sábado, 21 de enero de 2012

Capitulo Treinta y Cinco: Una promesa cumplida

Cómo llegar a tu corazón


Capitulo Treinta y Cinco: Una promesa cumplida



[Media hora antes]

Neville y Theo habían escapado de San Mungo sin ningún contratiempo, sin perder tiempo buscaron un local donde les permitirían usar la chimenea e inmediatamente entraron a la Mansión Malfoy. Theo aún estaba sorprendido que pudieran entrar, sobre todo ellos dos, es decir uno era Neville el novio de su amigo, el cual automáticamente sería odiado por Lucius, y él que no era una ‘Blanca palomita’ a los ojos de Lucius, no desde que había comenzado a ir en contra de la burocracia que los regía. Definitivamente algo no estaba bien.
-Neville, debemos tener cuidado – le previno al chico – esto ha sido muy fácil.
-Lo sé – dijo Neville distraídamente — ¡Por allá! – señaló hacia un pasillo que, si mal no lo recordaba Theo, los llevaría al Cuarto de Duelos.
Se escuchaba la voz de Lucius cada vez más cerca, así que el último tramo lo recorrieron  prácticamente corriendo.
-Eres un… — Theo escuchó a Lucius  amenazar a Draco — ¡Avada Kedavra! – lanzó el rubio mayor.
-¡NO! – Gritó Neville corriendo hacia Draco.
Theo hizo uso de su sangre fría y utilizó todos los hechizos protectores que se le vinieron a la mente hacia Neville y Draco, ningún hechizo, claro está, era capaz de anular la maldición, pero hacer la combinación de varios hechizos precisos lo podrían esquivar y así no morirían… o al menos eso esperaba.
-Todo estará bien – le dijo Neville al oído a Draco antes de que el hechizo cayera sobre él.
Una gran explosión dio a lugar haciendo que los cercanos a ésta fueran lanzados bruscamente hacia los lados.
Draco podía sentir un peso encima de él y un gran aroma que le recordaba mucho a su atolondrado Gryffindor le invadió sus sentidos…
-¡Neville! – llamó Theo desde el suelo e incorporándose cómo pudo.
Al escuchar la voz de Theo, Draco (demasiado sorprendido) abrió los ojos de golpe, esperando que lo que estaba pensado no fuera verdad, sin embargo no lo fue.
-Neville… — Murmuró al reconocer la cabellera castaña de su novio, en su pecho - ¡Neville! – Gritó incorporándose rápidamente, pero a la vez cuidando el cuerpo, inconsciente de su novio - ¿Neville? – Le llamó por tercera vez, pero el aludido no se… ¿movía? – ¡Háblame Neville! – reclamó el rubio al no tener respuesta de su chico.
-Draco… — Theo lo llamó al llegar a su lado – lo siento…
Pero en Draco, sus pensamientos iban más allá del dolor y la rabia… estaban dirigidos en una sola palabra y en una sola persona: Venganza y Lucius Malfoy.
-Cuídalo – le murmuró a su amigo castaño, mientras levantaba la varita de su novio y se dirigía a su objetivo.
-No hagas tonterías Draco – le dijo Theo observándolo mientras caminaba – él ni siquiera está…
Pero Draco no lo escuchaba, él solo pensaba que su atolondrado Gryffindor, su Neville no se movía, estaba… ni siquiera quería decir esa palabra. Y Theo le pedía que no hiciera ‘tonterías’ ¿Qué hubiera hecho él en su lugar?
Vio cómo Lucius se levantaba entre los escombros de algunos cuadros que se habían caído de la pared. Era ahora o nunca. Le apuntó con la varita, con un solo pensamiento. Sufrir. Sí que Lucius sufriera lo que él estaba sufriendo. Dolor. Sí, que Lucius sintiera lo que él estaba sintiendo en esos momentos.
-Draco ¡Detente! – llamó Theo acercándose a él, al adivinar sus pensamientos. No quería que su amigo se metiera en problemas e hiciera algo que probablemente se arrepentiría más tarde.
-No te metas Theo, no quiero herirte – le advirtió el rubio con cierta rabia en su voz.
-¡Draco! – lo escuchó más cerca de él. Sin previo aviso Draco lo encaró lanzándole un ‘Levicorpus’, en cuestión de segundos Theo se vio colgado del techo, dejando caer su varita en el trayecto por el ataque sorpresa de su amigo rubio.
-¡Oye! – se quejó Harry, cuando pudo tener un mejor panorama de la situación en la que se encontraba su novio, ya que él y Blaise, aún estaban atrapados en aquellas estatuas y Ron aún seguía paralizado.
Draco ignoró su queja y siguió avanzando hasta donde estaba Lucius, muy sonriente por cierto.    
Crucio! – lanzó Draco sin pensarlo dos veces, para su sorpresa Lucius cayó al piso, aunque sin retorcerse del dolor.
-¿Ni siquiera eso puedes hacer bien? – se burló Malfoy padre.
-¡Cállate Lucius Malfoy! – Amenazó Draco, sin embargo, el aludido sonrió con satisfacción, cosa que no le pareció al rubio menor - ¡Crucio!
Lucius por escasos segundos pudo sentir la maldición en su cuerpo.
-¡Draco! – llamó Theo desde el techo, pero Draco no se detendría, estaba demasiado dolido por lo ocurrido.
Apuntó nuevamente hacia dónde Lucius estaba tirado y viéndolo desafiantemente, Draco veía a su padre de una manera indescifrable.
-¡Cruc…! – unas manos abrazándolo desde la espalda detuvieron su ataque.
-Draco, tranquilízate – le llamó la voz de Severus Snape.
-¡No padrino! – Replicó el rubio – él fue el responsable de que Neville… él… — Draco sentía un enorme nudo en la garganta que le impedía hablar, sin embargo, eso no desistía a que forcejeara para soltarse del agarre del mayor.
-¿Draco… en verdad tu quieres a ese…? – murmuró Lucius al ver el sufrir de su primogénito. 
-Draco… cuando Longbottom despierte, no le gustará verte detrás de unas rejas oxidadas de las celdas de Azkabán – el profesor de pociones le hablaba a su ahijado lo más severamente.
-¿Cuándo despierte? – preguntó Draco en un hilo de voz.
-Sí, él aún vive – le tranquilizó el moreno. En cuanto escuchó esas palabras Draco suspiró largamente y dejó de forcejear con él.
*****
Tenía un buen rato moviendo aquella poción, la instrucción decía que no dejara de moverla hasta que la sustancia tornara a un color rosa chicloso, la de él ya la había tomado desde quince minutos atrás, se hubiera dado cuenta si no estuviera distraído, si no estuviera pensando en él…
-Draco… — le llamó quedito Blaise para no sobresaltarlo, cosa que no le resultó, pues el rubio dio un bote sobre su asiento haciendo que su caldero se volteara y derramara la poción sobre la mesa de trabajo.
-¡Blaise! – se quejó el rubio.
-Lo siento, pero…
-¿Qué demonios fue esta vez? – se quejó el profesor de pociones.
Draco no respondió, simplemente salió del aula, como lo venía haciendo desde seis meses atrás, desde aquella terrible noticia…

Se encontraba en la sala de espera de San Mungo, iba de un lado a otro con pasos acelerados. Le habían comunicado que su madre estaba inconsciente y que no sabían cómo animarla. Sus demás amigos estaban bien, salvo con algunos rasguños en su cuerpo, pero nada preocupante, el único que si tuvo que ser internado fue Theo, pues se había lastimado el tobillo pero nada  malo que una poción reparahuesos pudiera arreglar.
Su padre también había sido transportado a San Mungo y estaba ayudando para que Narcisa se recuperara pronto. Suerte de él que también hubiera salido ileso de tanto hechizo que recibió.
Sin embargo, Draco, estaba preocupado por alguien más, por Neville, su atolondrado Gryffindor. De acuerdo con lo relatado de Theo, sus hechizos funcionaron, sin embargo, ¡no despertaba!
-No sabríamos decirle cuanto tiempo estará así – le habían comunicado a él y a la abuela de su novio – pueden ser minutos, semanas, meses o años…

Y  así ya habían transcurrido seis meses, seis largos y tortuosos meses, en los cuales, Draco aprovechaba todo momento para visitarlo y tratar de hacerlo animar, pero nada había funcionado. Nada.
Por fin había concluido el sexto año, ya comenzaban las vacaciones… y recién iniciaban las inscripciones para cursos de sus futuras carreras… y sin embargo, Neville no despertaba.
*****
Un chico de cabello alborotado entró en aquella habitación.
-Hola Neville – saludó al chico que, aparentemente, solo dormía – solo vine a felicitarte, ya sabes… hoy es tu cumpleaños – Harry le brindó una sonrisa al chico, pero éste seguía tan apacible como siempre.
-Hola Harry – le saludó un chico castaño que le sonreía tristemente, al entrar a la habitación. El chico venia con una túnica de San Mungo y con un gafete que recitaba ‘Practicante’.
-Hola – saludó Harry acercándose al chico y lo abrazó cariñosamente - ¿Alguna novedad? – quiso saber el ojiverde.
-Todo igual – le respondió tristemente. El chico se sentía culpable por el estado del novio de uno de sus mejores amigos.
-Theo, tú no tienes la culpa – le dijo Harry, viéndolo a los ojos – si no hubieras lanzado los hechizos, Neville hubiera muerto.
-No creo que hubiera preferido estar así…
-Bueno, cuando despierte le preguntaremos – animó Harry de manera optimista, mientras le daba un casto beso en los labios - ¿Cómo van tus practicas? – quiso saber, soltándose del abrazo.
Theo y Blaise habían ingresado a San Mungo, una semana atrás, como practicantes, si aprobaban satisfactoriamente las pruebas, les daban pase directo para poder cursar  la carrera de Sanador en la en la Academia de Sanadores.
-Al parecer bien – respondió Theo, haciendo anotaciones en la tabla de registros – ¿y tú? ¿Cuándo inician? – Harry comenzó a relatar lo que había ocurrido una semana atrás.
Tanto Ron como él, se habían inscrito a unos cursos para poder entrar a la Academia de Aurores, solo tenían que asistir durante dos meses, donde los cuales les harían una serie de pruebas para verificar si en verdad contaban con las actitudes y aptitudes para convertirse en aurores.
-La próxima semana – respondió Harry con orgullo.
-Te echaré de menos – confesó Theo sentándose a su lado.
-Y yo a ti… pero nos escribiremos diario ¿cierto?
-Todos los días – le dijo Theo dándole un beso suave en los labios.
-¿Cuándo regresa Blaise de su descanso? – preguntó después del beso, el moreno.
-Se supone que en cinco minutos – le informó el castaño – pero algo me dice que tardará un rato.
-¿Por qué?
-Su lindo pelirrojo le preparó una despedida – le informó Theo.
-Oh… Ron tuvo la misma idea que yo – le dijo Harry con un sonrojo, Theo le sonrió de manera cómplice.
*****
Se encontraban en el cuarto del pelirrojo. Blaise había ido a pasar unos días en la Madriguera. Por suerte ese día la familia no se encontraba, la Sra. Weasley estaba en el Callejón Diagon en algunas compras, Arthur estaba en algún asunto del Ministerio y los demás miembros estaban trabajando.
-Te amo mi lindo pelirrojo – confesó Blaise, besándolo.
-Yo también – coincidió el pelirrojo.
-No quisiera que te fueras – dijo en un puchero el moreno.
-Solo son dos meses – consoló el ojiazul – además… tu estarás en San Mungo y… por cierto ¿no se supone que deberías estar ahí? – le preguntó ceñudo.
-Estoy en mi descanso – se defendió Blaise sonriente.
Ron entrecerró los ojos, pero luego lo comenzó a atacar con besos.
-¿Cuánto dura tu descanso? – le preguntó mientras comenzaba a desvestirlo y repartir besos por donde quiera.
-Nohh… muchooahhh – le respondió entre gemidos el Slytherin.
-Seráhhh rápido… entonces – confesó el pelirrojo también entre gemidos, poniéndose encima de él.
-Hoy… ahhh … Neville… - su intensión era decir que era cumpleaños de Neville y habían quedado ir a visitarlo los cinco, por suerte ambos se entendían muy bien.
-Loahh sé…
*****
Draco se encontraba sentado a un lado de la cama de su novio, el cual dormía, como últimamente lo hacía.
-… y ayer – continuaba Draco dándole las noticias a su novio – mi madre fue a visitar a tu abuela, al parecer se llevaran bien… creo – lo ultimo lo dijo negando la cabeza, aún recordando cómo fue que su madre llegó una semana atrás diciéndole que quería conocer a la abuela de su novio.
Narcisa había despertado una semana después del ataque, eso había sembrado esperanza en Draco, ya que si su madre había despertado, eso le indicaba que Neville también lo haría en cuestión de días, pero no había ocurrido. Y por alguna extraña razón su padre, aunque no aprobaba completamente su relación con Neville, al menos ya no lo retaba a ningún duelo ni dejaba salir comentarios desagradables sobre la ‘famosa moda’. Draco sospechaba que su padrino había influido en su decisión final.
-Theo y Blaise ya comenzaron sus prácticas – continuó Draco – y la próxima semana se van Ron y Harry… - el rubio observaba a su novio, mientras hablaba ya siquiera sin saber si era coherente o no…
-… me enojé con mi padrino – le dijo viéndolo a sus parpados cerrados, esperando a que el Gryffindor le reclamara el por qué  – porque me inscribió a un curso de Pociones Avanzadas, para después entrar a la Academia de Pociones o algo así, no lo sé, lo que sí sé es que fue sin mi consentimiento – su voz sonaba cada vez mas enojada - ¿sabes por qué? – Le dijo levantándose bruscamente - ¡Por qué ese curso es en Francia! ¡Le dije claramente que yo no me iría de aquí y…!
Draco no continuó, observaba atentamente a ese chico que no le decía nada… a ese chico que…
-¡Maldición Neville Longbottom! – Le reclamó furioso - ¡Me lo prometiste! ¡Prometiste estar siempre conmigo!
El rubio se acercó hasta donde estaba el Gryffindor y rendido al fin, se dejó caer de rodillas a un lado de la cama.
-Neville…  – le dijo entre sollozos – ¿Recuerdas nuestra promesa?
El rubio escondió su cara entre sus brazos y estos los dejó caer en la mano del moreno.
 -Sí… — escuchó vagamente, quizás era la desesperación de escucharlo, como en aquella ocasión, pero ahí estaba, la voz de Neville respondiéndole, nuevamente.
Draco lo sabía, era su imaginación, no era la primera vez que soñaba con esa voz… no era primera vez que la alucinaba. Y por eso… quiso seguir hablándole, pues solo así encontraba paz… solo así podía hablar nuevamente con él.
-¿Recuerdas la ‘Recordadora’? – le preguntó apretando suavemente aquella mano.
-Sí… — le respondió nuevamente aquella voz…
-Entonces… ¿Por qué no estás aquí? – le reclamó, sin un asomo de enojo, mientras le daba un beso en los dedos.
-¡Estoy aquí…! – replicó la voz…
-Feliz cumpleaños… mi atolondrado Gryffindor…
-¿Draco?
-Sí… lo olvidaba – dijo Draco secándose algunas lagrimas, pero sin dejar de ver esas manos… — Hoy es tu cumpleaños…
-¿En serio?
-Sí…
-Oh…
-Te amo…
-Y yo a ti…
-Te extraño…
-¿Draco?
-Te… amo…
-¿Por qué hablas cómo si te estuvieras despidiendo?
-Te amo…
-¡Al caso me estoy muriendo y no me lo dices directamente!
Esta vez la voz se escuchó tan real… que Draco casi se la cree. Pero la mano, que estaba en sus propias manos, lo abandonó rápidamente, confirmándole que no era ninguna alucinación.
-¡¿Qué…?!
Y lo vio.
Su atolondrado Gryffindor, su Neville, estaba sentado, cruzado de manos y viéndolo ceñudamente.
-¡Neville! – Gritó Draco eufórico.
-Ese es mi nombre – le respondió seriamente el Gryffindor –  y al parecer me estoy muriendo y tú te estás despidiéndote de mi sin decirme muy bien de qué me…
Fue interrumpido por un abrazo impulsivo de Draco.
-¡Neville! – Le dijo Draco llenándolo de besos por toda la cara - ¡Te amo! ¡Te amo!
-¡Oye!
-No te estás muriendo de nada – le dijo al fin Draco, buscando su boca – pero si no despertabas el que se moriría habría sido yo…
-¿Qué…?
-Todo está bien – le dijo Draco sonriente – todo estará bien…
Neville fingió estar enojado, pero era imposible siquiera fingirlo, así que también se lanzó hacia donde estaba Draco. Ambos chicos se besaron desesperadamente. Neville coló sus manos debajo de la túnica que traía su rubio y éste besaba su cuello, sacando gemidos de placer del moreno…
-¡Draco las lecturas del monitor de Neville indican actividad en…! — Theo se quedó estático al ver a Draco encima de Neville besándolo y a éste corresponderle.
-¡Theo! – se quejó el rubio apartándose, con pesar de su chico.
-¡Tu sí que no pierdes el tiempo! – expresó Blaise, que iba tomado de la mano con su novio pelirrojo.
-Neville… despertó – informó inútilmente Draco.
-Ya nos dimos cuenta – dijo sonriente Harry, viendo a los aludidos sonrojados.
-Nos diste un susto – expresó Ron llegando hasta con Neville – por cierto… feliz cumpleaños.
Neville sonreía ampliamente, uno a uno sus amigos comenzaron a darle la bienvenida y el abrazo de cumpleaños, comentándole lo preocupados que habían estado por él y todo lo que había ocurrido en su ausencia.
Minutos después habían llegado su abuela, Snape junto con Sirius, e incluso Narcisa Malfoy. Todos dándole la bienvenida.
-Si aún le interesa Longbottom – le dijo Snape antes de despedirse – su solicitud para el curso de Herbología, lo mandaré la próxima semana.
-Cómo que si ‘aún’ le interesa – le preguntó Draco entrecerrando los ojos.
-Por supuesto profesor — respondió Neville – pero, yo aún no termino el sexto curso.
-Eso déjamelo a mí – dijo con una sonrisa Snape.
Uno a uno de los visitantes, se fueron retirando del cuarto por órdenes del Medimago encargado. Pues Neville a pesar de no querer admitirlo, estaba cansado. Y a cada momento luchaba por no quedarse dormido. Al final solo se quedo Draco con él.
-Entonces, ¿no me estoy muriendo? – bromeó adormilado Neville.
-No – le respondió Draco, acariciando sus mechones de cabello que le cubrían una parte del rostro, por lo largo que lo tenía.
-Te amo – le declaró el Gryffindor, tratando de no cerrar los ojos.
-Y yo… — le respondió Draco, cuando Neville por fin había sido vencido por el sueño – Te amo…
“Gracias Neville, por ser tú, por no darte por vencido…” – pensaba Draco, mientras veía a su novio con adoración - “Gracias por llegar a mi corazón…”


FIN



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2 comentarios:

  1. que lindo el final T-T

    ahora leer los tres epilogos

    que lindo es draco enserio me vas a hacer ultra exigente para encontrar pareja XD

    Att:Taeko-kun ^-^

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    Respuestas
    1. Me alegra que te haya gustado :)

      Es el fic mas largo que he publicado :S, bueno era, ahora hay otro jejej

      XD jaja, si es muy lindo, yo también ando buscando uno igual jejej

      Besitos
      PISLIB n_n

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