Los cinco elementos
Capitulo Veinticuatro:
Consecuencias.
Scorpius comenzó a caminar por sus alrededores observando a las personas
que se levantaban lentamente, el muchacho se dirigió hacia sus nuevos
objetivos. Llegó al lado de Rowle. Alzó una ceja.
-Muerto – anunció, parecía decepcionado. Continuó su camino.
-¿Estás bien? – Theodore ayudó a Luna a incorporarse, la muchacha en
cuanto se sentó lo abrazó fuertemente – ¿Están bien? – el muchacho preguntó a
Blaise y Kimi, quienes estaban a tan solo unos cuantos metros lejos de ellos.
-Sí – respondió el moreno, abrazando a su hija.
Scorpius sonrió complacido cuando vio a Morseferth levantarse
lentamente.
-No te hubieras molestado en levantarte – la voz del adolescente retumbó
en el lugar. Morseferth frunció el ceño – Eres tan insignificante – salpicó las
palabras, el mortífago agrandó los ojos – Desaparece – las pupilas de Scorpius
brillaron por unos instantes, segundos después, Morseferth desapareció,
literalmente – Eso fue por haber matado a mi madre.
-¿Qué le ocurre a Scorpius? – Blaise preguntó, preocupado. El
adolescente se veía tan distinto.
-Es su elemento – comunicó el ojiazul – Es mucho poder para él, su
elemento lo controla.
-Con nosotros no fue así – expresó el moreno.
-En Scorpius todo fue diferente – explicó Theodore – Pasó de tener tres
a catorce años en poco tiempo y con ello los poderes.
-Es verdad, no los obtuvo gradualmente como el resto de nosotros –
completó Luna.
Observaron al adolescente, quien conforme caminaba, a su alrededor las
cosas levitaban. Scorpius no solo lucía diferente sino que actuaba de distinta
manera a como lo hacía dos horas atrás.
-Voldemort, Voldemort… el señor tenebroso – Scorpius sonrió de lado –
No, no me gusta. Riddle, sí, ese nombre me agrada. Tom Riddle, insignificante
sangre mestiza…
Voldemort gruñó. Estaba enojado. ¡Maldito mocoso! Primero Harry Potter
con su poder misterioso del amor que su madre le había dado y por eso no lo había
dejado tocar, y ahora este maldito mocoso que osaba de un poder especial y
encima se burlaba delante de él.
-¡Estúpido, mocoso! – Voldemort le apuntó con la varita.
Scorpius hizo una señal de manotazo y enseguida el mayor cayó de
costado.
-¡Detente, Scorpius! – escuchó a lo lejos. El rubio sonrió con malicia.
Se acercó lentamente a Voldemort y éste lo miró fijamente, preocupado.
-¿Asustado, Riddle? Yo lo estaría en tu lugar – El rubio no desapareció
su sonrisa – ¿Cómo quieres morir?
-¡Tenemos que hacer algo antes que su elemento se apoderé de él! – alertó
Hermione, quien ya estaba de pie.
-¿Cómo? – Preguntó Neville, quien se levantaba con la ayuda de la
castaña – Scorpius ha levantado un campo de energía a su alrededor.
-¡Ningún mocoso logrará vencerme! – Gritó el señor oscuro – ¡Ni siquiera
el elegido logró hacerlo!
-El “Elegido” no tenía el poder que poseo – aclaró el menor – Soy el
mago más poderoso de todos los tiempos, Riddle. ¡Yo soy el verdadero elegido!
-¡Avada…! – el mago oscuro no terminó el hechizo a causa del
contraataque del menor.
-¡Detente, Scorpius! – gritó Draco, atrapado entre unos arbustos.
Theodore y Luna ayudaban al rubio a salir.
-No nos escucha, debemos actuar – propuso Luna.
Harry comenzó a levantarse lentamente, a su lado pudo ver a Ron hacer lo
mismo, más allá de éste se encontraba Draco recuperando el conocimiento.
-¡Detente, Scorpius! –El menor escuchó ser llamado con voz de Draco a
unos cuantos metros más allá de donde se encontraba él mismo.
-¿Draco? – El ojiverde parpadeó un par de veces para convencerse que sus
ojos no le mentían – ¡Hay dos Draco! – exclamó, llamando la atención de todos.
-Uno de ellos es un impostor – Theodore comunicó – Es Pansy.
-¿Parkinson? – preguntó Neville.
-¡Es metamorfomaga! – aclaró Blaise.
-¡Yo soy el verdadero Draco! – exclamó el que salió de los matorrales.
-¡Yo lo soy! – contradijo el que estaba a un lado de Potter.
Scorpius, que hasta ese momento fue consciente de su alrededor, frunció
el ceño. Observó de hito en hito a los dos Draco.
-¡Tú puedes identificarlos, Scorpius! – recordó Theodore.
En cuestión de segundos, Voldemort, aprovechando la confusión de todos,
encerró a los dos Malfoys en esferas mágicas.
-Esto es sencillo – Voldemort sonrió – Scorpius, quiero tu elemento. No
es necesario decirte qué le pasará a tu padre.
-Riddle, no sabes quién de los dos es mi padre, ni siquiera yo puedo
verlo – reconoció.
-Mataré a ambos si es necesario – amenazó el mayor.
-¡No lo hagas Scorpius! – Exclamó el Draco de la derecha – No te
preocupes por mí. Tú puedes vencerlo.
-No le hagas caso a él – rebatió el rubio de la izquierda – Te quiere
confundir, Scorpius.
-¡Hazlo de una vez, Scorpius! – Presionó Voldemort – ¡Haz el hechizo!
Ambos rubios encerrados le hablaban, confundiéndolo más.
-¡Hazlo!
Scorpius se tapó las orejas, tratando de concentrarse en lo que haría.
Lo cierto era que aunque tuviera mucho poder en el fondo era un niño pequeño
asustado y lo único que quería era a su padre a salvo.
-¡Hazlo!
-¡No lo hagas!
-¡No!
-¡Sí!
-¡BASTA! – Gritó el menor, expulsando por segunda vez una ola de energía
pura. Ambos Draco fueron liberados de sus prisiones mágicas – ¡Tú, desaparece!
– las pupilas de Scorpius brillaron intensamente y Voldemort se desvaneció
instantáneamente.
El menor cayó de rodillas, agotado. Harry y Hermione, quienes fueron los
primeros en levantarse, corrieron hasta su lado a auxiliarlo.
-¿Estás bien? – preguntó la castaña, el muchacho asintió. El cambio fue
notable, Scorpius parecía haber dominado a la perfección su elemento.
Ron y Neville apuntaron hacia los dos Draco, quienes estaban levantados
uno al lado del otro.
-¿Cómo sabremos quién es quién? – Hermione quiso saber.
-No es necesario hacer algo. Yo soy Draco Malfoy – exclamó el de la derecha.
-Ni lo sueñes, Parkinson – contradijo el otro, sosteniendo con la mano
derecha su abdomen.
-Hay un modo de comprobarlo – Harry sonrió de lado – En mi departamento,
el verdadero Draco y yo hablamos de algo muy importante en el balcón – Y no
solo habían hablado de algo importante, también se habían besado.
-Esa es fácil, Potter – el que sostenía su abdomen habló – Hablamos del
color de tu aura.
-¡Por supuesto! – Rebatió el otro – Te dije que tu aura es de color
rojo, justo como ahora.
-Exacto – el ojiverde sonrió, apuntando con su varita al Draco de la
izquierda.
-¡Potter, espera! – el rubio que sostenía su abdomen gritó – ¡Espera!
-¡Expelliarmus! – en el último
instante, el hechizo dio de lleno al Draco de la derecha.
-¡Harry! – Hermione llamó, asustada – Atacaste al que te respondió.
-Ése no era mi padre – respondió Scorpius, quien tenía una mano en el
brazo izquierdo del ojiverde.
-¿Cómo dices?
-El de la derecha es Pansy, pude ver su aura en el último segundo y era
de color negro – confesó el menor.
Neville se acercó al rubio desmayado justo en el momento en que éste
tomaba su forma original, revelando a Pansy Parkinson. El pelirrojo la encadenó
mágicamente.
-Por suerte sabía que estaba mintiendo – expresó Harry.
-¿Qué quieres decir? – Hermione frunció el ceño.
-El verdadero Draco nunca me ha dicho de qué color es mi aura, ¿cierto,
Draco? Por eso dijiste eso, para que Parkinson cayera en la trampa.
Malfoy gruñó en son de respuesta, cayó desmayado.
-¡Draco!
-¡Papá!
Todos corrieron hasta con él. Harry lo tomó entre sus brazos.
-¿Draco?
Al rubio le pesaban los parpados.
-Está herido – señaló Luna hacia el abdomen del rubio.
-Tenemos que llevarlo a San Mungo – ordenó Hermione.
-No podemos moverlo – aclaró Neville – Mandaré un patronus para que venga la ayuda.
-¿Papá? – Scorpius agarró la mano del mayor – No me dejes, papá.
-Lo siento, Scorpius – el rubio mayor hizo un gesto de dolor – Estoy muy
orgulloso de ti, hijo…
-Papá… – al menor se le llenaron los ojos de agua.
-Potter…
-¿Draco?
-Lamento no haberte dicho tu color de aura… la verdad… es que… no puedo
ver tu aura… nunca pude verla… - confesó.
Harry lo miró fijamente.
-No importa, Draco – consoló.
-No sabía del porqué… – resbaló una lágrima por su mejilla – Ahora sé
porqué nunca la vi…
-No hables, Draco – pidió el ojiverde – pronto llegará la ayuda.
-Cuida de Scorpius, Harry – el aludido agrandó los ojos, era la primera
vez que el rubio lo llamaba por su nombre.
-Scorpius…
-¿Papá?
-Cuídate mucho – el rubio cerró los ojos.
-¿Papá? ¡Papá! ¡PAPÁ!
-Draco… - musitó Harry.
Los demás estaban conmovidos por la escena. Luna y Hermione lloraban.
-¡Papá, no me dejes! ¡NO! – Scorpius abrazó a su padre, quien le había
prometido ir juntos al callejón Diagon a hacer sus compras de los útiles
escolares para Hogwarts, le prometió estar ahí para su próximo cumpleaños, le
prometió estar a su lado todo el tiempo, ¡No podía morir!
Scorpius se sintió tan indefenso, tan pequeño…
-Regresa, papá… - el menor fue rodeado por un aura lila que lentamente
comenzó a rodear a Draco.
-¿Qué estás haciendo? – Harry se alertó en cuanto se vio alejado del
cuerpo del rubio.
-Regresa a mi lado, te necesito – susurró el menor hacia su padre.
Una ligera ventisca invadió el lugar. Scorpius cerró los ojos
fuertemente mientras transfería su magia hacia su padre.
-¡Scorpius, detente! – Exclamó Theodore al percatarse lo que estaba por
hacer – ¡Puedes morir!
El rubio menor levantó un campo de protección alrededor de su padre y de
él mismo, impidiendo que los demás interfirieran en lo que estaba por hacer.
-¡Scorpius! – llamó Hermione.
El menor siguió transfiriendo magia hacia su padre. Se levantó
lentamente, sus pupilas brillaron unos segundos haciendo que la superficie en
donde se encontraba Draco se trazara el símbolo de la energía.
-Yo, Scorpius Malfoy, que con orgullo represento el Elemento de la Energía,
ofrezco voluntariamente mi magia a mi padre Draco Malfoy – se hizo un corte en
el dedo índice de la mano derecha, haciendo que la gota de sangre cayera sobre
el rostro de su padre.
El aura lila se intensificó, esta vez rodeando al rubio mayor, conforme
la magia salía del cuerpo de Scorpius, éste, literalmente, se iba encogiendo.
-¿Qué está pasando? – Harry parpadeó, confundido.
-Está renunciando a su magia – musitó Luna.
-Está regresando a ser un niño nuevamente – observó Theodore, se mordió
el labio inferior, esperaba que el menor supiera lo que estaba haciendo, si
pasaba más magia de la necesaria podría morir.
Cuando Scorpius regresó a su edad real, cayó desmayado. En cuanto el
aura dejó de rodear a Draco, éste abrió los ojos.
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N/A
Muchas gracias por leer y por sus lindos comentarios, me alegran el día
y la noche *-*
Nos leemos en el próximo capítulo que ya he subido :3
Nos estamos leyendo –si me leen por ahí, claro– “No me olvides…”, “Tu
historia fue conmigo” y “El efecto de la Luna de queso” .
Besos
PISLIB n_n
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