No ha dejado de llover
Capitulo dos.
Separación
**Cinco años
atrás**
El día de la
separación.
Mike se tambaleaba de un lado a otro. En su mano izquierda sostenía una
botella de tequila. El reloj de pared marcaba la 1 de la madrugada y él ya no tenía
lágrimas por derramar.
-Maldito, Ashton Irwin - musitó mientras daba otro sorbo a la botella.
Se dejó caer en el lugar más cercano, al menos había tenido la decencia
de desahogarse dentro de su departamento.
Al séptimo
día de la separación.
Mike se encontraba en su departamento, nuevamente estaba acompañado de
una botella de tequila.
-¡Caluuum...! Ashton es un
maldito rompe corazones... - el reloj de pared marcaba las 3 de la mañana, el
ojiverde estaba al teléfono con su amigo - ¡dile que lo odio, que desearía no
haberlo conocido nunca!
Mike colgó, satisfecho por la reciente llamada. Lo que el ojiverde no sabía
era que en realidad al que había llamado era a Ashton.
Al décimo día
de la separación.
Mike paseaba por el parque, la maldita resaca le perforaba el cerebro,
lo que hacía que su mal humor empeorara. Pero no había nada más que hacer. Tenía
que trabajar para sacar dinero y así comprar pizzas y tal vez más tequila.
Calum no le quiso dar de los suyos.
-Maldito, Ashton Idiota Irwin.
Todo era culpa de él y solo de él.
Y como si el solo pensamiento lo hubiera invocado, ahí estaba el
castaño, acompañado de ella. La
causante de su separación.
La ira, los celos y de todo un poco lo invadió. Se digirió hacia la parejita feliz.
-Tú, maldita zorra, sabes que pierdes tu tiempo con él, ¿verdad? Es gay, por más que te le regales no tienes
lo que él quiere. Un pene. Un maldito
pene en su culo – sonrío de lado al ver el efecto que causó en ellos. La muchacha
tenía un gesto de confusión total y Ashton… él, él estaba pálido, contrastaba
con el color rojo de sus ojos y nariz.
A los
dieciséis días de la separación.
Mike caminaba por las calles desiertas que conducían hacia la casa de
Ashton, Calum iba detrás de él.
-Mike, por favor... ¡Basta!
-¡Suéltame! - de un empujón, el ojiverde se zafó del agarre de su amigo.
-Ya déjalo en paz, habla con él cuando estés en tus cinco sentidos.
-¿Estas de su parte?
-Mike...
-¡El me rompió el corazón y tú te pones de su lado! ¡Eres mi amigo no de
él!
-Mike, sólo te haces daño y a él también.
-¡Déjame en paz!
Mike corrió, alejándose de Calum y con suerte un poco de dolor se
quedaría con él.
Llegó a la casa de Ashton. No había nadie, esperó un rato mientras veía
fotografías en su celular. Llegó a una en especial, fue la última que se
tomaron.
Ahí estaba él, abrazándolo. En su mirada había amor.
Lástima que ninguno de los dos lo supo conservar.
-Maldito, Ashton Irwin – susurró el ojiverde – maldita la hora en que te
conocí.
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