sábado, 14 de mayo de 2016

Capitulo once. Visita

No ha dejado de llover


Capitulo once. 

Visita


-Hoy amanecí con lluvia – musitó Ashton mientras veía la tumba frente a él. La inscripción decía. Penélope Lancaster 1992-2012 – te extraño…
El suave viento revoloteaba sus rizos castaños.
-¡Papiiii…! – El pequeño Tommy llegó hasta donde Ashton estaba sentado, lo abrazó fuerte – No estés triste papi.
-Ya no lo estoy – suspiró el aroma del pequeño - ¿Quién te ha traído?
-El tío Luke – señaló al rubio, quien se encontraba recargado del auto mientras hablaba por el celular, Ashton supuso que era con Calum.
-Vamos a casa.
-¿Podemos comer un helado antes? – pidió.
-Por supuesto – le sonrió.
Al pequeño le brillaron los ojos marrones. Esos ojos que tanto le recordaban a su madre Anne.
Cuando llegaron al auto, Luke ya había dejado de hablar. Ashton aseguraba con el cinturón a su hijo.
-¿Todo bien, amigo? – preguntó en cuanto el castaño entró al asiento del copiloto.
-Lo estaré – le sonrió de lado.

[…]

Ashton dormía profundamente. Ese día era su descanso y el pequeño Tommy había ido de paseo desde temprano con Luke y Calum. Estaba soñando con Penny y Tommy, luego aparecía Luke y Calum… y por ultimo Michael. No le agradaba el rumbo que iba tomando su sueño, por suerte algo comenzó a despertarlo. Sintió una caricia en su mejilla izquierda, trató de quitar con su mano aquello que le provocaba tal sensación, pero era inútil, algo o alguien se empeñaba en acariciarlo.
-Basta, Luke – gruñó. Generalmente su amigo rubio era el que lo despertaba de esa manera. Sin embargo; hizo caso omiso, siguieron acariciándolo. Ashton abrió los ojos lentamente. Reconoció al instante a su acompañante, quien le sonreía. Definitivamente ese no era Luke.
El castaño agrandó los ojos en demasía, fue tanta su sorpresa al reconocer al invasor de su intimidad que al querer alejarse de él, cayó al suelo, golpeándose la cabeza en el proceso.
-¿Cómo demonios entraste? – interrogó, espantado.
El intruso le señaló hacia la ventana, la cual estaba abierta.
-Tenemos que hablar – anunció, dando un paso hacia Ashton, quien retrocedió casi al instante.
-Lárgate, Michael – pidió.
-No lo haré. Tenemos que aclarar muchas cosas.
-¿Por qué? ¿Por qué ahora? – su mirada era de súplica. Lo cierto era que no quería más dolor en su vida, ver a Michael le causaba daño.
El teñido se acercó lentamente, por más que Ashton hizo todo lo posible por alejarse no pudo, Michael terminó acorralándolo entre él y la pared. El castaño cerró fuertemente los ojos cuando el ojiverde pegó su frente con la suya. El aliento de ambos confundiéndose lentamente.
Frente con frente. Nariz con nariz. Michael fue acercando sus labios con los del castaño.
-Lo lamento, Ashton – sus labios rosándose.
Después de esas palabras todo se fue al demonio. 



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