Capitulo Uno
El nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras
El nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras
[Blaise Zabini]
Estoy en mi habitación haciendo el baúl, en la tarde regresaré a
Hogwarts. Nos dieron la oportunidad de regresar y terminar nuestro último año
de estudios. También regresan conmigo Draco y Theodore. Me da gusto, no hubiera
tenido valor de regresar yo solo. Mi madre está feliz de que regrese al
colegio. No estoy muy seguro si es porque en verdad quiere que termine mis
estudios o por otra cosa.
Después de la guerra contra Voldemort, muchas personas, incluidos mis
amigos y yo, adquirimos ciertas manías.
Por ejemplo yo, cada vez que creo estar solo siento que alguien me está
observando, no estoy muy seguro de ello pero esa sensación de estar siendo
observado normalmente es acompañados de algunos gemidos y cada vez que
verifico si hay alguien atrás de mí, no hay nada. Nada.
Dejando de lado mis manías, sigo terminando mi baúl, total ya me iré
pronto a Hogwarts.
-¿Listo, Blaise?
¡Por Merlín! ¿Cómo serpientes entró él a mi habitación y sin darme
cuenta? Me sobresalté y me fue imposible disimular esa acción frente a él.
-Disculpa, ¿te asusté? - ¡¿Qué si me asustó?!
-No – dije tajantemente.
Sí, mejor así, mentirle y más si es él. Sí, él. El nuevo esposo de mi
querida madre, normalmente a mi madre le duran muy poco sus matrimonios. Meses,
semanas, sino es que días. Cada uno de sus esposos terminaron muertos o
desaparecidos. El único vivo está en San Mungo, si es que a “ese estado” se le
puede llamar vida, ¿qué fue lo que le pasó? Ni idea.
“¡Qué mala suerte!”, recuerdo haberle dicho a mi madre cuando su último
esposo murió. “No te preocupes por mí Blaise”, me respondió.
Pero él, este señor que tengo frente a mí, ha estado con mi madre desde
hace dos años. Eso es un récord ¿estará realmente enamorada mi madre de él? ¿La
buena suerte le ha llegado al fin? No lo sé, pero a mí no me convence muy bien,
este señor tiene un “no sé qué” que me causa inquietud. Probablemente se deba a
que fue auror tiempo atrás, ya no lo es porque después de la guerra decidió
darse un tiempo fuera de ese campo de acción. De todas formas hay algo en él
que no me convence.
Me saca nuevamente de mis pensamientos cuando llega hasta mí y coloca
sus manos en mis hombros.
-Parece que estás muy estresado hoy, Blaise – comenzó a darme masaje en
mis hombros – yo suelo sacar mi estrés en la cama con tu madre – eso es algo
que no sé cómo explicármelo, así que me alejo de él bruscamente.
-¡Tenga más respeto es de mi madre de la que está hablando!
-Y yo la respeto, discúlpame, pero suelo hablar así con ella.
-Con ella, no conmigo – mi corazón late como loco ¿qué demonios
trama este señor? ¿Y por qué de pronto comienzo a sentirme inquieto?
-Blaise, no es necesario que me apuntes con la varita.
-¿Qué?
Me doy cuenta que le estoy apuntando con mi varita. Supongo que ha sido
por reflejo, no me había dado cuenta de ello. Él da un paso hacia mí y yo
instintivamente doy un paso hacia atrás.
“¡Demonios!” - me recrimino, pero lo juro por Salazar que ese tipo me da
miedo.
Veo a mi madre entrar al cuarto. Bajo mi varita y de alguna manera me
siento… seguro. Sí, se escuchó algo infantil e idiota, pero es mi madre la que
está ahí, la que velaría por mi seguridad. Aunque en esta ocasión ya no estoy
tan seguro de eso, la veo un poco nerviosa, sino es que… asustada.
-¿Ocurre algo? – nos pregunta, pero me da la impresión que esa pregunta
es más para mí que para los dos.
-Nada, querida – contesta ese señor y le da un beso en la frente. Sin
embargo; me ha enviado una mirada fugaz que no sabría cómo describir.
Esa mirada… me dio escalofríos.
-Si ya has terminado, es mejor irnos de una vez al andén 9 ¾ - dice mi
madre muy feliz.
-¡Qué bien! – dejo salir jubiloso.
Con el solo pensar que estaré lejos de él, siento un gran alivio. Además
estaré junto con mi novio Bilius.
Sí, mi novio de hace medio año, su nombre es Ronald Bilius Weasley. Mi
lindo Bilius ¿Cómo fue que él y yo terminamos juntos? Pues…
Al finalizar la guerra, la Orden del Fénix hizo una reunión y gracias a
la intervención del Retrato del difunto director Dumbledore, aclaró que Theo,
Draco, Snape y yo, junto con nuestras familias, (a excepción de Lucius)
estábamos trabajando de incógnito en el bando contrario. A pesar que la guerra
terminó, la Orden del Fénix siguió vigente, así que continuamente estábamos en
contacto. Mi lindo Bilius y yo iniciamos una relación de amistad que después se
convirtió en una más íntima y personal.
*****
El camino en el expreso a Hogwarts está siendo de lo más extraño. Draco
solamente a dicho un “hola” después de haber puesto sus cosas en el
compartimento, luego se ha escabullido de nosotros con el pretexto de las
rondas de prefectos. Y Theodore, que tampoco ha dicho ni una sola palabra desde
que subió al expreso, se ha enfrascado en ese libro que ha estado leyendo desde
antes de subir. Eso no es extraño en él, es decir, siempre está leyendo, lo
extraño es el título del libro: “Los asesinos nunca descansan y siempre tienen
una razón para acecharte”. Frunzo ligeramente el ceño, pero no le doy tanta
importancia, en fin es Theo.
Me gustaría irme a buscar en estos momentos a mi lindo Bilius, pero él
también es prefecto. Así que, mejor decido a dormir un poco, ya lo veré hoy en
la noche.
*****
Nuevamente en Hogwarts, cursando el último año. En cuanto llegamos al
Gran Comedor, mis amigos y yo nos sentamos en nuestros respectivos lugares. A
lo lejos habla Minerva McGonagall, la nueva directora. Me enfrasco en el
banquete, aunque de vez en cuando observo a mi lindo Bilius en aquella mesa de
los leones, hace tiempo que no lo veía, ya lo extrañaba.
A mi lado izquierdo se ha sentado Draco Malfoy, que del antiguo Malfoy
ya no tiene nada. Ya no es aquel arrogante, presumido y todo aquello de lo que
se decía, quizás lo elegante aun lo conserve, pero de ahí en fuera, nada. Ahora
es más sensible y trata de pasar lo más desapercibidamente posible en el
colegio ¿y quién no? Yo también empezaría a valorar más mi libertad y las cosas
que me rodean, sobre todo si hubiera pasado casi dos meses en Azkaban. Así es,
a Draco no lo querían dejar libre cuando tuvimos el juicio ante el Wizengamot, el
maldito de Lucius Malfoy afirmaba que su hijo nunca había estado del otro lado
como estábamos los demás con la Orden. Afirmaba que siempre había estado de su
lado. Por poco convence al estrado. Suerte que el grandísimo Albus Dumbledore,
o mejor dicho el retrato de este gran director, estuvo presente y dio su
declaración a favor de Draco. Aunque eso no impidió que Draco sufriera por la
traición de su propio padre, es decir, ¿desde cuándo un padre quiere llevarse
contigo en el peor de los castigos solo por no compartir los mismos ideales?
Estúpido Lucius.
A mi lado derecho se encuentra Theodore Nott solo que ahora lo encuentro
un poco ojeroso, muy pálido y me atrevería a decir que más delgado de lo
normal. No me sorprende, después de todo a perdido a su padre en la guerra, por
lo tanto se ha puesto frente a los negocios. Al cumplir la mayoría de edad,
Theo tuvo que hacerse cargo de la herencia que le ha dejado su padre: casas,
mansiones, negocios, dinero. Y la más preocupante de todas: la desconfianza en
personas ajenas a su círculo de amigos. Es por eso que él maneja todo, TODO. De
vez en cuando Draco y yo le ayudamos pero ese no es el punto. Theo debería
confiar más en las personas, aunque tampoco lo culpo de ello por lo que le
ocurrió a su padre. Pero por una parte estoy tranquilo, ya que Neville le
ayudará en todo. Cierto, Neville, su novio desde hace más de dos años. Neville
ya no es aquel gordito atolondrado, la guerra lo hizo madurar en todos los
sentidos y ahora es más seguro de sí mismo y tiene un cuerpazo que hace que mi
amigo castaño se lo coma con la mirada y…
-¿Qué demonios dijo? – suelto de pronto un tanto confundido.
-Es el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras (DCAO) – dice
Draco evitando mi mirada – antes era auror pero…
-Sé quién demonios es – digo un poco molesto.
-Entonces por qué la pregunta – ahora me interroga Theo dejando de lado
su plato sin siquiera probar bocado.
-Porque nunca mencionó que vendría.
-¿Lo conoces? – pregunta nuevamente Draco, sigue evadiendo mi mirada.
-Sí, es el nuevo esposo de mi madre.
-¿El profesor Francis Morseferth? – soltaron en coro ambos, asentí lentamente.
-Yo no sé ustedes, pero no me da confianza – dice Theo haciendo honor a
su desconfianza a gente nueva y me alegra que lo diga, porque yo tampoco se la
tengo.
¿Por qué demonios no nos dijo a mi madre y a mí que vendría a dar clases
a Hogwarts? Esa sin duda no es buena señal.
Ojalá
me equivoque.
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