domingo, 14 de abril de 2019

Capitulo Veinte: Cara a Cara


Nueve meses


Capitulo Veinte: 

Cara a Cara


-Hice algo que los demás catalogarían como malo – Thomas confesó a la mujer que estaba frente a él – pero yo no lo creo así. Le hice un favor. Necesitaba un cambio.
-¿Qué hiciste Thomas?
-Le hice un nuevo corte de cabello a Fletcher mientras dormía – sonrió de lado – lo volvería hacer, pero supongo que esperaré hasta que le vuelva crecer.
-Thomas.
-No me arrepiento, jamás lo haré – el muchacho caminaba de un lado a otro dentro de la oficina – desearía que se fuera de mi vida.
-En realidad tú no quieres eso…
-¡Por supuesto que sí! – dejó de caminar, la miró furioso – ¡Que se largue con su padre y que deje al mío en paz!
-El amor de un padre a un hijo no se quita, Thomas – la mujer quiso razonar con él – Así como la madre de Fletcher se ha acercado a ti, tu padre lo ha hecho con él.
El de lentes frunció el ceño. Era cierto que Anne estaba al pendiente de ambos, pero con él, a pesar de no querer hacerlo, logró encariñarlo. Thomas sentía que podía querer a Anne como una especie de ángel que su madre mandó de algún lugar. Pero su caso era diferente. Su madre había muerto, el padre de Fletcher no. Su padre seguía vivo y estaba en algún lugar. Mantenían contacto. No tenía derecho a robarle tiempo de su padre.
-¡Él tiene el suyo! ¡Que se largue o mejor aún que se MUERA! – salió furioso.
[…]
-Si le digo a Thomas que estoy enamorado de él… tal vez deje de molestar a Ashton y…
-No creo que esa sea la mejor solución, Mike – Calum confesó.
-¿Entonces cuál? – preguntó.
-No lo sé – se sentó a su lado, estaban en su habitación. Estaba cansado, había tenido entrenamiento y esa conversación moría con cada minuto que pasaba – Te dije que es mejor que hablen y aclaren las cosas.
-Pero… no sé cómo sentirme – Mike hizo pucheros – desearía que el que me quisiera fuera Ashton y no Thomas.
-No todo se puede en esta vida – Calum se encogió de hombros.
-Lo dices porque Sofía te ha rechazado, ¿cierto? – frunció el ceño. Calum alzó una ceja.
-No lo ha hecho – refunfuñó, levantándose – me ha dicho que lo pensará, es muy diferente.
Mike comenzó a sacar sus cosas para realizar el trabajo final de Cuidados Maternos.
-¿Crees que el próximo trimestre seguiremos cuidando a bebés robots?
-No lo sé – Calum comenzó a desvestirse – el profesor dijo que cada trimestre serían actividades diferentes.
-Espero que sí. Me gusta trabajar con Ashton… - miró detenidamente el libro que tenía en sus manos – tengo que hacer las paces con él.
-Esta situación hasta parece telenovela – soltó, antes de salir e irse a la ducha.
[…]
Al parecer ese no era su día y todo empeoraba conforme avanzaba. Ashton entró furioso a su habitación. Vio las cosas de Thomas y en verdad quería romperlas o escondérselas o usar pica-pica o hacerle todo lo que alguna vez él le hizo. No lo hizo. ¿Qué ganaría? Era un círculo vicioso de venganza vs venganza.
Quería entender a Thomas, en verdad quería hacerlo pero no lograba descifrarlo. El muchacho no se dejaba siquiera que se le acercara. En una ocasión le ofreció su amistad y en cambio recibió un baño de pintura. Tiempo después lo volvió a intentar y al día siguiente toda su ropa había desaparecido. Propuso hacer las paces y digamos que el pica-pica en su ropa le dio a entender que Thomas no quería ningún tipo de relación con él. Ashton dejó de insistir. 
[…]
-¿Por qué no aceptas que tu padre es feliz con mi madre? – Reclamó Ashton – Déjalos ser felices.
-Nunca dejaré que mi padre olvide a mi madre – confesó - ¡Nadie puede ocupar su lugar!
-¡Y nadie lo hará! – Ashton alzó los brazos – Tu padre y tú merecen ser felices, de tener una familia.
-¡Yo no te quiero en mi familia! – lo empujó. Ashton bajó la mirada.
-A mí tampoco me lo consultaron – musitó – mi madre es feliz y eso… eso el único que me importa.
Anne fue la razón por la que dejó de discutir con Fletcher frente a sus padres. Ella era buena y no tenía la culpa de tener un hijo tan detestable. ¿En realidad lo era? Thomas sacudió la cabeza.
-Claro que lo es – murmuró, pero no entendía porque demonios lloraba - ¡Basta! – secó las lágrimas y salió del aula vacía.
Su cabeza era un lío. Estaba considerando dejar de ir a las sesiones con la psicóloga, lejos de ayudar solo empeoraba las cosas.
 -Desearía que se fuera de mi vida.
-En realidad tú no quieres eso…
¡Claro que eso quería! No soportaba al chico, no lo quería en su familia ni en su vida. ¿Por qué se empeñan en ponerlo siempre a su lado? ¿Por qué en su familia? ¿Por qué en su colegio? ¿Por qué demonios en su misma habitación? ¿Por qué su mejor amigo se había enamorado de él? ¡¿Por qué?!
Cuando entró a la habitación no esperaba encontrar al rizado. Lo observó detenidamente. Su cabello era un desastre. Siempre se metía con sus cosas, pero jamás había intentado contra su persona.
-¡Tú! – Ashton estaba furioso, se le acercó y lo empujó contra la puerta. Thomas no prestó atención a lo que le decía, se dejó hacer. Tal vez se merecía lo que le decía, tal vez…
-Si no eres feliz deberías irte con tu padre – salpicó. Desde tiempo atrás quería decírselo pero no se había prestado la ocasión.
Ashton apretó los puños.
-Yo no sé quién es mi padre – Thomas frunció el ceño – abandonó a  mi  madre cuando cumplí un año… - Ashton miraba a todos lados menos al chico que tenía frente a él – nunca se interesó en nosotros así que… yo tampoco me interesé en él.
El de lentes no dijo nada, no sabía esa parte de la historia. En realidad nunca le importó saber más sobre el rizado.
-Cuando mi madre se casó con tu padre… fue lo más parecido a una “familia completa” que he tenido, tal vez me emocioné más de la cuenta al comienzo, pero crecí sin un padre y… yo no pretendía que… - Ashton se trabó con sus propias palabras, retrocedió lentamente. De pronto se sentía tan vacío y expuesto.
-Eres patético Fletcher – soltó Thomas – ni tu propio padre te quiere. ¿Sabes? No deberías existir. Tal vez muerto le harías un favor al mundo.
El rizado lo miró fijamente.
-Tal vez lo haga… - musitó. Ashton salió de la habitación.
A Thomas le invadió un escalofrío cuando Ashton pasó por su lado para salir de la habitación. Por lo general, el rizado ignoraba sus agresiones o le respondía de igual manera, pero esta vez, había aceptado su petición. Y por alguna extraña razón, eso le molestó.






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