martes, 27 de diciembre de 2011

Capitulo Veintidós: Noticias inesperadas

Obsesión


Capitulo Veintidós: 

Noticias inesperadas


Todos estaban expectantes, McGonagall estaba frente a ellos en el Gran Comedor. Era el primer día de clases después de las vacaciones de navidad y al parecer ya había malas noticias, al juzgar por el semblante riguroso que tenía la directora.
-A partir de hoy – comenzó hablar Minerva – el profesor Slughorn se incorporará nuevamente al colegio. Además de la clase de Pociones, también dará la clase de DCAO, sustituyendo permanentemente al profesor Francis Morseferth.
Una ola de murmullos inundó el Gran Comedor, todos preguntándose el porqué del retiro repentino del profesor.
-Esos son los únicos cambios, prosigan con el desayuno – terminó, dejando muy intrigados a todos.
En la mesa de los leones, cierto pelirrojo era el más intrigado de todos ¿Por qué el profesor había sido relevado de su puesto? ¿Acaso habían descubierto su romance con Blaise y por eso lo habían despedido? ¿Cómo reaccionaría Blaise ante la noticia? Instintivamente su mirada la posó hacia el moreno de Slytherin y lo que vio le sorprendió…
Ahí estaba Blaise, sentado junto con sus dos amigos, conversando como si nada ¿acaso no extrañaría a Morseferth? ¿La noticia que acababa de dar la directora no le molestó ni un poco? Algo no cuadraba bien y Ronald Weasley lo averiguaría.
-¡Hola, Neville! – escuchó cómo Harry saludaba a su amigo castaño, al cual Ron le envió una mirada rencorosa.
Neville debía saberlo. Neville la mayor parte del tiempo se la pasaba con los Slytherin, así que no era de extrañarse que él supiera todo con respecto a Blaise y el profesor. Neville lo sabía y jamás se lo dijo. Su amigo había cambiado su lealtad a los Slytherins y no a los Gryffindors, ya no más a ellos, sus amigos, ahora era a su novio. A las serpientes.
[…]
Su padre había sido un hombre  riguroso, siempre se hacía lo que él quería. Un hombre de complexión robusta, de piel blanca, cabello rubio platino y largo, de ojos color azul profundo igual a los de él. Así fue Alfred Morseferth. Un hombre cuyo carácter era muy voluble, un día podría regalarte objetos lujosos, incluso pedirte perdón por haberte hecho o dicho cosas terribles anteriormente. Al día siguiente, podría estar lanzándote todos los hechizos posibles por ningún motivo aparente.
Francis odiaba a su padre. No lo comenzó a odiar desde aquel día que le lanzó el primer crucio, o cuando lo avergonzó frente a todo Hogwarts, o cuando lo negó como su hijo, o incluso cuando lo castigó todo un mes en el sótano cuando le confesó que era bisexual. No. Francis le comenzó a odiar cuando abusó sexualmente de él. Cuando le comenzó a prohibir a tener ‘amigos’, cuando hizo desaparecer a su novio Joe. Cuando lo dejó realmente solo.
Su madre murió cuando él apenas era un niño. Su única compañía era su mejor amigo Joe, un chico moreno, de cabellera negra y de ojos color café oscuros. Su mejor amigo que después se convirtió en algo más. Alfred descubrió su relación y todo se arruinó. Hizo que Joe se alejara de él. Después de eso, solo eran él y su padre. Hasta el momento en que su padre murió de manera misteriosa…
-¡Levántate! – una voz demasiado conocida lo sacó de sus pensamientos. Se incorporó lentamente y entonces pudo darse cuenta de quiénes eran sus visitantes – nos vamos a divertir mucho Francis.
-¿Qué demonios hacen aquí? – gruñó el rubio.
-Muy pronto lo averiguarás – siseó Lucius Malfoy con una mirada maquiavélica.
-¿Es una manera patética de vengarse por lo que les hice? – aventuró Francis con tono aburrido.
-La verdad, Francis… – le dijo Lucius, mientras se ponía frente a él – es que nos enteramos de lo que has hecho en Hogwarts.
-Nada agradable, Morseferth – gruñó un segundo prisionero, Olsen - ¿cómo se te ocurrió aprovecharte de los alumnos?
-Eran mejores candidatos que tú – salpicó veneno el ex auror.
-¡Idiota! – exclamó furioso Olsen, golpeando a Francis en el estómago.
Morseferth sonrió, lo que hizo enfurecer a Lucius, el cual le dio otro golpe.
-¿En esto consiste su venganza? ¿Golpearme al estilo muggle? – jadeaba Francis desde el suelo, sin dejar de sonreír.
-No… — sonrió de lado Olsen - ¿sabes lo que siempre he querido hacer, Francis? – Preguntó el chico mientras se desabrochaba los pantalones – he querido saber, lo que sentías mientras me violabas. Ahora lo sabré.
A Francis se le borró la sonrisa.
-¿Tú? – Preguntó, nerviosamente – no me hagas reír Olsen,  ni siquiera puedes verme a los ojos –espetó.
-Eso era antes – lo miró directamente a los ojos – estamos en otras circunstancias Francis y en nuestro territorio. Aquí nadie te ayudará. Eres uno más de nosotros, solo que con menos privilegios.
Cuando menos se lo esperó, Francis se dio cuenta que en la celda no solo se encontraba Olsen y Lucius, el cual vigilaba que nadie llegara, sino que estaban todos aquellos prisioneros a los cuales él les hizo visitas nocturnas tiempo atrás. Y sin duda, tenían las mismas intenciones que Olsen. Violarlo.
[…]
De camino a la Sala Común, Ron y sus dos amigos lo hicieron en silencio, en un pesado silencio. Cada uno sumido en sus pensamientos. Harry no podía dejar de pensar en lo cerca que había estado de volver a engañar a Draco en la Madriguera con Terry. A Neville no le hacía gracia el ocultar la importante información que tenía de Blaise hacia Ron, pero ¿Qué más podía hacer? No podía romper tal promesa, la seguridad de todos dependía del silencio. Y a Ron le invadían pensamientos de resentimientos hacia Neville, el profesor Morseferth, Blaise, Draco, que seguramente también sabría sobre su amigo moreno, y el profesor. Ron comenzaba a odiar a todos.
-¿Qué tal se la pasaron en Navidad? – preguntó Neville en cuanto estuvieron en la habitación.
-Bi…
-¿Ahora te interesa cómo estamos? – el pelirrojo interrumpió a Harry. Neville frunció el ceño.
-¿Ron? – interrogó.
-¿Acaso tu novio tiene algo importante qué hacer y por eso ahora te ves obligado a estar con nosotros? – salpicó el ojiazul, mientras se sentaba en su cama.
-¿Ron? – esta vez fue Harry el que lo llamó desconcertado.
-¿Qué quieres decir? – quiso saber Neville.
-Desde que inició el año, has estado con tu noviecito, salvo en las horas de clases que no las compartes con él, porque entonces te ves obligado a estar con nosotros.
-¡Eso no es verdad! – Se defendió – he estado también con ustedes, quizás menos tiempo que antes, pero no porque me vea obligado.
-Claro – le dio por su lado, se estaba enfadando con él y tarde o temprano le reclamaría lo que le rondaba por su cabeza.
-¿Qué te ocurre, Ron? – preguntó Harry, preocupado por el rumbo que iban tomando las cosas.
-Mejor que te lo cuente él, al parecer ha estado ocultándonos cosas y las seguirá haciendo.
-¿De qué hablas? – preguntó nervioso, Neville.
-Explícate Ron – aconsejó Harry, que desde hace rato no entendía nada.
-Dime Neville. A quién le debes tu lealtad – preguntó mirándolo fijamente a los ojos.
Neville parpadeó nervioso.
-¿Qué clase de pregunta es esa?
-Solo contesta – le espetó - ¿eres un Gryffindor o no?
-¡Claro que lo soy! – gritó el castaño.
-Al juzgar el cómo actúas, parece que no – dejó salir el pelirrojo mientras se paraba frente a él.
-¿De qué hablas? – Preguntó perplejo – Sé claro Ron, porque no te entiendo – le pidió, mientras se levantaba también.
-¡Tú lo sabías! ¡Siempre lo supiste y no pensabas decírmelo! – el pelirrojo lo veía furiosamente.
-¿Saber, qué?
-¡El que Blaise estaba con el profesor Francis Morseferth! – explotó, mientras le daba un empujón a su amigo y éste caía en la cama sorprendido por la información que poseía.
-¿Qué…? – Harry palideció al escuchar la confesión de su amigo pelirrojo - ¿Cómo que…? – ni siquiera sabía cómo formular semejante cuestión. El ojiverde veía de hito en hito a sus dos amigos.
-¿De dónde sacaste eso? – Evadía el tema Neville – es men…
-No me digas que es “mentira”, Neville, ¿sabes por qué? Porque los vi. A los dos, a Blaise y a Francis… besándose. Ellos estaban juntos, no lo trates de negar.
Neville pasó saliva nerviosamente. Harry definitivamente se había quedado sin habla.
-Lo que me duele es que tú no me hayas dicho nada. Se supone que somos amigos – la voz del pelirrojo temblaba – pero al parecer estoy equivocado.
-Ron, yo…
-No digas nada, al parecer eres más un Slytherin. Mejor vete de una vez con ellos. Así ya no tendrás que mentirnos – diciendo eso, Ron salió de la habitación, dejando a un Neville sintiéndose culpable.
-¿Es verdad? – preguntó Harry. Neville no le respondió - ¿Draco lo sabía? – Quiso saber – ¡qué estoy preguntando!, por supuesto que Draco lo sabía – se respondió a sí mismo.
Y sin decir más, Harry también salió de la habitación dejando a un Neville sintiéndose de lo peor.
[…]
En la cabeza de Ron, un montón de ideas iban y venían, ¿desde cuándo Blaise y Morseferth estaban juntos? Comenzó a sacar cuentas y de pronto todo tenía sentido para él. Recordó las veces que su profesor los interrumpía en sus horas libres, en las rondas de los prefectos, en las clases ¿todo ese tiempo ambos le vieron la cara? Al parecer sí.
Ron estaba tan enfurruñado que no se dio cuenta que al patear aquella indefensa piedra que se le cruzó en el camino, le había dado a alguien en la cara, hasta el momento que el golpeado se quejó del dolor.
-¡Perdón! – Dijo el pelirrojo, mientras corría hacia el golpeado – lo siento, no te… ¿Terry?
-¿Sabes? Solo tenías que decirme que no querías que te saludara – respondió mientras se tocaba la frente.
-No te vi, lo siento – se seguía disculpando, mientras le examinaba el pequeño chichón que le había provocado en la frente - ¿estás bien? – quiso saber, el chico lucía ligeras ojeras.
-Sí, es solo un pequeño rasguño, no hay nada que una pomada mágica no pueda curar – respondió, sonriente.
-No me refería a eso – dijo Ron, retirando su mano – me refería a esa ojeras que traes ¿estás durmiendo?
-Lo intento, pero las pesadillas han regresado – confesó de manera preocupada – y no sé porque, pero algo me dice que no es una simple pesadilla… y eso me da miedo.
-¿Crees que alguien haya abusado de ti? – preguntó, inquieto.
-No lo sé – murmuró, desesperado.
-Tranquilo – dijo el pelirrojo, tomándolo de la mano – quizás solo sea un sueño con algún significado diferente.
Terry lo vio a los ojos, no le pasó desapercibido que el pelirrojo lo había tomado de las manos y que ahora lo veía a los ojos directamente.
-Terry, yo…
Ron no sabía ni que decirle, la verdad era que estaba enfadado con Blaise y Morseferth, y se había descargado con Neville, sin embargo todo se había esfumado en cuanto lo vio, era como si Terry de alguna manera fuera su ‘salvavidas’, su punto neutral, su ‘algo’ que lo hacía volver a la normalidad.
Sintió la mirada penetrante de Terry en él y eso lo hizo sonrojar en demasía.
-Te vez lindo cuando te sonrojas – dijo dulcemente el Ravenclaw, mientras lo tomaba de la barbilla.
El pelirrojo sentía cómo su corazón comenzaba a latir de una manera muy alarmante, sabía lo que venía a continuación y no estaba muy seguro de querer hacerlo, es decir, él ya había besado a ese Ravenclaw en una ocasión, sin embargo; esta vez sería el chico el que lo besaría a él. Para el caso era lo mismo, se besarían. No obstante el beso no llegó, al parecer Terry no lo obligaría hacer algo que él no quisiera. Eso al pelirrojo le agradó… y le decepcionó a la vez.
Y no se quedaría con las ganas. El pelirrojo acortó la poca distancia que los separaba y lo besó. El segundo beso que él le daba. Comenzó con movimientos lentos y suaves, después un poco más acelerados, era una sensación distinta a la que estaba acostumbrado, un sabor diferente, desconocido. Él no quería eso. Sus movimientos se tornaron un poco bruscos, pues él de alguna manera buscaba aquel sabor característico de Blaise, pero no lo encontraba en ese chico. El beso lo cortó de manera brusca.
Terry podría ser un chico sensible, amable, incluso un buen besador. Sin embargo, no era Blaise.
[…]
[Blaise Zabini]
Debo confesar que desde que Francis fue apresado he estado más tranquilo, aunque eso no descarta el hecho de que hay días que me siento pésimo, es decir, no he podido encontrar la manera de arreglar las cosas con Bilius. Para que todo se arregle entre él y yo, tengo que pedirle perdón. Al hacerlo tengo que confesarle que siempre creí en él y que jamás dudé de su inocencia, cosa que no puedo hacer, el estúpido de Francis me lo ordenó y no puedo desobedecerlo.
Debo buscar la manera de pedirle perdón y que a la vez no falte al Pacto Mágico. Ese será mi objetivo. Debo recuperar a Bilius, ahora que Francis ya está fuera de mi vida para siempre.
-¡Qué demonios! – exclamo al sentir que todo comienza dar vueltas frente a mí, últimamente se ha vuelto costumbre.
Me dejo caer frente al arbusto que está delante de mí, mientras dejo que el mareo se pase. Cierro los ojos y los abro lentamente. Al parecer todo ha vuelto a estar en su sitio.
-Tranquilo – debo de sentirme muy mal, porque creo haber escuchado la voz de mi lindo Bilius – quizás solo sea un sueño con algún significado diferente.
La voz de Bilius se escucha demasiado cerca para ser solo una alucinación, lentamente me asomo a través del arbusto y… los veo.
Desde aquel día que los vi en las Tres Escobas, han estado más unidos. Andan juntos de un lado a otro y eso me da miedo. Mucho miedo. ¿Y si Bilius ya dejó de amarme? ¿Y si ambos están juntos? Yo, yo no podría soportarlo.
Veo a mi lindo Bilius junto a Boot. Ambos están muy juntos, demasiado. Bilius lo toma de la mano. Terry lo sujeta de la barbilla, sé lo que vendrá a continuación y no sé si quiera verlo. Sin embargo no me muevo, me he paralizado. Tengo la esperanza de que Bilius lo rechace. Que le diga que aún me ama, que no puede haber nada entre ellos...
“Dilo Bilius, por favor” – murmuro bajito, mientras veo la escena en silencio.
Mis esperanzas disminuyen cuando veo a Bilius cortar la poca distancia entre ambos. No ha sido Boot el que lo ha besado. Ha sido Bilius el que lo ha besado a él…
Bilius me ha olvidado.
Me escondo nuevamente en el arbusto. Se me hace difícil ver a Bilius con alguien más. Una parte de mí se alegra por él, porque ha comenzado a ser feliz nuevamente aunque sea sin mí, sin embargo una gran parte de mi ha comenzado a odiar a Boot.
Mis pensamientos son interrumpidos cuando reconocen un par de zapatos frente a mí. Subo mi mirada lentamente hasta encontrarme con aquella azulada.
-¿Bilius?
[…]
Después de haber dejado solo a Neville en la habitación, Harry salió de la Sala Común, con el único objetivo de encontrar a Draco y aclarar un par de cosas. La principal, la relación clandestina de Blaise y Morseferth. Deambuló por los pasillos un par de minutos antes de encontrarlo.
Draco lucía distinto, solo habían transcurrido dos semanas de la última vez que lo había visto y a Harry le pareció que había pasado más tiempo, el rubio estaba más sexy que nunca. De pronto se le desvanecieron las ganas de querer estrangularlo ahí mismo.
-Hola – le sonrió Draco con ese gesto que a Harry le daban ganas de hacerle el amor en instantes.
-Hola – respondió embobado, cuando estuvo frente a él.
-Te extrañé – le confesó el Slytherin mientras lo devoraba a besos.
-¡Yo, más! – exclamó el ojiverde, abrazándolo y respondiendo a sus caricias y besos.
Draco pasó sus brazos por el cuello del otro chico, mientras que éste recargaba su frente con la de él.
-Te amo – le susurró mientras lo veía directamente a los ojos.
Harry le sonrió dulcemente, mientras le respondía a ‘ese te amo’ con otro gran beso.
-¿Damos una vuelta? – propuso, mientras lo tomaba de la mano.
-No puedo – dijo Draco con cara de circunstancias – estoy buscando a Blaise para…
-Blaise, Blaise, Blaise – gruñó.
-¿Qué insinúas? – interrogó enarcando una ceja, mientras se cruzaba de brazos.
-Que últimamente, antepones a Blaise sobre todo.
-¡Eso no es verdad! – refutó el Slytherin.
-¡Claro que sí! – Gritó Harry – ¡y no solo eso, también eres su tapadera! – Draco parpadeó perplejo ante la acusación.
-¿Qué?
-¡Sabías que Blaise engañaba a Ron con el profesor Morseferth y nunca me lo dijiste!
-Eso es una…
-¿Mentira? – Ironizó – no lo es y bien lo sabes, no más mentiras Draco. Tú lo sabías y te lo callaste ¿Qué más me ocultas? ¿Acaso Theodore también engaña a Neville?
-Harry yo no…
-Creí que confiabas en mí.
-Escúchame Harry yo…
-No me interesa escuchar más mentiras Draco.
-¡Por Salazar! – Gritó enojado – ¿me dejarás hablar?
-¿Me dirás porque Blaise engañó a Ron? – contraatacó. Draco abrió la boca, pero luego la cerró. No podía simplemente revelar el Pacto Mágico - ¿y dices que no interpones a Blaise? – se dio la media vuelta y dejo a Draco en medio del pasillo.
Harry estaba furioso.
¿Por qué demonios se complicaban las cosas? ¿Por qué Draco siempre iba a preferir a sus amigos antes que a él? ¿Por qué siempre Blaise tenía que ser el motivo de sus últimas peleas? ¿En realidad Blaise era el motivo? Sí, lo era. Blaise le había pedido a Draco salir con él y con Theo. Y él, Harry por primera vez había sido plantado por Draco. Si Draco no hubiera preferido a Blaise, él nunca lo hubiera engañado con Michael Corner. Sí, Blaise era el responsable.
El ojiverde salió en busca del moreno Slytherin, tenía que ajustar muchas cuentas pendientes con él. Se había mantenido al margen del asunto del rompimiento con su mejor amigo, sin embargo esa nueva noticia cambiaba muchas cosas. Harry estaba demasiado furioso y si no encontraba a Blaise pronto, descargaría toda su furia con el primero que se le cruzara en el camino.
-¿A dónde con tanta prisa, Potter? – la voz de Corner a un costado de él lo hizo detenerse de golpe.
El Ravenclaw iba de camino a la biblioteca, su intensión solo era fastidiar a Harry por lo que había ocurrido entre ellos en las últimas semanas, sobre todo el día de Navidad. Era por eso que ahora estaba demasiado sorprendido. Pues Harry, lo tenía contra la pared.
-¿Qué demonios haces? – le reclamó furioso, pues no le agradaba la idea de que el Gryffindor tuviera ventaja sobre él.
-No tengo la más mínima idea – siseó – lo cierto es… ¡que te deseo, maldita sea! – jadeó mientras lo veía directamente a los ojos.
El Ravenclaw sonrió presuntuoso.
-¿Sí? Lástima… — susurró, haciendo que Harry se estremeciera con el simple roce de su aliento - ¿recuerdas lo que te dije la última vez?
Las palabras viajaron hasta la mente de Harry…  
Entonces… — Michael se acercó a él lentamente – solo debo esperar a que Malfoy haga otra estupidez ¿no? – le susurró al oído peligrosamente, Harry se estremeció, sin embargo no cambió su expresión – y cuando lo haga, me buscaras, lo sé. Lo que no sé es… si yo quiera hacerlo nuevamente.
-El querer no es una opción Michael – le advirtió Harry.
-Me sorprendes, Potter – le confesó con una sonrisa ladina – la última vez decías que amabas a Malfoy y le eras fiel, ¿Qué pasó? ¿Se terminó tu amor por él?
-¿Lo vas hacer o no? – refunfuñó, cruzándose de brazos, la actitud de Michael lo estaba irritando. Claramente una señal de que lo que estaba haciendo estaba mal, sin embargo el moreno estaba enojado con Draco. Y esa era su manera de vengarse de él.
La primera vez Draco lo plantó para irse con sus amigos. ¿Qué hizo Harry? se acostó con Michael. Esta ocasión Draco le ocultó lo de Blaise y el profesor, ahora él se vengaría acostándose nuevamente con Michael. Corner era la manera de vengarse contra el rubio. Y lo mejor de todo era que Draco no lo sabía. Draco ocultaba cosas. Harry también lo haría.
-No lo sé, Potter ¿Qué obtengo a cambio? – Le preguntó Michael – tengo la ligera sospecha que solo soy tu salida de escape, tu “descarga frustraciones”. Yo no soy de palo, también tengo sentimientos.
-¿En serio? – preguntó escéptico.
-Tienes razón, me interesa una calabaza – dijo burlón – vamos al séptimo piso.
[…]
-¿Bilius? – Como impulsado por un resorte, Blaise se levantó.
Allí estaban los dos, nuevamente solos. Uno frente al otro. Ambos se miraban fijamente a los ojos. Blaise sabía que esa era su oportunidad para hacer las paces con su lindo Bilius, su corazón comenzó a latir rápidamente ¿Qué le diría? O mejor ¿Cómo se lo diría? Tenía mucho que decirle, sin embargo con palabras no podía. No podía faltar al Pacto. Se mordió el labio en son de impotencia.
Estiró su mano hacia la cara del pelirrojo, para su sorpresa el otro chico se dejó hacer. Eso era una gran ventaja.
-Perdón… — Le susurró suavemente, mientras lo veía directamente a los ojos.
Solo esa palabra bastó para que inmediatamente sintiera todo el peso de las consecuencias por faltar al Pacto. Nuevamente todo comenzó a dar vueltas alrededor de él.
-¿Blaise? – escuchó vagamente la voz de Ron. De un momento a otro todo se volvió oscuro.
-… me llevaré estas muestras – escuchó a lo lejos la voz de una mujer – y al fin sabré qué demonios ocurre con él, esos síntomas no son muy comunes para una enfermedad.
-Parece que ya está despertando – esta vez la voz que se escuchó la reconoció enseguida. Era la de Draco.
-Vuelvo enseguida. No dejen que se levante – les ordenó Pomfrey.
-¿Cómo te sientes? – al abrir los ojos reconoció enseguida a Theodore Nott.
-¿Y Bilius? – Theo frunció el ceño en son de desconcierto – él… él no está aquí ¿cierto?
Theo negó con la cabeza.
-Lo siento – dijo. Blaise suspiró con tristeza. Muy en el fondo sabía que Ron no se quedaría, después de todo lo más seguro era que en esos momentos estuviera con su nuevo novio. Con Terry Boot.





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