NUEVES MESES
Capítulo Tres.
Grisel.
Ashton estaba en la
cafetería, desayunando, era un nuevo día y estaba orgulloso de lo que había
logrado en menos de 24 horas. Se atrevería a decir que era un padre
experimentado. Había logrado sobrevivir y la pequeña bebé robot parecía estar
muy bien.
-Hola, Ash – Luke
se sentó a su lado - ¿Cómo vas con tu hija?
-Muy bien, ¿Quién
necesita al idiota de Clifford? – respondió sonriente.
-Te tengo una
sorpresa – el rubio parecía emocionado – bueno, dos sorpresas.
-Dime la que te
tiene más emocionado – pidió.
-Es sobre nuestro
próximo artículo del periódico.
-¿Ya elegiste el
tema?
-Padres
desnaturalizados – sonrió mostrando todos los dientes. Ashton frunció el ceño.
-No – fue su
respuesta.
-¡Aun no te digo
todo!
-La respuesta sigue
siendo no.
-Vamos Ash…
-No expondrás a Clifford
en ese artículo.
-Creí que lo
odiabas – alzó una ceja.
-Que no lo odio –
rodó los ojos.
-Sí, sí claro – Luke
restó importancia – pero el artículo no será de él. Hablaremos sobre la materia
en general. Tendríamos mucho material. Piénsalo Ashton. Podrías hacer metáforas
sobre los problemas con bebés.
Ashton pensó mejor
la idea, no sonaba tan descabellada. Si el tema lo veían de manera metafórica,
tal vez funcionaria.
-Lo pensaré –
respondió.
-Genial – le
sonrió.
-¿Cuál es la otra
sorpresa?
-Le he comprado un
pequeño regalo a mi sobrina – Ashton se sorprendió ante la idea, al parecer su
amigo se estaba tomando muy enserio su papel de tío – ¡tarán!
-Eso es…
-Una bandana – Luke
sonrió – la compré ayer, cuando venía de regreso del trabajo. En cuanto la vi,
supe que era para mi sobrina.
Se levantó y se la
puso.
-Linda, ¿cierto? – Ash
sonrió, mostrando sus hoyuelos – de tal padre, tal hija – dejó salir orgulloso.
-¿Si sabes que es
un robot, cierto? – preguntó por las dudas
-Claro, Ash.
-Tenemos que hablar
– Michael estaba frente a ellos, asesinaba con la mirada a Luke.
-¿Escuchaste algo, Luke?
– Ashton se hizo el desentendido.
-Emh…
-Me escuchaste
perfectamente, Irwin – Michael estaba realmente decidido a no salirse de sus
casillas.
-Los dejaré a solas
– el rubio se despidió – nos vemos al rato, Ash.
-No cuentes con
ello, jirafa – susurró de tal manera
que solo el rubio escuchara.
El aludido frunció
el ceño, desconcertado. Mike sonrió, haciéndose el desentendido.
-Bien, ya que se
fue la jirafa andante… - Ashton
frunció el ceño – emh… Hemmings, hablemos.
-¿De qué? Hasta donde
sé, estás muy ocupado con tus ensayos de teatro y… ¿Qué más haces? Ah, sí,
rascarte la barriga.
-¡Yo no hago tal
cosa! – gritó, abochornado.
Ashton se cruzó de
brazos.
-Olvida eso. Solo
he venido por el bebé. Ayer tú te hiciste cargo, así que hoy me toca a mí.
-¿En serio? ¿Esa es
tu manera de criar a un bebé, decidiendo las cosas en un último momento?
-Estoy siendo
equitativo – reconoció – tengo ensayo dos días a la semana. Lunes y miércoles.
Los viernes tengo obra. Así que, tu cuidarás al bebé esos días y yo lo haré el
resto, después de todo coincide con los días en los que tienes las juntas esas
del periódico – Ashton alzó una ceja, sorprendido por la manera en que Michael
estaba al tanto de sus actividades – pero estoy abierto a cambios, si necesitas
otro día diferente a esos, puedo hacer que me disculpen en un ensayo, pero que
no sea muy seguido, soy el presidente del club pero también tengo reglas que
respetar.
-Wow, ¿tú lo
planeaste solo? – se burló.
-¡Estoy tratando de
disculparme! – gruñó entre dientes.
-Deja de tratar.
-Escucha, nos guste
o no, estamos juntos en esto. Así que, pondré de mi parte y te doy mi palabra que
no volveré a salir corriendo como lo hice ayer.
-Sí, bueno… hace
mucho que no creo en tu palabra, Clifford – Michael estaba consiente que Ashton
nunca le perdonaría lo que le había hecho un año atrás.
-Es todo lo que
tendrás. Tómala o déjala.
-No tengo opción. Así
que me arriesgaré – aceptó el rizado – te lo advierto Clifford, si llego a reprobar
esta materia por tu culpa, créeme que un baño con pintura será tu menor
preocupación.
-En mis planes no está
el reprobar, así que, guarda tus amenazas – se gruñeron un par de veces, pero
al final ambos se estrecharon las manos, en son de paz.
Michael observó al
bebé robot con curiosidad, era la primera vez que la veía a conciencia.
-Así que, es
nuestra pequeña hija, ¿Quién diría que Irwin me daría un hijo?
-No comiences, Clifford
– rodó los ojos.
-Bromeaba – sonrió.
Y era verdad. El objetivo de Mike era ver nuevamente a Ashton sonreír de esa
manera que lo había visto el día anterior. Pero hasta el momento no había tenido
éxito. Había vuelto ver esa sonrisa pero nuevamente fue dirigida hacia Luke. Michael comenzaba a
odiar encarecidamente al rubio.
-Entonces… ¿Cómo
llamaré a nuestra princesita? – El ojiverde puso una mano en la barbilla – ah,
ya sé, la llamaré…
-Grisel – Ashton
interrumpió el discurso del ojiverde.
-¿Qué?
-Se llama Grisel.
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