NUEVES MESES
Capítulo Cuatro.
Un papá en apuros
-¿Cómo has nombrado
a nuestro retoño? – frunció el ceño, levantándose de su lugar.
-Grisel y es un
bonito nombre – Ashton se cruzó de brazos.
-¿Y por qué has
tomado esa decisión sin consultarme? ¿Cuándo lo hiciste?
-Ayer, cuando
corriste como niñita asustada y me dejaste con la bebé, literalmente, solo – Ashton
se levantó de su lugar – esa fue la primer prueba, ponerle nombre al bebé, una
vez dándole nombre, dejó de llorar.
Mike se puso
colorado hasta las orejas.
-Bien, Grisel no
está tan mal, después de todo – musitó, no quería discutir sobre eso. Calum le
había recomendado no sacar al muchacho de sus casillas y Michael estaba de
acuerdo, sobre todo cuando su objetivo era sacarle esa sonrisa – veo que le has
comprado una bufanda para el cabello – dejó salir, sonriente.
-Me largo – gruñó el
castaño, dirigiéndose hacia la salida.
-¡No, espera, Ashton!
[…]
Ashton se
encontraba en el aula de edición. En ese lugar se reunían para realizar el
periódico escolar. Luke estaba redactando su artículo de “padre
desnaturalizado” mientras Ashton revisaba las fotografías que él y su amigo
habían conseguido.
-¿Y has dejado a mi sobrina con el
desnaturalizado de su padre? – preguntó Luke sin despegar la mirada del
ordenador.
-Él se ofreció, yo
no me opuse – declaró el rizado, conectando la cámara a su laptop.
-Apuesto diez
dólares a que no dura dos horas cuidando a la inocente de Grisel.
-Eso no es justo,
es una apuesta ganada – se quejó Ashton.
Luke sonrió al
igual que el rizado.
-Pss…pss – Ashton
frunció el ceño, sin despegar la mirada de la pantalla – psss…psss
-Emh… ¿Ash?
-Sí, amigo –
respondió, concentrándose en las fotos.
-Te buscan.
El aludido alzó una
ceja, viendo directamente hacia el rubio, quien a su vez le hizo una seña para
que viera hacia la puerta. Ashton desvió su mirada hasta donde señalaba Luke.
-¿Qué demonios…? – Se
levantó rápidamente, dirigiéndose hacia la persona que lo venía a buscar – Clifford…
¿Qué haces aquí? Y… ¿Qué es ese olor? – hizo una mueca de desagrado.
Michael gruñó.
No quería hablar de
ese asunto porque simplemente su orgullo ya estaba pisoteado y no quería darle
otra tunda sin haberse recuperado.
-¿Dónde está Grisel?
-La tiene Calum.
-Y Calum la
tienen... como, ¿por qué?
-Larga historia.
-Cuéntame la corta
– Ashton se cruzó de brazos, con el ceño fruncido.
-El bebé robot se
averió.
-¡¿Cómo que se
averió?! ¿Qué hiciste Clifford? – Ashton puso sus manos en jarra.
-Nada, lo juro – Mike
se exasperó – cuando me abandonaste en la cafetería, estuvo todo perfecto hasta
que la bebé comenzó a llorar, sin parar,
literalmente. Todo el mundo comenzó a enviarme miradas asesinas y tuve que huir
del lugar.
-Tal vez lloraba de
hambre… ¿le diste la bibi?
-¡Claro que se la
di! Pero no la quiso porque me vomitó – el castaño alzó una ceja… ahora comprendía
porque olía tan desagradable el muchacho.
-Entonces, tendría
frio o calor. O tal vez… ¿en dónde está? Llévame con ella – ordenó, preocupado.
-Bien…
-Luke, ahora vuelvo
– el aludido asintió. Y si no estuviera tan concentrado escribiendo el artículo
para el periódico, hubiera visto a Michael sonreír, triunfante.
Con pasos
presurosos llegaron hasta la cafetería, en donde se encontraba Calum sentado en
una mesa de la esquina mandando mensajes de textos en su celular.
-Al fin, creí que
no vendrías y me dejar… - dejó de hablar al notar la presencia de Ashton.
Frunció el ceño.
-¿Qué le hiciste a
mi bebé, Calum? – Michael corrió hasta con el bebé robot, que dormía plácidamente.
-Nada, solo le he
dado de comer.
-Te lo dije –
musitó Ashton.
-Hambre no tenia,
lloraba por otra cosa – se quejó el teñido – me vomitó encima, así que hambre
no tenía. Confiésalo Calum – gruñó.
-Lo importante es
que ya no llora – dejó salir, levantándose rápidamente. No estaba de ánimos
para lidiar con los caprichos de Mike – tengo que ir con Sofía y el pequeño Mark.
-¡No estaba
llorando por hambre! – se quejó.
-Como digas, amigo
– sonrió de lado – hasta luego, Ashton.
El muchacho asintió
sin decir palabra. Luego miró a Michael alzando una ceja.
-Si Calum
desconectó a la bebé robot, lo mato – se quejó acercándose al juguete.
-¿Por qué no la
llamas por su nombre?
-Es igual.
-¿Y bien? – Michael
se dio cuenta que su respuesta había molestado al muchacho. Pasó saliva
trabajosamente.
-Emh… Calum no la
ha desconectado – respondió cargándola, con el solo contacto la bebé robot
comenzó a llorar. Mike agrandó los ojos, alarmado. No otra vez…
El ojiverde comenzó
una especie de danza extraña, aparentemente queriendo mecer ligeramente al bebé
para calmarla, fracasando en el intento. Ashton no pudo soportar ver eso,
aunque la verdad disfrutaba internamente ver a Clifford en apuros.
-Hazlo suavemente –
recomendó, haciéndole señas cómo hacer el movimiento con un bebé imaginario. Michael
no captó el mensaje o tal vez no quería hacerlo. Se sentía tan estúpido, él
cargando un juguete y pretendiendo ser el padre,
o lo que sea, tratando de calmarlo. Eso era realmente ridículo. La sonrisa
burlona de Ashton no ayudaba mucho a la causa. Aunque lo hiciera ver adorable,
comenzaba a odiarla y si hubiera seguido probablemente Michael hubiera lanzado
al estúpido bebé robot al piso y se
hubiera largado de ese lugar mandando todo al demonio.
Ashton, al ver que Michael
lo estaba haciendo mal, rodó lo ojos. Se encaminó quedando justo detrás de él.
Pasó sus brazos alrededor de los de Michael, quedando muy juntos.
-¿Qué…? – el teñido
no supo cómo formular su pregunta.
Ashton por su lado,
siguió con la labor. Tomó los brazos de Clifford con sus manos y él mismo se
encargó de dirigir el arrullo de Michael.
-Si lo haces lento,
es mejor – Ashton susurró al oído. Michael sintió un escalofríos recorrer todo
su cuerpo – ¿lo ves?
Y era cierto, Grisel
dejó de llorar lentamente.
Michael parpadeó un
par de veces, se sentía extraño y no solo por el hecho de que Ashton seguía abrazándolo
por la espalda mientras le dirigía el arrullo sino que ese bebé robot parecía estar
embrujado, ¿Por qué solo lloraba cuando estaba con él?
Ashton se alejó
lentamente de él, Michael no pareció darse cuenta ya que estaba muy concentrado
en su labor, no quería quedar nuevamente como un idiota frente a Ashton.
-Ey… lo haces muy
bien – no solo fue el cumplido lo que hizo que Michael sintiera un cosquilleo
en su estómago. No. Fue la sonrisa. Esa sonrisa que le había visto un par de
veces y solo dirigida hacia Luke. Ahora estaba ahí. Ashton le sonreía tan
dulcemente mostrando sus precisos hoyuelos.
Toma esa, jirafa andante, Ashton me sonríe solo a mí.
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