FF Besame, Malfoy
~1~
¿Cómo hacer gay a un
heterosexual?
Draco Malfoy; príncipe de las serpientes, rubio sexy, consentido de Severus
Snape, jodidamente guapo, probablemente futuro mortífago, ¿ya se mencionó que
es guapo y sexy? por las dudas, rubio sexy y chico guapo. Oh, sí. El Slytherin más
codiciado de Hogwarts tanto por chicas como por chicos. Según el aludido 100%
heterosexual. De acuerdo a él, 80% heterosexual y 20% gay. Pero, ¿Qué importan
los números? Importan más los hechos. Y él, Ronald Bilius Weasley, se
encargaría que todo el colegio supiera sobre esos porcentajes.
Había transcurrido una semana desde que tuvo aquel sueño extraño. El
pelirrojo supo que algo andaba mal. En todo Hogwarts era de conocimiento
público que a él le venían los chicos, pero de ahí a soñar que había tenido el
mejor sexo del mundo con Draco Malfoy ya rayaba en la locura.
-Es solo un sueño – Hermione le dijo cuando terminó de contarle.
-¡Nunca había soñado algo así! – se quejó.
-Y ésta, es la sexta vez que nos lo dices – Harry gruñó – ya admitiste
que eres gay, ¿ahora, qué? ¿Te gusta Malfoy y por eso nos lo dices?
Al pelirrojo se le encendieron las mejillas.
-Los sueños anteriores era porque les ocultaba mi secreto, pero ahora
estoy completamente seguro que Malfoy no me gusta – volvió a quejarse.
-Entonces, olvídalo – la castaña zanjó la conversación.
Para ella era fácil decirlo, no tenía toda la maldita semana soñando que
se cogía a Malfoy. El Gryffindor no era mucho de pensar y reflexionar las
cosas, pero esta vez se tomó el tiempo de hacerlo, si esa noche volvía a soñar
con Malfoy se volvería loco.
Anteriormente, antes de declararse cien por ciento gay, se soñaba
teniendo sexo con algunos de los alumnos del colegio, estos sueños lo
persiguieron hasta que admitió su preferencia sexual con sus amigos. En esta
ocasión las cosas eran diferentes, soñaba con Malfoy. ¿Harry tenía razón? No. Él
no estaba enamorado del hurón. Por supuesto que no.
-¿Qué haces cuando algo te obsesiona? – se preguntó a sí mismo, ajeno
que a un lado de él, una muchacha rubia se había sentado desde tiempo atrás.
-Fácil, haciéndolo – el pelirrojo dio un respingo.
-¿Luna?
Ron miró a su alrededor. Hermione y Harry ya no estaban en donde se
supone que estaban. Enarcó una ceja.
-Tus amigos se fueron hace quince minutos – la Ravenclaw comunicó
mientras pasaba tranquilamente las páginas de la revista El Quisquilloso - ¿dormías?
-No – gruñó.
-¿Qué te obsesiona?
-¿Qué?
-Has hecho una pregunta – la muchacha despegó la mirada de la revista
para ponerla en los ojos del pelirrojo – “¿Qué
haces cuando algo te obsesiona?’’. Sencillo, llevarlo a cabo.
Ron vio a Luna como si de pronto le hubiera crecido otra cabeza.
-Oh, ¿te han invadió los Troposolus?
El pelirrojo no prestó atención. Se quedó pensando con lo que había
dicho segundos atrás la rubia. ¿Hacerlo? ¿Besar a Malfoy? ¿Follar como conejos?
Draco Malfoy podría hacer muchas cosas, pero definitivamente no se dejaría
hacer eso. Mucho menos que él se lo
hiciera.
-Umh… - dejó salir, pensativo. Malfoy tenía veinte porciento de gay
(¿Cómo había llegado a esa conclusión? Solo Merlín lo sabe), todo el tiempo
pasaba ocultando esa parte de él besuqueando a Parkinson - ¿Cómo hacer gay a un
heterosexual?
-¿Cómo dices? – Luna lo observó con una ceja levantada.
Al pelirrojo se le dibujó una sonrisa maliciosa.
-Gracias, Luna.
Salió de la biblioteca.
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