Tu historia fue conmigo
Capitulo Cinco:
Noticias inesperadas
Ronald Weasley estaba preocupado. Frente
a él estaba el chico que le había dado absolutamente todo y él se sentía
culpable por no corresponderle como debía. Terry se encontraba en una situación
un tanto delicada y sin embargo, el pelirrojo se mostraba muy recio a
preocuparse por el destino que tendría el chico. ¿O acaso era que aún no
asimilaba la situación? ¿Sería posible que el pelirrojo tratara de negarse que
Terry en verdad corriera peligro?
El ojiazul negó con la cabeza.
-Todo está bien, todo estará bien – se aferraba a esa idea.
Observó detenidamente a Terry, quien
aún dormía en aquella habitación de San Mungo.
-Señor Weasley – llamó la enfermera –
el medimago Christopher Burbage quiere hablar con usted.
El pelirrojo asintió y sumisamente se
dirigió hacia la oficina del medimago.
-Han transcurrido tres días – comenzó a
explicar el medimago encargado de la salud de Terry – si no me equivoco, lo
cual es imposible, el joven Boot despertará en un lapso de tres horas.
-¿Cree que el tratamiento haya sido
exitoso? – Preguntó ansioso Ron.
-Lo sabremos en cuanto despierte,
mientras tanto le recomiendo que vaya a descansar un rato, se le nota cansado –
aconsejó.
El pelirrojo asintió y nuevamente dejó
que sus pies lo guiaran a su destino.
En cuanto llegó a su departamento se
dejó caer en la cama. Se sentía exhausto, esos tres últimos días habían sido
realmente agotadores, tenía que estar asistiendo a la Academia y entretenerse
lo menos posible para luego irse a San Mungo en donde cuidaría de Terry y hacer
los deberes escolares, para terminar en su departamento donde si bien le iba
cocinaría algo rápido o conformarse con comida enlatada o refrigerada de algún
pub.
Y aún tenía mucho qué hacer. Tenía una
charla pendiente con Harry con respecto a Terry. Y también aquel asunto que por
lo pronto no quería hacerse cargo ya que eso significaba que tendría que
recordar a cierto Slytherin y, sinceramente, no contaba con las fuerzas
suficientes para enfrentar esa parte de su pasado que se aferraba en salir a
cada rato de maneras menos esperadas.
Suspiró largamente mientras recordaba
lo que aconteció después de que el medimago Burbage examinara a Terry tres días
atrás.
El
medimago no traía buenas noticias y Ron lo supo de inmediato por el semblante
serio que dominaba en el rostro del mayor. En cuanto lo invitó a sentarse
frente a su escritorio comenzó a hablar.
-Se
lo advertí hace meses – dijo severamente el medimago mientras le ofrecía una
taza con café – Le dije a Terry que si quería el tratamiento debía cuidarse y
si mal no lo recuerdo le aconsejé que el estar estudiando en la Academia no era
muy recomendable, sobre todo por los entrenamientos que llevan a cabo.
Ron
parpadeó nervioso. Desde hace rato que no entendía nada. ¿Por qué el medimago tuteaba a su novio? ¿El
medimago ya conocía a Terry desde antes? ¿De qué tratamiento hablaba?
-Por
los gestos que haces, me hace pensar que el joven Boot no le ha dicho nada del
tratamiento ¿cierto?
El
pelirrojo negó con la cabeza de inmediato. El mayor asintió gravemente.
-Hace
aproximadamente tres meses y medio, Terry llegó a mi oficina pidiéndome un
tratamiento especial. Al parecer ya había recurrido a otros lugares antes de
llegar aquí y en todos ellos le dieron el mismo resultado. Normalmente hago
caso omiso de los diagnósticos previos, ya que prefiero examinar a mis
pacientes y sacar un nuevo diagnostico por si los anteriores fueran erróneos.
Sin embargo debo admitir que esta vez, todos hemos coincidido en el mismo
resultado final.
El
pelirrojo tragó saliva, sabía que sea lo que fuera a decirle el medimago no iba
ser nada bueno.
-¿A
qué conclusión llegaron?
-Un
hechizo muy potente. Un Obliviate para ser precisos – el pelirrojo parpadeó
perplejo.
-¿Un
Obliviate?
-Así
es. De acuerdo a los estudios, a Terry lo hechizaron hace año y medio,
aproximadamente. Es un hechizo simple, sin embargo fue mezclado con un hechizo
de magia oscura, eso sin contar que le suministraban una poción para reforzar
el hechizo.
-¿Qué?
– al pelirrojo le costaba seguir al medimago, no era que no le entendía sino lo
que le estaba relatando. ¿Un hechizo Obliviate con otro de magia oscura? ¿Una
poción reforzadora? ¿Quién le haría eso? ¿Por qué?
-Por
su sorpresa, eso me indica que usted tampoco tenía conocimiento de esto.
Ron
guardó silencio, su mente maquinaba muchas preguntas y teorías descabelladas
sobre la reciente información.
-Señor
Weasley, esta situación es muy delicada – dijo Christopher con voz seria –
Alguien hizo ‘olvidar’ algo importante a Terry. Nadie hace este tipo de hechizo
sino es más que para ocultar cosas de suma importancia.
-¿Cómo
cuáles? – El pelirrojo temía preguntar, muy en el fondo sospechaba cual era esa
razón.
-Ser
testigo de un asesinato o ser víctima de una violación.
Ron veía el techo de su habitación
mientras estaba tumbado en su cama con los brazos atrás de su cabeza. La
conversación con el medimago había tardado un rato más. Le contó sobre las
recomendaciones que debía de haber seguido su novio, las cuales por obvias
razones no había seguido tal cual, ya que la más importante era el de
prácticamente abandonar la Academia, cosa que Terry no haría.
Terry tenía muchas virtudes y defectos.
Entre los últimos era el ser testarudo. Además, al chico le gustaba mucho ser
auror, era uno de sus tantos sueños de la vida. Ron hizo nota mental sobre recordarle
a su novio las prioridades que debería tener en la vida para lograr lo que
quería. Y con ese pensamiento cayó rendido en los brazos de Morfeo.
[...]
[Blaise Zabini]
Veo a Theo dejar dormido a mi hijo
Bilius en su cuna, nuevamente. Debo admitir que una parte de mí envidia el
hecho que el pequeño Bilius prefiera a mis amigos antes que a mí. Pero otra
parte me dice que no debo siquiera el considerar ese pensamiento, porque
merezco el rechazo.
Bilius se acostumbró tanto a la presencia
de mis amigos que es más que obvio que los considere como sus padres. El hecho
que yo haya rectificado meses después y quiera hacerme cargo de él, no
significa que mi pequeño Bilius cambie sus costumbres y que de pronto me quiera
de la nada.
Me pasé cerca de siete meses
rechazándolo y odiándolo, ¿Cómo espero que él olvide todo ese tiempo? No lo
puedo obligar simplemente a que me quiera solo porque a mí se me ocurrió de
pronto el querer ser su padre. Bilius se acostumbró tanto al calor, amor y
presencia de mis amigos. Es normal que prefiera irse a dormir en los brazos de
Theo durante las noches y despertarse cada día con la sonrisa de un Neville
frente a él, porque eso ha estado haciendo desde que nació. No puedo llegar un
día y cambiarle toda esa rutina.
Los primeros días en lo que comencé
hacerme cargo funcionaron y fueron geniales. Me permitió darle de comer,
bañarlo e incluso dormirlo en las siestas del medio día. Sin embargo, después
de tres semanas ya no le agradó el repentino cambio, a esa nueva rutina. A mi
insistente presencia…
-¿Estás bien? – La voz de Theo me hace
dar un respingo – lo siento, no quise asustarte.
-No te preocupes – le respondo
ofreciéndole una taza de chocolate - ¿ya se durmió?
Theo asiente con la cabeza.
-¿Seguro que estás bien? – esta vez soy
sincero con él. Niego con la cabeza.
-No lo tomes a mal, pero en ocasiones
al ver a Bilius en tus brazos o en los de Neville yo… - suspiro lentamente – no
los culpo, sé que Bilius se ha acostumbrado a ustedes, pero eso no quita el
sentirme mal al ver que Bilius los prefiera a ustedes antes que a mí.
-Lo sé. Y nos sentimos realmente muy
mal por ello – aclara. Niego con la cabeza.
-No deberían. Yo estuve mal. Ahora me
toca remendar el error y hacerme querer por mi hijo.
-Lo estás haciendo bien – me confiesa –
solo falta practicar el irse a dormir por la noches y el despertar a su lado.
Le sonrío a mi
amigo. Ojalá todo fuera así de simple.
-Por cierto ¿Quién es ‘Toto’? – Le pregunto un
tanto confuso.
-Un Micropuffs, se lo compré a Bilius
el día que tuviste que ir hacer el examen de diagnóstico para la universidad.
Quedaron en enviarlo la próxima semana, al parecer es un poco tardado el
proceso de adopción de esa especie.
-Eso me recuerda que te llegó ese
paquete en la mañana – le digo señalándole una caja agujerada que puse en la mañana
encima de la mesa.
-¡Genial! – sonríe feliz, enarco una
ceja. No recuerdo cuando fue la última vez que Theo haya sonreído por adquirir
una mascota – es para Neville – dice mientras examina al… ¿eso es un sapo azul?
-Supongo que es para mañana – dejo
salir. Es increíble que dentro de unas cuantas horas uno de mis mejores amigos esté
celebrando su aniversario número cuatro con su novio. Desde hace días han estado
planeando el cómo festejarlo - ¿nervioso?
-Nervioso
no es la palabra – dice realmente feliz. Le devuelvo la sonrisa – mañana se lo
pediré.
Ese asunto también lo ha estado
planeando desde meses atrás. Realmente estoy feliz por él. Ambos están por dar
un gran paso en su relación.
-Me alegro mucho por ustedes. Ambos se
lo merecen – le confieso sinceramente.
-Gracias.
[...]
Neville leía tranquilamente un libro
sobre Hierbas Medicinales mientras esperaba a su novio, si sus cálculos no
fallaban llegaría en unos cuantos segundos más, Bilius no solía tardar mucho en
quedarse dormido. Sin embargo los minutos pasaban y él cada vez se cansaba más,
así que mejor decidió dejar el libro de lado y dormirse, total al siguiente día
ambos podrían afinar los últimos detalles.
En cuanto apagó la lámpara de noche,
sintió cómo alguien se acostaba a su lado.
-¿Estás despierto? – interrogó Theo
mientras le daba suaves besos en su cuello.
-¿Quién podría dormir ante semejante
atención? – fue su respuesta cuando sintió a su novio abrazarlo por la espalda.
Nott sonrió.
-¿Preparado para mañana?
Habían estado planeando esa salida
desde meses atrás, sin embargo sus horarios de estudios últimamente no les
había permitido pulir los detalles. Ese era el momento.
-Por supuesto – exclamó feliz el
Gryffindor mientras se enfrentaba a su novio – Te he planeado el mejor
desayuno.
-Con que tu estés presente, ya es el
mejor de todos – le respondió dándole un casto beso en los labios. Neville se
sonrojó.
Habían decidido que ese año lo
celebrarían diferente al resto de los demás, así que habían propuesto que cada
uno se encargaría de una actividad. A Neville le tocaba el desayuno, a Theo la
cena y ambos decidirían dónde irían a comer. Era sencillo, pero sin duda era
algo distinto a lo que solían hacer. Solo esperaban que todo resultara bien. Ya
que, el siguiente día también sería el primero en que Blaise estaría con Bilius
solo.
-Te amo – expresó Neville acariciando
la mejilla del chico que tenía frente a él. Theo le respondió con otro beso.
Ambos estaban tan emocionados por el
día siguiente que no podían dormir. Conversaron durante un rato tal como solían
hacerlo cuando alguno de los dos no podía dormir. Siempre acompañándose el uno
al otro.
-Hace días Blaise me comentó que
buscará trabajo de medio tiempo – dejó salir Neville, adormilado – Al parecer
los gastos de Bilius han aumentado un poco.
-Eso me recuerda que también debo
buscar trabajo, esa crisis de hace meses casi me hace caer en banca rota – le respondió
Theo, también semidormido – no esperaré a que se acabe el oro para buscar
trabajo.
-Yo… – Neville bostezó con ganas –
también buscaré algo, mi abuela no me dejó mucho oro. Además están los gastos
de la casa y el de la universidad – el Gryffindor se abrazó de su novio.
-Tú no te preocupes por eso, debes
estudiar – ambos eran conscientes que caían lentamente en el sueño, pero aun
así seguían manteniendo, aunque ya no tan cuerda, la conversación – quizás vaya
a San Mungo, lo más probable es que se burlen de mí, ya sabes con eso que soy “Mortífago”
– Theo bostezó. Neville iba a protestar por lo que había dicho, pero solo
consiguió gruñir – no importa si solo de conserje me contraten, tal vez con el
tiempo me asciendan y cuando ya tenga terminada mi carrera de Medimagia me
contraten de medimago y…
-Hablando de San Mungo, tengo un
profesor, Cristhian… no, espera, se llama… – Neville bostezó nuevamente – no
recuerdo, pero es el director de San Mungo. Es un señor extraño… juraría que en
la clase pasada estaba coqueteando con Miles… o ¿era Mark?
-Se llama Christopher, también fue mi…
profesor – está vez fue Theo el que bostezó – El otro día me…
Neville ya no supo que le ocurrió el
‘otro día’ a su novio, ya que ambos cayeron dormidos.
[...]
Perdóname.
Harry.
Draco observaba la nota que le había
enviado el ojiverde. Negó con la cabeza e hizo lo que venía haciendo con cada
nota que le llegaba de él. Dejó que las llamas de la chimenea la consumieran
lentamente. Tal vez Harry arreglara las cosas con lo demás con un simple
“Perdóname”, pero para él eso no era suficiente. ¿Cómo perdonar algo de esa
magnitud? ¿Desde cuándo venía sucediendo? Recordaba vagamente que Harry le
había dicho a Corner que cada vez que no asistía a sus citas le daba cualquier
excusa. Draco hizo memoria. La primera vez que Harry no había asistido a su
cita había sido cuatro meses atrás, aunque en esa ocasión el ojiverde le
aseguró que estaba cansado y que por eso no pudo asistir a su cita.
No importaban las excusas o desde
cuando había ocurrido. Lo importante era que Harry había traspasado una línea
muy importante. La del respeto mutuo. Se supone que ambos se amaban. Pero al
parecer para el ojiverde eso no le había sido suficiente.
-¿Draco? – La voz de un chico que era
tan solo unos cuantos años mayor que él lo sacó de sus cavilaciones - ¿Estás
listo?
El rubio asintió.
-No tardaremos mucho, Gordon. Hoy no me
siento muy bien – le confesó Draco al chico moreno que estaba frente a él.
-De acuerdo – le respondió el aludido.
[...]
Ron estaba nervioso. Fue el primero en
llegar a la clase extra, por alguna extraña razón Hermione no estaba ahí o tal
vez llegaría junto con Dawlish, al parecer su amiga castaña era muy amiga del
jefe de aurores, ya que desde la clase que habían tenido la semana anterior, la
chica no se había dejado ver por estar trabajando en algo importante con el mayor.
De Harry no quería acordarse, aún
resonaban en él las palabras del medimago.
Christopher
ya le había comentado a Ron sobre las precauciones que le había encomendado a
Terry después de la primera prueba que le había hecho meses atrás. En esos
momentos le estaba explicando la situación actual.
-El
golpe que ha recibido Terry no hizo más que acelerar un proceso que
probablemente duraría meses – explicó el medimago.
-¿Acelerar?
-No
se olvide señor Weasley, que aunque seamos magos seguimos siendo seres humanos.
Nuestras funciones y estructuras cerebrales son las mismas que las de los
muggles. Déjeme explicarme mejor.
El
medimago se acercó a la pared en donde deslizó una lámina de color blanco,
enseguida apagó la luz en esa área. Con su varita dio un ligero toque a un
artefacto extraño donde rápidamente comenzó a proyectar varias imágenes en la
lámina, al principio el pelirrojo no las reconoció. Lentamente las imágenes
tomaron la forma de dos cerebros.
-Es
una tomografía axial – comenzó a explicar el medimago – La primera imagen se la
tomé a Terry cuando vino la primera vez. Y ésta hace tres días – mostró la
segunda imagen.
El
pelirrojo estaba un tanto desconcertado, en ambas imágenes había diferencias
notorias.
-Este
punto negro que observa en ésta área – el medimago le mostró al pelirrojo un
punto que se veía muy visible en la tomografía en el área de la memoria – Es el
hechizo Obliviate. El hechizo es solo un espacio en blanco en esa masa gris que
afecta a la memoria, este hechizo es
difícil de realizar a la persona porque solo se enfoca en un recuerdo en
particular. La persona que lo realiza debe ser muy cuidadoso al hacerlo, ya que
si no acierta al recuerdo que desea ‘borrar’ puede afectar otras áreas.
-Ese
punto es muy grande – dejó salir preocupado Ron – Eso quiere decir que, ¿El
recuerdo es muy grande?
-No.
Precisamente eso es lo que me preocupa. Por alguna extraña razón el hechizo ha
estado ‘expandiéndose’ por decirlo de algún modo. Quizás haya sido a
consecuencias del hechizo de magia negra que acompañó al Obliviate o tal vez
fueron las pociones reforzadoras. Aún no lo sé, estoy haciéndole estudios sobre
eso todavía.
Ron
agrandó los ojos al escuchar las palabras del medimago.
-Y
con ‘expandir’ se refiera a que, ¿puede perder la memoria?
-Me
temo que sí señor Weasley. No me sorprendería que Terry ya haya presentado
alguna laguna mental en estos días – el ojiazul pasó saliva trabajosamente – El
golpe que ha recibido recientemente, de alguna manera hizo una reacción en
cadena, hizo que se movieran de manera microscópica algunos tejidos neuronales
los cuales llegaron hasta el hechizo, el cual se ha expandido lo que debió de
haberlo hecho en meses, como le dije hace unos momentos atrás. Y al expandirse
trajo consigo la hemorragia.
-¿Hay
algo que pueda hacer para evitarlo o para disminuirlo? ¿Puede deshacerlo?
-He
hecho todo lo posible, pero me temo que no ha sido suficiente. Nunca había
visto algo parecido – se sinceró el mayor – El tratamiento que le he dado es
solo para evitar que el hechizo siga expandiéndose rápidamente, pero aun así lo
seguirá haciendo.
Ambos
quedaron en silencio.
-Señor
Weasley, el hechizo tiene que deshacerse o de lo contrario la pérdida de
memoria solo será un problema minúsculo a comparación con lo demás.
-¿Qué
quiere decir?
-Terry
puede morir.
Ron aún estaba consternado por la
noticia. Lentamente había estado asimilando lo ocurrido. Terry estaba muy mal y
se pondría peor. Le dolía enormemente que no pudiera hacer nada al respecto, ni
siquiera el mejor medimago de San Mungo podía hacerlo. Todo estaba mal.
Harry podía ser su mejor amigo, sin
embargo esta vez sí había hecho algo realmente grave. Ya no era una de esas
rabietas con las que había tenido con Malfoy en los tiempos de Hogwarts. Esta
vez la vida de alguien estaba en peligro. Quizás su amigo ojiverde no era realmente
el verdadero culpable de todo aquello, pero había acelerado algo que podían
haber evitado o retrasado y…
-Hola – la voz de alguien conocido lo
hizo sobresaltar – Lo siento, no quise asustarte.
-Adam – gruñó Ron al reconocer al chico
de ojos color miel.
-Recuerdas mi nombre, esa es buena
señal. Lo que me lleva a una situación un poco embarazosa porque no recuerdo el
tuyo – dejó salir incómodamente.
-Es porque nunca me presenté. Soy Ronald
Weasley.
-Mucho gusto, Ronald – le extendió la
mano, el pelirrojo la estrechó - ¿Estás solo?
El pelirrojo entrecerró los ojos ante
la pregunta obvia del chico. Se sumieron en un silencio demasiado incómodo. Por
alguna extraña razón el pelirrojo no soportaba al chico y no se explicaba el
porqué.
-Está retrasado el señor Dawlish – dejó
salir Adam mientras jugaba con el vuelapluma. Ron gruñó.
Poco a poco los minutos pasaban y con
éstos, los chicos del grupo llegaban lentamente.
Lenny, el chico de ojos grises, cuando
llegó saludó amistosamente a Adam, el cual le sonrió a modo de respuesta.
Nigel, un chico alto de ojos azules, llegó con Lisa, ambos enfrascados en una
conversación calurosa sobre un tema que Ron no quiso y ni quería saber.
Alexander, un chico castaño de ojos color negros, y Claire Harper, una chica
rubia de ojos saltones, fueron los últimos en llegar. Se rumoreaba por la
Academia que ambos tenían un romance desde el año pasado.
-No quiero sonar indiscreto pero,
¿Terry está bien? – preguntó sin más Adam consiguiendo al fin calmar sus
ansias. El pelirrojo volteó a verlo tan rápido que sintió que su cuello se
saldría de su lugar. Frunció el ceño – No ha venido a clases desde hace tres
días, eso es todo.
El pelirrojo no supo cómo nombrar lo que
en esos momentos sentía. ¿Acaso ese Adam vigilaba a su novio?
-Él está bien – dejó salir rotundamente
mientras salía del aula.
[...]
Neville conducía a un Theodore, vendado
de los ojos, por aquel callejón que a esas horas de la mañana no era muy
transitado.
-Un escalón más – le indicaba Neville
mientras seguía dirigiéndolo.
-Esto no es algún truco como ese
documental muggle ¿cierto? – Neville dejó escapar una sonrisa floja al
percatarse a lo que se refería su novio.
Una semana atrás, aprovechando que
Blaise estaba jugando con Bilius en el jardín, ambos estaban viendo un
documental muggle sobre ‘Los tipos de dueños
de mascotas’. El reportaje que a Theo realmente enojó fue en aquel donde
una pareja había abandonado en un lugar de dudosa condición a un cachorrito que
estaba enfermo, los dueños habían vendado de los ojos al cachorro para que no
reconociera el camino de regreso.
-Por supuesto que no – le respondió
Neville – Jamás haría algo así, en primer lugar porque estás demasiado grandecito como para no saber cómo
regresar a casa.
-¿Disculpa?
Neville le dio un casto beso en los
labios.
-Solo bromeaba, cariño.
Anduvieron un rato más caminando, hasta
que finalmente Neville le indicó a su novio que habían llegado a su destino. Le
quitó la venda de los ojos lentamente.
-Ya puedes abrirlos – le dijo
emocionado. El Slytherin abrió los ojos. Sonrió feliz al ver el lugar donde se
encontraban.
-¡Esto es increíble! – Soltó Theodore
al reconocer aquel pub – Intenté reservar muchas veces en este lugar.
-No fue tan fácil, tuve que recurrir a
muchas personas influyentes – confesó Neville.
-Y con personas influyentes te refieres
a Potter – dejó salir el castaño con aquella sonrisa que a Longbottom le
gustaba. El león se encogió de hombros.
-¿Vamos? – le propuso a la vez que lo
tomaba de la mano y lo hacía entrar en el aquel pub.
[...]
Ron no estaba seguro en quedarse a la
clase, había estado estudiando los pros
y los contras en aquel balcón.
Definitivamente había muchos ‘contras’,
el primero y más importante era el no haber hecho los deberes, ya que éstos lo
llevaban a pensar en Francis y en consecuencia en Blaise. El pelirrojo sabía
que tenía que hacer algo al respecto, ya que no todo el tiempo iba evitar los
deberes sobre todo si éstos incluían el tema de Morseferth.
-Hola, Ron – la voz de Hermione lo
desconcertó de sobremanera - ¿Estás bien?
El pelirrojo pudo haber hablado de todo
lo que había estado guardando en esos últimos tres días, pero solo se limitó a
asentir con la cabeza.
-¿Dónde están los chicos? – la chica se
extrañó al no ver a Harry y Terry a su lado, sobre todo al último.
-Temo que no vendrán.
Hermione quiso saber más, sin embargo
en esos momentos le resultaría un tanto difícil sacar información al pelirrojo,
lo conocía perfectamente como para saber que realmente su amigo estaba mal y
que definitivamente algo había ocurrido. Ese fin de semana sería largo.
-Vayamos a dentro, tengo algo importante
que decirles – apremió la castaña. Mientras más rápido arreglara ese asunto con
el grupo, más pronto hablaría con su amigo pelirrojo.
En cuanto a entraron al aula, un último
chico también lo hizo.
-Buenos días, chicos – comenzó Hermione
llamando la atención de los presentes – Robards me ha dicho que esta clase será
completamente nuestra. Intercambiaremos la información que hayamos reunido de Francis
Morseferth sobre el motivo de su captura.
-Eso va a ser un poco difícil, Granger
– dejó salir Nigel – Lisa y yo hemos estado investigando algunas cosas, pero no
reunimos mucha información.
-Supongo, que es hora de poner en
práctica lo que hemos aprendido en este año – opinó Adam – separados no
conseguiremos nada, es mejor trabajar en equipo.
-Opino lo mismo – coincidió Lenny –
apuesto que ese es el objetivo de Dawlish, el que no haya venido es una prueba
de ello. Además lo que vamos a participar en la captura de Morseferth, en dado
caso que escape, seremos nosotros.
-¡Perfecto! ¿Cuándo se reunirá con
nosotros el jefe, Granger? – preguntó Lisa.
Hermione sonrió satisfecha, ese había
sido el objetivo principal del jefe de aurores, que el grupo se uniera por su
propia cuenta, que tuviera la iniciativa. La castaña estaba al tanto de ese
objetivo, pero no debía de intervenir, eran los demás lo que tenían que
averiguarlo por su cuenta. Al parecer todo marchaba de acuerdo al plan de
Dawlish.
-En cuanto tengamos la razón del porqué
Morseferth está capturado – les respondió la chica.
Los chicos comenzaron a murmurar y
hacer gestos. Al perecer ninguno había conseguido información al respecto. Ron
que estaba apartado de ellos no decía nada, solo se limitaba a observarlos
atentamente.
-Sugiero que comencemos con saber más
de la infancia de Morseferth – dejó salir Claire – así podremos profundizar en
su pasado y tener una base sólida sobre su vida.
-Descubrir sus amistades y su
familiares ayudarían sobre todo si los entrevistamos – apoyó la idea
Alexander.
-Entonces, manos a la obra – dejó salir
Karl, el ultimo chico que había llegado al aula – el vernos los sábados durante
dos horas no serán suficientes, tendremos que vernos entre semana.
-Y quizás, después de las clases normales
– sugirió Adam.
-También hay que buscar una manera de
estar en contacto los unos con los otros – opinó Lenny – no todos compartimos
las mismas clases.
De un momento a otro, los miembros del
grupo ya estaban proponiendo lugares para las reuniones. De ser un equipo
extraño, ya comenzaban a socializar entre ellos mismos y de alguna manera a
unirse.
-¡Perfecto! – Exclamó Hermione, que
hasta esos momentos había ocupado el rol de secretaria – Entonces nos
reuniremos en la casa de Adam el lunes por la tarde en donde veremos esta lista
de pendientes – la chica les mostró un pedazo de pergamino en donde había
anotado todas aquellas inquietudes del grupo.
Satisfecho el grupo por lo recién
acordado, Hermione comenzaba a explicarles la función de los galeones encantados.
Ese medio de comunicación que le había servido de mucho en sus tiempos de
Hogwarts para el ED. Sabía que en cualquier momento alguien preguntaría el cómo
se mantendrían comunicados y entonces ella lo sugeriría.
[...]
El pub ‘El fénix’ era reconocido por
ser uno de los restaurantes de mayor prestigio dentro de la comunidad mágica,
para hacer una reservación se necesitaba un mínimo de un año de anticipación o
contar con muchas influencias importantes, ya que también el local era muy
selectivo. El pub solía ser visitado por importantes figuras de la comunidad,
ya sea desde artistas hasta grandes inversionistas.
Tanto Theo como Neville habían querido
comer en ese lugar con la esperanza de encontrarse con sus ídolos del momento.
El Gryffindor soñaba con encontrarse a Gustav Clearwater, un gran botánico. Y
Theodore con algún miembro de la banda musical mágica ‘Las brujas de Macbeth’,
ya que era su grupo favorito. Ambos, cada uno por su lado, habían intentado de
todo para reservar en ese lugar pero sin ningún resultado. Era por eso que
Neville en un momento de anhelo por cumplir en ese día uno de sus tantos
objetivos había recurrido a Harry.
-La comida es exquisita, tal como lo ha
dicho ese artículo de ‘Corazón de bruja’, al menos sabemos que en algunas cosas
no exageran – comentó Neville contento.
-En algo no tenían que mentir – expresó
el otro chico mientras le tomaba de la mano.
Neville sonrió.
-Te tengo una sorpresa – exclamó
sonriente el chico Longbottom, mientras buscaba algo en su bolsillo.
Theo lo observaba emocionado. Sintió
que alguien lo observaba atentamente desde la mesa de la esquina, desvió su
mirada unos instantes donde se encontró con una mirada desconocida, pero sin
duda muy penetrante, frunció el ceño ligeramente.
-Ábrelo – Neville le extendió un sobre.
El chico Nott, un tanto intrigado tomó el sobre y comenzó abrirlo.
Sacó un par de boletos, en éstos había
algunas siluetas y sobre ellas se leía claramente ‘Las brujas de Macbeth’. El Slytherin
sorprendido agrandó los ojos, luego sonrió ampliamente.
-¡Neville! Esto es… es… - ni siquiera
sabía cómo expresarse, su chico le había regalado no solo un par de entradas al
concierto de su grupo favorito, sino que también tenía acceso directo a los
camerinos para conversar con los integrantes – ¡Gracias!
En el castaño sus ojos brillaban.
Neville le sonreía ampliamente, le agradaba ver a Theo feliz sobre todo si su
felicidad provenía por algo que él había hecho. Theo se acercó a él lentamente.
-Ya te he dicho hoy cuánto te amo – le
susurró rosando sus labios – te amo.
Un ruido estrepitoso cerca de ellos lo
hizo separarse.
-¡Quiero que se vaya de este lugar! –
gritó el que segundos atrás había estado viendo a Theo.
-Señor tranquilícese, por favor – le
pedía el camarero tratando de tranquilizarlo. Todos los presentes habían
enfocado su atención al mago que cada minuto que pasaba se enfadaba más.
-Lo haré cuando ese Mortífago salga de
este lugar – el mago señaló a Theo, todas las miradas ahora se enfocaban en él
- ¿Cómo pueden permitirle la entrada a esa gente? ¡Debería estar en Azkaban!
Neville le envió una mirada asesina, estaba
dispuesto a reclamarle pero Theodore lo detuvo.
-No te preocupes, Nev – le murmuró
mientras le agarraba la mano suavemente – Salgamos de aquí, de todas formas ya
hemos terminado de desayunar – el aludido parpadeó confuso.
-Pero…
-Es nuestro aniversario, aún quedan más
lugares por recorrer – dejó salir calmadamente. Ambos salieron sin responder a
los insultos del alterado mago.
Ya tenían alrededor de diez minutos
caminando por las calles tranquilas de Hogsmeade, ninguno había hablado desde
que salieron de aquel pub, de pronto Neville se sentía como un idiota, sino
hubieran ido a desayunar a ese lugar Theo no lo hubiera pasado mal.
-Gracias por el desayuno, me la pasé
increíble – dejó salir el Slytherin al advertir la tristeza de su novio.
-No gracias a ese señor – musitó
Neville – Todo estuvo mal – Theo lo rodeó por la espalada.
-Disfruté de tu compañía, el desayuno
estuvo delicioso y tengo en mi poder dos entradas para mi grupo favorito, ¿Cómo
pudo haber estado todo mal? – le murmuró al oído.
-Ese señor fue muy injusto contigo –
dejó salir enfadado Neville – no tenía derecho a decir esas cosas de ti,
además…
Fue silenciado por un suave beso de
Theo.
-Si sigues enfadándote te harás viejito
– le guiñó un ojo – Además tenemos aún muchas cosas qué hacer, recuerda que hoy
es nuestro aniversario y acordamos pasarla muy bien y sin contratiempos.
Neville iba a protestar, no le agradaba
la idea de que las demás personas juzgaran a su novio sin siquiera saber algo
al respecto de lo que había ocurrido en realidad. Sin embargo, esta vez dejó
pasar el asunto, Theo tenía razón, era su aniversario y debían de aprovecharlo
al máximo, aunque si ocurría algo parecido nuevamente no sabía si lo dejaría
pasar tan fácilmente.
-De acuerdo, entonces ¿Dónde nos vamos
a ir a comer?
-¿Qué tal ‘Las tres escobas’?, para
recordar viejos tiempos – propuso el chico Nott.
-Me parece buena idea.
Theo siguió abrazando a Neville por la
espalda mientras caminaban por el pueblo, de vez en cuando se detenían para
besarse. Llegaron a una plaza donde decidieron descansar un rato antes de
llegar al pub.
-Yo también te tengo una sorpresa –
dejó salir Theo.
-¿La misma que me mencionaste días
atrás y por la cual no he podido centrarme en algunas cosas por pensar en ella?
– preguntó ansioso Neville. Theo enarcó una ceja.
-Sí – dejó salir el chico castaño
lentamente.
Neville sonrió. El chico Nott se puso
frente a él y viéndolo directamente a los ojos le dijo:
-Te amo, Neville. No me puedo imaginar
una vida sin que tu estés presente – a lo lejos se escuchaba claramente una
disputa dentro del pub que se encontraba al otro lado de la calle, pero ninguno
le prestó atención – Y me gustaría que nuestra relación pasará a…
-¡SUELTENME! – una voz familiar los
hizo sobresaltar en demasía, al otro lado de la calle un chico se tambaleaba
mientras era conducido por dos guardias de seguridad hacia la calle - ¡REGRESARÉ
A ESTE LUGAR HASTA QUE LO ENCUENTRE!
-Nev, ¿ese chico no es…?
-¡Harry!
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