Capitulo Diecinueve:
La trampa
En
cuanto se aparecieron en ese lugar, Harry sintió escalofríos. El rubio se percató de ello y
aunque no quería admitirlo sabía que algo andaba mal. Blaise se limitó a
observar el lugar, él era el único de los tres que sabía qué pasaría a
continuación.
-Malfoy
te seré sincero, tengo un mal presentimiento de todo esto – el ojiverde confesó.
-Ya
somos dos – el rubio musitó, recorrió el lugar con su mirada – De acuerdo con
Scorpius, la casa de Gustav debe estar detrás de esos árboles – señaló hacia la
izquierda.
-No
nos demoremos, pronto oscurecerá – Blaise opinó, señalando hacia el cielo.
-Estoy
de acuerdo – Draco expresó.
Se
dirigieron hacia los arboles, no les resultó difícil ubicar la casa de Gustav,
después de todo era la única que había en ese pequeño bosque.
-Esa
debe ser la casa. Fue fácil dar con ella
– Harry frunció el ceño.
-Demasiado – el rubio coincidió.
Tocaron
a la puerta, nadie respondió. Harry y Draco intercambiaron miradas. El ojiverde
volvió a tocar, esta vez se escucharon pasos en el interior de la casa. Un
anciano les abrió la puerta.
-¿Eres
Gustav Goldstein? – Draco interrogó, observando al mayor.
-Tierra
y Energía… - el anciano susurró. Los muchachos fruncieron el ceño. El viejo
observó a Harry – Y el chico que vivió…
-¿Usted
es Gustav? – el rubio insistió.
-La
paciencia no está dentro de tu elemento, ¿cierto?
El
aludido alzó una ceja. El anciano los invitó a pasar. Draco y Blaise
intercambiaron miradas. Harry, con varita en mano, les hizo una señal para que
entraran.
El
lugar poseía un olor putrefacto. El rubio arrugó la nariz. Estudiaron el lugar
lentamente.
-La
casa parece estar… abandonada – Blaise
comentó.
-¿Dónde
está Gustav? – Harry interrogó al no ver al anciano cerca de ellos.
-¡Demonios!
¡Es una trampa! – el rubio exclamó.
-Debemos
volver – Blaise exclamó.
Una
serie de pufs inundó el lugar. En
cuestión de segundos Harry, Blaise y Draco se vieron rodeados por los mortífagos,
quienes sonrieron malévolamente.
*****
Hermione
llegó al estudio con varios libros en mano.
-¿Cómo
vas con la investigación? – interrogó a Neville, quien estaba enfrascado en una
interesante lectura.
-No
muy bien – se talló los ojos – Espero que Harry y los demás tengan más suerte.
-No
sé si Terry y Ron puedan sacar más información a Nott – Hermione opinó – La que
me preocupa es Luna, no sabemos nada de ella desde hace días.
-Fue
un golpe duro el enterarse que su novio es el traidor.
-¿Y
si no lo es?
-Confiemos
en el elemento de Draco – propuso – No podemos darnos el lujo de dudar, sobre
todo ahora que están en camino a casa de Gustav.
-¡Hermy,
Hermy! – Scorpius llegó corriendo hasta su lado.
-¡¿Scorpius?!
– la muchacha lo abrazó - ¿Qué pasa, pequeño?
-¡Mi
papi, Hermy! ¡Mi papi está en peligro! – Hermione y Neville intercambiaron
miradas.
*****
-¡Sealing Element! – lanzó Morseferth hacia Blaise y Draco, ambos muchachos fueron
rodeados por una luz brillante.
-¿Qué
demonios fue eso? – el rubio interrogó.
Harry
comenzó a atacar y los mortífagos no tardaron en responder. Hechizos iban y
venían cerca de ellos. Un haz de luz morada iba directamente hacia Draco, Blaise
se lanzó sobre el rubio para lograr esquivarlo.
-¡Expulso!
– el rubio gritó, sin resultado alguno - ¿Qué demonios pasó?
-¡Es
tu magia, Draco! – Zabini respondió. Malfoy frunció el ceño. ¿Blaise sabía de
su inestabilidad en la magia? – Es el hechizo de Morseferth, nos ha sellado el
elemento y por ende la magia.
-¡¿Qué?!
Una
explosión cerca de ellos los expulsó hasta el otro lado de la casa.
-¡Draco!
– Harry llamó, asustado.
-Es
hora que el pequeño Scorpius venga hacia nosotros – Morseferth sonrió, malévolo.
Hizo una señal hacia sus acompañantes.
McKinnons
atacó a Harry sin darle tiempo de reaccionar. El ojiverde salió expulsado en
sentido contrario de donde se encontraba el rubio.
Draco
y Blaise salieron de entre los escombros, tosiendo a causa del polvo acumulado.
-¡Crucio! – Morseferth lanzó hacia Draco
en cuanto lo tuvo en la mira. El rubio cayó de bruces, retorciéndose de dolor.
-¡No!
– Harry gritó, logrando esquivar el hechizo de Rowle.
-¡Basta!
– Blaise ordenó, no soportando ver sufrir a su amigo.
-Vamos,
pequeño. Ven a nosotros – Morseferth murmuró sin detener el ataque.
*****
-Tranquilo,
Scorpius – Hermione calmó – Tu papá está bien, Harry y Blaise están con él.
-No,
Hermy. Mi papi está en peligro – el pequeño rubio lloraba. Scorpius comenzó a sentir la preocupación de la castaña y
la incertidumbre de Neville. Y en cuestión de segundos sintió a su papá; el miedo y el dolor físico que atormentaban a
Draco lo invadieron, como si fueran parte de él.
-¡Papá!
– Gritó, mientras un haz de luz brillante lo rodeaba completamente - ¡Papá!
*****
Draco
chocó contra la pared, cayendo boca-abajo. Escupió sangre. Harry, quien lanzaba
hechizos contra Rowle y McKinnons, hacia todo lo posible para poder ayudarlo
sin resultado alguno, los mortífagos no le daban oportunidad. Morseferth apuntó
hacia el rubio.
-Vamos
traidor… ruega, pide que me detenga –
Hechizó – ¡Grita, maldito traidor! ¡Vamos!
El
rubio soportaba la maldición, no gritaba y no gritaría. El dolor cedió y quiso
aprovechar para respirar hondamente, pero un segundo ‘crucio’ más potente que el primero cayó sobre él nuevamente y esta
vez no pudo reprimir sus gritos.
-¡Draco!
– el ojiverde llamó, desesperado. Rowle aprovechó su distracción.
-¡Expulso!
– Harry salió lanzado, cayó desmayado.
-¡Basta!
– Blaise pidió.
El
rubio se levantó trabajosamente, no se daría por vencido tan fácilmente.
Morseferth sonreía complacido.
-¡Crucio!
– Lanzó nuevamente y el rubio cayó de inmediato preso de la maldición.
*****
La
luz brillante cegó momentáneamente a Hermione y Neville. Cuando tuvieron
nuevamente visión la muchacha parpadeó un par de veces antes de entender lo que
había ocurrido en ese lugar.
-¿Qué
fue eso? – Neville recorrió con su mirada la sala.
-¿Y
Scorpius?, ¿Dónde está Scorpius? – Hermione comenzó a buscar al pequeño por
todo el departamento – No está – le anunció a Neville.
-¿A
dónde pudo haber ido? – el muchacho miró fijamente a su amiga.
Granger
agrandó los ojos.
-¡No
puede ser!
*****
Draco
seguía torciéndose de dolor ante un Morseferth complacido.
-Esto
será suficiente – murmuró.
-¿Crees
que venga? – Rowle cuestionó.
-Lo
hará – Morseferth aseguró.
El
rubio dejó de convulsionar cuando el mortífago dejó de aplicarle la maldición.
Malfoy jadeó, recorriendo con su mirada la casa buscando una posible salida. Sus
esperanzas no fueron tan altas cuando descubrió a Potter desmayado al otro
lado.
McKinnons
se acercó al rubio, le apuntó, malévolo. Draco sabía lo que vendría a
continuación. El mortífago lanzó una nueva maldición.
-¡Papi!
– escuchó gritar a Scorpius y enseguida
el dolor volvió a ceder, sintió cómo una energía invadía el lugar, entre abrió
los ojos pero una luz brillante le cegó por unos momentos.
Como
pudo se medio incorporó, quedando a gatas, estaba demasiado cansado, ni
siquiera trató de simular los jadeos, su cuerpo temblaba perceptiblemente por
consecuencia de los crucios recién
lanzados.
-¿Qué
demonios fue eso? – Rowle interrogó desde el suelo.
La
luz se fue apagando lentamente, dando a conocer al pequeño bulto que estaba
frente a él.
-El
quinto elemento – Morseferth respondió, sonriendo de lado.
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