domingo, 15 de abril de 2012

Capitulo Cinco: Noticias inesperadas.

Tu historia fue conmigo

Capitulo Cinco:

Noticias inesperadas

Ronald Weasley estaba preocupado. Frente a él estaba el chico que le había dado absolutamente todo y él se sentía culpable por no corresponderle como debía. Terry se encontraba en una situación un tanto delicada y sin embargo, el pelirrojo se mostraba muy recio a preocuparse por el destino que tendría el chico. ¿O acaso era que aún no asimilaba la situación? ¿Sería posible que el pelirrojo tratara de negarse que Terry en verdad corriera peligro?
El ojiazul negó con la cabeza.
-Todo está bien, todo estará bien – se aferraba a esa idea.
Observó detenidamente a Terry, quien aún dormía en aquella habitación de San Mungo.
-Señor Weasley – llamó la enfermera – el medimago Christopher Burbage quiere hablar con usted.
El pelirrojo asintió y sumisamente se dirigió hacia la oficina del medimago.
-Han transcurrido tres días – comenzó a explicar el medimago encargado de la salud de Terry – si no me equivoco, lo cual es imposible, el joven Boot despertará en un lapso de tres horas.
-¿Cree que el tratamiento haya sido exitoso? – Preguntó ansioso Ron.
-Lo sabremos en cuanto despierte, mientras tanto le recomiendo que vaya a descansar un rato, se le nota cansado – aconsejó.
El pelirrojo asintió y nuevamente dejó que sus pies lo guiaran a su destino.
En cuanto llegó a su departamento se dejó caer en la cama. Se sentía exhausto, esos tres últimos días habían sido realmente agotadores, tenía que estar asistiendo a la Academia y entretenerse lo menos posible para luego irse a San Mungo en donde cuidaría de Terry y hacer los deberes escolares, para terminar en su departamento donde si bien le iba cocinaría algo rápido o conformarse con comida enlatada o refrigerada de algún pub.
Y aún tenía mucho qué hacer. Tenía una charla pendiente con Harry con respecto a Terry. Y también aquel asunto que por lo pronto no quería hacerse cargo ya que eso significaba que tendría que recordar a cierto Slytherin y, sinceramente, no contaba con las fuerzas suficientes para enfrentar esa parte de su pasado que se aferraba en salir a cada rato de maneras menos esperadas.
Suspiró largamente mientras recordaba lo que aconteció después de que el medimago Burbage examinara a Terry tres días atrás.

El medimago no traía buenas noticias y Ron lo supo de inmediato por el semblante serio que dominaba en el rostro del mayor. En cuanto lo invitó a sentarse frente a su escritorio comenzó a hablar.
-Se lo advertí hace meses – dijo severamente el medimago mientras le ofrecía una taza con café – Le dije a Terry que si quería el tratamiento debía cuidarse y si mal no lo recuerdo le aconsejé que el estar estudiando en la Academia no era muy recomendable, sobre todo por los entrenamientos que llevan a cabo.
Ron parpadeó nervioso. Desde hace rato que no entendía nada.  ¿Por qué el medimago tuteaba a su novio? ¿El medimago ya conocía a Terry desde antes? ¿De qué tratamiento hablaba?
-Por los gestos que haces, me hace pensar que el joven Boot no le ha dicho nada del tratamiento ¿cierto?
El pelirrojo negó con la cabeza de inmediato. El mayor asintió gravemente.
-Hace aproximadamente tres meses y medio, Terry llegó a mi oficina pidiéndome un tratamiento especial. Al parecer ya había recurrido a otros lugares antes de llegar aquí y en todos ellos le dieron el mismo resultado. Normalmente hago caso omiso de los diagnósticos previos, ya que prefiero examinar a mis pacientes y sacar un nuevo diagnostico por si los anteriores fueran erróneos. Sin embargo debo admitir que esta vez, todos hemos coincidido en el mismo resultado final.
El pelirrojo tragó saliva, sabía que sea lo que fuera a decirle el medimago no iba ser nada bueno.
-¿A qué conclusión llegaron?
-Un hechizo muy potente. Un Obliviate para ser precisos – el pelirrojo parpadeó perplejo.
-¿Un Obliviate?
-Así es. De acuerdo a los estudios, a Terry lo hechizaron hace año y medio, aproximadamente. Es un hechizo simple, sin embargo fue mezclado con un hechizo de magia oscura, eso sin contar que le suministraban una poción para reforzar el hechizo.
-¿Qué? – al pelirrojo le costaba seguir al medimago, no era que no le entendía sino lo que le estaba relatando. ¿Un hechizo Obliviate con otro de magia oscura? ¿Una poción reforzadora? ¿Quién le haría eso? ¿Por qué?
-Por su sorpresa, eso me indica que usted tampoco tenía conocimiento de esto.
Ron guardó silencio, su mente maquinaba muchas preguntas y teorías descabelladas sobre la reciente información.
-Señor Weasley, esta situación es muy delicada – dijo Christopher con voz seria – Alguien hizo ‘olvidar’ algo importante a Terry. Nadie hace este tipo de hechizo sino es más que para ocultar cosas de suma importancia.
-¿Cómo cuáles? – El pelirrojo temía preguntar, muy en el fondo sospechaba cual era esa razón.
-Ser testigo de un asesinato o ser víctima de una violación.

Ron veía el techo de su habitación mientras estaba tumbado en su cama con los brazos atrás de su cabeza. La conversación con el medimago había tardado un rato más. Le contó sobre las recomendaciones que debía de haber seguido su novio, las cuales por obvias razones no había seguido tal cual, ya que la más importante era el de prácticamente abandonar la Academia, cosa que Terry no haría.
Terry tenía muchas virtudes y defectos. Entre los últimos era el ser testarudo. Además, al chico le gustaba mucho ser auror, era uno de sus tantos sueños de la vida. Ron hizo nota mental sobre recordarle a su novio las prioridades que debería tener en la vida para lograr lo que quería. Y con ese pensamiento cayó rendido en los brazos de Morfeo.

[...]

[Blaise Zabini]

Veo a Theo dejar dormido a mi hijo Bilius en su cuna, nuevamente. Debo admitir que una parte de mí envidia el hecho que el pequeño Bilius prefiera a mis amigos antes que a mí. Pero otra parte me dice que no debo siquiera el considerar ese pensamiento, porque merezco el rechazo.
Bilius se acostumbró tanto a la presencia de mis amigos que es más que obvio que los considere como sus padres. El hecho que yo haya rectificado meses después y quiera hacerme cargo de él, no significa que mi pequeño Bilius cambie sus costumbres y que de pronto me quiera de la nada.
Me pasé cerca de siete meses rechazándolo y odiándolo, ¿Cómo espero que él olvide todo ese tiempo? No lo puedo obligar simplemente a que me quiera solo porque a mí se me ocurrió de pronto el querer ser su padre. Bilius se acostumbró tanto al calor, amor y presencia de mis amigos. Es normal que prefiera irse a dormir en los brazos de Theo durante las noches y despertarse cada día con la sonrisa de un Neville frente a él, porque eso ha estado haciendo desde que nació. No puedo llegar un día y cambiarle toda esa rutina.
Los primeros días en lo que comencé hacerme cargo funcionaron y fueron geniales. Me permitió darle de comer, bañarlo e incluso dormirlo en las siestas del medio día. Sin embargo, después de tres semanas ya no le agradó el repentino cambio, a esa nueva rutina. A mi insistente presencia…
-¿Estás bien? – La voz de Theo me hace dar un respingo – lo siento, no quise asustarte.
-No te preocupes – le respondo ofreciéndole una taza de chocolate - ¿ya se durmió?
Theo asiente con la cabeza.
-¿Seguro que estás bien? – esta vez soy sincero con él. Niego con la cabeza.
-No lo tomes a mal, pero en ocasiones al ver a Bilius en tus brazos o en los de Neville yo… - suspiro lentamente – no los culpo, sé que Bilius se ha acostumbrado a ustedes, pero eso no quita el sentirme mal al ver que Bilius los prefiera a ustedes antes que a mí.
-Lo sé. Y nos sentimos realmente muy mal por ello – aclara. Niego con la cabeza.
-No deberían. Yo estuve mal. Ahora me toca remendar el error y hacerme querer por mi hijo.
-Lo estás haciendo bien – me confiesa – solo falta practicar el irse a dormir por la noches y el despertar a su lado.
Le sonrío a mi amigo. Ojalá todo fuera así de simple.
 -Por cierto ¿Quién es ‘Toto’? – Le pregunto un tanto confuso.
-Un Micropuffs, se lo compré a Bilius el día que tuviste que ir hacer el examen de diagnóstico para la universidad. Quedaron en enviarlo la próxima semana, al parecer es un poco tardado el proceso de adopción de esa especie.
-Eso me recuerda que te llegó ese paquete en la mañana – le digo señalándole una caja agujerada que puse en la mañana encima de la mesa.
-¡Genial! – sonríe feliz, enarco una ceja. No recuerdo cuando fue la última vez que Theo haya sonreído por adquirir una mascota – es para Neville – dice mientras examina al… ¿eso es un sapo azul?
-Supongo que es para mañana – dejo salir. Es increíble que dentro de unas cuantas horas uno de mis mejores amigos esté celebrando su aniversario número cuatro con su novio. Desde hace días han estado planeando el cómo festejarlo - ¿nervioso?
-Nervioso no es la palabra – dice realmente feliz. Le devuelvo la sonrisa – mañana se lo pediré.
Ese asunto también lo ha estado planeando desde meses atrás. Realmente estoy feliz por él. Ambos están por dar un gran paso en su relación.
-Me alegro mucho por ustedes. Ambos se lo merecen – le confieso sinceramente.
-Gracias.

[...]

Neville leía tranquilamente un libro sobre Hierbas Medicinales mientras esperaba a su novio, si sus cálculos no fallaban llegaría en unos cuantos segundos más, Bilius no solía tardar mucho en quedarse dormido. Sin embargo los minutos pasaban y él cada vez se cansaba más, así que mejor decidió dejar el libro de lado y dormirse, total al siguiente día ambos podrían afinar los últimos detalles.
En cuanto apagó la lámpara de noche, sintió cómo alguien se acostaba a su lado.
-¿Estás despierto? – interrogó Theo mientras le daba suaves besos en su cuello.
-¿Quién podría dormir ante semejante atención? – fue su respuesta cuando sintió a su novio abrazarlo por la espalda. Nott sonrió.
-¿Preparado para mañana?
Habían estado planeando esa salida desde meses atrás, sin embargo sus horarios de estudios últimamente no les había permitido pulir los detalles. Ese era el momento. 
-Por supuesto – exclamó feliz el Gryffindor mientras se enfrentaba a su novio – Te he planeado el mejor desayuno.
-Con que tu estés presente, ya es el mejor de todos – le respondió dándole un casto beso en los labios. Neville se sonrojó.
Habían decidido que ese año lo celebrarían diferente al resto de los demás, así que habían propuesto que cada uno se encargaría de una actividad. A Neville le tocaba el desayuno, a Theo la cena y ambos decidirían dónde irían a comer. Era sencillo, pero sin duda era algo distinto a lo que solían hacer. Solo esperaban que todo resultara bien. Ya que, el siguiente día también sería el primero en que Blaise estaría con Bilius solo.
-Te amo – expresó Neville acariciando la mejilla del chico que tenía frente a él. Theo le respondió con otro beso.
Ambos estaban tan emocionados por el día siguiente que no podían dormir. Conversaron durante un rato tal como solían hacerlo cuando alguno de los dos no podía dormir. Siempre acompañándose el uno al otro.
-Hace días Blaise me comentó que buscará trabajo de medio tiempo – dejó salir Neville, adormilado – Al parecer los gastos de Bilius han aumentado un poco.
-Eso me recuerda que también debo buscar trabajo, esa crisis de hace meses casi me hace caer en banca rota – le respondió Theo, también semidormido – no esperaré a que se acabe el oro para buscar trabajo.
-Yo… – Neville bostezó con ganas – también buscaré algo, mi abuela no me dejó mucho oro. Además están los gastos de la casa y el de la universidad – el Gryffindor se abrazó de su novio.
-Tú no te preocupes por eso, debes estudiar – ambos eran conscientes que caían lentamente en el sueño, pero aun así seguían manteniendo, aunque ya no tan cuerda, la conversación – quizás vaya a San Mungo, lo más probable es que se burlen de mí, ya sabes con eso que soy “Mortífago” – Theo bostezó. Neville iba a protestar por lo que había dicho, pero solo consiguió gruñir – no importa si solo de conserje me contraten, tal vez con el tiempo me asciendan y cuando ya tenga terminada mi carrera de Medimagia me contraten de medimago y…
-Hablando de San Mungo, tengo un profesor, Cristhian… no, espera, se llama… – Neville bostezó nuevamente – no recuerdo, pero es el director de San Mungo. Es un señor extraño… juraría que en la clase pasada estaba coqueteando con Miles… o ¿era Mark?
-Se llama Christopher, también fue mi… profesor – está vez fue Theo el que bostezó – El otro día me…
Neville ya no supo que le ocurrió el ‘otro día’ a su novio, ya que ambos cayeron dormidos.

[...]

Perdóname.
             Harry.

Draco observaba la nota que le había enviado el ojiverde. Negó con la cabeza e hizo lo que venía haciendo con cada nota que le llegaba de él. Dejó que las llamas de la chimenea la consumieran lentamente. Tal vez Harry arreglara las cosas con lo demás con un simple “Perdóname”, pero para él eso no era suficiente. ¿Cómo perdonar algo de esa magnitud? ¿Desde cuándo venía sucediendo? Recordaba vagamente que Harry le había dicho a Corner que cada vez que no asistía a sus citas le daba cualquier excusa. Draco hizo memoria. La primera vez que Harry no había asistido a su cita había sido cuatro meses atrás, aunque en esa ocasión el ojiverde le aseguró que estaba cansado y que por eso no pudo asistir a su cita.
No importaban las excusas o desde cuando había ocurrido. Lo importante era que Harry había traspasado una línea muy importante. La del respeto mutuo. Se supone que ambos se amaban. Pero al parecer para el ojiverde eso no le había sido suficiente.
-¿Draco? – La voz de un chico que era tan solo unos cuantos años mayor que él lo sacó de sus cavilaciones - ¿Estás listo?
El rubio asintió.
-No tardaremos mucho, Gordon. Hoy no me siento muy bien – le confesó Draco al chico moreno que estaba frente a él.
-De acuerdo – le respondió el aludido.

[...]

Ron estaba nervioso. Fue el primero en llegar a la clase extra, por alguna extraña razón Hermione no estaba ahí o tal vez llegaría junto con Dawlish, al parecer su amiga castaña era muy amiga del jefe de aurores, ya que desde la clase que habían tenido la semana anterior, la chica no se había dejado ver por estar trabajando en algo importante con el mayor.
De Harry no quería acordarse, aún resonaban en él las palabras del medimago.

Christopher ya le había comentado a Ron sobre las precauciones que le había encomendado a Terry después de la primera prueba que le había hecho meses atrás. En esos momentos le estaba explicando la situación actual.
-El golpe que ha recibido Terry no hizo más que acelerar un proceso que probablemente duraría meses – explicó el medimago.
-¿Acelerar?
-No se olvide señor Weasley, que aunque seamos magos seguimos siendo seres humanos. Nuestras funciones y estructuras cerebrales son las mismas que las de los muggles. Déjeme explicarme mejor.
El medimago se acercó a la pared en donde deslizó una lámina de color blanco, enseguida apagó la luz en esa área. Con su varita dio un ligero toque a un artefacto extraño donde rápidamente comenzó a proyectar varias imágenes en la lámina, al principio el pelirrojo no las reconoció. Lentamente las imágenes tomaron la forma de dos cerebros.
-Es una tomografía axial – comenzó a explicar el medimago – La primera imagen se la tomé a Terry cuando vino la primera vez. Y ésta hace tres días – mostró la segunda imagen. 
El pelirrojo estaba un tanto desconcertado, en ambas imágenes había diferencias notorias.
-Este punto negro que observa en ésta área – el medimago le mostró al pelirrojo un punto que se veía muy visible en la tomografía en el área de la memoria – Es el hechizo Obliviate. El hechizo es solo un espacio en blanco en esa masa gris que afecta a la memoria, este  hechizo es difícil de realizar a la persona porque solo se enfoca en un recuerdo en particular. La persona que lo realiza debe ser muy cuidadoso al hacerlo, ya que si no acierta al recuerdo que desea ‘borrar’ puede afectar otras áreas.
-Ese punto es muy grande – dejó salir preocupado Ron – Eso quiere decir que, ¿El recuerdo es muy grande?
-No. Precisamente eso es lo que me preocupa. Por alguna extraña razón el hechizo ha estado ‘expandiéndose’ por decirlo de algún modo. Quizás haya sido a consecuencias del hechizo de magia negra que acompañó al Obliviate o tal vez fueron las pociones reforzadoras. Aún no lo sé, estoy haciéndole estudios sobre eso todavía.
Ron agrandó los ojos al escuchar las palabras del medimago.
-Y con ‘expandir’ se refiera a que, ¿puede perder la memoria?
-Me temo que sí señor Weasley. No me sorprendería que Terry ya haya presentado alguna laguna mental en estos días – el ojiazul pasó saliva trabajosamente – El golpe que ha recibido recientemente, de alguna manera hizo una reacción en cadena, hizo que se movieran de manera microscópica algunos tejidos neuronales los cuales llegaron hasta el hechizo, el cual se ha expandido lo que debió de haberlo hecho en meses, como le dije hace unos momentos atrás. Y al expandirse trajo consigo la hemorragia.
-¿Hay algo que pueda hacer para evitarlo o para disminuirlo? ¿Puede deshacerlo?
-He hecho todo lo posible, pero me temo que no ha sido suficiente. Nunca había visto algo parecido – se sinceró el mayor – El tratamiento que le he dado es solo para evitar que el hechizo siga expandiéndose rápidamente, pero aun así lo seguirá haciendo.
Ambos quedaron en silencio.
-Señor Weasley, el hechizo tiene que deshacerse o de lo contrario la pérdida de memoria solo será un problema minúsculo a comparación con lo demás.
-¿Qué quiere decir?
-Terry puede morir.

Ron aún estaba consternado por la noticia. Lentamente había estado asimilando lo ocurrido. Terry estaba muy mal y se pondría peor. Le dolía enormemente que no pudiera hacer nada al respecto, ni siquiera el mejor medimago de San Mungo podía hacerlo. Todo estaba mal.
Harry podía ser su mejor amigo, sin embargo esta vez sí había hecho algo realmente grave. Ya no era una de esas rabietas con las que había tenido con Malfoy en los tiempos de Hogwarts. Esta vez la vida de alguien estaba en peligro. Quizás su amigo ojiverde no era realmente el verdadero culpable de todo aquello, pero había acelerado algo que podían haber evitado o retrasado y…
-Hola – la voz de alguien conocido lo hizo sobresaltar – Lo siento, no quise asustarte.
-Adam – gruñó Ron al reconocer al chico de ojos color miel.
-Recuerdas mi nombre, esa es buena señal. Lo que me lleva a una situación un poco embarazosa porque no recuerdo el tuyo – dejó salir incómodamente.
-Es porque nunca me presenté. Soy Ronald Weasley.
-Mucho gusto, Ronald – le extendió la mano, el pelirrojo la estrechó - ¿Estás solo?
El pelirrojo entrecerró los ojos ante la pregunta obvia del chico. Se sumieron en un silencio demasiado incómodo. Por alguna extraña razón el pelirrojo no soportaba al chico y no se explicaba el porqué.
-Está retrasado el señor Dawlish – dejó salir Adam mientras jugaba con el vuelapluma. Ron gruñó.
Poco a poco los minutos pasaban y con éstos, los chicos del grupo llegaban lentamente.
Lenny, el chico de ojos grises, cuando llegó saludó amistosamente a Adam, el cual le sonrió a modo de respuesta. Nigel, un chico alto de ojos azules, llegó con Lisa, ambos enfrascados en una conversación calurosa sobre un tema que Ron no quiso y ni quería saber. Alexander, un chico castaño de ojos color negros, y Claire Harper, una chica rubia de ojos saltones, fueron los últimos en llegar. Se rumoreaba por la Academia que ambos tenían un romance desde el año pasado.
-No quiero sonar indiscreto pero, ¿Terry está bien? – preguntó sin más Adam consiguiendo al fin calmar sus ansias. El pelirrojo volteó a verlo tan rápido que sintió que su cuello se saldría de su lugar. Frunció el ceño – No ha venido a clases desde hace tres días, eso es todo.
El pelirrojo no supo cómo nombrar lo que en esos momentos sentía. ¿Acaso ese Adam vigilaba a su novio?
-Él está bien – dejó salir rotundamente mientras salía del aula.

[...]

Neville conducía a un Theodore, vendado de los ojos, por aquel callejón que a esas horas de la mañana no era muy transitado.
-Un escalón más – le indicaba Neville mientras seguía dirigiéndolo.
-Esto no es algún truco como ese documental muggle ¿cierto? – Neville dejó escapar una sonrisa floja al percatarse a lo que se refería su novio.
Una semana atrás, aprovechando que Blaise estaba jugando con Bilius en el jardín, ambos estaban viendo un documental muggle sobre ‘Los tipos de dueños de mascotas’. El reportaje que a Theo realmente enojó fue en aquel donde una pareja había abandonado en un lugar de dudosa condición a un cachorrito que estaba enfermo, los dueños habían vendado de los ojos al cachorro para que no reconociera el camino de regreso.
-Por supuesto que no – le respondió Neville – Jamás haría algo así, en primer lugar porque estás demasiado grandecito como para no saber cómo regresar a casa.
-¿Disculpa?
Neville le dio un casto beso en los labios.
-Solo bromeaba, cariño.
Anduvieron un rato más caminando, hasta que finalmente Neville le indicó a su novio que habían llegado a su destino. Le quitó la venda de los ojos lentamente.
-Ya puedes abrirlos – le dijo emocionado. El Slytherin abrió los ojos. Sonrió feliz al ver el lugar donde se encontraban.
-¡Esto es increíble! – Soltó Theodore al reconocer aquel pub – Intenté reservar muchas veces en este lugar.
-No fue tan fácil, tuve que recurrir a muchas personas influyentes – confesó Neville.
-Y con personas influyentes te refieres a Potter – dejó salir el castaño con aquella sonrisa que a Longbottom le gustaba. El león se encogió de hombros.
-¿Vamos? – le propuso a la vez que lo tomaba de la mano y lo hacía entrar en el aquel pub.

[...]

Ron no estaba seguro en quedarse a la clase, había estado estudiando los pros y los contras en aquel balcón. Definitivamente había muchos ‘contras’, el primero y más importante era el no haber hecho los deberes, ya que éstos lo llevaban a pensar en Francis y en consecuencia en Blaise. El pelirrojo sabía que tenía que hacer algo al respecto, ya que no todo el tiempo iba evitar los deberes sobre todo si éstos incluían el tema de Morseferth.
-Hola, Ron – la voz de Hermione lo desconcertó de sobremanera - ¿Estás bien?
El pelirrojo pudo haber hablado de todo lo que había estado guardando en esos últimos tres días, pero solo se limitó a asentir con la cabeza.
-¿Dónde están los chicos? – la chica se extrañó al no ver a Harry y Terry a su lado, sobre todo al último.
-Temo que no vendrán.
Hermione quiso saber más, sin embargo en esos momentos le resultaría un tanto difícil sacar información al pelirrojo, lo conocía perfectamente como para saber que realmente su amigo estaba mal y que definitivamente algo había ocurrido. Ese fin de semana sería largo.
-Vayamos a dentro, tengo algo importante que decirles – apremió la castaña. Mientras más rápido arreglara ese asunto con el grupo, más pronto hablaría con su amigo pelirrojo.
En cuanto a entraron al aula, un último chico también lo hizo.
-Buenos días, chicos – comenzó Hermione llamando la atención de los presentes – Robards me ha dicho que esta clase será completamente nuestra. Intercambiaremos la información que hayamos reunido de Francis Morseferth sobre el motivo de su captura.
-Eso va a ser un poco difícil, Granger – dejó salir Nigel – Lisa y yo hemos estado investigando algunas cosas, pero no reunimos mucha información.
-Supongo, que es hora de poner en práctica lo que hemos aprendido en este año – opinó Adam – separados no conseguiremos nada, es mejor trabajar en equipo.
-Opino lo mismo – coincidió Lenny – apuesto que ese es el objetivo de Dawlish, el que no haya venido es una prueba de ello. Además lo que vamos a participar en la captura de Morseferth, en dado caso que escape, seremos nosotros.
-¡Perfecto! ¿Cuándo se reunirá con nosotros el jefe, Granger? – preguntó Lisa.
Hermione sonrió satisfecha, ese había sido el objetivo principal del jefe de aurores, que el grupo se uniera por su propia cuenta, que tuviera la iniciativa. La castaña estaba al tanto de ese objetivo, pero no debía de intervenir, eran los demás lo que tenían que averiguarlo por su cuenta. Al parecer todo marchaba de acuerdo al plan de Dawlish.
-En cuanto tengamos la razón del porqué Morseferth está capturado – les respondió la chica.
Los chicos comenzaron a murmurar y hacer gestos. Al perecer ninguno había conseguido información al respecto. Ron que estaba apartado de ellos no decía nada, solo se limitaba a observarlos atentamente.
-Sugiero que comencemos con saber más de la infancia de Morseferth – dejó salir Claire – así podremos profundizar en su pasado y tener una base sólida sobre su vida.
-Descubrir sus amistades y su familiares ayudarían sobre todo si los entrevistamos – apoyó la idea Alexander.    
-Entonces, manos a la obra – dejó salir Karl, el ultimo chico que había llegado al aula – el vernos los sábados durante dos horas no serán suficientes, tendremos que vernos entre semana.
-Y quizás, después de las clases normales – sugirió Adam.
-También hay que buscar una manera de estar en contacto los unos con los otros – opinó Lenny – no todos compartimos las mismas clases.
De un momento a otro, los miembros del grupo ya estaban proponiendo lugares para las reuniones. De ser un equipo extraño, ya comenzaban a socializar entre ellos mismos y de alguna manera a unirse.
-¡Perfecto! – Exclamó Hermione, que hasta esos momentos había ocupado el rol de secretaria – Entonces nos reuniremos en la casa de Adam el lunes por la tarde en donde veremos esta lista de pendientes – la chica les mostró un pedazo de pergamino en donde había anotado todas aquellas inquietudes del grupo.
Satisfecho el grupo por lo recién acordado, Hermione comenzaba a explicarles la función de los galeones encantados. Ese medio de comunicación que le había servido de mucho en sus tiempos de Hogwarts para el ED. Sabía que en cualquier momento alguien preguntaría el cómo se mantendrían comunicados y entonces ella lo sugeriría.

[...]

El pub ‘El fénix’ era reconocido por ser uno de los restaurantes de mayor prestigio dentro de la comunidad mágica, para hacer una reservación se necesitaba un mínimo de un año de anticipación o contar con muchas influencias importantes, ya que también el local era muy selectivo. El pub solía ser visitado por importantes figuras de la comunidad, ya sea desde artistas hasta grandes inversionistas.
Tanto Theo como Neville habían querido comer en ese lugar con la esperanza de encontrarse con sus ídolos del momento. El Gryffindor soñaba con encontrarse a Gustav Clearwater, un gran botánico. Y Theodore con algún miembro de la banda musical mágica ‘Las brujas de Macbeth’, ya que era su grupo favorito. Ambos, cada uno por su lado, habían intentado de todo para reservar en ese lugar pero sin ningún resultado. Era por eso que Neville en un momento de anhelo por cumplir en ese día uno de sus tantos objetivos había recurrido a Harry.
-La comida es exquisita, tal como lo ha dicho ese artículo de ‘Corazón de bruja’, al menos sabemos que en algunas cosas no exageran – comentó Neville contento.
-En algo no tenían que mentir – expresó el otro chico mientras le tomaba de la mano.
Neville sonrió.
-Te tengo una sorpresa – exclamó sonriente el chico Longbottom, mientras buscaba algo en su bolsillo.
Theo lo observaba emocionado. Sintió que alguien lo observaba atentamente desde la mesa de la esquina, desvió su mirada unos instantes donde se encontró con una mirada desconocida, pero sin duda muy penetrante, frunció el ceño ligeramente.
-Ábrelo – Neville le extendió un sobre. El chico Nott, un tanto intrigado tomó el sobre y comenzó abrirlo.
Sacó un par de boletos, en éstos había algunas siluetas y sobre ellas se leía claramente ‘Las brujas de Macbeth’. El Slytherin sorprendido agrandó los ojos, luego sonrió ampliamente.
-¡Neville! Esto es… es… - ni siquiera sabía cómo expresarse, su chico le había regalado no solo un par de entradas al concierto de su grupo favorito, sino que también tenía acceso directo a los camerinos para conversar con los integrantes – ¡Gracias!
En el castaño sus ojos brillaban. Neville le sonreía ampliamente, le agradaba ver a Theo feliz sobre todo si su felicidad provenía por algo que él había hecho. Theo se acercó a él lentamente.
-Ya te he dicho hoy cuánto te amo – le susurró rosando sus labios – te amo.
Un ruido estrepitoso cerca de ellos lo hizo separarse.
-¡Quiero que se vaya de este lugar! – gritó el que segundos atrás había estado viendo a Theo.
-Señor tranquilícese, por favor – le pedía el camarero tratando de tranquilizarlo. Todos los presentes habían enfocado su atención al mago que cada minuto que pasaba se enfadaba más.
-Lo haré cuando ese Mortífago salga de este lugar – el mago señaló a Theo, todas las miradas ahora se enfocaban en él - ¿Cómo pueden permitirle la entrada a esa gente? ¡Debería estar en Azkaban! 
Neville le envió una mirada asesina, estaba dispuesto a reclamarle pero Theodore lo detuvo.
-No te preocupes, Nev – le murmuró mientras le agarraba la mano suavemente – Salgamos de aquí, de todas formas ya hemos terminado de desayunar – el aludido parpadeó confuso.
-Pero…
-Es nuestro aniversario, aún quedan más lugares por recorrer – dejó salir calmadamente. Ambos salieron sin responder a los insultos del alterado mago.
Ya tenían alrededor de diez minutos caminando por las calles tranquilas de Hogsmeade, ninguno había hablado desde que salieron de aquel pub, de pronto Neville se sentía como un idiota, sino hubieran ido a desayunar a ese lugar Theo no lo hubiera pasado mal.
-Gracias por el desayuno, me la pasé increíble – dejó salir el Slytherin al advertir la tristeza de su novio.
-No gracias a ese señor – musitó Neville – Todo estuvo mal – Theo lo rodeó por la espalada.
-Disfruté de tu compañía, el desayuno estuvo delicioso y tengo en mi poder dos entradas para mi grupo favorito, ¿Cómo pudo haber estado todo mal? – le murmuró al oído.
-Ese señor fue muy injusto contigo – dejó salir enfadado Neville – no tenía derecho a decir esas cosas de ti, además…
Fue silenciado por un suave beso de Theo.
-Si sigues enfadándote te harás viejito – le guiñó un ojo – Además tenemos aún muchas cosas qué hacer, recuerda que hoy es nuestro aniversario y acordamos pasarla muy bien y sin contratiempos.
Neville iba a protestar, no le agradaba la idea de que las demás personas juzgaran a su novio sin siquiera saber algo al respecto de lo que había ocurrido en realidad. Sin embargo, esta vez dejó pasar el asunto, Theo tenía razón, era su aniversario y debían de aprovecharlo al máximo, aunque si ocurría algo parecido nuevamente no sabía si lo dejaría pasar tan fácilmente.
-De acuerdo, entonces ¿Dónde nos vamos a ir a comer?
-¿Qué tal ‘Las tres escobas’?, para recordar viejos tiempos – propuso el chico Nott.
-Me parece buena idea.
Theo siguió abrazando a Neville por la espalda mientras caminaban por el pueblo, de vez en cuando se detenían para besarse. Llegaron a una plaza donde decidieron descansar un rato antes de llegar al pub.
-Yo también te tengo una sorpresa – dejó salir Theo.
-¿La misma que me mencionaste días atrás y por la cual no he podido centrarme en algunas cosas por pensar en ella? – preguntó ansioso Neville. Theo enarcó una ceja.
-Sí – dejó salir el chico castaño lentamente.
Neville sonrió. El chico Nott se puso frente a él y viéndolo directamente a los ojos le dijo:
-Te amo, Neville. No me puedo imaginar una vida sin que tu estés presente – a lo lejos se escuchaba claramente una disputa dentro del pub que se encontraba al otro lado de la calle, pero ninguno le prestó atención – Y me gustaría que nuestra relación pasará a…
-¡SUELTENME! – una voz familiar los hizo sobresaltar en demasía, al otro lado de la calle un chico se tambaleaba mientras era conducido por dos guardias de seguridad hacia la calle - ¡REGRESARÉ A ESTE LUGAR HASTA QUE LO ENCUENTRE!
-Nev, ¿ese chico no es…?
-¡Harry!

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