martes, 22 de octubre de 2013

Capitulo Diecinueve: La trampa

Los cinco elementos



Capitulo Diecinueve: 

La trampa



En cuanto se aparecieron en ese lugar, Harry sintió  escalofríos. El rubio se percató de ello y aunque no quería admitirlo sabía que algo andaba mal. Blaise se limitó a observar el lugar, él era el único de los tres que sabía qué pasaría a continuación.
-Malfoy te seré sincero, tengo un mal presentimiento de todo esto –  el ojiverde confesó.
-Ya somos dos – el rubio musitó, recorrió el lugar con su mirada – De acuerdo con Scorpius, la casa de Gustav debe estar detrás de esos árboles – señaló hacia la izquierda.
-No nos demoremos, pronto oscurecerá – Blaise opinó, señalando hacia el cielo.
-Estoy de acuerdo – Draco expresó.
Se dirigieron hacia los arboles, no les resultó difícil ubicar la casa de Gustav, después de todo era la única que había en ese pequeño bosque.
-Esa debe ser la casa.  Fue fácil dar con ella – Harry frunció el ceño.
-Demasiado – el rubio coincidió.
Tocaron a la puerta, nadie respondió. Harry y Draco intercambiaron miradas. El ojiverde volvió a tocar, esta vez se escucharon pasos en el interior de la casa. Un anciano les abrió la puerta.
-¿Eres Gustav Goldstein? – Draco interrogó, observando al mayor.
-Tierra y Energía… - el anciano susurró. Los muchachos fruncieron el ceño. El viejo observó a Harry – Y el chico que vivió…
-¿Usted es Gustav? – el rubio insistió.
-La paciencia no está dentro de tu elemento, ¿cierto?
El aludido alzó una ceja. El anciano los invitó a pasar. Draco y Blaise intercambiaron miradas. Harry, con varita en mano, les hizo una señal para que entraran.
El lugar poseía un olor putrefacto. El rubio arrugó la nariz. Estudiaron el lugar lentamente.
-La casa parece estar… abandonada – Blaise comentó.
-¿Dónde está Gustav? – Harry interrogó al no ver al anciano cerca de ellos.
-¡Demonios! ¡Es una trampa! – el rubio exclamó.
-Debemos volver – Blaise exclamó.
Una serie de pufs inundó el lugar. En cuestión de segundos Harry, Blaise y Draco se vieron rodeados por los mortífagos, quienes sonrieron malévolamente.

*****

Hermione llegó al estudio con varios libros en mano.
-¿Cómo vas con la investigación? – interrogó a Neville, quien estaba enfrascado en una interesante lectura.
-No muy bien – se talló los ojos – Espero que Harry y los demás tengan más suerte.
-No sé si Terry y Ron puedan sacar más información a Nott – Hermione opinó – La que me preocupa es Luna, no sabemos nada de ella desde hace días.
-Fue un golpe duro el enterarse que su novio es el traidor.
-¿Y si no lo es?
-Confiemos en el elemento de Draco – propuso – No podemos darnos el lujo de dudar, sobre todo ahora que están en camino a casa de Gustav.
-¡Hermy, Hermy! – Scorpius llegó corriendo hasta su lado.
-¡¿Scorpius?! – la muchacha lo abrazó - ¿Qué pasa, pequeño?
-¡Mi papi, Hermy! ¡Mi papi está en peligro! – Hermione y Neville intercambiaron miradas.

*****

Sealing Element! – lanzó Morseferth  hacia Blaise y Draco, ambos muchachos fueron rodeados por una luz brillante.
-¿Qué demonios fue eso? – el rubio interrogó.
Harry comenzó a atacar y los mortífagos no tardaron en responder. Hechizos iban y venían cerca de ellos. Un haz de luz morada iba directamente hacia Draco, Blaise se lanzó sobre el rubio para lograr esquivarlo.
-¡Expulso! – el rubio gritó, sin resultado alguno - ¿Qué demonios pasó?
-¡Es tu magia, Draco! – Zabini respondió. Malfoy frunció el ceño. ¿Blaise sabía de su inestabilidad en la magia? – Es el hechizo de Morseferth, nos ha sellado el elemento y por ende la magia.
-¡¿Qué?!
Una explosión cerca de ellos los expulsó hasta el otro lado de la casa.
-¡Draco! – Harry llamó, asustado.
-Es hora que el pequeño Scorpius venga hacia nosotros – Morseferth sonrió, malévolo. Hizo una señal hacia sus acompañantes.
McKinnons atacó a Harry sin darle tiempo de reaccionar. El ojiverde salió expulsado en sentido contrario de donde se encontraba el rubio.
Draco y Blaise salieron de entre los escombros, tosiendo a causa del polvo acumulado.
Crucio! – Morseferth lanzó hacia Draco en cuanto lo tuvo en la mira. El rubio cayó de bruces, retorciéndose de dolor.
-¡No! – Harry gritó, logrando esquivar el hechizo de Rowle.
-¡Basta! – Blaise ordenó, no soportando ver sufrir a su amigo.
-Vamos, pequeño. Ven a nosotros – Morseferth murmuró sin detener el ataque.

*****

-Tranquilo, Scorpius – Hermione calmó – Tu papá está bien, Harry y Blaise están con él.
-No, Hermy. Mi papi está en peligro – el pequeño rubio lloraba. Scorpius comenzó a sentir la preocupación de la castaña y la incertidumbre de Neville. Y en cuestión de segundos sintió a su papá; el miedo y el dolor físico que atormentaban a Draco lo invadieron, como si fueran parte de él.
-¡Papá! – Gritó, mientras un haz de luz brillante lo rodeaba completamente - ¡Papá!

*****

Draco chocó contra la pared, cayendo boca-abajo. Escupió sangre. Harry, quien lanzaba hechizos contra Rowle y McKinnons, hacia todo lo posible para poder ayudarlo sin resultado alguno, los mortífagos no le daban oportunidad. Morseferth apuntó hacia el rubio.
-Vamos traidor… ruega, pide que me detenga – Hechizó – ¡Grita, maldito traidor! ¡Vamos!
El rubio soportaba la maldición, no gritaba y no gritaría. El dolor cedió y quiso aprovechar para respirar hondamente, pero un segundo ‘crucio’ más potente que el primero cayó sobre él nuevamente y esta vez no pudo reprimir sus gritos.
-¡Draco! – el ojiverde llamó, desesperado. Rowle aprovechó su distracción.
-¡Expulso! – Harry salió lanzado, cayó desmayado.
-¡Basta! – Blaise pidió.
El rubio se levantó trabajosamente, no se daría por vencido tan fácilmente. Morseferth sonreía complacido.
-¡Crucio! – Lanzó nuevamente y el rubio cayó de inmediato preso de la maldición.

*****

La luz brillante cegó momentáneamente a Hermione y Neville. Cuando tuvieron nuevamente visión la muchacha parpadeó un par de veces antes de entender lo que había ocurrido en ese lugar.
-¿Qué fue eso? – Neville recorrió con su mirada la sala.
-¿Y Scorpius?, ¿Dónde está Scorpius? – Hermione comenzó a buscar al pequeño por todo el departamento – No está – le anunció a Neville.
-¿A dónde pudo haber ido? – el muchacho miró fijamente a su amiga.
Granger agrandó los ojos.
-¡No puede ser!

*****

Draco seguía torciéndose de dolor ante un Morseferth complacido.
-Esto será suficiente – murmuró.
-¿Crees que venga? – Rowle cuestionó.
-Lo hará – Morseferth aseguró.
El rubio dejó de convulsionar cuando el mortífago dejó de aplicarle la maldición. Malfoy jadeó, recorriendo con su mirada la casa buscando una posible salida. Sus esperanzas no fueron tan altas cuando descubrió a Potter desmayado al otro lado.
McKinnons se acercó al rubio, le apuntó, malévolo. Draco sabía lo que vendría a continuación. El mortífago lanzó una nueva maldición.
-¡Papi! –  escuchó gritar a Scorpius y enseguida el dolor volvió a ceder, sintió cómo una energía invadía el lugar, entre abrió los ojos pero una luz brillante le cegó por unos momentos.
Como pudo se medio incorporó, quedando a gatas, estaba demasiado cansado, ni siquiera trató de simular los jadeos, su cuerpo temblaba perceptiblemente por consecuencia de los crucios recién lanzados.
-¿Qué demonios fue eso? – Rowle interrogó desde el suelo.
La luz se fue apagando lentamente, dando a conocer al pequeño bulto que estaba frente a él.
-El quinto elemento – Morseferth respondió, sonriendo de lado.

_______________________________________________________________


Capitulo Anterior                                                   Capitulo Siguiente












No hay comentarios:

Publicar un comentario