lunes, 12 de diciembre de 2011

Capitulo Tres: El tutor Spencer

El muchacho de ojos tristes



Capitulo Tres: El tutor Spencer

[Konny]

Llego al jardín mientras me pongo una playera azul, encontrándome a  Sebastián sentado en el césped.
-Me gusta cómo te queda esa playera – me dice sonriendo.
-Ya me lo habías dicho – le recuerdo sentándome a su lado - ¿Por qué crees que me la puse?
-¿En serio? – me pregunta dándome un casto beso en los labios. Costumbre que tenemos desde hace años. En realidad desde que descubrimos que nos gustaban los chicos, es decir, desde la secundaria.
-No, es la única limpia. No sé porque Lali no lavó la ropa esta semana – me quejo, separándome un poco de él.
-¿Te lastimaste mucho la mano? – Me pregunta mientras me señala mi mano, ahora vendada, y niego con la cabeza - ¿Qué tal un enfrentamiento de esgrima?
-Bien - digo con una sonrisa. Es mi deporte favorito.
Nos encaminamos al patio trasero, cada quien se puso el equipo necesario y comenzamos.
Nuevamente mis recuerdos me invaden…

-¡¿Por qué demonios vendió el ‘Lemus Cinema’ de la capital?! – le reclamé a Spencer.
-Konny, no grites. Ya sé que tienes 15 años y te sientes grande, pero deja de gritar.
-No me ha contestado – le grité con odio, sí, el muy idiota se había tomado atribuciones que no le correspondían ¿Por qué demonios había vendido una propiedad que definitivamente no le correspondía?
-Konny – me llamó levantándose y poniéndose frente a mí. Ahí me di cuenta que Spencer era demasiado alto a comparación mío.
-¡El hecho de que sea nuestro tutor no le da derecho hacer lo que le plazca! ¡Y tampoco por haber sido el mejor amigo de mi padre, no llevan ni tres meses de su muerte y usted ya está vendiendo nuestras propiedades!
-Konny – recuerdo que me gruñó, si no hubiera estado tan enojado… tal vez, solo tal vez, me hubiera dado cuenta de sus intensiones. Sí…
Spencer me tomó de la cara e hizo que mi atención se enfocara en su mirada, tenía una mirada extraña y luego vi su rostro acercarse al mío. El pánico me invadió.
-¡¿Qué demonios?! – grité antes de que uniera sus labios a los míos y lo empujé fuerte, pero no lo suficiente, porque ni media vuelta me di, cuando me tomó del brazo volteándome hacia con él y luego me aventó al suelo.
Trastrabille unos segundos, me tropecé con algo que había en el suelo, no sé cómo demonios le hice, pero a medio camino de mi caída me di la vuelta, así que antes de que mi cara se estampara en el piso, puse mis manos y mis rodillas de por medio, quedando a gatas.

-¡Touché! – me dice mi amigo Sebastián al darme con la punta de la espada en mi pecho, hasta este momento me doy cuenta que estoy en el suelo - ¿Qué pasa? Generalmente yo soy al que apalean, no es que no me agrade ganar de vez en cuando, pero…
-Estaba distraído, vamos de nuevo – le digo mientras me levanto, empuño mi espada y comenzamos de nuevo…

Las rodillas me dolieron al igual que mis manos, por la dura caída ¿Qué demonios había ocurrido? ¿Ese tipo me había tirado al suelo a propósito? ¿Pero para qué? Ojala nunca me lo hubiera preguntado por lo que ocurrió después.
Sentí cómo ‘alguien’ me abrazaba, en la misma posición en la que me encontraba en el suelo.
-¿Por qué me tiraste?
Le reclamé, pero lo que recibí como respuesta no fueron precisamente palabras, sino un beso en el cuello y unas manos comenzaron a acariciar mi cuerpo, el cual se había tensado desde el primer contacto con aquel sujeto.
-¿Qué hace? ¡Suéltame!
Forcejeé un poco para zafarme, pero lo que conseguí fue que mi tutor me arrastrara las manos hacia delante, haciendo que me sostuviera con mi pecho y ya no con mis manos, pues él ya las tenía apresadas con su mano derecha.
 Me seguí removiendo y lo que sentí entre mis piernas no me agradó en lo más mínimo.
-Ahhh Konny, no hagas eso o me vas hacer venir muy pronto – me dijo quedamente al oído de manera lujuriosa mientras que con su otra mano comenzó a desabrochar mi pantalón.
-¡Suélteme! Maldito pervertido… que estahhhhhhhhh – me asusté, sí recuerdo que me asuste al dejar salir mi primer gemido involuntario, cuando él acarició mi miembro.
-¿Te gusta cierto?
-N… n… noahhhhhh – maldita sea, estaba aterrado… solo tenía 15 años y eso que me estaba haciendo no era correcto, pero ‘sentí placer’ ¡maldita sea! Sé que fue algo puramente físico… pero me gustó.

Yo no quería ¡maldición! Un odio terrible me envolvió y arremetí con mi amigo, el cual hacia lo posible para evadir mis ataques, tenía que controlarme, pero solo de recordar que Spencer me tocó en contra de mi voluntad, aprovechándose de mi nula experiencia en el arte del sexo.
Ya unos cuantos meses atrás, había aceptado el hecho de que me gustaban los chicos y me estaba acostumbrando a la idea… pero apareció Spencer arruinando las cosas.
Grrr ¡maldita sea!
La espada de Sebastián sale volando con mi último movimiento.
-Ey… tranquilo… ¡soy yo, Sebas! – me dice a la vez que alza sus manos en son de ‘paz’.
-Lo siento… ¿te herí? – me disculpo.
-No, estamos empatados. El siguiente turno se decide quién gana.
-¡Perfecto!

-¡Suéltame! – le pedí suplicante, pero al tipo le divertía verme así.
No recuerdo muy bien como pasó lo demás. Solo recuerdo, que el tipo seguía masajeando mi hombría y eso de alguna manera me agradaba, a pesar de estar aterrado.
-Dime Konny… ¿te gusta? Yo podría hacerte esto diario…
-N-no – Al menos ya había controlado a reprimir los gemidos. Al menos la mayoría…
-Crees que al pequeño Teddy… ¿le guste también?
-¡¿Qué?! – esta vez sí grité y no solo porque me dio pánico la idea de que ese sujeto le hiciera lo mismo a mi hermano menor (que en ese tiempo tendría once años) sino porque el muy maldito ¡me había penetrado!
-Ahhh sí… tan estrecho… tan puro… ¡tan virgen! – decía como poseso, en cambio yo sollozaba ¡maldita sea! Me estaba lastimando, dolía horrible - tranquilo… lo disfrutarás como yo…
Y por mucho que no lo quiera admitir… fue verdad. Comenzó a gustarme, cada embestida que daba, era placer asegurado.
-Dime… ahhahh…. Konny… a quien quieres ahhhh que haga mío… ahhhh todos los días…  ¿a ti o ha Teddy?
¡Por supuesto que a Teddy no! ¡Pero tampoco a mí! ¡Maldita sea!
-¿Dime ahhhh tú o Teddy?
Yo no le respondía, si hablaba era un maldito gemido seguro. Seguíamos a gatas ya un buen rato, él penetrándome una y otra vez, dándome en ese punto que me hacía llegar oleadas de placer. Su mano izquierda jalándome mi miembro con rudeza que también, maldita sea, me agradaba. Y luego su maldito aliento en mi nuca…
-¡Vamos! Tu… - una embestida en mi punto débil que me hizo gemir – ¡o tu hermano! – otra embestida…
-Yo… - musité sollozando.
-¿Quién? – estúpido me había escuchado perfectamente.
-¡YO! – prácticamente le grité porque en ese momento me había corrido en su mano.
Lagrimas de humillación resbalaban por mis mejillas, mi respiración era agitada, el estúpido había reído ante mi respuesta y había comenzado a lamer mi cuello.
¡Demonios! ¿Que nunca iba a parar? Nuevamente el dolor me invadió en mi entrada y hasta minutos después fue cuando sentí una sensación extraña, ahí fue cuando supe que Spencer había alcanzado el orgasmo, pues se dejó caer encima de mí, extasiado.

-¡Touché! – Volvió a decirme mi amigo cuando me derriba por segunda ocasión - ¿está bien Konny?
-Sí… - murmuro mientras dejo la espada en su lugar.
-¿Seguro?

-Que bueno que aceptaste, estas muy bueno para desperdiciarte. Pero supongo que tu hermano también lo estará…
-¡A él no se le acerque! – le dije con voz segura.
-Pues si un día me fallas, tendré que buscar un reemplazo…
-No será necesario… ahhahh – Spencer salió de mí escociéndome mi entrada. Y confié en que jamás se le acercaría a mi hermano. Él no debía pasar por lo que yo pasé ese día. ¡NUNCA!

-Konny… ¿A dónde vas? – escucho que me llama a lo lejos Sebastián, pero no le hago caso. Me dirijo a mi refugio. Sí, cada vez que estos malditos recuerdos me invaden, me encierro en el sótano y paso horas y horas reflexionando y reprendiéndome, no por mi decisión sino porque a pesar de haber sido tomado por la fuerza por Spencer muchas veces y cada una de ellas las disfruté, tal como la primera vez, a lo mejor fue la reacción de mi cuerpo, pero ¿Por qué? ¿Por qué mi cuerpo y mi mente se desconectan? ¿Qué no se supone que somos uno mismo?

__________________________________


Capitulo Anterior                                              Capitulo Siguiente






No hay comentarios:

Publicar un comentario