilmente debajo de las mesas, la verdad eso no le importaba, le importaba más su hijo, atravesó rápidamente el lugar y pudo localizar a la chica, la cual había protegido a su hijo con su cuerpo y con toda la pena del mundo le lanzó un “Desmaius” al pequeñito.

Por otro lado Hermione la invadió un pánico terrible al sentir que el pequeñito que tenía entre sus brazos había dejado de forcejear.
¿Se habría desmayado? ¿Le habrían hechizado? Solo esperaba que no estuviera… muerto.
Su miedo se intensificó cuando sintió que la tomaban del brazo y la jalaban hacia fuera del pub, aunque hizo un esfuerzo enorme a oponerse a ello.

*****
Un encapuchado miraba hacia la nada, solo se limitaba estar ahí, sintiéndose el peor del mundo, él mismo se desconocía ¿Cómo pudo haberle hecho eso? No se lo merecía, dos veces lo había traicionado y todo ¿para qué? ¿Más poder?  ¿Reconocimiento? ¿Recompensa? ¿En verdad valió la pena haber traicionado a Draco Malfoy? Posiblemente sí, o tal vez no.
Se levantó de la roca en la que estaba sentado, la incertidumbre o mejor dicho: la culpa, no lo dejaba tranquilo, comenzó andar de un lado para otro, seguramente a estas horas, los tres Mortífagos ya lo habrían atacado.
-Acaso lo que percibo en el ambiente es… ¿culpa? – dijo una voz siseante a su espalda, el encapuchado se volvió para enfrentar a su amo.
-No, mi Lord.
-Más te vale chico… porque lo último que debes sentir es eso… culpa, recuerda que Malfoy es un traidor y como tal debe pagar…
-Sí, mi Lord.
-Todos los traidores deben pagar un precio para ser perdonados… si es que quiero perdonarlos, claro – reflexionaba Voldemort –En cambio tú… me has resultado muy útil, sigue así… sí la misión no falla, en unas cuantas horas, tendrás tu recompensa – le repitió el Señor Oscuro – por lo pronto… puedes irte… quisiera que fueras una sorpresa para él…
El joven encapuchado emprendió su camino y al llegar a un punto neutro… desapareció.

*****
-¡Suéltame  maldito asqueroso, mortífago! – escupió la chica al ver que la figura que la sujetaba fuertemente era un encapuchado – ¡que me sueltes! - le dijo cuando logró zafarse del agarre e inmediatamente le amenazó con su varita.
-No tengo tiempo para tus jueguitos Granger – le contestó Draco mientras con un movimiento de mano bajaba la varita de la chica, la cual había quedado pasmada al reconocer la voz que le habló – vámonos o nos van a descubrir.
Pero el chico no esperó respuesta de la chica, simplemente se molestó con el hecho de tomarla nuevamente del brazo y prácticamente arrastrarla hasta un callejón solitario. Una vez estando en ese lugar, Hermione estaba saliendo apenas de la impresión ¿Qué se proponía Malfoy? ¿No se supone que él se había opuesto a Voldemort en el último momento de la batalla final? Entonces… ¿Por qué demonios ayudaba aquellos Mortífagos para atrapar al niño? Seguramente había sido otra farsa más de parte del ex Slytherin, claro ya lo habían dicho antes: un mortífago, siempre será un mortífago.
-No te atrevas Malfoy – le amenazó la castaña al ver que el rubio había sacado su varita y había apuntado al niño.
-No le voy hacer daño Granger – le informó el rubio – lo voy a despertar para…
-¡Cállate! Ustedes traman algo contra el niño – lo interrumpió y esta vez su amenaza iba en serio, pues su varita, que ya estaba apuntando hacia la cara del rubio, sacaban visiblemente chispas rojas – no dejaré que le hagan daño – protegía la chica al pequeñito que seguía inconsciente.
-Por si no te habías dado cuenta Granger, los saqué del lugar a ambos para protegerlos, pero parece que no sabes reconocer las buenas acciones.
-¡Silencio!
-¡Silencio, tu! Tus gritos alertaran a los Mortífagos y los traerá aquí y sinceramente no dispongo de mucho tiempo… - “ni de magia” pensó alarmado.
-No me ca…
Silencius!  - hechizó  Draco… ¡demonios!  ¿Esa  Granger nunca se callaba o qué? Con un movimiento rápido le quitó su varita y dirigiéndose a su hijo le apuntó con su varita ante la mirada angustiante de la chica, creyendo que le haría daño.
-Ennervate… - al menos su magia no se había ido del todo, todavía.
El pequeñito abrió sus ojitos y se aferró a la chica cuando vio al encapuchado frente a él, se iba a llevar su manita a su pecho, pero el rubio mayor lo detuvo y con su otra mano se bajó la capucha, dejando así su rostro expuesto.
-¡Papi! - gritó el pequeñito, estirando sus bracitos hacia Draco.
-Scorpius, no debemos hacer mucho ruido o los hombres encapuchados vendrán – el niño asintió valientemente tapándose su boquita, Malfoy sonrió con autosuficiencia mientras acariciaba las mejillas de su hijo.
“¿Papi?”
*****
Un chico de piel morena clara, cabellera castaña y de ojos color azul oscuro, se acaba de aparecer en las afueras del pub “El Cadáver”, pero en cuanto puso un pie en tierra firme, se dio cuenta que nada estaba bien… y no se equivocó, en cuanto vio salir a tres encapuchados del lugar.
“Mortífagos… qué oportunos ¿pero qué hacen aquí?”
El recién llegado, se tuvo que ocultar de ellos, pero no por eso dejó de prestar atención a lo que decían.
-Ese maldito traidor, ¡búsquenlo! - ordenó el primer mortífago que había salido del lugar, el cual lo reconoció de inmediato, era Morseferth.
-No debe ir muy lejos, va con la sangre sucia – dijo Rowle, como si aquella chica no fuera un gran obstáculo para que el chico fuera muy lejos del lugar.
-Recuerden que el Lord quiere sin ningún rasguño al mocoso – les recordó el primer encapuchado.
-Sí, pero no dijo nada de Malfoy – dijo complacido McKinnons mientras se estrujaba las manos.
-¡Démonos prisa! Esta misión se está extendiendo más del tiempo requerido – apremió el líder del grupo, mientras se encaminaba por el callejón.
El chico recién aparecido, se quedó ensimismado en sus pensamientos.
“¿Scorpius? Para que quiere Voldemort a Scorpius?”

*****
Hermione estaba sorprendida ¿había escuchado bien? ¿El niño llamó papi a Malfoy? ¿Malfoy era papá? ¿Malfoy estaba mostrando amor a alguien más? En realidad ese rubio la había sorprendido, jamás hubiera imaginado verlo así de cariñoso con alguien más, aunque pensándolo bien, después de todo Malfoy era humano, en algún  momento debía de mostrar sentimientos, aunque…
De pronto su semblante cambió al ver a un mortífago del otro lado del callejón, quiso advertirle a Malfoy al ver que el mortífago le apuntaba por la espalda, pero como aún seguía bajo el hechizo Silencius, no podía articular palabra.
“Estúpido  Malfoy, ¡voltea o nos van a matar!”
Pero el chico también había visto a un mortífago frente a él, justo a unos cuantos pasos atrás de Granger.
-Vaya, vaya… - decía malicioso Morseferth, llamando la atención de Draco – sé bueno traidor y entréganos  al mocoso – el ex Slytherin lo fulminó con la mirada.
-Lo haremos por las buenas o por las malas, Malfoy – aclaró McKinnons.
-¡Demonios!  - murmuró Draco al ver que el tercer mortífago se les unía también – Scorpius, sabes lo que tienes que hacer ¿verdad? – le preguntó a su hijo, el pequeñito asintió,  sacando debajo de su playera un pequeño escapulario que llevaba un dije de plata, de un trébol de cuatro hojas – excelente, cierren los ojos – les recomendó a ambos “por favor… funciona” - ¡illuminate! - exclamó Draco y a continuación todo el lugar se alumbró dejando temporalmente cegados a los encapuchados - ¡Finite Incantatem! – Le lanzó a Hermione, mientras le regresaba su varita – cuídalo Granger, por favor – le suplicó – ¡ahora Scorpius! – ordenó a su hijo y el pequeño agarrando el dije, exclamó:
-Scorpius…
Hermione sintió cómo era impulsada del suelo y sostuvo fuertemente al pequeñito, mientras cerraba vigorosamente sus ojos, hasta que sintió que todo estaba quieto los volvió a abrir y fue cuando se dio cuenta que ya no estaba en aquel callejón ¿Qué había ocurrido? O mejor ¿En dónde demonios estaba?
Recorrió con su mirada aquel extraño lugar, parecía una casa… una casa que aparentemente solo contenía lo necesario para sobrevivir; por la reciente impresión, no se había dado cuenta que había dejado al niño en el piso, hasta que la voz de éste la sacó de su ensimismamiento.
-¿Dónde está mi papi? – interrogó el niño mientras lo buscaba por todo el lugar.
Hermione entornó los ojos, no se había dado cuenta de la ausencia del rubio mayor. Entonces lo comprendió, ese dije era un traslador.
-¿Dónde está mi papi? – el pequeñito volvió a preguntar mientras miraba a la castaña con unos ojitos preocupantes.
Y por primera vez, Hermione no supo cómo responder  a una simple pregunta…

*****
-¡No! – gritó Morseferth cuando la sangre sucia y el niño ya no estaban cuando recuperó su visión – ¡maldito! Cometiste  un  grave error traidor,  de esta no te salvas.
Draco sonrió de lado, no importaba, su hijo estaba a salvo y ahora sí, el podría pelear sin estar al pendiente.
-Ríe mientras puedas – le  dijo McKinnons.
Los tres Mortífagos lo estaban rodeando, Draco los observaba de uno a uno.
-No podrás ocultarlo para siempre, tarde o temprano el Señor Tenebroso se apoderará de tu hijo – le aseguraba malicioso Rowle.
-Eso nunca ¡Expulso! – gritó Draco… pero su magia no respondió - ¡No! – dejó salir desesperado.
-Ja… ¿Qué pasa traidor?  ¿Tu magia no responde? – el rubio solo los fulminó con la mirada, pero eso no impidió que Morseferth hablara  – ¿te gustó nuestra sorpresa? Así es, nosotros reprimimos tu magia con aquellos crucios, pero ya es hora de quitártela por completo – le dijo regocijante.
Expelliarmus! - gritó McKinnons – y la varita de Draco voló lejos de él – Ya no la ocuparás ¡Crucio! – el chico comenzó a retorcerse de dolor, no pudo evitar el gritar. El dolor era insoportable, aun no se recuperaba completamente de los anteriores ataques, así que su cuerpo no resistiría mucho, pronto llegaría a la inconsciencia, sin embargo, el dolor cesó.
-Ahora es mi turno… - habló Morseferth - ¡Crucio!



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N/A:
(*) ‘Polvo peruano de oscuridad instantánea’… éste se hace mención en la peli 6 y Harry lo usa para entrar al compartimento donde se encuentra Draco.

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