No ha dejado de llover
Capitulo once.
Visita
-Hoy amanecí con lluvia – musitó Ashton mientras veía la tumba frente a
él. La inscripción decía. Penélope
Lancaster 1992-2012 – te extraño…
El suave viento revoloteaba sus rizos castaños.
-¡Papiiii…! – El pequeño Tommy llegó hasta donde Ashton estaba sentado,
lo abrazó fuerte – No estés triste papi.
-Ya no lo estoy – suspiró el aroma del pequeño - ¿Quién te ha traído?
-El tío Luke – señaló al rubio, quien se encontraba recargado del auto
mientras hablaba por el celular, Ashton supuso que era con Calum.
-Vamos a casa.
-¿Podemos comer un helado antes? – pidió.
-Por supuesto – le sonrió.
Al pequeño le brillaron los ojos marrones. Esos ojos que tanto le
recordaban a su madre Anne.
Cuando llegaron al auto, Luke ya había dejado de hablar. Ashton
aseguraba con el cinturón a su hijo.
-¿Todo bien, amigo? – preguntó en cuanto el castaño entró al asiento del
copiloto.
-Lo estaré – le sonrió de lado.
[…]
Ashton dormía profundamente. Ese día era su descanso y el pequeño Tommy
había ido de paseo desde temprano con Luke y Calum. Estaba soñando con Penny y
Tommy, luego aparecía Luke y Calum… y por ultimo Michael. No le agradaba el
rumbo que iba tomando su sueño, por suerte algo comenzó a despertarlo. Sintió
una caricia en su mejilla izquierda, trató de quitar con su mano aquello que le
provocaba tal sensación, pero era inútil, algo o alguien se empeñaba en
acariciarlo.
-Basta, Luke – gruñó. Generalmente su amigo rubio era el que lo
despertaba de esa manera. Sin embargo; hizo caso omiso, siguieron
acariciándolo. Ashton abrió los ojos lentamente. Reconoció al instante a su
acompañante, quien le sonreía. Definitivamente ese no era Luke.
El castaño agrandó los ojos en demasía, fue tanta su sorpresa al reconocer
al invasor de su intimidad que al querer alejarse de él, cayó al suelo,
golpeándose la cabeza en el proceso.
-¿Cómo demonios entraste? – interrogó, espantado.
El intruso le señaló hacia la ventana, la cual estaba abierta.
-Tenemos que hablar – anunció, dando un paso hacia Ashton, quien retrocedió
casi al instante.
-Lárgate, Michael – pidió.
-No lo haré. Tenemos que aclarar muchas cosas.
-¿Por qué? ¿Por qué ahora? – su mirada era de súplica. Lo cierto era que
no quería más dolor en su vida, ver a Michael le causaba daño.
El teñido se acercó lentamente, por más que Ashton hizo todo lo posible
por alejarse no pudo, Michael terminó acorralándolo entre él y la pared. El
castaño cerró fuertemente los ojos cuando el ojiverde pegó su frente con la
suya. El aliento de ambos confundiéndose lentamente.
Frente con frente. Nariz con nariz. Michael fue acercando sus labios con
los del castaño.
-Lo lamento, Ashton – sus labios rosándose.
Después de esas palabras todo se fue al demonio.
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